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NEW RULES |EXO| por MarLe514

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Notas del fanfic:

Adoro esta canción, disfrutenla, por favor~

 

 

d49;KaiSood49;

MarLe By: Alejandra d49;

Notas del capitulo:

SONGFIC b34;

 

NEW RULES

 

 

NEW RULES

 

Era una lluviosa noche de noviembre, en Seúl los edificios iluminados esclarecían la negrura del cielo, la multitud avanzaba por las aceras mojadas con sus paraguas ocupando casi todo el ancho de la pista.

 

Do Kyungsoo siempre ha sido un chico al que se le podría decir: Aburrido.

No le gustaban las actividades en el exterior, o que requerían de algún esfuerzo físico injustificado. Siempre había sido el último en ser elegido para jugar con la pelota en la preparatoria. Todos sus amigos al final terminaban cansándose de su personalidad sin chispa, y se alejaban o hablaban a sus espaldas.

Su sentido del humor también era difícil, no había muchas cosas que le pusieran de buen humor, o le arrancara una carcajada sincera, y Kyungsoo no era del tipo de persona que fingía una risa para quedar bien, por lo que tener una charla con él, era sumamente agotador.

Y ni que hablar en las cuestiones amorosas, ahora era un tipo de veinticinco años y estudiaba en la universidad, pero no había tenido una experiencia basta en ese rublo. Al igual que su personalidad aburrida algo como, “sexo espontaneo” no era parte de su rutina. Iba siempre por lo seguro, no salía de lo común y tampoco intentaba cosas nuevas. Realmente no estaba seguro de aquello.

Su vida en general era dirigida por un conjunto de reglas establecidas que le hacían un buen ciudadano.

Uno, sé un buen chico.

Dos, no seas dirigido por tus bajos deseos.

Tres, sigue las reglas.

 

—No puedes echarte para atrás. Ya pedí una ronda de tequila, así que trae tu pequeño culito refinado, aquí. — La voz de Baekhyun se oyó algo enfadosa desde la otra línea, pero al solo oír la respiración indecisa del otro, bufó. —¡Vamos, Soo! ¡Estamos celebrando tu ascenso, joder! —Le recriminó como el mejor amigo bully que era. —Debes salir de ese caparazón y disfrutar la vida, si sigues así, pensaré que terminaras como un monje virgen… que, que se la pasa tocando una campana en un monte, ew.

 

Baekhyun era su mejor amigo, quien sorprendentemente luego de un año y medio de amistad, no había salido corriendo y hablado mal de él, sino que se había quedado a increparle todos sus malos aspectos en su cara. Llevaban una relación extraña, Baekhyun era directo y fresco. Era un chico de cabello rojo que no dudaba en decirte lo que le gustaba sin miedo a ser juzgado. Y esa había sido una fuerte razón por la que Kyungsoo había permanecido a su lado como su amigo.

Pero esa personalidad libertina y fresca de Baekhyun seguía pareciéndole algo atrevida para alguien de su edad.

 

Kyungsoo se removió en el asiento trasero del taxi, mirando la enorme ciudad por la ventanilla salpicada por la lluvia. Sus manos sudaban y no dejaba de retorcerse los dedos por la ansiedad. —Ya te dije que estoy en camino… — Advirtió ahora divisando el letreo de neón frente al pub nocturno, afuera había algunas personas charlando con ropas escotadas y maquillaje pronunciado. El coche se aparcó. —Ya… ya estoy aquí…

El pelinegro inmediatamente se sintió simplificado. Pagó el taxi y salió en silencio, metiendo el móvil en el bolsillo de sus aburridos pantalones negros.

 

Caminó entre el gentío con la vista en los pies, nunca se había sentido muy confiado de sí mismo, y de hecho el aspecto físico no era algo de lo que se preocupará demasiado. No era como Baekhyun, quien se preocupaba por la ropa o el maquillaje, él ni siquiera se tomaba más de tres minutos en elegir qué ponerse. La sensación de los ojos mirándole no desapareció, hasta que se adentró por los pasillos iluminados con luz violeta, las vibraciones de las paredes advertían que cada vez estaba más cerca de la música, aspiró dos, tres, veces. No le gustaban los lugares con mucho ruido, de hecho, no le gustaba salir en general.

Se sentía extraño, como si estuviera haciendo algo indebido. Se rasco el codo, caminando cada vez más lento como si deseará prolongar su caminata hasta las puertas in-sonorizadas. Baekhyun le había casi amenazado para ir a beber y bailar, pero… al final, aunque le haya comentado a Jongin que saldría, no le había dicho que iría a un pub.

Jongin tal vez se enfadaría un poco.

Cuando empujó las puertas, el sonido ensordecedor y agitado de la música le hizo tragar saliva. Caminó algo desorientado, siendo cegado por los haces de luz que cruzaban su vista de vez en cuanto, de pronto la mano de Baekhyun le cogió la muñeca y le hizo avanzar hasta su mesa. Ahí estaban el novio su amigo; el apuesto y alto Chanyeol, y un par de amigos más, del alto.

Baekhyun los presentó como; Luhan y Sehun.

Kyungsoo casi no disfrutó de la noche, no sabía bailar, para nada, tenía dos pies izquierdos y le avergonzaba intentarlo siquiera, oh no, no tenía nada de confianza. Jamás tendría el estilo y la soltura de su novio. Kai era increíble cuando de bailar se trataba.

Suspiró cuando el pensamiento de él llegó a su mente. Deseaba verlo.

Tomó el shot de tequila y lo bebió a fondo, arrepintiéndose al instante, pues el liquido le había destrozado la garganta, tosió como si se ahogara y caminó apresuradamente hasta la barra por algo de agua, pero en medio de su caminata, un rostro entre todo el gentío llamó su atención.

 

Kyungsoo se detuvo, casi drenando de golpe. De pronto el ardor insoportable ya no era más que una picazón insignificante. Sus ojos no se apartaron del hombre junto a esa guapa mujer de vestido azul.

No podía estar equivocado, era un rostro que conocía muy bien. Lo sabía, porque había besado un par de veces esos labios, justo ese día en la mañana.

 

Se tambaleó cuando quiso avanzar hasta ellos, pero extrañamente el panorama parecía hacerse cada vez más borroso, sus mejillas se empaparon y dudó que la lluvia se hubiera colado en el pub.

 

Él estaba sonriendo de esa forma despreocupada que tenía, mientras le rodeaba con su brazo.

 

Kyungsoo no pudo contener el nudo en su garganta. Baekhyun apareció en tono preocupado cuando le agitó por los hombros, pero al seguir el camino de la mirada del bajo lo comprendió todo.

 

—Jongin…—Susurró el pelinegro.

Su corazón se agitó y solo un segundo después se rompió.

∞∞∞

 

—Jong… mgh, Jongin… no… ah, no…— Kyungsoo apretó los ojos, llevando ambas manos sobre su boca, completamente sonrojado y jadeante. —Por fav… alguien puede entrar… ah… ah…— Intentó juntar sus rodillas patéticamente, sus pantalones estaban a la altura de sus tobillos y sus medias negras casi subían hasta sus pantorrillas.

Su look era la de un completo ñoño suicida de la moda, pero actualmente, con la camisa de rallas aburridas completamente abierta y desacomodada, dando vista a su pecho blando y pálido, que terminaba en una figura de sirena con cintura estrecha, caderas huesudas y anchas cambiaba la percepción de aquel chico andrógino.

 

El moreno, se mantuvo de rodillas engullendo en su boca el miembro de Kyungsoo, tenía sujeto entre sus dedos los glúteos pálidos del bajito, y penetraba con sus falanges su próstata, marcándole el ritmo. Enredó su hábil lengua en la punta y sonrió cuando lo sintió estremecerse de pies a cabeza. Kyungsoo era tan adorable.

—¿Estash pod termijar? — (¿Estás por terminar?) Preguntó mirándole desde abajo, con una mirada burlesca. Deslizó su mano libre por sus mulsos tersos y la detuvo a la altura de sus pantorrillas, bajando sus medias hasta los tobillos. Era extraño pero su aspecto de chico bueno en serio le ponía tremendamente duro.

 

Kyungsoo lloriqueó arqueando la espalda y cubriendo su rostro lloroso con sus antebrazos. —¡Aah, Jong…!

 

Estaban en el laboratorio de la universidad, era de noche y a Kyungsoo le había tocado el peor turno de todo el equipo, y aunque sabía que le habían dado ese horario por ser el nuevo, lo había aceptado de buen modo.

Nunca tendría el valor de quejarse, era un tipo con personalidad sencilla e introvertida. Había crecido en una cuna noble y no tenía hermanos, por lo que aquello le impulso a hacer más y más cerrado en conocer nueva gente o divulgar abiertamente sus ideales.

Desde joven se había interesado por la ciencia y la investigación, sumergirse en miles de datos lógicos, en la comodidad de su habitación, era muy divertido.

Estudió en una escuela de medicina privada, pero sentía que el renombre de sus padres jamás le permitiría lograr algo propio, por lo que abandonó en su segundo año y se inscribió en una Universidad Nacional, los maestros rápidamente habían visto su potencial y le habían llamado como Laboralista, para un proyecto de investigación.

Trabajar como técnico de laboratorio le permitía ayudar a diagnosticar pacientes sin abandonar el ambiente tranquilo y pacífico de un laboratorio. Y puesto que no le impresionaban los fluidos corporales y tenía un gusto casi reprochable por la ciencia y la biología, aquel puesto era perfecto.

 

No era mucho tiempo desde que estaba trabajando en aquel proyecto, a decir verdad, esa era la segunda noche, y aunque le había rogado a Jongin que no era necesario que vaya a visitarlo, el moreno simplemente se había aparecido en un arranque de espontaneidad con algo de comida china, y su sonrisa sensual y matadora.

¿Cómo podía decirle que no?

 

Al principio el moreno le había dejado trabajar, sentado en la esquina pero sin apartar su profunda y poderosa mirada de él, por lo menos había cumplido con dejarle terminar sus tareas.

 

Jongin golpeaba su dedo índice contra el metal de la mesa del laboratorio. Se oía insistente y casi igualaba el latido del corazón del pelinegro.

 

Kyungsoo se sentía asfixiado con aquella atmosfera, la mirada de Kai era pesada y estaba cargada de erotismo, su cuerpo se calentaba cada segundo, no podía concentrarse, solo las imágenes de Kai haciéndole esto y aquello, llenaban su mente. El calor de sus mejillas se extendió hasta su parte baja y se sintió terrible por ello, sus dedos temblaron haciendo resbalar el lápiz de sus sudorosas falanges. El sonido sentenciante del objeto contra el suelo le hicieron soltar un suspiro profundo.

 

Cuando se movió para recogerlo, Jongin había llegado hasta él. —Estoy cansado de esperar. — Gruñó Kai, levantándole entre sus brazos y cargándole sobre la mesa con brusquedad, empezando a comerle la boca con ansia, y descendiendo con mordidas pertinentes. —Bebé… abre las piernas. —Susurró sobre su pecho.

 

Kyungsoo titubeó. No deberían estar haciendo eso. Cerró los ojos intentando repetirse así mismo las reglas que se había impuesto desde que era un crío.

“Uno, sé un buen… ah… buen chico.”

 

Kai llevó sus expertas manos dentro de su pantalón y acarició su glande con una sonrisa coqueta. —Solo un beso y ya estas super mojado…— Jadeó sobre su boca. —Eso es tan sexy…

 

“Do…dos, no seas… ngh, ah, dirigido por tus… bajos deseos.”

 

Bebé, abre las piernas.

 

Kyungsoo apretó la mandíbula, cuando le vio de reojo arrodillarse frente a él, y la imagen de aquel hombre acariciando sus muslos le arrebató la conciencia por completo, y sin pensar más se dejó hacer por completo, sus brazos delgados, ni siquiera se opusieron a las manos traviesas del alto, que le desvistieron en un santiamén. Era esclavo de sus besos húmedos y de sus caricias lascivas. Jamás se había enfrentado a un semental como aquel. Sentirse dominado por esos labios y esas manos, era como el cielo… no, mejor dicho, como el infierno. Porque no había nada más caliente que Jongin.

 

Kim Jongin era el hombre más atractivo y feroz que había llegado a su vida. Jongin le había hecho sentir como ningún otro ha podido. Lo había hecho sentir desquiciado, atrevido, le había hecho sentir que estaba vivo.

 

Y aunque, Kyungsoo lo amaba, Jongin no.

 

∞∞∞

Cuando empezaron a salir, Kyungsoo no tenía mucha experiencia con las relaciones, su ultimo noviazgo había sido hace más de tres años, y no había durado lo suficiente.

A sus veinticinco años, no tenía la idea correcta de lo que era ser verdaderamente amado por un hombre. No era fácil llevar ese tipo de relación, pero nunca había significado un verdadero problema, no era del tipo de persona que le gustaba exhibirse o las demostraciones públicas de su amor, más bien era algo más reservado y precavido.

Pero con Kai aquellas dos últimas palabras no tenían significado alguno.

 

Jongin deseaba tenerle en cada momento, sin importar que lugar, o en qué situación.

 

La mañana de su primera cita como pareja, Kyungsoo había pensado que un parque de atracciones era la mejor idea para pasarla con tu amante. Había oído a algunas colegas mencionar que era fascinante y romántico subir a la ruleta rusa y tomarse de las manos. Ya que era un lugar cerrado y privado, Kyungsoo creyó que la ruleta sería genial.

Pero Jongin no estaba en el mismo canal, para nada.

Kai tenía veintidós y aquellas frases como: Romántico, sentimental, o cualquier otra no tenían mucho sentido.

Por lo que cuando consiguieron entrar en la cabina, el moreno, soltó su mano, y la dirigió a su espalda baja, colándola dentro de su camisa.

 

—Agh, ¿qué… qué haces? —Jadeó alterado el pálido, al sentir el toque caliente de las manos tibias del moreno en aquel lugar.

 

Kai sonrió de lado, de esa forma tan sensual que sabía desbordando picardía y acorralándole, la sensación de movimiento era tan erótica que no se había podido contener, además de esperar tanto por tenerlo por fin.

Incluso había accedido a ir a una cita. No le fascinaban esas cosas como ir al parque o al cine, eran bobadas que prefería saltarse, pero sabía que con Kyungsoo aquellas cosas eran importantes si quería avanzar.

 

—No… no podemos. — Masculló con las mejillas encendidas el pelinegro con la vergüenza y el miedo latiendo en cada célula. Todo gritaba que aquello estaba mal.  

 

El menor ignoró su réplica, y se inclinó sobre el besándole el cuello y las clavículas con su hábil lengua. Su piel era tan suave al contacto que creía que al morderla esta se resquebrajaría como el cristal. —Está bien…, me pone tanto hacerlo aquí. —Dijo desvergonzado, abriéndole la camisa, y admirando su pecho. Aquellos círculos pequeños y adorables en su pecho pálido, el ansia de ponerlos en su boca fue insistente. —Eres tan lindo… todo de ti es muy lindo. —Dijo susurrando sobre sus pezones.

 

—Ngh, Ka—Kai, para… estamos…— Sollozó llevando sus manos al cabello del otro. —Por favor… no hagas esto…—Pidió con lágrimas en los ojos. Su cuerpo quemaba y su parte baja empezaba a reaccionar. ¿Qué demonios pasaba?

 

El moreno le vio por el rabillo del ojo, y mordisqueó con fuerza arrancándole un gemido profundo, alejó su boca de su pecho dejando un hilo de saliva entre su pezón y su lengua. —Estas caliente solo con eso, que cuerpo tan pervertido tienes. — Masculló con mirada ennegrecida. —¿Eres una puta o qué? —Preguntó pellizcando su pecho. Ahora con una mirada burlona y caliente.  

 

Kyungsoo gritó con fuerza sintiendo las lágrimas desbordar sus ojos. —Ka—Kai…— Lloró completamente sorprendido por esa actitud.  

 

El moreno suspiró excitado con aquella expresión, estaba completamente hundido por esa reacción, era perfecta.

—No puedes cubrirte. —dijo amenazador, cuando le vio removerse para ocultar su piel descubierta. —Quiero verte, quiero ver todo de ti. —Kai le tomó de las muñecas con fuerza, y le hizo arrodillarse sobre el asiento, apoyando sus manos en el cristal y las rodillas sobre el asiento.

 

El pelinegro tenía los ojos rebosantes de lágrimas y su pecho no dejaba de temblar por el llanto. Nunca había sido tratado de esa forma tan cruel, pero… ¿Por qué su cuerpo se sentía tan bien?

 

Cuando notó la vista del cielo oscuro y lo alto que se hallaban, la acrofobia se hizo presente, creándole un nudo en el estómago. Intentó apartarse, pero el firme cuerpo de Jongin se lo impidió. —Te-tengo miedo…—Tartamudeó, temblando de pies a cabeza.

Su cintura delgada y pálida se removió intentado apartarse de la ventanilla, pero Kai le apretó con más fuerza, su mano podía sostenerle con facilidad.

—Qué lindo. — Susurró, al sentirle frotarse inconscientemente contra él. Jongin se puso más duro, cuando lo escucho sollozar. —No tienes permitido apartarte. —Dijo. Le rodeó la cintura con un brazo y acarició su estómago de forma erótica. Era completamente adorable, cada reacción. Besó su cuello y lamió su oreja viéndole estremecerse. —Yo te sostendré todo el tiempo. —Prometió.

 

Kyungsoo negó con fuerza, su nuca estaba roja al igual que sus orejas. —Es vergonzoso… quiero bajarme… déjame ir… — Rogó con la vista nublada y las mejillas mojadas.  

 

Pero el moreno no escuchó, ni siquiera un poco. Bajó sus pantalones junto con su ropa interior, y al ver sus glúteos rosas, le propinó una fuerte nalgada haciéndole gritar. —Pero si parece que lo estas disfrutando.

 

—¡No—No es así! — Se excusó patéticamente, y completamente avergonzado de sus reacciones. —Te… equivocas… Quiero bajarme, estoy… asustado…

 

Una sonrisa escalofriante se ensanchó en la boca del moreno.

“Él es tan lindo.”

 

—¿Asustado? Hah. —Soltó una risita estrangulada. Se pegó por completó a Kyungsoo, dejando que su boca rozara el cartílago de su oreja. —Voy a mojarte tanto que solo podrás repetir mi nombre pidiendo que te folle, bebé.

 

Kai era tan dominante, tan pasional… Kai no podía estar atado a una sola persona. Solo una no podía satisfacer sus necesidades, sus peticiones, sus caprichos.

Kyungsoo era tan pequeño y asustadizo a comparación, que se sentía inútil. A veces se preguntaba cómo Jongin había entrado en su vida solamente a destruir sus reglas.

 

∞∞∞

No podía sostenerle la mirada ni siquiera podía intentarlo, y aunque no había malicia en sus ojos profundos y cafés, el mar de sensualidad y confianza lo ahogaba.

 

Ese chico atractivo no había dejado de mirarle.

 

No era su primer día de ingreso, y tampoco era un novato, pero ahora no dejaba de temblar. Sabía que había sido una mala idea, sabía que había tenido que decirle que no, a su mejor amigo.

Pero Baekhyun era tan insistente como un vendedor de aspiradoras y ahora le había arrastrado a esa incomoda reunión de los de nuevo ingreso de su facultad. Se sentía taan fuera de lugar.

 

¡¿Qué diablos hacía un tipo de Ciencias en una fiesta de ingreso para los de Humanidades?!

 

Era obvio que se sentiría un bicho raro, y lo sabía, porque ese apuesto chico de camisa blanca, no había quitado su afilada mirada de él, desde que empezó la reunión.

Empezaba a sentir calor, empezaba a sudar, empezaba a enrojecer, pronto tendría fiebre y estallaría. No era bueno siendo el punto de atención, no sabía cómo actuar, estaba siendo observado tan intensamente que ni siquiera podía respirar.

¿Acaso lo había hecho enfadar? ¿Por qué no dejaba de mirarlo?

 

—Relájate y diviértete… lo mereces…— Le aconsejó un embriagado Baekhyun, quien era sostenido por Chanyeol, su novio.

 

—Lo siento, Kyungsoo, llevare a este chico a su dormitorio. —Se excusó Chanyeol con una sonrisa de disculpa.

 

—Chan… Chanyeol, espera…—Murmuró intentando detenerle.

 

—Estoy dejando algunas cosas en los casilleros, por favor no te vayas, vuelto en un segundo. —Pidió, ahora cargando al pelirrojo con facilidad entre sus brazos.

 

Kyungsoo lo observó alejarse y su esperanza de huir se desvaneció en seguida, ahora se sentía mucho más desprotegido que antes, tragó saliva, y se removió en su asiento. Solo debía esperar a que el alto regresase.

La gente a su alrededor disfrutaba y se divertía bebiendo y cantando un poco. Realmente los muchachos de Humanidades y los de Ciencias eran tan opuestos. No se imaginaba una reunión como esa en su facultad. Allí todos parecían muy alegres y extrovertidos, se sentía algo celoso de esa libertad que ellos tenían.

 

Apartó la mirada del grupo que cantaba animadamente y sin ser consiente de si mismo, tomó el soju sirviéndose un vaso. Estaba solo sentado en la parte más solitaria del lugar. Tamborileó sus dedos con impaciencia sobre la mesa, Chanyeol no aparecía por la puerta, y a esas alturas asumía que no lo haría en un buen rato.

 

Parpadeó lentamente, su cuerpo empezaba a sentirse algo lento.

—Hey, tu, el de ojos enormes. —Señaló un rubio con una sonrisa resplandeciente. —Estas solo ahí, ¿no? Ven por aquí. —Le invitó Luhan con una sonrisa amable, todo su grupo de amigos se giró en dirección a Kyungsoo.

El pálido se tensó ante el repentino cambio de atmosfera. ¿Cuándo había pasado a ser el centro de atención?

 

Negó rápidamente con una sonrisa forzada y bajó del banco, tan rápido como pudo, pero sus piernas se enredaron y terminó cayendo estrepitosamente.

Algunos soltaron unas carcajadas.

Kyungsoo levantó la cabeza, aturdido, tenía la nariz roja y de ella empezó a escurrir un poco de sangre. El dolor punzó desde su rostro hasta su cabeza, miró de reojo a las personas que no dejaban de reírse. Se sintió humillado completamente, y sin levantar la mirada, se puso de pie tambaleándose y huyó hacia el pasillo refugiándose en los baños.

 

Empujó las puertas y lo primero que vio fue el espejo de dos lavados, y los cubículos a los costados. Se apoyó en el granito de piedra, y miró su reflejo. Era lamentable.

Cogió papel toalla y limpió su nariz tanto como pudo. Su cerebro se sentía adormecido y la calentura de sus mejillas no se había ido para nada. Todos se habían burlado de él.

 

De pronto la puerta se abrió, y solo aquello hizo que Kyungsoo diera un respingón, desvió la vista al espejo donde vio a la persona que acababa de entrar y sus nervios enloquecieron cuando divisó al mismo tipo que no había dejado de verle.

 

El pelinegro bajó inmediatamente la mirada, avergonzado e intimidado. No lo había notado en el principio porque estaban sentados, pero ahora que lo tenía frente a frente podía sentir su cuerpo estremecerse. Era tan alto y se notaba muchísimo más fuerte que él. ¿Acaso le había hecho enojar en algún momento? ¿Iba a golpearlo?

 

El moreno avanzo hasta el lavado, y Kyungsoo sintió como su cuerpo iba tensándose con cada paso que daba el otro.

 

—¿Te encuentras bien? — Su tono de voz iba completamente con su aspecto. Era un tono bajo, que se oía agradable, rasposo pero amable.

 

Kyungsoo quitó sus manos del chorro de agua para mirarlo, genuinamente sorprendido. —¿…qué? —Jadeó, sin poder parpadear. ¿Le estaba hablando?

 

El alto sonrió al notarlo tan asustadizo. —Dije: ¿Te encentras bien? —Y esta vez sumó un suave toque sobre su nariz. —Veo que dejó de sangrar…—Murmuró con familiaridad.

 

Kyungsoo se apartó como si su toque quemará, y se avergonzó de su actitud casi al instante. —Ah, esto… estoy bien…—Titubeó, moviéndose ligeramente a la izquierda, alejándose lo más posible del chico atractivo y fresco que intentaba hacerle charla.

¿Cómo podía actuar tan familiarmente?

Los chicos de Relaciones Humanas eran aterradores.

 

—No eres de esta facultad, ¿verdad? —Empezó el castaño sin quitar esa mirada profunda de él. Era como un enrome león acechando a la tierna gacela.

 

—Ah, no…—Masculló haciendo bolita el papel entre sus dedos. Ni siquiera sabía cómo mirarlo por lo que solo desvía su vista del jabón líquido hasta el grifo. ¿Por qué estaba ahí? ¿Qué buscaba exactamente? ¿Quería burlarse de él?

Kyungsoo intentó encontrar alguna razón.

 

—Lo supuse. —Dijo en tono relajado, apoyando su cadera en el lavado, acercándose a Kyungsoo.

 

No podía evitar sentirse intimidado y atraído a la vez. Debía admitir lo atractivo que era, su cuerpo entero lucía como una maravilla debajo de esa camisa blanca desabotonada, que contrarrestaba con su tono de piel canela, muy inusual, pero atrayente. Tragó ruidosamente saliva al ser tan consciente de aquello.

¿Por qué estaba pensando en esas cosas? 

 

El pelinegro sintió su proximidad, e intentó nivelarla, pero la pared de su izquierda le impidió seguir huyendo. —¿Es muy… obvio?

 

—Lo es. —Dijo simplemente, mirándole solamente los labios. —A comparación de las personas de afuera, eres diferente. — Señaló deslizando su mano hasta rozar los dedos del otro. Sus intenciones eran obvias, y el moreno no parecía intentar camuflarlas, sino que su coqueteo era directo y desvergonzado.

 

—¿Diferente? — Repitió, cabizbajo, mordiendo su labio inferior. Sí, lo sabía, jamás sería tan espontaneo como aquellos chicos que iban con todo para las Relaciones Humanas. Él siempre sería un chico de laboratorio.

 

—Está bien, es adorable verte completamente perdido y avergonzado. — Murmuró avanzando tres largos pasos hasta el, obligándole a pegarse a la pared. —Creo que es muy lindo. —Dijo sin apartar la mirada. —De hecho, no he podido quitarte los ojos de encima en toda la noche…—Comentó en tono seductor.

 

—E-estas muy cerca…—Tartamudeó mirando sus zapatos. —Por favor…

 

—¿Te molesta? —Interrumpió con su galantería y desbordante confianza. Encerrándole contra la pared, colocando ambos brazos contra el mármol.

 

—Ya… ya debo irme. —Esquivó, con las mejillas ardientes. Podía sentir la musculatura magníficamente contra su pecho. Su cuerpo se estremecía con cada roce de aquel perfecto desconocido. ¿Qué buscaba? ¿Por qué hacía esto?

 

—Mi nombre es Jongin. Kim Jongin. —dijo tomándole suavemente el mentón y estudiándole el rostro con más detenimiento.

 

El pelinegro parecía un ratoncito asustado y Jongin no podía sentirse más fascinado con aquella actitud torpe y tímida, el hecho de verle temblar por un simple roce le incitaba a molestarlo más, y más. No creía que encontraría a alguien tan entretenido en solo el primer año de universidad, pero lo quería para él.

 

—Ah, ya debo…— Murmuró Kyungsoo, apartando el rostro y viendo la salida como el tesoro al final de arcoíris. Su pecho latía como un loco, y su cara debía estar como una señal de tránsito.

El aroma del moreno, lo ahogaba, su calor le abrazaba y su cuerpo comenzaba a sentirse extraño.  Necesitaba huir de ahí.

—Déjeme ir, por favor…—Suplicó con los ojos llorosos y las mejillas enrojecidas.

 

—Dime tu nombre. — Exigió.

 

Kim Jongin era alguien a quien se le podía denominar como: Irresistible.

 

Suspiró contra la pared y el cuerpo del alto. —No…—Tartamudo mirando el suelo, pero luego de pensarlo muy poco, soltó rendido. —Es Kyungsoo.

 

Kai le tomó del mentón con firmeza. —¿Por qué no me miras a los ojos, Kyungsoo? —Preguntó llevando su pulgar hasta sus labios en forma de corazón en un bonito tono rosa. No solo su actitud cobarde y vergonzosa le fascinaba, sino también, que de cerca su rostro era completamente lindo. Enormes ojos cafés que veían todo con precaución, y esa linda boca que no dejaba de tartamudear frases incoherentes.

 

Kyungsoo se apenó sonrojándose aún más furiosamente. —Esto… no pretendía ofenderte. Lo siento… es que… tu eres… eres, veras, eres alguien…— Jongin iba recortando la distancia entre ellos por cada palabra, poniéndole aún más nervioso. —Eres… muy intenso. —Admitió desviando la mirada.

 

Kai sonrió ampliamente ante el calificativo. “Lo quiero.”—Lo siento, Kyungsoo, pero voy a besarte.

 

—¿Heh…? — El pelinegro frunció el ceño, completamente descolocado, y aunque abrió la boca para preguntar, los labios del moreno se la cerraron con habilidad. Contuvo el aliento, y agrandó los ojos, cuando su lengua se hizo presente dentro de su boca.

 

Su espontaneidad, su actitud alegre y activa, era una de sus características principales que siempre le hacían el centro de atención en las reuniones de bebida o las juntas que organizaba el bachillerato.

No había nadie en la Facultad que no conociera el nombre de Kim Jongin o su reputación de casanova y rompecorazones.

Siempre con una sonrisa matadora en sus carnosos labios, con esa habilidad imposible que tenia de moverse en la pista de baile y esa abrazadora aura conquistadora que siempre le rodeaba… ¿Cómo un hombre tan intenso y ardiente como Kim Jongin iba a fijarse en el manojo de nervios que significaba Kyungsoo?

 

La idea era inconcebible.

 

Pero, ahora… ahora mismo, Kim Jongin le había robado un beso en los baños, y aunque Kyungsoo le hubiera golpeado para luego escapar, Jongin no había olvidado a ese chico de ciencias que se estremecía bajo su toque.

 

Y sí, era un capricho, pero Kai lo quería en su cama.

 

∞∞∞

 

Kyungsoo se removió en su cama, su garganta estaba seca y ardía. Intentó abrir los ojos, pero la luz de la mañana le hizo jadear. Tenía los ojos hinchados por el llanto de anoche.

Al recordar el día de ayer sollozó, ocultándose bajo las sabanas. Deseaba desaparecer.

 

—¿Qué estás haciendo? Ya es medio día. — La voz casi consoladora de Baekhyun le hizo aferrarse más a las sábanas. —¿Cuánto más piensas estar así? —Preguntó en tono compadecido, sentándose junto a él.

 

Kyungsoo soltó más lagrimas sin decir una palabra. Su corazón dolía, su cuerpo dolía. Llevaba casi dos semanas luego de su ruptura con Jongin, pero no podía superarlo. Extrañaba todo de él.

Quería verlo, quería hablar con él, solo… escuchar su voz.

—Ya es suficiente, no estoy dispuesto a verte desmoronarte por un hombre, —Baekhyun le arranchó las sabanas y le miró desde arriba. —Solo mírate, estas tan delgado, ¿has comido bien? —Preguntó preocupado.

 

Kyungsoo desvió la mirada, no iba a la universidad desde esa noche, no iba al minisúper que estaba a la esquina de su departamento y se alimentaba solo de fideos instantáneos. No tenía fuerzas ni ánimos para comer, o preparar algo decente. Nunca había sufrido tanto por una ruptura, generalmente se sentía deprimido unos días y luego continuaba con su vida, pero ahora, ahora era diferente.  

Había compartido demasiado con Jongin. Seis meses eran demasiado. Le había invitado a casa, sus padres le habían conocido, habían tenido mucho sexo, lo habían hecho en cada lugar de su departamento, en el baño, en la sala, en la cocina, en el comedor. Lo habían hecho mucho.

Kai le había dado muchos besos, le había tomado entre sus brazos, le había apoyado, a su frívola manera, pero lo había hecho.  

Sin poder evitarlo se puso a llorar otra vez.

Kai le había engañado. Si, lo había hecho el mismo día que Kyungsoo había conseguido una recomendación para trabajar como asiente en una clínica como laboralista. Un día que era tan importante para él, Jongin había estado engañándole con una mujer de quien sabe que lugar.

Y lo más triste y lo que le daba más rabia era que, tal vez, y mucho más probablemente, no era la primera vez.

 

Jongin tenía muchos amigos, salía con ellos a divertirse los fines de semana cuando Kyungsoo tenía que hacer horas extra en el laboratorio de la universidad.

 

Odiaba admitirlo, pero Jongin era egoísta y arrogante. Tomaba lo que quería y dejaba a un lado lo que ya no. Odiaba admitirlo, pero amaba a ese hombre tanto que dolía.

No podía resistirse a verlo.

Se odiaba tanto así mismo. Que el hecho de solo verlo significaría caer nuevamente en sus garras.

Solo deseaba dejar de ser tan lamentable.

 

—Esa autocompasión va a matarte. —Baekhyun le acaricio el cabello, poniéndolo detrás de su oreja. —¿Realmente lo amas? —Preguntó luego de un minuto entero de silencio.

 

Kyungsoo se limpió las mejillas con su antebrazo y asintió lentamente. —Lo necesito… él… él me hace sentir tan especial. —Admitió. —Cuando estoy con él siento que puedo hacer lo que sea.

 

—Pero, él no te ama. —Dijo Baekhyun mirándolo a los ojos.

 

—Lo sé. —Jadeó llorando. ¿Por qué le había hecho creer que sí? Jongin era cruel. Jongin era muy muy cruel.

 

Baekhyun sintió un nudo en el estómago cando lo vio sollozar. Detestaba verle de esa manera. Era su amigo, y no permitiría que sufriera en esa soledad. —Es suficiente. Hoy beberemos hasta perder la conciencia. —Se puso de pie, bajo la atónita mirada del pelinegro. Se inclinó sobre le mini-bar y tomó tres botellas de licor. 

 

—Aún son las doce. —Dijo Kyungsoo mirándole desconfiado.

 

—¡¿Qué más da?! —Soltó una risota y encendió el estéreo. —Nos emborracharemos y punto. Ahogarnos en alcohol es lo menos que puedo hacer por ti.

 

Ambos bebieron, una, dos, trece. No importaba cuantos vasos, las botellas vacías decoraban el pulcro piso de madera, en los grandes ventanales las nubes se tornaban violetas moradas, pronto caería la noche.

Kyungsoo bebió tanto que sus lágrimas se convirtieron en carcajadas irracionales, su cuerpo deseaba bailar, deseaba olvidar por completo, pero el sentimiento asfixiante no abandonó su pecho.

 

El pelirrojo le miró de reojo, y suspiró. Estaban sentados en el suelo de la elegante sala de estar, los sillones de cuero estaban ocupados por más botellas.

—¿Sigues pensando en él? — Preguntó frotándose la cara al ver el nuevo semblante depresivo en su rostro.

 

—No lo entiendes. —Jadeó. —Si Chanyeol te abandonará… ¿Cómo estarías? —Preguntó mirándole con desesperación. —¿Qué harías?

 

Baekhyun abrió la boca, pero solo un segundo después la cerró desviando la mirada. —Son situaciones diferentes. Chanyeol no es Kai. —Dijo.

 

Kyungsoo sintió un puñal en su pecho y miró el suelo. Por supuesto. Chanyeol amaba a Baekhyun. Kai no lo amaba.

 

Baekhyun se acercó y le abrazo. —Sabes que no lo dije para lastimarte. —Hablo. —Pero debes dejar de hacer siempre lo que él quiere. —Le tomo de los hombros y le sacudió.

—Lo intento. Quiero… realmente quiero dejarlo ir… Pero es tan difícil. En serio lo amo. —Admitió aferrándose más a Baekhyun. —Ayúdame…— le pidió con ojos llorosos. —Solo escuchar su voz me hará caer. Lo sé, yo lo conozco bien.

 

La noche había caído por completo y solo el ruido lejano de los coches se oía como un murmullo.

 

Baekhyun suspiró profundamente. —Está bien. —Dijo, se apartó suavemente y se puso de pie buscando algo en el mueble junto al estéreo, cuando lo encontró regresó con una pluma y un papel. —Si realmente deseas desprenderte de Kim Jongin, debes seguir estas reglas.

 

—¿Reglas? —Repitió, con los ojos llorosos. No entendía nada a su amigo.

 

—Has estado obsesionado con las reglas toda tu vida, ¿no? Bien, ahora tienes unas nuevas. —Dijo con seguridad en la mirada.

 

Kyungsoo se secó las lágrimas y asintió.

 

Baekhyun había estado muy cerca del pelinegro, y sabía de que pie cojeaba cuando se trataba de Jongin. —No puedes estar disponible cada vez que te llama, no lo dejes entrar, si pone un pie en el departamento caerás totalmente, y joder, por última vez, no contestes sus mensajes. No son amigos, él te llevara a la cama cuando tenga la primera oportunidad. —Le dijo seriamente.

 

El pelinegro asintió. Todo era cierto. Kyungsoo es un hombre débil.

Deseaba ser tomado por el nuevamente. Incluso pisotearía su orgullo nuevamente por estar entre sus brazos. Pero… se arrepentiría a la mañana siguiente.

 

Baekhyun lo miró a los ojos con seriedad. —Si estas bajo su control, nunca vas a superarlo. —Advirtió.

 

Kyungsoo tensó la mandíbula y asintió. —Lo haré, lo haré. —Prometió.

 

El pelirrojo se inclinó sobre el suelo y escribió las nuevas reglas, con las que religiosamente Kyungsoo viviría.

 

Uno, no descuelgues el teléfono, sabes que solo te está llamando porque está borracho y solo.

Dos, no le dejes entrar, tendrás que volver a echarle otra vez.

Tres, no seas su amigo, sabes que te vas a despertar en su cama por la mañana.

 

∞∞∞

 

Tres meses habían trascurrido desde que Kyungsoo había seguido al pie de la letra esas reglas, las había repetido tantas veces, había llorado noches enteras, había mucho sufrido y por fin había dado un paso a delante. Por fin empezaba a ver el patrón, por fin cada vez iba más cerca del final.

 

Al principio había sido difícil, nunca aprendía. 

Responder al teléfono cuando llamaba, o dejarle entrar cuando se aparecía en su departamento, incluso beber en algún bar, por los viejos tiempos… al principio era completamente imposible no acabar follando. Ser sujetado por sus brazos mientras empujaba profundo dentro suyo… Era tan enloquecedor.

Pero se odiaba, a la mañana siguiente se odiaba por ser tan jodidamente débil.

 

Ya no era más así, aquello había quedado en el pasado, como dicen la practica hace al maestro. Y ahora había superado a Jongin.

 

Ni siquiera tomaba sus llamadas ahora, había vuelto a la universidad y retomado su nuevo empleo en la Clínica como laborista, su tiempo libre se había reducido y no tenía espacio en la cabeza para Jongin.

Incluso Baekhyun había presionado a Chanyeol para presentarle a uno de sus amigos a Kyungsoo.

 

Era viernes por la noche y aunque de mala gana, el pelinegro había accedido a esa forzada cita doble.

 

—¿Puedes poner una mejor cara? Lo espantaras si continuas así. —Baekhyun susurró en su oreja. Estaban sentados en la mesa de un restaurante de comida tailandesa.

 

Kyungsoo suspiró, cuando Chanyeol y Sehun salieron un segundo. Se sentía algo incomodo, no se trataba de Sehun, él había sido muy amable en toda la noche. Incluso había notado lo parecidos que eran, ambos eran de personalidad silenciosa, no eran muy conversadores, también disfrutaban del mismo estilo musical. Pero, Kyungsoo seguía sintiéndose inseguro con aquello de las relaciones.

Sehun era muy atractivo y alto, sería muy fácil dejarse llevar, pero…

 

—Lo siento, les hicimos esperar. — Chanyeol se sentó junto a Baekhyun y casi inmediatamente entrelazó sus dedos debajo de la mesa.

 

Sehun sonrió ligeramente y se sentó junto a Kyungsoo.

 

—Hubo un problema con el coche, y como Sehun es bueno con los autos, lo solucionó inmediatamente. —Dijo Chanyeol con una sonrisa.

 

Sehun solo se encogió de hombros. Kyungsoo podía sentirle rozarle el brazo y también podía sentir su calor desprender de su cuerpo.

 

Baekhyun notó inmediatamente la atmosfera y codeó a su alto novio carraspeando. —¡Ah! ¡Diablos lo había olvidado! —Dijo de la nada actuando exaltado.

 

El castaño frunció el ceño mirando a su pareja—¿Pasa algo?

 

—Sí. —Le cortó. —Recordé que ambos tenemos algo que hacer. —Se puso de pie tomando su abrigo, Chanyeol le siguió sin cuestionar.

 

Kyungsoo le envió una mirada asesina a Baekhyun, pero este solo le guiñó el ojo.

 

—Sehun tiene auto así que él puede llevarte a casa, lo siento tanto, chicos, es realmente importante. —Se excusó tirando del brazo de Chanyeol que ni siquiera pudo despedirse correctamente.

 

Cuando todo en la mesa quedó en silencio Kyungsoo se sonrojó. —Lo lamento, mi amigo es un estúpido.

Sehun soltó una risa. —Descuida. —Dijo suspirando.

 

—Realmente lo siento. Debió ser incómodo para ti… Baekhyun quiere emparejarme tan rápido como sea posible. —Admitió, excusando a su amigo por todas sus indirectas a lo largo de la cena.

 

Sehun sonrió encogiéndose de hombros. —De hecho, Chanyeol insistió en que vinera por lo mismo. —Admitió, pero de pronto su tono de voz cambió de uno monótono a uno apagado y triste. —Salí de una relación hace un tiempo.

 

Kyungsoo pudo ver claramente el brillo melancólico en su mirada y se vio reflejando en él. Suspiró profundamente rellenando su vaso con algo de cerveza. —Te entiendo… pero, no hay que apagarnos por eso. Salud. —Intentó imitar la buena vibra de su amigo.

 

Sehun lo notó y sonrió por ello. —Salud.

 

Ambos bebieron y se divirtieron en toda la noche. Puesto que habían bebido mucho, Sehun no pudo conducir, por lo que Kyungsoo le dijo que vivía realmente cerca y que podía pasar la noche en su departamento.

 

 

Sehun abrazó la cintura de Kyungsoo, cuando la puerta de se abrió, y lo empujó dentro. Kyungsoo se abrazó a su cuello abriendo la boca y recibiendo su lengua.

No le interesó estar en la entrada o que ni siquiera prendieron las luces, apoyó su espalda en la pared y exploró con sus grandes manos el cuerpo blanquecino de Kyungsoo sin abandonar sus labios.

 

—¿Qué es esto?

 

De pronto una voz gruesa y aparte de ellos resonó con furia.

Kyungsoo se aparto de Sehun mirando la entrada.

 

Jongin estaba parado en lumbral y el ascensor detrás de él cerraba sus puertas yendo al primer piso.

El más bajo ni siquiera supo cuando Jongin tomó a Sehun de la camisa y le estampó su puño pesado en la mandíbula. Todo había sido tan rápido que no había movido un musculo.

 

—Voy a matarte, malnacido. —Gruñó Kai hecho una furia.

 

Sehun le devolvió el golpe con la misma fuerza.

 

Kyungsoo juntó todas sus fuerzas y se interpuso entre ellos. —¡¡Basta!! —Gritó.

 

El moreno detuvo su puño casi al instante evitando lastimarle y Sehun tuvo que retroceder.

 

—¡¿Qué haces aquí?! —Se giró mirando al moreno. —¿Por qué entras a mi departamento y golpeas a mi amigo?

 

—¡¿Besas de esa forma a tus jodidos amigos?! —Recriminó muerto de los celos.

 

Kyungsoo levantó su puño y golpeó el pecho de Kai, evitando que este se acercase más. —¡¿Qué te importa lo que haga con él?! Tu y yo ya no somos nada. —Dijo con la voz trémula y temblando de la furia.

 

Kai le tomó de las muñecas con fuerza y le acercó a su cuerpo. —Repite eso. —Le reto.

 

Y Kyungsoo dudó. Joder, dudó. Y ese fue un punto para Kai.

 

Sehun suspiró peinándose el pelo hacia tras con una mano. Podía sentir la tensión en el aire y no era un tonto. —Creo que debería irme. —Informó caminando a la salida.

 

Kyungsoo le miró con mucha culpa. —Sehun, lo s—

 

El pálido le miró de reojo y sonrió. —Está bien. Si fuera Luhan, yo también le dejaría quedarse. —Admitió simplemente cerrando la puerta tras de sí.

 

Kyungsoo quedó con la boca abierta.

 

Kai le soltó y se puso a caminar en círculos. —¿Es la primera vez que viene aquí? Por favor dime que no has hecho con él. —Pidió exasperado.

El pelinegro se cruzó de brazos, mirándole de reojo.

 

Jongin resopló intentando calmarse, pero no estaba funcionando. —¿Por qué no has respondido mis llamadas? He estado como un loco intentando contactarte. ¿Sabes lo preocupado que estuve cuando me dijeron que tomarías el puesto en Incheon? —Le reclamó acercándose hasta quedar a solo unos centímetros de él.

 

El más bajo sintió su cuerpo estremecerse cuando le tocó, y solo en ese momento elevó la vista mirándole a los ojos. Tenía ojeras y su rostro atractivo se veían más cansado, tenía el cabello más largo y desordenado, sus hombros estaban tensos y sus ojos denotaban angustia.

 

Nunca había visto a Kim Jongin lucir de esa manera.

 

—No lo tomaré. —Dijo.

 

Kai frunció el ceño. —¿Qué?

 

—Incheon. No iré. —Dijo simplemente.

 

Jongin suspiró aliviado.

 

Pero Kyungsoo le tomó del cuello de la camisa haciéndole encorvarse a su altura. —No te equivoques, por favor. No se trata de ti... —Y antes de que el moreno pudiera decir algo, Kyungsoo juntó sus labios en un beso pasional, que el alto ni siquiera dudó en corresponder.

 

Había estado como un loco buscando a Kyungsoo, había sido tanto tiempo desde la última vez que probó su boca. Lo había intentado, había salido con más personas buscando algo de sexo ocasional, pero había algo que faltaba siempre.

Do Kyungsoo se había convertido en alguien peligrosamente importante en su vida. Ese mero capricho codicioso había sido su propia trampa.

 

—Perdóname… te quiero a ti. — Levantó a Kyungsoo entre sus brazos con facilidad, y el mayor enredó sus piernas en su cintura. Kai jadeó sobre su boca, empezando con mordidas sensuales en su mentón y cuello, sus manos no se quedaron quietas ni siquiera por un segundo. Viajaron hasta su culo y apretaron sus nalgas con ganas, arrancándole un gemido erótico.

 

—¡Ahg! —Respiró forzosamente. —Cállate, no digas nada.

 

Cuando llegaron a la cama, ambos se deshicieron de la ropa del otro con desesperación.

 

“Uno, no descuelgues el teléfono, sabes… ahg, que solo te está llamando porque está borracho… ngh, y solo.”

Kai besó sus muslos sujetando su pierna con suavidad. —Te extrañé tanto, bebé…—Suspiró dejando marcas de besos entre sus piernas.

 

“Dos, no… ah, le dejes entrar, te-tendrás que volver… mhg, a echarle otra vez.”

 

—Chúpalos. — Pidió, acunándole la cara con su mano, y cuando lo hizo, metió tres dedos en su boca.

 

 “Tres, no seas su amigo…, sa-sabes que te vas a despertar en su cama p-por la mañana.”

 

Kyungsoo puso los ojos en blanco, arqueando la espalda, cuando esos dedos ingresaron en su culo.

 

∞∞∞

Jongin dormía boca abajo en la cama vacía. Su brazo extendido hacia la derecha no tenía a nadie debajo. Pronto la luminosidad que se colaba por la ventana le despertó.

Los sonidos fueron los primeros en llegar a su cerebro, estaba demasiado calmado, solo el murmullo de la carretea y los coches, abrió pesadamente los ojos y cuando recordó la noche anterior se despabiló al segundo, sentándose en la cama.

Estaba desnudo y solo las sabanas le cubrían, observó todo a su alrededor y el departamento vacío le saludo.  

Una oleada de extraña decepción y melancolía se instaló en su pecho, pero carraspeó intentando componerse. Se puso de pie y tomó su ropa esparcida en el suelo.

Pero en ese momento, notó una hoja doblada en la mesa de noche junto a la cama, frunció el ceño y la desdobló.

Cuando la puso a la altura de su mirada leyó.

 

NUEVAS REGLAS

Uno, déjalo solo.

Dos, no le dejes dominarte jamás.

Tres, hazle sentir cuanto sufriste por él.

 

Kai se sentó derrotado sobre la cama frotándose la cara.

Do Kyungsoo estaba loco, pero, joder, Jongin lo amaba. 

 


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