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Totalmente cautivado por Snake

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen, son de Tadatoshi Fujimaki.

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Notas del capitulo:

Fic con amor para el cumplaños de Tatsuya precioso (te amo)

Aún es 30 acá así que not drama xD casi no alcanzo a publicarlo en la fecha XDDDD 

En fin, espero lo disfruten y les guste.

DESEO INTERMINABLE.

 

...

 

 

El chirrido de sus tenis haciendo eco en todo el lugar, el ruido del balón golpeteando imponente el suelo del gimnasio, su propio ritmo, su respiración, las gotas de sudor cayendo a su paso. Eso le encantaba, permanecer totalmente solo después de las prácticas habituales era lo mejor.

 

A veces participaba en el entrenamiento del equipo de baloncesto, no era un miembro oficial, solo iba de vez en cuando para pasar el rato y divertirse un poco, sin embargo siempre terminaban casi rogándole que se uniera de una vez por todas, era un buen jugador. Como cada vez, brillaba en la cancha y atraía a espectadoras que solo iban a verle jugar, y por qué no, verle sudar sensualmente.

Él no era para nada serio al respecto, y aun de ese modo superaba las habilidades de alguno que otro integrante que terminaba odiándole.

Sin embargo el momento que más esperaba, era cuando todos se iban y dejaban el recinto para su propio uso. Y fue después de una de esas ocasiones, que vio algo inesperado, pero encantador, tanto que su cuerpo fue congelado, y se mantuvo solo observando, de forma atrevida.

 

Ya era hora de marcharse, la noche pronto caería y el atardecer se estaba despidiendo lento, guardó su balón y tomando su usual toalla se dirigió a las duchas del gimnasio, donde apreció una silueta difusa al final del corredor. Estaba cansado, por lo que talló su entrecejo antes de devolver la mirada hasta aquel sitio, Himuro Tatsuya no creía en espíritus ni cosas de ese estilo, pero cruzó por su mente la vaga idea de que acababa de ver un fantasma.

Silencioso avanzó unos cuantos pasos, hasta alcanzar una vista apropiada y esbozó una sonrisa traviesa entonces. Un cuerpo estilizado, blanquecino y un tanto tonificado, en definitiva no era un espíritu, solo se trataba de un alumno desprevenido y desnudo. Tentadoramente desnudo.

Algo captó la mirada del espectador secreto, ese muchacho albino llevaba en su espalda baja un tatuaje que no se lograba distinguir en su totalidad, y también uno tras su cuello y otro en su pierna derecha, emitía evidentes pinceladas de un misterio que se volvió delicioso para Tatsuya. ¿Por qué no le había visto antes? ¿Era un estudiante transferido? ¿De dónde salió ese sujeto?

Casi sin lograr controlarlo, la codiciosa mirada del azabache se deslizó por esa figura que se exponía frente a él, apretó la carne de sus labios al contemplar los glúteos del contrario, y esos brazos, sus manos, y aquellas largas piernas que asemejaban ser ligeras. Quería tocar esa piel, coger con fuerza esos muslos y apegarlos a su cuerpo, hundir sus dientes ambiciosos en ese cuello, quería saborear el sudor en él, degustar sus zonas más íntimas y hacerle temblar, quería oír su nombre escapando de los labios húmedos de ese sujeto desconocido.

Su cuerpo reaccionó sin pensar, dio un paso, nublado por su anhelante deseo, y se detuvo con brusquedad al oír el celular del albino, el que sonaba estrepitoso haciendo eco dentro de las duchas del gimnasio. El muchacho desvestido cogió el móvil y atendió la llamada, todavía siendo acechado por la mirada de Himuro Tatsuya, quien tragó en seco preguntándose a donde iba con tanta determinación.

 

Pero incluso después de tomar una larga ducha de agua fría, el del lunar no lograba calmarse, se sentía inquieto, brutalmente atraído por ese sujeto de mirada un tanto perdida y cabellos grisáceos. ¿Por qué no dejaba de pensar en esa persona? ¿Tal vez no estaría en paz hasta tocarle?

Rió para sus adentros por aquellos pensamientos inmorales que volvían a crecer dentro de su mente. Y bueno, tal vez dejó que una ardiente fantasía erótica con ese estudiante fuese desatada mientras emprendía su camino a casa. Sin embargo aun cuando ni siquiera abandonaba las dependencias de la escuela, su móvil vibró desde el bolsillo de su pantalón.

“¿Vendrás esta noche? Estaré solo en casa, te espero.”

Aparentemente el rumbo de sus pasos cambiaria de dirección.

 

///

Tatsuya tenía su propio juego de llaves.

Abrió el cerrojo de la puerta con sosiego y apartó su calzado a un lado luego de ingresar. A medida avanzaba se despojaba de sus pertenencias, primero su bolso, luego el saco de su uniforme escolar. Su corbata fue la siguiente en caer desprolija al suelo de mármol, y esa camisa blanca que se ajustaba cómplice a su cuerpo tonificado fue lo último en abandonarle.

Apareció entonces en un cuarto del segundo nivel, solo llevando sobre su torso un anillo que colgaba desde una hermosa cadena en su cuello. Himuro recogió su cabello hacia atrás, despejando su campo de visión, y ahí se encontraba él esperándole.

El del lunar sonrió ladino al verle de aquel modo, recostado sobre la cama, con una bata de seda blanca derramándose sobre sus hombros, con las mejillas ya encendidas, y una profunda respiración haciéndose notar al acto. Aquella prenda suave que apenas le cubría al hallarse totalmente abierta, no dejaba nada a la imaginación de Tatsuya, podía verlo todo a la perfección. Esa erección que se asomaba ansiosa entre la tela, y ese abdomen un tanto manchado por esa intimidad ya húmeda. Akashi Seijuurou le entregó una mirada de impaciencia absoluta y sus labios un tanto entreabiertos se curvaron formando una preciosa sonrisa sutil.

—Tardaste Tatsuya.

—Tú nunca aprendes a esperar, Akashi.

El del lunar aflojó la cremallera de su pantalón y se apresuró hasta Akashi, cogió con vigor las piernas de su precioso amante, abriéndolas sin vergüenza alguna, descubriendo que era lo que mantenía al pelirrojo tan ansioso. Sonrió como si aquello no le sorprendiese en lo más mínimo, y sacó brusco el vibrador ovalado con el que Seijuurou jugaba antes de su llegada, el de mirada bicolor se estremeció soltando un gemido obsceno ante la última acción carente de delicadeza. Pero en el fondo eso le volvía loco.

El azabache hundió sus dedos en aquella ya húmeda y relajada abertura que clamaba por ser destrozada sin piedad, tocando vigoroso ese interior ardiente, provocando que su avaricioso Akashi se retorciera soltando más y más sonidos lujuriosos. Ya no lo soportaba más, no quería dedos ni juguetes profanando sus entrañas, quería a Tatsuya, solo a Tatsuya tocando sus sitios más íntimos y deliciosos. Jaló ese brillante y suave cabello negro, como ordenándole que pronto le llevase a la gloria, y Himuro sonrió satisfecho, cayendo en ese ferviente deseo de descontrol puro.

Sin hacerse esperar más, puso las esbeltas piernas del pellirrojo sobre sus hombros, y se enterró en aquel cuerpo ansioso sin contenerse, llenándole por completo de un solo golpe, Akashi arqueó su espalda en medio de un grito colmado de satisfacción. Esa figura era demasiado erótica, aprisionaba la palpitante intimidad de Tatsuya arrancándole graves quejidos que se mezclaban con la dulce voz de Seijuurou. Himuro sacudía ese interior bestialmente, jugando con ese cuerpo como más le gustaba, era tan excitante ver ese rostro bajo suyo llorando de placer, perdiendo la compostura por su virilidad corrompiéndole una y otra vez.

Era un inolvidable sabor que amaban probar cada vez, podrían considerarse dos locos adictos a esa clase de relación violenta y pasional, a veces sin sentido, tan increíble.

El del lunar era consumido por aquella exquisita sensación, codicioso prosiguió moviéndose con desenfreno, alcanzando ese gozo delirante, estallando al interior de ese sediento amante que se hallaba en sus brazos. Akashi sucumbió ruidoso al sentir la esencia ardiente del hombre que le tomaba con intensidad, manchando su torso con su propio orgasmo. El pelirrojo cerró sus ojos, disfrutando cada segundo de aquel instante delicioso, mordiendo sus labios, encantando a Tatsuya con su imagen inmoral y hermosa.

 

Sus cuerpos descansaban uno al lado del otro, totalmente relajados, regocijándose con esa quietud abrumadora que ambos consiguieron gustosos. Seijuurou removió en la cama su figura un tanto desecha y exhausta, para alcanzar el bello rostro de Himuro, sosteniendo sus mejillas, delineando suave esos rasgos seductores. Himuro Tatsuya era como una mortal trampa.

—Bésame. —le exigió con una tersa voz. Con una tenaz mirada. Sosteniendo ese collar de plata.

 

Tatsuya sostuvo la nuca del pelirrojo, para devorar esos labios que a veces sonaban demasiado autoritarios, pero se detuvo justo antes de hacerlo, y deslizó suavemente sus dedos hasta alcanzar el cuello de Akashi. Se mantuvo acariciando ese sitio, recorriéndolo tan lento, con delicadeza y una extraña sensación le sacudió de pronto.

Pudo entender entonces aquel actuar impulsivo, lo comprendió cuando la imagen del sujeto que espió en el gimnasio apareció fugaz en su mente, y sobre todo ese atractivo cuello decorado con aquel tatuaje que parecía hecho para él.

Nuevamente su mente fue azotada por aquel disturbio que le parecía encantador. Y mientras rememoraba la silueta de aquel enigmático albino, fue besado por Akashi Seijuurou, quien le atrapaba cada vez como si fuese una hostil y preciosa enredadera peligrosa.

 

Esa noche Himuro le perteneció totalmente a Akashi, sin embargo, no pudo escapar de ese recuerdo incitador que le hacía sentir un deseo interminable.

Un desconocido de cabellos platinados que le dejó totalmente cautivado.

Y sonreía, cada que le recordaba.

Notas finales:

Gracias por leer, fue algo corto, pero escrito con amor.

Si alguien no lo capto (? era Mayuzumi el albino que encendió  a Tatsu xD

...y solo me resta decir.... que soy un asco UN AZKO por no publicar algo para el 23 por Izuki, Shun igual te amo con la vida.

 

Saludos a todos, Nos leemos!

 

Adiós!


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