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RENDICIÓN DORADA por Anmilepe

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Notas del capitulo:

¡Hola! Angie reportandose

Aqui les traigo el primer capitulo, espero que lo disfruten. El prologo es muy corto para mi gusto y me gustaria que tuvieran un mejor entorno, espero conseguirlo.

Disfrutenlo

Atentamente

Angie

A.D. 852

 

Desde una ventana del Grianan, la casa del sol de las mujeres y donceles, Sasuke Uchiha miraba fijamente hacia los elegantes edificios de madera y las serpenteantes cuestas de Tara, la antigua y tradicional residencia del Ard-Righ o Gran Rey de los irlandeses. No hacía mucho tiempo que había acabado la reunión en la gran sala de banquetes, y su madre había sido llamada en el Grianan por su padre. Desde entonces, Sasuke había guardado vigilia en la ventana, deseando desesperadamente ver a su padre.

Se mordía el labio inferior mientras esperaba impacientemente ver a sus padres volver de su paseo. Era una bonita vista. El fresco verde del césped deslumbraba bajo el sol de tal forma que parecía un campo de relucientes esmeraldas; y en la distancia, el pequeño arroyo que rodeaba el prado más al sur, asumía el matiz de los zafiros. Los gansos paseaban tranquilamente sobre el arroyo, y las vacas y los caballos descansaban perezosamente en las colinas.

Pero Sasuke hoy no podía prestar atención a la belleza y a la paz que se extendía ante él. Miró fijamente el césped y al cielo sintiendo como si el mundo girara. No podría ayudar obsesionado por los recuerdos. Visiones del pasado se impusieron a la realidad, y aunque tragó furiosamente y pestañeó, permanecían los recuerdos de fuego, de sangre, y esos pisoteos de los cascos de los caballos como atronadoras pulsaciones...

La llovizna parecía instalarse por encima del resplandor del sol en la dorada tarde, y él se vio a sí mismo también claramente, dos años atrás, sentado junto a su tía, Yumi de Clonntairth, en el jardín. Yumi, la dulce y bonita Yumi, había estado riéndose tan alegremente. Pero entonces sonó la alarma y Yumi obligó a Sasuke a que huyera. Sasuke se volvió a tiempo de ver a Yumi enterrando su pequeña daga con empuñadura de perla profundamente en su propio corazón ante el terror de la llegada de los vikingos. A continuación, los agudos gritos se habían multiplicado y multiplicado, rivalizando con el redoble terrible de los caballos de los vikingos mientras se abrían camino sobre el reino de su tío, en Clonntairth.

Aun ahora Sasuke podía oír los espeluznantes alaridos de guerra de los vikingos, los penetrantes lamentos de los indefensos irlandeses. Aun ahora podía oler el humo del fuego, escuchar a la propia tierra temblar por el estruendo...

Sasuke pestañeó y se obligó a sí mismo a dispersar aquella imagen. Respiró profundamente y exhaló temblorosamente, pero su excitación creció de repente cuando vio que sus padres salían del bosquecillo volviendo por el arroyo. Él se había sentado con sus ojos firmemente fijos en esos árboles desde que Mikoto había sido convocada, mientras sus dedos tiraban de los nudos de los hilos de la túnica que había remendado. En estos dos años, desde Clonntairth, había intentado serenarse para vivir de nuevo. Había intentado que le gustara ser príncipe de Tara, y había intentado convencer a su padre y a su dulce madre que había sido capaz de dejar a Clonntairth en el pasado, pero nunca había olvidado, y nunca, nunca lo haría.

Él sabía que hoy los reyes y príncipes varones de Irlanda se reunían para discutir su posición en la próxima batalla entre daneses y noruegos. Y aunque odiaba a los daneses, despreciaba a los noruegos – y a uno en particular: Naruto Uzumaki.

Sólo pensar en su nombre le provocaba que sus palmas se pusieran húmedas, su cuerpo se sofocara y temblara con furia y repugnancia.

Sasuke quería saber desesperadamente si los jefes irlandeses que habían debatido toda la mañana en la gran sala de banquetes habían tomado partido; si lo habían hecho, rezaba para que no hubieran decidido que los noruegos eran el menor de los dos males.

—    Si prestaras atención a tu trabajo, hermano, — dijo Akane agriamente, interrumpiendo su vigilia — tus puntadas serían pequeñas y proporcionadas. En todo caso deberías apartar la cabeza de la ventana. ¡No es conveniente que una príncipe mire fijamente con la curiosidad enfermiza del esposo de un granjero!

Sasuke se volvió y apartó la mirada de la ventana para observar a su hermana mayor con un suspiro de resignación. Akane había estado picándolo todo el día, pero Sasuke no podía sentir rencor por ello. Sabía que Akane era muy infeliz.

Su matrimonio había sido concertado por motivos dinásticos, para estar a salvo, pero Akane había sido golpeada violentamente por el joven rey de Antrim mucho antes de su boda real. Tardíamente había descubierto que la gallardía de su príncipe sólo había sido una manera de llevarla al altar. Heith era guapo, suave, y encantador, y ahora, con su esposa embarazada de cinco meses y en la casa de su padre, él estaba practicando ese encanto, al parecer, con otras mujeres. Pero Akane no se atrevía a quejarse a su padre, ya que Fugaku posiblemente la castigaría por ser una esposa celosa o, peor aun, podría dar salida a la rabia terrible que generalmente ponía en práctica para controlar a su marido.

— Tienes razón, hermana, —dijo Sasuke suavemente—. Mientras cosa, intentaré no permitirle a mi mente divagar.

Él sonrió a su hermana, mientras se daba cuenta de la profundidad de la tristeza que había hecho cambiar a Akane, de ser una muchacha alegre, a una mujer malhumorada.

—    Pero ya sabes, Akane. ¡Siempre has sido la que ha tenido más talento de todos nosotros! Nuestra madre se desesperaba de todas nuestras puntadas, mientras aplaudía las tuyas.

Akane sonrió lentamente a cambio, consciente de que no merecía en particular la caridad de alguien al que se había pasado todo el día atormentando.

—    Lo siento, Sasuke, hoy he estado bastante insoportable contigo.

Sasuke dejó su posición en la ventana para ir hacia su hermana. Se arrodilló al lado de ella y puso su cabeza brevemente en las rodillas de Akane antes de encontrarse con sus ojos.

—    ¡Estas realmente perdonada, Akane! ¡Sé que el bebé lo hace más incómodo!

—    Dulce Sasuke —murmuró Akane, con los ojos, como los de su hermana, abriéndose empañados. A pesar del volumen de su embarazo, Akane era todavía una mujer joven y bonita. A su cara le faltaba la perfección de su hermano pequeño, pero ella había sido muy cotizada entre los príncipes a lo largo del país. Este hecho había contribuido a que su vida fuera más amarga ahora. Se rió de repente ya que Sasuke había sido siempre su favorito y se sentía culpable por el hostigamiento con el que había estado molestando a su hermano — ¡Levántate, Sasuke! Estoy comportándome como una vieja bruja, y tu estás complaciéndome. Todos nosotros sabemos que no es el bebé el que me molesta y me hace mas vieja, sino ese despreciable marido mío.

—    ¡Akane! —Guren, la hermana mayor, matrona ahora de tres décadas y media y madre de hijos crecidos, habló ásperamente— No debes hablar así de tu marido. Él es tu señor y debes de rendirle homenaje.

Akane aspiro por la nariz.

—    ¡Homenaje! Si tuviera alguna sensatez consultaría un Brehon y exigiría la separación. Las leyes declaran que yo recuperaría lo que es mío, lo que heriría a mi noble marido. ¡Él perdería la mitad sus recursos monetarios para el juego!

—    Akane.

El discurso provino esta vez de una suave y tranquila voz. Era Tenten quien habló, cuya simple entonación del nombre de Akane era musical.

Tenten nunca había poseído la belleza que incluso Guren todavía mantenía; su pelo era liso de un color castaño ratón, su cara era delgada. Pero siempre había sido la más feliz de la familia, siempre capaz de encontrar el placer en las cosas más pequeñas, el hecho de que hubiera sido prometida a la iglesia desde su nacimiento había supuesto su completa felicidad.

Se había unido a la orden a los doce años y sólo venía a casa para las fiestas especiales. Estaba aquí hoy porque su padre había pedido que todos los miembros de su familia estuvieran presentes, y como Ard-Righ, su palabra era ley.

—    No puedo creer que fueras feliz si dejaras de lado a tu marido, —dijo Tenten sabiamente, —porque todavía lo amas. Quizás cuando el bebé nazca, las cosas mejoren. Ten presente tu orgullo, hermana, pero recuerda que el tiempo también puede ser tu amigo. Cuando las citas nocturnas se hayan perdido en el tiempo, tú todavía serás la esposa y la madre de sus herederos.

Todavía sobre las rodillas de Akane, Sasuke miraba la dulce cara de Tenten. La intuición de su hermana era a menudo sorprendente. Tenten podría ser una monja, pero estaba lejos de la inocencia o protección. Se enfrentaba al mundo con un encomiable buen sentido.

Akane suspiró.

—    Tienes razón, hermana. Yo no podría dejar de lado al hombre porque soy lo bastante tonta para amarlo. Le anhelo. ¡Acepto las migajas de su afecto y lloro y grito cuando descubro a sus fulanas! Pero… todavía lo amo, y por eso creo, como Tenten sugiere, que deslumbraré su corazón de nuevo. Cuando el bebé nazca… — Sus pestañas bajaron al suspirar y miró fijamente una vez más a Sasuke — Perdóname, hermano. ¡Comencé a infligir mi desgracia en ti porque me he vuelto una amarga desgraciada! Tú eres sabio, Sasuke, y en mis celos yo noto tu sabiduría al no casarte. ¡Nunca te cases! ¡Y nunca, nunca seas lo bastante tonto para amar! ¡Da tu corazón a Dios como Tenten ha hecho si puedes, pero nunca, nunca permitas ser pisoteado por un hombre mortal!

—    ¡De qué basura lo alimentas! — las interrumpió Guren mofándose — ¡Él ya ha sobrepasado la edad para casarse, y tú lo dejarías seguir jugando tan tranquilamente a los espadachines con nuestros hermanos hasta que todos hayan oído hablar de su falta de virginidad y la den como imposible! ¡Es el hijo de Fugaku Uchiha! ¡Es su deber casarse, igual que nosotras, hermana, para mejorar nuestras alianzas y mantener a salvo las coronas de nuestro padre y nuestro hermano!

Tenten, silenciosa y oscura en su largo hábito negro, de repente se movió con impaciencia.

—    Guren, deja al muchacho estar.

—    ¡No lo haré! —Guren resopló– ¡Padre teme por sus sentimientos como un viejo tonto! Bien, Clonntairth fue una parte de su vida y Sasuke debe superarlo.

La mención de Clonntairth le recordó de repente a Sasuke cuan atentamente había estado esperando la vuelta de sus padres. Si no se daba prisa ahora, no podría ver a su padre antes de que él mandara a sus sirvientes preparar su baño, y entonces no podría hablarle hasta tarde, por la noche.

Brincó a sus pies, consciente de que esa prisa impropia de su rango haría que Guren advirtiera a Mikoto con cuentos. Pero Guren no se quedaría mucho tiempo en Tara. Cuando la reunión se dividiera y las tribus se separarán, Guren tendría que volver a su propia provincia, con su marido y sus hijos.

−       Disculpadme, hermanas — murmuró. Entonces escapó de ellas y del Grianan sonriendo y saludando a las otras señoras que estaban sentadas cosiendo y conversando.

Cuando alcanzó el aire libre, Sasuke oyó por casualidad a su padre hablando con su madre sobre la comida que se serviría esa tarde. Sasuke no quería ver a su madre. Mikoto no era ni la mitad de crítica que Guren, pero miraría a Sasuke con tal cansina tristeza que el joven se sentiría culpable. Sasuke creía que jamás llegaría a tener la bondad y dulzura de Mikoto.

Se permitió a sí mismo una breve e irónica sonrisa. En realidad, él se sentía muy orgulloso de sus padres, Fugaku Uchiha era el Ard-Righ o el Rey Supremo de Irlanda, el cual gobernaba por encima de otros reyes irlandeses menores que estaban constantemente disputando entre ellos. Un guerrero magnífico, el cual había unido a los irlandeses gracias a una fuerza superior a la que había poseído cualquier rey antes que él. Y aunque debía permanecer siempre alerta, era un padre y un marido cariñoso. Cuando su corazón y su alma estaban nublados por las preocupaciones como hoy, buscaba a su Mikoto, la cual siempre alumbraba su corazón con una risa apacible, chistes y cuentos divertidos sobre la rivalidad que existía dentro del Grianan.

Para evitar una confrontación con ambos, Sasuke se deslizó por la parte de atrás del Grianan y espero en el tronco de un gran árbol. Su padre tendría que pasar por delante de él para llegar al edificio hermosamente adornado que era su residencia.

Mientras esperaba, se mordía el labio. Tendría que medir cuidadosamente cada una de sus palabras. No quería que su padre se diera cuenta de que la venganza era lo único que albergaba su corazón.

Un crujido en el césped de terciopelo verde le advirtió que se acercaba su padre, y Sasuke salió sonriendo a su encuentro.

—    ¡Padre!

Fugaku levantó su encanecida cabeza pelinegra y le sonrió afectuosamente.

—    ¡Hijo! Qué dulce por tu parte venir a aliviar las tensiones de un viejo hombre cansado. Eres como un soplo de primavera para mi vista, mi Sasuke. —Sasuke fue a su lado y aceptó su abrazo — ¿Qué haces aquí, hijo?

Sasuke se encogió de hombros.

—    He venido caminar contigo un poco, Padre.

Fugaku detuvo sus pasos y lo miró fijamente a la cara mientras alzaba una ceja con un gesto de duda.

—    ¿Caminar conmigo quieres, picaruelo? ¿O acosarme con preguntas?

Sasuke hizo una mueca.

—    Bien, me gustaría oír la decisión del consejo.

Fugaku lo miró largamente. Era de una belleza poco común, el último de sus diez hijos. En sus ojos estaba toda la belleza azabache del cielo nocturno; en su bonita figura y su silueta erguida, su fuerza. Bajo el sol, su pelo del color del ébano brillaba gloriosamente, enmarcando una cara que era hermosa y claramente inteligente a la vez, y sin necesidad alguna de polvos o pinturas. La piel de su hijo era como un pétalo de rosa, suave, hermoso y sonrosado por sí mismo. Se enorgullecía de él. Entendía cada matiz de política, leía con una comprensión superior a cualquiera de sus hermanos, y escribía con una letra bonita. Su voz, como Tenten, sonaba como una melodía, y podía tocar el arpa con más talento que sus hermanas.

Y manejaba estupendamente la espada. Aunque sus hijos se quejaban, Fugaku no podía negarle aprender con los maestros. Estaba secretamente complacido de que él fuera mejor que sus hermanos, así que silenciaba los gruñidos de sus hijos recordándoles que ellos deberían de trabajar más duramente. ¿Si su hermano podía hacerles acabar de rodillas, qué no podría hacer un vikingo?

Pero ahora Fugaku fruncía el entrecejo por su pregunta. Lo había estado observando cuidadosamente desde que había vuelto a casa después de la incursión vikinga a Clonntairth, cruzando el país con la única compañía de su medio loco primo Obito.

Clonntairth había sido destruido. Sus edificios arrasados, su gente abocada a la esclavitud por los noruegos. A pesar de todo, Sasuke y Obito habían escapado arrastrándose a través de los escombros y túneles antiguos. Fugaku había tenido que enviar a Obito a los monjes en Armagh. Pero Sasuke había sido fuerte y se recuperó en casa, aunque conviviendo con el odio.

Fugaku era un hombre sabio que sabía que el odio podría llevar a acciones desesperadas. No era un sentimiento del que uno podía olvidarse, pero tampoco era uno con el que se debía crecer. Dejarse llevar por la rabia olvidando el ingenio era temerario. Podía llevar demasiado fácilmente a la destrucción.

Había intentado enseñarle estas cosas a su hijo, pero a pesar de su aparente facilidad con las artes doncelinas, Fugaku sabía que Sasuke todavía albergaba un odio terrible. Parecía ser un odio personal, lo que sorprendía y confundía a Fugaku. Yumi había muerto por su propia mano; Brian, su marido, en la batalla. El ataque había provenido de las tropas de Naruto Uzumaki, un hombre extrañamente misericordioso para alguien de su herencia. Este no permitió ninguna matanza de niños o de mujeres; ni, por el mismo motivo, habría permitido el asesinato insensato de guerreros. El convertir en esclavos aquellos que habían sido conquistados era la manera en la que funcionaba el mundo, y los esclavos no siempre vivían en la miseria. Era sabido que los vasallos del Zorro Noruego comían mejor que muchos príncipes y vestían ropas de lana en los inviernos.

Fugaku lo miró fijamente un buen rato y después se encogió de hombros.

—    Han escogido apoyar a los príncipes daneses, ya que éstos han prometido orar a San Patricio y ofrecer grandes riquezas en su honor para que les ayude en la batalla. Y —Fugaku hizo una pausa, ningún secreto se le escapaba a la aguda mente de Sasuke– y me alegro de que apoyemos a los daneses, porque creo que ellos vencerán en la batalla que se aproxima. Son más fuertes ahora; están unidos.

Sasuke bajó sus pestañas y sonrió, pero no antes de que su padre viera un brillo de placer en sus ojos.

—    Esto no significa mucho, hijo, — lo advirtió bruscamente. — Creo que la decisión que se tomó significa menos que el tiempo que tardamos en adoptarla. Nosotros no les abrimos los brazos a los daneses. Están asesinando a los bárbaros también, no importa qué capa vistan. Oh, unas pocas tribus irlandesas lucharán. Pero te garantizo que, a pesar de la decisión que se ha alcanzado aquí hoy, algunas tribus irlandesas también lucharán junto a los vikingos, y ¿Sabes que te digo, hijo? Me alegraré de ver a los noruegos caer, pero nosotros simplemente pasaremos de unas manos a otras. El vikingo está aquí para quedarse, y a mi no me importa su nacionalidad. En los años venideros deberemos andarnos con cuidado con estos hombres, y sopesar a nuestros enemigos.

Sasuke asintió con la cabeza, aunque no estaba particularmente interesado en la sabiduría de su padre en este momento. Mantenía su mirada cuidadosamente dirigida hacia abajo, para que su padre no pudiera leer sus pensamientos. Así como él podía recordar demasiado bien la carnicería de Clonntairth, también podía recordar muy bien al Zorro.

La batalla había acabado, y él y Obito habían escapado del pueblo inadvertidamente. Él se había tragado sus gritos mordiéndose la muñeca cuando había visto a Lady Hinata, la esposa de uno de los guerreros de su tío, siendo violada. Una y otra vez Hinata había sido ultrajada. Entonces él había montado, como un Dios del Sol, sobre un caballo de guerra tan negro como la medianoche. Más alto que sus propios hombres les detuvo con un solo grito reprochándoles por el trato que le estaban dando a la mujer. ¿Que tenían de bueno, había preguntado, unos esclavos medio muertos? ¡Dios mío, cómo lo había odiado él!

Sasuke entendía lo que pensaba su padre y sus razones. No, el Zorro noruego no había asesinado a su tía, ni él había violado a la pobre Hinata. Pero Clonntairth había sido tomada bajo su orden y sus habitantes hechos esclavos. ¡Esclavos! Los irlandeses no merecían ser esclavos de esos bárbaros paganos que les habían invadido desde el norte.

En ese día en Clonntairth, Sasuke había jurado solemnemente vengar a su tía y a Hinata. Y ahora no podía hacer nada más excepto esperar complacidamente con el pensamiento de que la muerte podría llegarle al Zorro Noruego, y la esclavitud a su chica, una mujer con una exótica cabellera rosa, que había montado junto a él aquel día. Una guerrera, como él. Aunque ella era bonita, su espada había llevado el lustre de la sangre. Cuando el Zorro la había visto, le había sonreído, y sus facciones como el granito y sus ojos azules como hielo casi habían parecido humanos. ¡Humano! ¡El Zorro de Noruega! Sasuke quiso escupir. ¡Naruto Uzumaki, príncipe de Noruega, era un bárbaro, un animal!

Pero ahora estaba decidido. Los irlandeses y los daneses lucharían contra el Nórdico, y probable, muy probablemente, él moriría.

Intentó controlar la excitación en su voz.

—    Neji Hyuga me dijo que los ejércitos estaban pasando revista en Carlingford Lough. Dice que planeas cabalgar y observar la batalla. Me gustaría ir contigo, Padre.

—    ¿Oh? ¿Y eso a qué es debido, hijo? Tal sed de sangre es poco atractiva para Dios y para el hombre, Sasuke. Debería de enviarte con Tenten para que ella pudiera trabajar en la limpieza de tu alma.

—    ¡Padre! –protestó Sasuke— ¡Tu odias a esos paganos! Yo he visto el fuego en tus ojos, te he oído maldiciéndolos, y — se mordió el labio, pero después continuó — y yo me he preguntado a menudo porqué nunca te has dejado llevar por ese odio.

—    ¡Basta, hijo! —ordenó Fugaku. — Yo soy el Ard-Righ, Sasuke, no puedo correr como un colegial enloquecido. Sí, yo he odiado. En mis sueños he matado a muchos hombres. Pero soy el rey de muchos reyes, Sasuke. Mi posición en el trono es endeble, diciéndolo de la mejor manera. Yo no puedo llevar a los hombres a una matanza insensata debido a mis odios o pérdidas personales. La muerte de tu tío está muy reciente en mi corazón, Sasuke, por eso, estaré encantado de enfrentarme a los noruegos en el campo de batalla. Pero hay que ser paciente y sabio, hijo. Los daneses harán lo que yo no puedo — hizo una pausa por un momento, mirándolo tristemente. – Ni siquiera por ti, hijo, puedo olvidar jamás que yo soy el Ard-Righ. Las decisiones que tome siempre serán por la isla.

Sasuke bajó la cabeza. Respetó a su padre, e incluso entendió su sabiduría; y es que, además de ser su padre, él era su rey. Sin su bendición él no podría hacer nada, y por ello permaneció con la cabeza agachada para que él no pudiera ver el destello de zalamería que se había encendido en sus ojos.

—    Entiendo lo que tu dices, padre — le dijo solemnemente — pero montaría contigo por otra razón.

—    ¡Oh! —Fugaku alzó sus frondosas cejas. — ¿Y qué poderosa razón es esa?

Sasuke odiaba mentir a su padre, pero nunca podría explicarle el horror de su experiencia en Clonntairth. De acuerdo con San Patricio, la venganza es mía, dijo el Señor, pero el corazón de Sasuke clamó por su venganza. Para su padre muchas cosas eran lamentables, pero también lo era el negocio de la política. No podía ver que la toma de Clonntairth había sido un movimiento militar admirable, ni podía ver tampoco la templanza de Naruto Uzumaki. Él podía ver sólo a su tía, la bonita Yumi de Clonntairth, yaciendo en un charco de sangre. Él podía ver a Hinata arrastrada y magullada gritando. Podía cerrar los ojos y recordar el hedor de las fogatas.

Miró y sonrió a su padre.

—    No es venganza lo que busco, Padre. Es... — hizo una pausa, ruborizándose hermosamente— Es Neji Hyuga. Creo que él me corteja, padre, y como todavía no sé lo que quiero... Si pudiera estar durante algún tiempo cerca de él.

Fugaku alzó sus pobladas cejas con interés.

—    Neji Hyuga, ¿eh? Bien, bien. Parece un buen hombre. Lucha bien, pero todavía piensa con su mente en lugar de con sus puños. Estoy contento, hijo.

—    ¿Entonces me permitirás montar contigo?

—    No lo sé, Sasuke. Ellos son paganos. Podría ser peligroso. Deberíamos crear una comisión para saber quién consigue la victoria, pero por el contrario una tregua mantiene a los hombres seguros... 

—    Padre —interrumpió Sasuke. Estaba mostrando su excitación, pero ahora podía permitírselo ya que Fugaku Uchiha parecía acoger con agrado su interés en el joven rey Neji — El viejo Druida Hiruzen tiene una cabaña cerca del Lough, creo recordar. Estaría seguro allí mientras tú te encuentras con los daneses. E incluso así podría estar en la fiesta.

Fugaku se encogió de hombros. Él era un rey cristiano, pero no guardaba rencor a los pocos Druidas que todavía practicaban sus viejas creencias. La verdad es que estaba encariñado con el viejo Hiruzen; de hecho, él había confiado a Sasuke al cuidado de Hiruzen muchas veces. Y Sasuke tenía razón. Ningún daño podría ocurrirle a él en la cabaña en lo profundo de los bosques. Pero no quiso ceder inmediatamente ante su hijo. Quería que él considerara profundamente la obligación, la obediencia y la caridad, las cualidades necesarias en un príncipe y un esposo.

—    Yo tomaré mi decisión con tu madre y hablaré contigo por la mañana hijo, —dijo firmemente— Y para esta noche, bueno, puedes cenar al lado de este joven rey que permanece en tu mente, y después pasarás las horas con tu hermana Tenten y estudiarás su serenidad.

Sasuke bajó su cabeza respetuosamente, y humildemente dijo

—    Sí, padre.

Aceptó su complacido beso en la frente y esperó hasta que sus pasos lo llevaron hacia su morada.

A continuación, levantó la cabeza con una sonrisa muy traviesa y complacida en la cara. Conocía bien a su padre y supo que había ganado. Mañana montaría con los emisarios.

Notas finales:

Espero que les este gustando, de veras.

Depende de ustedes que tan rapido actualize, si veo que les ha gustado esta idea doy mi palabra que en dos días o menos ya esta el siguiente capitulo.

Sin nada más que decir, Angie se retira.

Atentamente

Angie


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