El día en cuestión llego. Las clases transcurrieron rápidamente y a la salida por la tarde todo mundo se dirigió rápidamente a sus casas para preparar sus disfraces para esta noche.
Apenas si había indicios de que la oscuridad prontollegaría. El rubio miraba por la ventana de su habitación a los pequeñines correr con sus infantiles disfraces. Aquello le parecía muy nostálgico recordaba como de niño le emocionaba salir con su hermano mayor Deidara a tocar las puertas de las casas para pedir dulces en esta noche.
-¿Es hora de madurar?- Miraba parte de su reflejo en la ventana.
-¿Qué te pasa niño?- Deidara entro en la habitación vistiendo su clásica pijama con nubes rojas y se tiro sombre la cama del rubio, mirando al pensativo de su hermano.
-Nada solo recordaba lo nostálgico que fue la última vez que pedimos dulces-
-MMMM Ya!!- Deidara exclamo restando importancia al comentario mientras hojeaba una revista joven de esas que tanto le gustaban. –En ese caso ya sé que vestiremos – Le mostro una página de dicha revista.
-¿Eso?- Pregunto estupefacto el rubio. –No crees que es un poco, no se ¿Descubierto?- Decía pensando más que nada en el frio de esta noche.
-Para nada fue lo que usamos esa última vez que pedimos dulces juntos. Podrás soportarlo. Además podría ayudarte a conquistar a Kiba- Dijo burlonamente.
-¿Kiba?- Lo medito. –Kiba no me interesa ¿De dónde sacas eso?-
-Por favor hermanito, te conozco. Seque tratas de resistirte portándote indiferente con él. Pero sé que te gusta y tú le gustas. Y déjame decirte que tienes suerte, Kiba no es de los que se fija en cualquiera-
-Me da lo mismo-
-Si, si lo que tú digas. Iré por las cosas para prepararnos nos disfrazaremos igual-
-De acuerdo miro salir a su hermano mayor corriendo-
-¿Kiba?- Recogió la revista que su hermano tiro por accidente y miro la imagen del disfraz. –Podría ser – Sonrió más animado.
Deidara regreso con mucha cosas en las manos. Todas lo depósito en el tocador del rubio. Coloco una silla frente al espejo y sentó a su hermano menor.
-Quítate la ropa Naruto-
-Deidara- Se sonrojo el menor. No estaba acostumbrado ni a quitarse la playera frente a su hermano menor.
-Por favor Naruto- Rodo los ojos hacia un lado. –Yo te bañaba cuando eras pequeño. Querido hermanito te conozco perfectamente- Se burló sacudiendo la cabellera de su hermanito.
Naruto miraba el trabajo de su hermano. Debía admitir que Deidara era bueno con las manualidades y los cortes. Pronto sintió como el disfraz se completaba.
-Y ahora falta lo mejor- Tomo unos pequeños aretes.
-Oye espera no pensaras perfórame ¿O si?- Pregunto asustado.
-Tranquilo son falsos- Se los mostro al pequeño. –Los míos serán reales.-
Tomo el tocado y se lo coloco en la cabeza del rubio. Admiro su trabajo y se convenció de que el también quería usar el mismo disfraz.
-Listo su excelencia- Pronuncio Deidara fingiendo respeto.
-Creo que no les decían así hermano mayor.-
-Qué más da. Dame 15 minutos y estere listo.-
-Si te tardas demasiado me iré sin ti- Sabia por experiencia propia que su hermano podía tardarse horas preparándose.
-15 minutos- Se escuchó el grito del mayor desde l habitación contigua.
-¿Todo esta listo?- Una vos fría interrumpió al pelirrojo mayor.
-Si, todo en orden. Será una gran fiesta- Sasori alistaba los últimos preparativos para recibir a sus invitados.
-Excelente –
-Gaara esta noche contrólate. Intenta divertirte disfruta de la fiesta.-
-Supongo que tú lo aras con tu novio-
-Ahora que lo mencionas el pequeño Naru también vendrá.-
Gaara intento recordar quien era. Luego de meditarlo un momento lo recordó. Difusamente lo recordaba.
-Lo are hermano- Dio una oleada a su capa negra y despareció en la oscuridad de aquella casa temática.
-¿Ya podemos irnos?- Sasuke comenzaba a desesperarse.
-Espera.-Itachi se cruzó de brazos.
-¿Por qué tardamos tanto?, maldita sea.-
-Ya no tarda viene en camino- Justo Itachi decía aquello cuando miro a la persona responsable de su retraso caminar hacia ellos. –Mira ya llego-. Comento feliz.
-No me dijiste que el vendría- Dijo por la bajo irritado el menor de los Uchihas. Dándose la vuelta y comenzando a caminar indignadamente en dirección a la fiesta. Ya no le importaba que su hermano lo siguiera.
Estaba muy entretenido con su disfraz. Lugo de buscar las prendas adecuadas, las cuales por cierto le había tomado trabajo conseguir, pues quería que se disfraz fuera de lo más real.
-Listo- Dio los últimos toques a su atuendo. Ajusto el cinturón, se colocó la gorra. Sonrió ampliamente mostrando sus enormes colmillos en el espejo. – No está mal, no está mal- Recorrió las mangas para mostrar sus fornidos y morenos bíceps. –Mucho mejor.-
Tenía un plan para esta noche. Esta noche no permitiría que el rubio lo mandara al churro como ya lo había echo tantas veces.
-Naruto. Esta noche conocerás la ley.-
-Tardase demasiado- decía tranquilamente el Nara recargado en el pórtico de la casa de Sai.
-Lo lamento –
-Me agrada tu disfraz- Miro al chico pálido el cual bestia un traje negro de sepulturero. Se había puesto una peluca blanca sobre el sombrero de aquel traje y había pintado las cuencas de sus ojos de negro y colocado un color sangre en sus labios. Gracias a su piel pálida no tuvo que usar maquillaje blanco. Llevaba una pala consigo.
-Tu eres ¿Un zombi?- Examino al Nara, quien simplemente iba vestido de verde con la ropa rasgada.
-Si. Así es un zombi- Le restó importancia a la simplicidad de su “disfraz”.
-Eres muy creativo, ¿Verdad?- se burló del ingenio de su amigo para el disfraz.
-Podría comerme tu cerebro en verdad, si quisiera-
-¿Si? Te mandria a la tumba.
-¿Nos iríamos juntos?- Sonrió y se acercó al chico.
-Claro que sí. Juntos en el mismo ataúd.- Coloco sus manos en el pecho del Nara.
-Muéstrame que tanto pinta ese color rojo de tus labios.-
Luego de decir aquello el chico de la coleta tomo al menor y se hundieron en un mar de besos, sin importarles que la gente que pedía dulces en la calle los pudiera estar mirando. Sai no pudo percatarse de como Shikamaru abría la puerta de la casa y comenzaba a introducirlo en ella, hasta el que el sonido de la perta cerrándose nuevamente lo saco del trance y se separó de los labios del Nara.
-¿Qué haces?- Pregunto ya estando tumbado en el sofá de su sala. Y mirando como el Nara cerraba todas las persianas y ponía seguro a la puerta.
-No queremos que los niños no miren ¿O sí?- Comenzó a avanzar al pálido mientras se quitaba su ropa rasgada.
-¿Y la fiesta?-
-Pueden esperarnos un poco-
Luego de decir calmadamente aquello, restando importancia al hecho de quizá no llegar a dicha fiesta se abalanzo sobre el pequeño Sai.