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Pequeña familia por Naruu Uzumakii

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Notas del fanfic:

Historia escrita en conjunto con Hals.ey (Una gran chica y amiga) 

Me gustó escribir (Lo poco que hice xD) 

Notas del capitulo:

Y nada... A leer :)

Jane Pov

Estaba en un profundo sueño hasta que sentí un golpe en el lado izquierdo de mi costilla.

—Jane... 

—Mhmm... 

—¡Jane! 

Abrí mis ojos de golpe, ¡Lexa! 

—Jane, por favor, me duele mucho— sus gemidos de dolor me alertaron.

—Lexa, mi amor, tranquila, todo estará bien— me levanté de la cama, por un momento congelándome al verla 

—¡Jane! tengo mucho miedo, me duele mucho, no quiero que nada salga mal— como pude la tomé entre mis brazos, los de ella rodearon mi cuello, mientras sentía cómo gotas de agua resbalan de el hacía mi camisa 

—Princesa, no llores, todo estará bien, te lo prometo, él estará con nosotras en menos de lo que crees— intentaba tranquilizarla mientras me abría camino hacia el exterior. 

Al igual que ella, estaba muy asustada, pero por ella tenía que ser fuerte, todo saldría bien. 
La acomodé en el carro, yendo al lado del conductor logré ponernos en marcha velozmente, ella no paraba de gemir y llorar.

—Shhh, bebé, llegaremos pronto, ellos te atenderán y pronto estaremos juntos— mantenía mi vista en el camino. 

—No quiero que nada malo le suceda— lloraba, tocando su abultado abdomen. 

Por supuesto que nada malo va a suceder... 

El camino al hospital se me hizo eterno, en cuanto arribamos, comencé a gritar por ayuda, personas vestidas de blanco salieron, observando la situación y se acercaron. De un momento a otro Lexa ya no estaba a mi lado. 

Todo pasó demasiado rápido... 

Flashback 

—Mi amor, ¡estoy en casa! —grité a la nada y ella me respondió con silencio, arrojé mis llaves a la mesa de café.

No recibí respuesta.

—Princesa, te traje algo— saqué la bolsa de panqueques de mi mochila  
—¿Recuerdas tus ganas de comer un panqueque hoy a las 3 a.m? He traído toda una bolsa para ti sola.

Extrañada de no escuchar nada hice mi camino hacia la habitación, ¿no estaba en casa? 

—Lexa... —estaba sentada en el suelo, con sus piernas recogidas, siendo rodeadas por sus brazos y su cabeza recargada entre sus rodillas —Hey, princesa, ¿por qué no contestas? ¿pasa algo, pequeña? —lentamente me acerqué hasta quedar a su lado.

—Perdón... —susurró apenas.

—¿Qué pasa, bebé? —traté de que dejara la posición en la que estaba y me mirara.

Alzó su vista, sus hermosos ojos color esmeralda toparon con los míos, estaban vidriosos, comencé a alarmarme.

—No quiero que te enfades conmigo, sé que debí haberte dicho antes pero tenía miedo de que no quisieras y creí que sería una buena sorpresa por nuestro aniversario... pero ahora no sé, estuvo mal que lo hiciese así, tengo mucho miedo, no quiero perderte, por favor, por favor no te molestes, te amo, no me dejes —soltó todo a la vez, mientras más lágrimas caían de su precioso rostro.

¿Qué? 

—En realidad me estás asustando  ¿qué ocurrió? sabes que nada haría que me fuera de tu lado, te amo tal y como eres —la tomé entre mis brazos, sentándola en mi regazo —eres lo más preciado en mi vida, te amo tanto, que ni tú me vas a perder, ni yo te voy a perder, ¿está bien? te lo prometo, pero necesito que me digas ¿qué pasó?— le dije al oído, besándola repetidamente en su mejilla 

se estremeció y suspiró entre sollozos 
—Tengo miedo... 

—No mi amor, no lo tengas, conmigo no debes tener miedo —tomé su cara entre mis manos, dándole pequeños besos en sus labios.

Internamente estaba asustada, primero no dio respuesta cuando llegué, encontrarla de esta manera no ayuda en nada, pero tampoco puedo presionarla a que me diga qué sucede.

Estuvimos así por lo que se sintió, más de una hora, ella no quiso hablar más y se quedó dormida 

Si antes estaba muy asustada, ahora mismo estaba más que ello; aterrada, me sentía fría, con un nudo en la garganta, me sentía rota, no sabía qué pasaba, sólo sabía que la amaba con todo mi corazón, sobrepasando todo lo demás, entonces esperaría lo necesario por una respuesta. 

Comenzó a moverse y a decir mi nombre, estaba despertando. 

—Hola mi niña —le dije, con un intento fallido de sonrisa, mis labios temblaban. 

Me miró directamente a los ojos, cómo me encantaba cuando hacía eso, conectar nuestras miradas, verde esmeralda y café oscuro mezclándose. 

—Hace no mucho inicié un tratamiento de inseminación y ahora estoy embarazada —dijo de repente.
Si ya estaba pálida de los nervios, creo que ahora era transparente, ¿qué demonios?

Mis manos comenzaron a sudar de más, mi boca estaba seca 

—¿Có... — no podía ni hablar, nunca la solté, seguía en mis brazos y entre todo lo que sucedía, estaba segura que nunca lo haría 

Se echó a llorar.

—Sabía que era mala idea, no me dejes por favor, tengo mucho miedo, perdóname —sollozaba lastimosamente.

Fue lo que me hizo regresar en mí.

La abracé con mucha fuerza, escondiendo mi cara entre su cuello, lágrimas recorrían mi rostro, combinándose con las de ella, su cuerpo reaccionó en sorpresa y yo tenía una estúpida sonrisa. 

—Al parecer ahora no serás mi princesa, sino mi reina, porque alguien más te quitará ese puesto— le susurré, levantando mi rostro.

Detuvo su llanto, pasmada ante mis palabras —¿No estás enojada?— preguntó bajito. 

—¿Bromeas?, estoy asustada con una mie... —me detuve, mi sonrisa haciéndose más grande cada que pasaban los segundos —Estoy asustada, pero nada detiene el incremento de felicidad en mi interior —la besé desesperadamente. 

—Creí que... 

—Lexa, mi amor, mi pequeña, te dije que te amaba tal y como eres, no me voy a ir de tu lado, es increíble el amor que te tengo, cada momento que pasa, cuando estoy contigo o cuando no lo estoy, mi amor solo crece, me mantengo pensando sólo en ti y en poder regresar a ti, te  has convertido en mi todo, eres mi todo, y ahora no sólo tú, sino esa pequeña o pequeño que viene, ambos serán mi mundo entero, ambos lo son, te amo, y aunque una parte de mí quería que lo habláramos primero, debo admitir que sí, ha sido una gran sorpresa, y que me ha encantado, los amo, juntos estaremos bien, lo prometo...

Fin flashback

Lexa Pov

Las contracciones cada vez eran más fuertes, ¿quién me mandó entrar en esto? No importa, nuestra pequeña princesa lo valía. No entendí como Jane pudo con todo esto, los antojos, las náuseas ¡como duele! Mi cara estaba roja del dolor, mis puños apretaban fuertemente el metal de la camilla. 

Flashback

Eran las tres de la madrugada, Jane estaba dormids y yo molesta. ¿Por qué me abandona? ¿Ya no me quiere? Lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas y los sollozos no se hicieron esperar. Mi esposa se despertó desorientada, al posar sus ojos en mí se asustó.

—Bebé ¿qué ocurre?— bien, tenía su atención. No hablé. —mi amor, me asustas ¿te duele algo? ¿estás bien?— su voz preocupads me hizo llorar más.

—Perdón, perdón— no sabía porque lloraba tanto, es cierto que todo me hace llorar pero últimamente lloraba más. 

—Calma, mi niña... calma— Jane me abrazó fuerte, su paciencia era enorme. 

—Te amo— sorbí asquerosamente mi nariz haciendo ruido. 

—Yo te amo más, cariño ¿ya me puedes decir qué ocurre?— preguntó sin despegarse de mí.

—Creí que ya no me querías... que... que— y allí estaba yo otra vez, llorando como una niña asustada.

—Siempre te quiero, siempre te amo, siempre te deseo— y esa última frase me derritió, Jane era tan buena con nosotras... tenía seis meses de embarazo, amaba sus cuidados y amaba el como me domostraba su amor cada día con paciencia. 

Fin flashback

—¡Me voy a morir!— grité cuando una contracción me atacó, Jane ya había entrado a la sala de parto conmigo, se veía graciosa con ese atuendo. Me encantaba. ¡Dios! 

—Todo estará bien, bebé... tranquila— susurró tranquilizadoramente. 

—¡Me duele! Jane... me duele— y allí estaba llorando... otra vez. Oh, dios, perdóname, Jane. No te merezco. Pero no te vayas, pensé.

Pasé unas agónicas horas esperando y esperando hasta que decidieron que era hora... mi pequeña ya quería venir al mundo. Y comenzó. Contracciones cada cinco minutos, fuerza, sudor, sangre y paciencia para que esta nena naciera. Que duro ha sido. Sentía el cuerpo temblando, las lágrimas saliendo de mis ojos, ya no escuchaba a los doctores, ya no escuchaba a Jane... ¿esto era quedarse en la inconsciencia? No lo quería.

—¡Lexa!—escuché su voz muy lejana, pero no podía regresar... —¡Lexa!— sollozó. No, mi amor, no llores. 

—¡Ah!— grité y sentí como algo resbaló de mi entrepierna. Dios, ¿qué fue..? La pregunta quedó en el aire porque un efusivo llanto se escuchó. Y por ese instante solo existimos esa pequeña, Jane y yo. Esa pequeña que Jane ya sostenía en sus brazos, llena de fluídos y sangre. Esa pequeña que lloraba junto a mi esposa eran lo mejor del mundo. Dios, gracias. 

Ellas hacían este mundo maravilloso. No podría pedir nada más. 

—Es preciosa— escuché a Jane decir.

—Feliz cumpleaños, mi amor— susurré. 

Ella abrió los ojos y la boca como si fuese un pez fuera del agua, y es que este día 1 de Septiembre era su cumpleaños, recién había iniciado el día. Hace dos horas si mis cuentas no me fallaban. 

—Eres muy buena en esto de las fechas, bebé— sonrió y yo asentí débilmente. Una enfermera le quitó a la bebé para vestirla y asearla. Jane gruñó por lo bajo. Sí, ya la amaba, desde el primer momento. Ahora éramos las tres contra el mundo. —Gracias, Lexa, es... lo más hermoso que pasó en nuestras vidas... es... perfecta, tú eres perfecta, te amo— Jane no dejaba de decirme frases hermosas, no dejaba de llenarme de besos. Me encantaba ella. 

—Te amo, J, te amo demasiado— susurré antes de dormirme. Cuando desperté estaba en una habitación impecable, con globos enormes y tulipanes rojos, mis favoritos. Una Jane dormida en el sofá y en un cunero una cosita hermosa, regordeta con las mejillas rosas, la piel blanca como la leche, era preciosa. Lloré. 
Jane y ella son lo más preciado que tengo, nunca en la vida me cansaré de dar gracias por ellas. Las amo, las amo más que a todo. 

—Te amo, pequeñita...— Y como si supiera que hablaba de ella soltó un quejido, acomodándose para volver a dormir, mientras que Jane sonreía en sueños. —Te amo, J— sonreí antes de volver a dormir.

 

Notas finales:

¿Y bien? Yo... sueño con algo así, joder sería lo mejor. 

Besos, pequeños mortales, nos seguimos leyendo.


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