Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

By your Side|| KaiSoo por Mimi Shim

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Oneshot creado para el reto KaiSoo´sHalloweenChallenge organizado por 100Eclipses

Cuando regresó de aquel pequeño viaje tuvo la certeza de dos cosas:

La primera era que estaba tremendamente agotado pero completamente satisfecho, había perdido casi tres semanas de clases; pero no cualquiera tenía el privilegio de asistir a un taller con  Anastasia Kolegova. Si corría con suerte podría realizar un intercambio directamente con la escuela Bolshói y tal vez aunque fuese soñar demasiado, llegar por ese medio a escalar posición como un bailarín destacado tal como Yan Godovsku.

 

Lo segundo era menos grato de saber…

 

Dado que durante el periodo del taller acumuló una gran cantidad de inasistencias en su clase de literatura, estaba a punto de obtener una peligrosa nota roja. Peligrosa por partida doble ya que jamás en toda su vida académica había obtenido una calificación que estuviese por debajo de lo excelente. Esto además de manchar su impoluto expediente estudiantil le traería problemas para conseguir su traslado a la más grande escuela de Ballet en Rusia cuando el momento llegara.

Y aquello era un lujo que no podía permitirse. No si en sus manos –y cerebro- estaba remediarlo.

 

Suspiró concentrado en su camino a la vieja biblioteca situada en el ala este de la universidad, era temprano aun y aunque llevaba por lo menos tres capas de ropa sobre su cuerpo sentía el frío calarle duramente, los huesos de sus pies crujían dolorosamente y sus dientes castañeaban. Para él era claro que el temblor en sus manos se debía a esas benditas temperaturas bajo cero y no a lo que TaeMin le había contado minutos antes. Era tonto preocuparse por las leyendas o rumores que corrieran en la facultad. ¿Qué escuela no tenía cuentos sobre alumnos o profesores que habían muerto dentro de las instalaciones y gozaban de aterrorizar alumnos? Durante toda su vida estudiantil escuchó cientos de historias relacionadas con sucesos extraños, sin embargo jamás presenció algún hecho anormal o paranormal en todo caso.

Nunca le había pasado nada, y tenía claro que si cuando era un mocoso crédulo jamás se amedrentó ante fantasmas o monstruos bajo su cama, no tendría que hacerlo ahora que era todo un hombre a sus gloriosos diecinueve años.

Además, un fantasma no sería impedimento suficiente como para no terminar aquel ensayo que le ayudaría a recuperar su nota. Ya podría venir Satán o Lucifer a traerle chocolate caliente que por nada del mundo se iba a detener. Instantes después, al visualizar el edificio tuvo que admitir muy a su pesar  que el panorama que se presentaba ante sus ojos en ese instante era un tanto desalentador –por aferrarse a no llamarlo aterrador-.

La biblioteca ubicada en la facultad de letras era casi tan vieja como sus tatarabuelos. La fachada no tenía un color reconocible, la gran puerta de madera estaba algo carcomida y no la habían remodelado jamás, plus el que tampoco era tan concurrida como las de otras facultades. Él nunca había necesitado acercarse al edificio, todo lo que necesitaba lo tenía descargado en algún formato digital o guardado en los estantes de su casa. El problema al que se enfrentaba era uno distinto…

A pesar de que siempre tenía sobresalientes en sus calificaciones, Kim JongIn siempre, siempre, estaba distraído. Si se sentaba junto a la ventana, se embobaba con el paisaje; si estaba con sus amigos, jamás dejaba de hablar, y si estaba solo se dedicaba por entero a sus redes sociales. No es que no prestara atención, sino que sin temor a sonar arrogante, todo lo pillaba a la primera.

Actualmente no podía sucumbir a ningún tipo de distracción. Por ello decidió sin más aislarse de todo y de todos, tomó un cuaderno, un bolígrafo de su casillero y toda su paciencia para dirigirse a ese edificio que ni siquiera tenía calefacción…

 

Mucho menos Wi-Fi.

 

Sin remedio alguno, buscó con ayuda de la anciana bibliotecaria los libros que le ayudarían en sus deberes. Optó por una mesa en el rincón más alejado del edificio, estaba al costado de la sección de literatura universal, si necesitaba algo más sólo tendría que levantarse y acercarse a los estantes.

 

Practicidad ante todo, así podría irse cuanto antes.

 

 

 

JonIn estaba concentrado escribiendo, citando y borrando en su cuaderno mientras encontraba las palabras correctas para realizar su trabajo final ¿Era posible que hiciera aún más frío adentro del edificio que afuera con montones de nieve? Octubre estaba siendo cruel ¡Ni siquiera era invierno y todo el mundo ya tenía los traseros congelados!

Ocupado en soplar vaho sobre sus entumecidas manos, apenas notó que no era el único en aquella mesa. Dejó salir un quejido nada propio de un varonil estudiante y aun sin mediar palabra alguna observó curioso al estudiante que estaba concentrado en lo que parecía ser una recopilación de Poe. Al no recibir más que una mirada sobre el libro de la persona al otro lado de la mesa se encogió en su sitio y sin más siguió con lo suyo.

No era el momento de sociabilizar y sobre todo no podía retrasarse más con aquella tarea.

En cierta medida resultó bastante bien ignorar a un posible compañero de carrera.– Quizá de nuevo ingreso ya que nunca lo había visto-.

 

Ya había adelantado bastante y era hora de tomarse sus cinco minutos para no saturar su cabeza.

Quizá fue no fue consciente de cuánto tiempo pudo haberse quedado mirando a aquel chico esperando algún tipo de interacción.

 

-¿Estás tomando algún curso de literatura o estás aquí por placer? ¿De qué carrera eres? Mi nombre es Kim JongIn.- Al no obtener respuesta por medio de su insistente mirada decidió preguntar, total, nada perdía haciendo un amigo más. Sonrió cuando aquel chico bajó el ejemplar de “Narraciones extraordinarias” y lo miró.-

-En realidad estoy aquí por placer, ésta edición no está en cualquier biblioteca y la cita con mi asesor de tesis terminó antes de lo planeado, y estoy en literatura, por cierto. -

 

JongIn abrió los ojos estupefacto. ¡Aquel chico no podía ser mucho mayor que él para estar hablando de un proyecto terminal! Además tenía conocidos en cursos superiores al suyo y jamás lo había visto. Bueno, no es que realmente conociera a todo el mundo, pero estaba seguro de que una persona con rasgos tan peculiares no habría escapado de su radar tan fácilmente. Mucho menos cuando se vio atrapado por el atractivo –aunque un poco aniñado- rostro de su interlocutor. Su piel se erizó tal vez por el frío del edificio, sin embargo en aquel instante prefirió omitir que probablemente era por aquella mirada intensamente negra sobre su persona. – Oh vaya nunca te había visto por el campus o en algún lugar en la facultad.-

-No suelo salir mucho de aquí estos días… Veo que tienes un proyecto importante, “El jardín de los cerezos” es bastante más complejo de lo que parece si me permites decirlo;  y si estás en clase con el doctor Shin, lo mejor será que te concentres en el enfoque político, económico y social que a la estructura teatral clásica en las obras de Chéjov.

-Supongo que entonces estoy a salvo. Ya que en mi ensayo abordo ese contexto, pensé que era algo bastante aburrido y no quería caer en lo tradicional, creo que recibir el consejo de un alumno con más experiencia es mucho mejor que ir a ciegas con un trabajo que valdrá más de la mitad de mi nota final. Muchas gracias.- JongIn lo había visto sonreír y no pudo evitar el acto reflejo que apareció en sus labios devolviendo el gesto. La sonrisa de aquel sumbae era preciosa en aquellos peculiares labios, incluso podía admitir que le dejaba una extraña sensación de déjà vu.

 

-Tal vez es hora de que te marches JongIn, ya es tarde y supongo que tienes que pasar tus notas al ordenador. Lamento haberte distraído.

-¡Oh no! Fue un alivio poder conversar con alguien. Incluso te tomaste la molestia de revisar mis apuntes. Creo que te debo algo más que un simple gracias KyungSoo-hyung. Si… Si tienes tiempo un día de éstos ¿Te gustaría salir por café?-

-Me encantaría ir por un café contigo JongIn-ah pero la verdad no suelo salir mucho. No tengo… No tengo tiempo libre y…-

-Entonces veámonos aquí. Mi club de danza termina todos los días a las 3:00 pm. No son más de diez minutos de allá hasta acá. Podrías darme tu número y los días en los que tu cita con tu asesor termine temprano podemos charlar un rato.-

Él nunca había insistido tanto por una cita, ni siquiera le había pasado por la mente realmente querer salir con aquel chico de grandes ojos. Sin embargo las horas pasaron tan rápido con su nuevo… “conocido” que en realidad quería volverlo a ver sin importar qué. Era extraño y algo loco, pero necesitaba más de esas pláticas que involucraban todo y nada.

 

-Siempre que quieras venir aquí estaré JongIn-ah. Ahora debes irte, estás temblando y el clima cada vez está peor.-

-Sí, es un poco tarde. Probablemente es hora de irnos.-Se despidió de la anciana a cargo de la biblioteca y se despidió de KyungSoo en la puerta principal de la universidad. Sin duda a pesar de tener un trabajo tan demandante por entregar le había dejado algo bueno.

 

Un nuevo amigo.

 

 

 

 

No se sorprendió por la MB en aquel trabajo al final del curso, en honor a la verdad, cuando el doctor Shin le entregó la nota llena de buenos comentarios sólo pudo sonreír y recordar a KyunSoo. Aquel chico bajito y pálido que pasaba sus horas muertas en la anticuada biblioteca de la facultad. Había hecho una costumbre salir corriendo del salón de danza en cuanto la clase terminaba.

Apenas se despedía de sus compañeros cuando tomaba su maleta y se apresuraba sólo cambiándose las medias puntas por sus converse antes de salir, correr por cinco largos minutos y adentrarse en la biblioteca saludando bajito a la encargada.

 

Esa fue su rutina por dos años seguidos, se sentía orgulloso de decir que incluso en sus citas en la biblioteca tenía un record de asistencia y puntualidad. Fueron cuatro semestres en los que pasó largas horas dentro del edificio más viejo y frío de la universidad, charlando primero en susurros y después con palabras calmadas o risas estruendosas. La HyeSun la vieja bibliotecaria jamás le llamó la atención, y tampoco le cuestionó todas esas horas muertas en la última fila; esa que estaba junto a la zona literaria, aquella que se había convertido en una improvisada casa de citas; a veces con café que la anciana le proveía, otras sólo con miradas cómplices, como si ella supiera... Algo más.

Ese “algo” que lo mantenía unido a KyungSoo y que día con día lo acercaba más a aquel chico.

Pronto sus amigos se cansaron de insistir en salidas de rutina a algún lugar, y pese a que los había dejado de lado por mucho tiempo ya; la mayoría de ellos entendió que Kim JongIn simplemente estaba enfocado en conseguir aquella beca que lo llevara a cumplir sus sueños. Jamás imaginaron que bastante tiempo atrás ese había dejado de ser el interés de Kim.

JongIn nunca se cuestionó el por qué sólo podía ver a su hyung ahí. Le agradaba pasar horas y horas en las que aunque hubiera grandes pláticas hacía sus deberes y conocía a ese chico que llenaba su mente, y provocaba que su corazón quisiera salir de su caja torácica cada vez que sus miradas se conectaban sin contar el tiempo. Odiaba las vacaciones, detestaba los días feriados y muchas veces deseó quitarle el empleo a HyeSun, así podría pasar tantas horas como le placiera sin tener que irse tan pronto.

 

 

 

***********************

 

 

 

KyungSoo no había querido permanecer en casa después de su muerte. Él había amado a su familia tanto, que no se atrevió a ser una pesada carga en los corazones de aquellos con los que vivió toda su vida. Cuando fue consciente de las lágrimas que sus seres amados derramaban frente a una lápida con su nombre, no pudo apegarse a su hogar en su “nueva vida como no vivo”. Él no conoció otra cosa que su casa y las escuelas. Había sido un estudiante modelo, sus notas eran una oda a la perfección. No que fuera engreído sobre eso, pero siempre que hubiera un lugar donde pudiera conocer o aprender algo ahí estaba. Sus amigos eran contadas personas, la gran mayoría de edades superiores a la de él.

KyungSoo jamás dejó algo inconcluso en toda su vida; ni puzles, ni tareas. Y fue en ese momento en el que entendió que “su asunto pendiente” en el mundo terrenal era aquella cita a la que no pudo llegar.

Su tesis, en la que había trabajado durante año y medio y de la que no supo la crítica final de su asesor, gracias a la volcadura del bus que lo llevaba a diario a la facultad. Cuando lo notó, su alma estaba arraigada a la vieja biblioteca acompañado únicamente por cientos de libros viejos y aquella vieja bibliotecaria que no se inmutaba cuando llegaba a verlo.

Casi sin darse cuenta los años pasaron, era apenas consciente de ello ya que siempre en la fecha de su muerte encontraba una pequeña ofrenda junto al escritorio de la anciana HyeSun. Ella se tomaba la molestia de preparar un pequeño altar en su honor y él sólo podía agradecerle ayudando hasta donde sus capacidades como alma en pena le permitían.

Todo había estado bien en esos años, nadie molestaba mucho y él podía leer una y otra vez aquellos libros saturados de mundos y tiempos distantes. Quizá no estaba descansando en paz en el cielo, paraíso o nirvana, pero estar rodeado de pastas de cuero y viejas páginas casi se sentía como la gloria.

 

O eso había pensado, hasta que estuvo sentado frente a un chico con toneladas de ropa, un gesto de concentración y un tomo de “Los cerezos de Chéjov”.

 

Nadie salvo HyeSun le había hablado en años, muchos lo ignoraban y otros tantos quizá no podían verlo. Pero JongIn lo había mirado, interrogado, sonreído y…

 

Enamorado.

 

Era ridículo, en los 22 años en los que vivió jamás se sintió como se sentía ahora. Nunca anheló poder tocar a nadie como anhelaba tocar a JongIn. ¡Y era absurdo, su corazón había dejado de latir hace años y él claramente podía sentir una arritmia en su pecho cada que el chico bailarín llegaba a su mesa!

Diario lo sentía llegar casi a la misma hora, durante seis días a la semana se encontraba con “Kai” el bailarín más talentoso del taller de danza clásica –según palabras de la misma HyeSun- y pasaban horas charlando sobre música, sobre arte, sobre la vida de cada uno, o más bien él compartía los recuerdos distantes de su corta vida y escuchaba las aventuras del moreno bailarin.

KyungSoo quiso creer que la ironía de sentirse tan vivo en esos momentos era una especie de burla cruel del destino.

Cuando los periodos vacacionales iniciaban, su alma literalmente penaba por todo el campus extrañando al chico con pies de pluma. Sintiendo que no era correcto engancharse de su presencia ni gastarle su tiempo. JongIn tenía grandes sueños como él alguna vez los tuvo. Ese chico no iba a quedarse en la universidad para siempre, mucho menos en Corea. Y si era honesto, esto lo asustaba más de lo que la propia muerte llegó a hacerlo.

JongIn se había convertido en su persona especial, era un tonto fantasma enamorado de un hermoso hombre al que el vigor de la vida le daba lo mejor conforme pasaba el tiempo. Pronto perdió la cuenta de las veces en las que deseo poder acercarse a su cuerpo sin provocarle escalofríos. Y más pronto aún se resignó a aceptar lo mucho que le dolería perder todos aquellos valiosos momentos en los que él podía verse reflejado en las pupilas marrones de su amigo.

Él ya no podía llorar, sin embargo HyeSun, le había dicho que entre más triste se sentía, más frío hacía en aquel edificio.

 

Frío, como lo era su toque.

Frío, como el que sentiría una vez que JongIn se fuera para siempre.

 

 

Esa tarde supo que algo iba a cambiar.

 

 

 

JongIn se había retrasado por más de media hora y a pesar de que inicialmente se había preocupado, con alivio en cuanto escuchó las pisadas apresuradas del bailarín, pudo jurar que “respiró” tranquilo, como hace mucho no lo sentía.

 

No duró mucho sin embargo.

 

JongIn se iba.

 

Era obvio, sus notas habían sido perfectas durante la carrera y aquella beca por la que peleaba había sido dada. JongIn se iría a Rusia a bailar con sus pies de pluma al son del viento. En algún momento dejó de escuchar y solo pudo sentir –porque juraba que aún sentía- como lentamente se estaba desvaneciendo en aquel mismo lugar.

 

-¿KyunSoo? ¿Puedes escucharme? ¿Qué pasa?.- Nada no pasaba nada por que ni él mismo lo entendía.-

 

-Felicidades, esto es lo que has estado soñando toda tu vida. Me alegro tanto de que por fin puedas ir a donde perteneces, que bueno que se te ocurrió tomar la lengua antes de irte, no tendrás muchos problemas JongIn… O mejor dicho, Kai, el hombre con alas en los pies.-

 

-No has escuchado nada de lo que te he estado diciendo estos últimos dos minutos Soo.- No quería, quiso decir. Porque suficientemente doloroso era asimilarlo por sí mismo.-

 

-Escuché que te dieron la beca y que te vas en una semana, lo escuché bien…-

 

-No KyungSoo, no me escuchaste. Te estaba pidiendo que vinieras conmigo, no quiero irme sin ti.- ¿Qué?.-

 

-JongIn no puedo, yo no puedo irme contigo… yo, hay algo que debes saber sobre mi...-

 

-Yolo sé KyungSoo. Lo sé desde hace tiempo.-

 

-Tú sabes que yo…-

 

-Sé que llevas muerto cerca de 7 años. Sé que eras el mejor alumno que el doctor Shin jamás tendrá. Sé que tu autobús se volcó y que falleciste en una ambulancia rumbo al hospital. Sé que tu fotografía está en la vitrina donde se exhiben trofeos y reconocimientos en la rectoría. ¡Por Dios KyungSoo llevo dos años viéndote con la misma ropa! ¡Pero sobre todo sé que estoy jodidamente enamorado de ti y que no puedo irme a cientos de kilómetros sabiendo que no voy a verte más!

-JongIn lo siento… Siento mucho no haberte dicho. Yo no puedo irme de aquí. Estoy condenado a estar aquí hasta el fin de los tiempos o hasta que sea un vestigio que se olvidó del por qué se quedó aquí y que no fue a donde debió ir en primer lugar.-

 

-No.

 

-Jong…

 

-¡NO! ¡No KyungSoo! ¡Quieres quedarte aquí para siempre, bien hazlo pero no te excuses con que esperas que tu asunto sin resolver se resuelva desde aquí! ¡¿Quieres saber qué pasó con tu trabajo final?! ¡Bien! ¡Tu tesis fue publicada como obra póstuma! ¡Un libro que tu adorado Doctor Shin nos obliga a leer para aprender de ti! ¡Y no puedes decir que no lo sabías! No cuando hace un año la traje aquí aunque mi corazón estuviera sangrando al saber que podría no verte más, estoy seguro de que la reconociste, la leíste, incluso sonreíste al leer la dedicatoria que había para ti por parte de tu asesor!.-

 

-Entonces… ¿Por qué no me fui? ¿Por qué sigo aquí?.-

 

-¡Porque ahora tu asunto pendiente soy yo! KyungSoo no puedes irte mientras yo te piense día y noche, no puedes dejar este mundo porque entonces mi alma quedaría varada aquí mismo lejos de mi cuerpo. Si te vas… si te vas yo no podría continuar con mi vida. Es estúpido y egoísta que no te deje ir, es terrible y nefasto que te niegue tu descanso, pero es aún peor que te deje ir sabiendo que ni siquiera eso vas a conseguir. Tu alma se enredó en la mía… Y yo no puedo, te juro que no podría vivir sin ti, dime que no te has dado cuenta o atrévete a negarlo y te aseguro que te estarás mintiendo.-

 

-…

 

************************************

 

 

 

 

-¡Colette cuántas veces te he dicho que no puedes llegar tarde a clase! Si no calientas podrías lastimarte. ¡Si sigues con esa actitud, te juro que la prima no serás tú sino Babette!

 

- Le prometo ma chère maîtresse Kai*, que llegaré temprano si usted acepta salir conmigo a bailar al “Moon dance” y me acepta un trago…-

 

-Puedes despedirte entonces de ser la prima ballerina de esta temporada. Te he dicho desde hace más de un año que este viejo bailarín retirado no va a salir contigo. Deberías buscar a un chico que sea joven y que esté interesado en chicas lindas como tú. Ahora por favor quiero que te quedes el doble de minutos que has llegado tarde en quinta.-

 

-¡No! ¡Prometo que no vuelvo a llegar tarde!...-

 

-Bueno entonces que sean veinte minutos en arabesque*.

 

 

 

Kai escucho a sus alumnas reír y seguir con la práctica. Decidió ir por un momento ir a casa. Necesitaba despejarse por lo menos cinco minutos antes de regresar a supervisar la coreografía que estaba montado. Una vez dejó el estudio que se ubicaba al frente en la parte inferior de su casa se tumbó en el diván de la salita de estar. Suspiró más por costumbre que por cansancio y sonrió al sentir su piel helarse bajo su leotardo.

 

-¿Acaso estás celoso de nuevo…?

 

-¿Celoso? No sé quién te crees Kim JongIn pero yo no tengo esa clase de sentimientos, de hecho no tengo sentimientos desde hace muchos años ya…-

 

JongIn sonrió como la primera vez que viera a KyungSoo años atrás cuando aún era un estudiante universitario.

 

-¿Sabes que no me molestaría que salieras con alguien, cierto? Puedes tener algún affair* de vez en cuando, incluso puedes… puedes casarte y tener una familia. No tienes que detenerte por mí. Además esa chica es linda, creo que no se va a dar por vencida pronto.

 

-Lo sé, sé que soy irresistible…-

 

-JongIn… yo podría esperarte del otro lado si me lo pidieras, lo sabes.

 

-Bueno soy guapo esa es la verdad. Y también es verdad que no estoy interesado en salir con ella o con otra persona en realidad. Mi familia está en Seúl a miles de kilómetros de aquí. KyungSoo, yo no podría amarla a ella o a nadie porque te amo a ti. Y sé que a pesar de decir que estarías bien si yo tengo un affair, odiarías verme con alguien más porque me amas. Porque así como yo no pude dejarte en esa biblioteca años atrás, tú no puedes dejar de sentir lo que sientes aún si eres un fantasma, un alma en pena o un demonio. Yo no quiero que me esperes al otro lado. Cuando muera, hoy, mañana o en cincuenta años, iré contigo porque así como tu alma está atada a la tierra con mi corazón y mi vida, mi alma estará atada a tu ser por toda la eternidad donde quiera que nos toque estar. Siempre voy a estar a tu lado Soo, porque siempre no es una palabra inocua, siempre es la promesa de lo eterno que nos hace felices porque nadie más que nosotros tiene la oportunidad saber con certeza que existe,  tú eres y serás la persona más importante para mí, en la vida, en la muerte, en el cielo que si decide abrirnos las puertas o en el último círculo del infierno.-

 

-Te amo JongIn, te amo con toda mi alma… Literalmente hablando mi amor.-

 

-¿Siempre tienes que cortar mi vena romántica mon amour*?-

 

 

KyungSoo se limitó a sonreír y a dejar que la frialdad abandonara la habitación, JongIn siempre estaría a su lado, y él… él también.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).