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EN OTRA VIDA por Amaya Kurau

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Notas del fanfic:

Bienvenidos a esta nueva historia.  

El fanfic se centrará en el futuro, después del despertar se Kaname.   

Algunos hechos fueron tomados de Vampire Knight Memories con ligeras variaciones; por tanto para aquellos que no hayan continuado el manga, habran spoilers. Por otro lado, otorgo el crédito  que corresponda a quienes han traducido el manga y por supuesto a su propietaria Matsuri Hino.

Finalmente, como siempre una disculpa de ante mano, pero como se habrán dado cuenta tardó en publicar y no respondo todos los comentarios o lo hago muy tarde. Aún así, muchísimas gracias por leer todos mis fics.  

Sin más, disfrutenla.   

 

 
I
 
DESPERTAR
 


 
 
 
 
 
"Pronto, en un tiempo no muy lejano, tendrás una nueva oportunidad... Debes esforzarte y esta vez ser feliz"

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"Quiero darte a ti a quien amo tanto, el mundo que una vez vi cuando fui humana"
 
"Para ti, quien siempre sufriste de sed; probablemente esta vez tu sed dejará de existir"

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-   En el momento en que abrí los ojos, destellos de luz como copos de nieve bailaron frente a mí; y sentí mi cuerpo adormecido, entorpecido, pero estaba seguro que esas voces que había escuchado, no habían procedido de los dos jovencitos que estaban parados frente a mí.
 
>... "¿Quiénes eran?", recuerdo que esa fue la primera pregunta que vino a mi mente, seguida, claro, de la más lógica, "¿quién soy yo?". La sensación que este cuestionamiento provocó en mí, hizo que como acto reflejo intentara incorporarme; sin embargo, mi cuerpo continuó sin responder por largo rato, así que desistí, estiré mi brazo hacia el cielo y observé mi mano por un rato. Algo en mi sabía lo que sucedía, aunque no pudiese explicármelo conscientemente, lo sabía; y eso me producía una sensación extraña. 
 
>... Quizá al percatarse o intuir como me sentía, ella se acercó a mí y se inclinó ligeramente para verme mejor. Estaba protegida por una sombrilla oscura, pero en su rostro se reflejaba cierta curiosidad que me incomodó. Él también se acercó y ambos se sentaron cerca de mí. 
 
>.... Ellos sabían quién era yo, pero yo no sabía quiénes eran ellos, así que sólo miré hacia el cielo de nuevo.
 
Los recuerdos de ese día acudieron nuevamente a él.
 
 
 
 
-   Madre nos dio ese mensaje para ti. También, creo que deberías saber que durante este tiempo, los mil años que pasaste durmiendo en el ataúd de hielo, todos tuvieron sus propias preocupaciones, pero fueron muy felices. Madre y nuestro otro padre, sobre todo. Aun así estoy segura que ni un solo día se olvidaron de ti; y aunque hubo muchos problemas que afrontar, todos se esforzaron hasta el final para lograr preparar un mundo donde humanos y vampiros pudiesen coexistir y que entonces tú, al abrir los ojos de nuevo como un humano normal, pudieses... ¿me estas escuchando?
 
Él no respondió, la escuchaba y a la vez no.
 
-   Creo que es inútil hermana, madre dijo que no es una persona que escuche lo que otras personas dicen, padre también lo dijo. Además, según recuerdo, también dijeron que sus recuerdos como vampiro serían sellados, así que ni siquiera tiene caso que le digas, no los recordará. Padre dijo que era mejor y que sería más feliz así.
 
-   Sé que eso es lo mejor, pero... siento que no dejarle saber...
 
Ai se giró y lo miró directamente a los ojos.
 
-   Hermana... padres...
 
-   Lo sé... pero... -. Su expresión se volvió triste - si él no sabe lo que pasó en estos últimos años... yo... no quiero eso.
 
-   Pero no tendría caso, no sabemos más que lo que vivimos y lo que ellos nos contaron, si...
 
-   ¿Prefieres no saber nada? - Ella le preguntó a él ignorando a su hermano - Yo odiaría algo como eso... odiaría no recordar a las personas que...
 
 
 
 
-   Después de hablar de algo que yo no comprendía del todo, ella guardó silencio. En ese momento yo observaba el inmenso cielo azul y sentía que era la primera vez que lo hacía; al igual que también sentía como si por primera vez los rayos del sol acariciaran mi piel. Aún podía ver ligeros destellos de luz a mi alrededor, pero poco a poco se desvanecían; y cuando finalmente volví a reparar en los chicos, la expresión en el rostro de ambos produjo algo en mi interior, casi como una chispa que se encendió, y aunque no los conocía, sin dudarlo estiré mis brazos hacia ellos y los atraje hacia mí. Ambos despedían una calidez diferente entre sí pero que mi cuerpo reconocía. Los abracé contra mi pecho y en ese momento, en esta otra vida, por primera vez sentí que había recuperado algo que me pertenecía. Sin más les pedí que me contaran mas sobre lo que pasó en esos mil años...
 
Sonrió con cierta tristeza mientras deslizaba la punta de sus dedos suavemente por su mejilla; lucía tan apacible. Era como si el tiempo no hubiese pasado sobre él.
 
-   Eso fue lo que sucedió el día en que desperté nuevamente; el día que conocí a nuestros hijos. Y aunque no te recordaba, supe mucho de lo que había pasado con ella y contigo...
 
Descubrió su frente retirando un mechón de pelo de su rostro. Le gustaba como se sentía a su tacto; de hecho, le gustaba todo de él: su cabello de ese plateado inusual y ligeramente más largo de cómo lo recordaba; esos hermosos ojos amatistas que ahora estaban velados por esas largas pestañas casi negras; sus labios, su cuello; incluso esos piercing y el tatuaje que aún conservaba, y por supuesto, todo su cuerpo, todo él.
 
-   Cuántas cosas pasaron, ¿no? - dijo inclinándose y posando su frente sobre la de él. - Mil largos años. Yo no los sentí, pero ustedes sí. Mil años en los que se han marchado muchas personas conocidas y otras tantas han llegado. Mil años en los que yo no estuve y ustedes siguieron adelante sin mí. Pero ¿sabes?, no estuvo mal, de hecho eso fue lo que más deseé... su felicidad y la tuya por sobre todo... pero aun así no puedo evitar ser egoísta... Zero, no sabes cuánto lamento no haberte dicho en ese entonces todo lo que significabas para mí; cuanto lamento no haber tomado tu mano y por el contrario hacerte creer que no me importaba nada de ti; pero, sobre todo... lamento el silencio y la resignación de dejarte ir...

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Primavera, seis meses atrás...
 
 
 
Kaname salió a la terraza y al instante los rayos del sol bañaron su piel. Cerró los ojos y disfrutó de esa sensación; Cálido, pensó mientras aspiraba el aroma del viento. Olía a rosas y a tierra húmeda. Sonrió ante aquello. 
 
La primera vez que sintió ésta sensación fue hacia unas semanas al despertar. En ese entonces le pareció sumamente extraño pues era como si nunca hubiese experimentado algo igual; sin embargo, incluso ahora esa percepción permanecía; y aunque no recordaba nada de su pasado o casi nada ya que ahora había reminiscencias sutiles que se rehusaban a abandonarlo; que su cuerpo tampoco recordara ciertas sensaciones todavía lo confundía. No era como que no recordara para que servía tal o cual cosa, o que no tuviera conocimientos, los tenía, solo que no recordaba nada relacionado con él, con su pasado como vampiro. Talvez se debía al hecho de que ahora era humano. 
 
Eso era lo único que se le había permitido saber con claridad desde un principio. Él fue un vampiro. Un vampiro que durmió por mil años en un ataúd de hielo hasta que fue despertado y transformado en humano debido al sacrificio de una mujer.
 
Como fuera, pese a las semanas trascurridas todavía no lograba acostumbrarse, sentía su cuerpo débil pese a que podía moverse sin dificultad y a veces tenia repentinos destellos de imágenes que desaparecían casi tan pronto como habían aparecido sin lograr descifrarlas y mucho menos hilarlas. Ai le había dicho que era normal, que poco a poco iría acostumbrándose a su nueva condición, pero que no debería esforzarse en recordar pues podría afectar su salud y a su madre no le gustaría eso. Quería hacer lo que la chica le decía, pero en su interior algo se negaba. 
 
Hablando de ella. El día que despertó, la conoció e inmediatamente ella lo llamó "padre". No podría decir que sintió algo al verla, porque no fue así; de hecho no sentía nada en aquellos momentos; sin embargo tampoco logró sentir nada una vez que ella se presentó formalmente; pero al ver a su hermano y ser presentado como tal ante él, sintió nostalgia y supo que existía algo más, algo que no sería tan fácil asimilar; y aun hoy no comprendía bien a bien de que se trataba; solamente no le permitía estar tranquilo, en especial cada vez que veía al muchacho. 
 
El día que despertó ambos chicos le dieron el mensaje de su madre. Sintió cierto dolor ante esas palabras y en un impulso abrazó a ambos niños, y fue como si una parte de él recuperara algo que le pertenecía. Entonces, a pesar de que no debía, deseó saber más. 
 
La misma Ai, que era demasiado parecida a él para su gusto; debió darse cuenta de su lucha interna y quizá por eso se ofreció a contarle de lo sucedido en esos mil años que estuvo dormido. Él no le veía caso, ni siquiera recordaba lo sucedido antes de esos mil años; pero eso no pareció importarle a ella, así que lo hizo; incluso a su parecer, para disgusto de su hermano. 
 
Pero aunque había escuchado a Ai, no podía hilar esa información a imágenes en su mente y menos a la imagen de alguien en específico. No recordaba absolutamente a nadie de quien ella hablaba y de esa persona a la que llamaban "madre", no lograba recordarla por completo. 
 
Al principio no tenía absolutamente ningún recuerdo, pero mientras los días pasaron, una vaga imagen de una mujer parecida a Ai acudía a su memoria; pero ni siquiera sabía si era ella o quizá era su mente intentando formarse una imagen; porque no tenía lógica que siendo Ai tan parecida al él, aquella mujer fuese así. Incluso en un principio al ver a Ren creyó que la nostalgia que sentía al verlo se debía a que probablemente se parecía a su madre; y su primer pensamiento al respecto fue el de que ella debió haber sido hermosa y que debió amarla mucho; sin embargo el supuesto parecido más tarde fue desmentido por ambos al decirle que eran medios hermanos y que Ren era la viva imagen de su padre. Eso lo desconcertó más. Para colmo, en nada ayudaba a su naciente curiosidad el hecho de que tampoco había fotografías en la casa. El motivo de eso lo supo varios días después de llegar a la mansión. Quien las había retirado todas era ese joven, Ren. El por qué, aun no lograba averiguarlo.
 
Ambos niños no se parecían absolutamente en nada, ni físicamente, ni en su manera de ser. Lo único que si parecían compartir era ese cariño que se profesaban. Pero, físicamente ella era muy parecida a él: cabello castaño y ojos borgoña. Tal era su parecido que no podría negar, ni aunque quisiera, que era su hija. En cuanto al chico, él poseía una belleza inquietante y mutable. La mayoría del tiempo se mostraba serio e incluso frio; pero había momentos en que parecía tan frágil como una chica y en otros, un chico fiero y salvaje. 
 
Después de que Ai, en algún momento de sus conversaciones mencionara que físicamente Ren se parecía muchísimo a su padre biológico, pudo formase en la mente una imagen aproximada de aquel que también le intrigaba, "su otro padre" como lo llamaban ellos. Solo pensar en eso provocaba una sensación extraña en su interior y no comprendía porque le ponía nervioso la sola mención del otro padre y no de la madre. Parecía que cuando ellos decían "nuestro otro padre", su mente al instante excluía a Yuuki, su madre, y sólo los dejaba a ese desconocido y a él como los padres de esos chicos. Eso era demasiado incómodo, en especial porque ni siquiera lo recordaba. Como fuera, ambos niños hablaban de aquel hombre, Zero, con mucho cariño y sumo respeto, así que sin duda debió haber sido un buen hombre y buen padre para ambos.
 
Con respecto a lo acontecido en esos mil años que estuvo dormido en un ataúd de hielo; Ai le había contado sobre la lucha por encontrar una cura para el vampirismo y la búsqueda de la coexistencia con los humanos; problemas cotidianos que experimentaron las personas allegadas a él; y sobre todo, lo que tuvieron que afrontar Yuuki y Zero para estar juntos. Podría decir que esto último debería incomodarle, pero lo cierto es que no era así. Desde su perspectiva eso se debía a que algo en su interior le decía que así tenían que haber sido las cosas, todos deberían seguir adelante. Incluso había escuchado a ambos hermanos decir que estaba tomando todo con mucha calma. 
 
Aún asi, estaba el hecho de que estaba frente a los hijos de la mujer que se sacrificó por él, alguien a quien al parecer amó; y sin embargo, cuando pronunciaba el nombre de ambas personas, una sensación de calidez invadía su pecho; pero era el nombre de "Zero" el que le provocaba un nudo en la garganta. Eso era incomprensible y en ocasiones le frustraba no poder recordarlo. Ai le dijo que se habían conocido, pero no mencionó nada sobre qué relación tenían, ni si era un vampiro o un humano; y Ren, él sólo guardaba silencio al respecto. Pero si pronunciar su nombre le provocaba aquello, le gustaría saber qué relación había mantenido con él.
 
Volvió a aspirar y luego caminó hasta el barandal. Desde esa altura podía ver el jardín por completo. Y hablando de ellos, ambos hermanos estaban allá, a la sombra de ese enorme roble. Ai estaba sentada sobre el pasto al lado de una cesta con rosas; mientras Ren parado frente a ella hacía señas describiendo algo. Se veía bastante animado, como pocas veces, mientras que ella le sonreía prácticamente embelesada por lo que él decía. Parecían dos enamorados. 
 
Agitó la cabeza, ¿pero en que estaba pensando?, ellos eran hermanos.
 
Prontamente, como era ya costumbre, su vista se quedó clavada en él muchacho. Cada movimiento, cada expresión; en este tiempo las había memorizado casi todas. Si, Ai le había dicho que era muy parecido a su padre, pero también a la vez muy diferente ¿A qué se refería?, ella no le dijo exactamente. 
 
Volvió a pasear su vista por el muchacho. Ren era de compleción delgada con  rasgos ligeramente finos y delicados; con el pelo plateado lacio y ligeramente largo; pero eran sus ojos lo que más le llamaban la atención ya que reflejaban con claridad una dualidad extraña; eran de un bello purpura capaces de mostrar una calidez que lo descolocaba y lo evocaba a aquel recuerdo de la Yuuki difusa de su mente; pero también eran capaces de mostrar una frialdad que aceleraba los latidos de su corazón y le hacían sentir que había olvidado, entre todo, algo muy importante. 
 
El chico quizá al sentir su mirada volvió el rostro hacia él y al verlo se detuvo en su discurso y por un segundo frunció el ceño. Kaname no pudo evitar sentir un estremecimiento. Pocas veces lo veía hacer eso, ya que por lo general hablaba poco y de manera directa y casi inexpresiva; o simplemente lo ignoraba y cuando lo veía sonreír era una sonrisa dirigida a su hermana. 
 
Hizo un gesto con la cabeza a modo de saludo, pero Ren se giró ignorándolo y tomó asiento al lado de su hermana. Después de unos segundos ella giró también su rostro hacia la terraza y sonriéndole le hizo un gesto de saludo con la mano que él le devolvió y luego, girándose ingresó nuevamente a la casa dejando a los hermanos allá.
 

Notas finales:

¿Qué les pareció?, ¿merece la pena para continuar?. Les mando un beso y gracias por leer. Hasta pronto.


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