Cerré los ojos fuertemente, los molestos rayos del sol pegaba de lleno en mi cara. Dos horas, solo dos malditas horas. No dormir se había vuelto más y cada vez más normal para mí.
Otro maldito día más
El acurrucarme otra vez entre las sabanas (las cuales evidentemente aún se encontraba tibias) e ignorar el ruido que generaban las personas todas las mañana en las calles, para volver intentar descansar resultaba sumamente tentador. Pero Lamentablemente eso era algo que no podía hacer porque al igual que muchos tenía que ir a ese maldito lugar llamado escuela; así que con la poca voluntad que aún tenía me dirigí hacia al baño [...]
La tibia agua de la regadera recorría cada centímetro de piel, dejándome una extraña sensación. Aumente la temperatura del agua sin importar que esta me quemara, deseaba que el agua y el jabón también limpiará toda inmundicia de mi ser, toda macha en mi cuerpo. Me sentía totalmente enfermo... Sucio.
Suspire mientras me envolvía con la bata de baño para secar las pequeñas gotas que aun escurrían por mi cuerpo.
El reflejo de mí en el espejo después de salir aquella ducha era lamentable, piel pálida, ojeras demasiadas notorias y rostro claramente cansado, mi aspecto era el de una persona muy demacrada y enferma. Era obvio que algo no estaba bien en mi— asqueroso — Murmuré con desprecio.
Sin darme cuenta o siquiera saber él porque, mis mejillas se encharcaron de molestas lágrimas que escapaban sin mi permiso.
Dolía. Dolía demasiado.
—Naruto el desayudo está listo — anuncio mi madre sin entrar a mi cuarto ¿cuánto tiempo llevaba hablándome? Bueno eso no tenía real importancia, solo respondí con escueto "voy" y me dispuse a terminar de arreglarme lo más rápido posible. No quería que él se enojara y sobre todo no quería estar más en esta casa.
—Buenos días cariño — pronunció mi madre a penas me vio llegar a la cocina
Ella siempre tan dulce, sin saber que eso solo me hace sentir mal, un mal hijo.
Si supiera
—Buenos días mamá — le devolví el saludo, más por cortesía que por otra cosa. A decir verdad mi relación con ella es un tanto complicada.
— siéntate ahorita te sirvo — le agradecí por ello.
Por alguna razón su sonrisa me lleno de una cálida paz, (como hace bastante tiempo atrás)...No duró mucho pues mi padre apareció en el momento que yo empezaba a probar bocado. Comimos en absoluto silencio, como siempre.
—Quiero más café —espeto o más bien ordeno.
Odiaba eso, que nos hablara así, lo odiaba a él....
—si amor enseguida voy
Pero más la odiaba ella por permitirlo.
Tan rápido como se fue regresó con el dichoso café
— ¡PERO QUE DEMONIOS! —grito furioso. Mama en un torpe movimiento había derramado el caliente café sobre él, ensuciando su tan preciado saco. Un grave error.
—y-yo lo si-siento — el horror se vio reflejado en su cara, mismo horror que yo también experimentaba
Las alarmas de mi cuerpo se dispararon. Definitivamente sabía lo que sucedería a continuación y no quería verlo — ¡se me hace tarde me voy! — Hable atropelladamente y salí corriendo. Corrí todo lo que mis piernas me lo permitieron.
Pare cuando estaba suficientemente lejos de ese lugar que se suponía era mi hogar (claro si es que se le podía llamar así), ya no podía más, se me dificultaba respirar me ardía el pecho. Nuevamente me encontraba llorando ¡mierda!
Era un maldito cobarde