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Reo Mibuchi's pain por Dakuraita

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Notas del fanfic:

La razón de que sean "one-shots" es que no tendrán continuidad fija, se trata de diversas charlas en las que Reo contará a su mejor amigo, Kotaro, el progreso o retroceso de su propia historia. 

 

Esto es algo muy humano, muy del corazón y algo que yo creo algunos hemos experimentado por lo menos alguna vez a nuestra manera. 

Notas del capitulo:

Espero que a quienes no les gusta mucho el KiyoMibu se enamoren de ellos, yo los amo. ¡Disfruten la lectura! 

Déjame que te cuente, ¿Para qué te hablé, sino? Creo que no he confiado en nadie más como alguna vez confié y confío en ti, Kotaro. No, no, ¡Ya vi esa cara que acabas de poner! Sé lo que crees y te equivocas, este no es otro de mis chismes, tampoco es sobre algún tema de tarot, que sabes que me encanta y es un lindo pasatiempo. ¿Acaso crees que solo recurriría a ti para chismes? ¡Por dios! ¡Qué estima puedo esperar de ti si ese es el caso! Bueno, dejando eso de lado, te contaré, ¿estás cómodo? Más te vale, y ni me pidas que te sirva algo, ya sabes bien donde tengo todo en el mini-bar y bien puedes irte a servir tú solo, y no me eches esa mirada, ¿de hace cuanto nos conocemos ya? Sabes bien que amo el papelito de anfitrión, pero no contigo, así que ándate a servir algo antes de que comience, punto, no quiero que vayas a interrumpirme.

 

¿Listo? Perfecto. Ahora ven, acércate, tengo que contarte un detallito antes y no es el tipo de cosas que me gusta decir en voz alta, ¡Podré estar enterado de lo ajeno, pero lo mío nunca ha de ser chisme, Kotaro! Dios, ¿de nuevo con la sonrisita insufrible? No eres nada delicado, te falta tanto tacto a veces… Sí, ya voy, no me regañes, ¿quieres? La cosa es… Ay dios, ¡Qué pena! Bueno, ya, aquí va: Me besé con Kiyoshi… ¡No, no! ¡Aún no digas nada! ¡Te lo ruego! ¿No crees que ya tengo demasiado como para que me bombardees con tus preguntas? Eres un libro abierto, querido mío, sencillamente sé que me lo quieres preguntar todo, ¿no te parece que por ello hemos sido amigos tan entrañables pese a todo? No habría hecho de ti mi confidente si fuese de otra manera… ¿Hm? No, no le he contado a Sei… ¿Cómo podría? ¡No arruinaré la hermosa imagen que Sei tiene de mí! Yo soy su nueva mano derecha, alguien en quien confía, ¡Ay Kotaro! ¡Yo lo adoptaría si fuese posible! Es un chico tan lindo a veces, ¿y qué que apenas nos llevemos unos años? Le cuidaría perfectamente, sabes muy bien que tengo un gran instinto para estas cosas. Ríete, ya te vi, pero sin importar cuanto te burles del instinto materno de este chico que resulta ser yo, las cosas son como son. Yo diría que Kiyoshi es el que tiene ese instinto paterno… ¡Oh, cierto! ¡Kiyoshi! De acuerdo, para terminar el tema aquí, digo que eres igual o peor de chismoso que yo y por algo nos llevamos tan bien y que no pienso recurrir a Sei para esto. Puede ser alguien… que te quita el aliento, ¿me explico? Pero es tan inocente en cosas como estas, ¡Hubieses escuchado su preocupación por una simple pelea con su amigo!

 

¿Qué como pasó?... Me siento hasta culpable, Kotaro, mi corazón es frágil para estas cosas, ¡Y sé bien que tengo la culpa! ¿Quién me manda a tener un corazón así? No, no tiene nada que ver con los libros que leo, ¿acaso crees que leo puro romance? Me aburriría, Kotaro, me aburriría porque sinceramente no suele haber nada muy original, en cuanto a romance, siempre se vive algo similar y la desgracia, aunque es variante tiene el mismo sabor agridulce. Yo ya dejé esas cosas, aunque admito que de pequeño la idea de ser una princesa rescatada por su amor verdadero era una idea más que atractiva… De acuerdo, no tienes que mirarme así, ya voy al grano. La cosa es, estábamos bebiendo, fui a casa de Kiyoshi porque necesitaba darme algo, lucía algo decaído, ¿sinceramente? Yo creo que desde un inicio deseaba hablar, pero ya lo conoces, es el tipo que siempre “protegerá a todos a costa de si mismo” es algo sin duda noble, dulce y muy encantador, pero puede ser perjudicial para él. En fin, llegue y de inmediato me ofreció beber algo. Le dije que una cuba estaba bien, sabes que el alcohol no me sienta bien y le encuentro poco atractivo, en especial a la cerveza que engorda… ¡Calla! Tú tienes un metabolismo por el cual mataría, ¿acaso crees que me mantengo por arte de magia? Siempre termino en el gimnasio después de que hago dulces, sino terminaré gordo. Bien, como iba diciendo, me sirvió una cuba y él por lo visto ya había empezado, pero seguía sobrio. Esperé paciente, quería que él me dijera qué sucedía, ¡Siempre hay que ser prudente, aunque te mueras por saber algo! Algo que tú no entenderías, siempre sabes lanzar la pedrada. En cierta forma es parte de tu atractivo.

 

Pues bueno, nos quedamos en silencio y mientras yo daba un sorbo a la cuba, él de pronto me mira con esos ojos almendrados suyos, ¡Deja de sonreír, por dios, Kotaro! ¿No ves que hablo en serio? Sus ojos estaban tristes, y todo él lucía mal, algo pasa, me dije a mi mismo, y pronto intuí con quien tenía que ver, con Riko, ¿la recuerdas? Si, esa chica con la que Kiyoshi salió un tiempo. Es una chica peculiar, las mujeres son siempre hermosas, incluso las que desperdician la oportunidad de usar cosas bellas, ¿qué no daría yo por poder usar vestidos lindos, arracadas, tacones y maquillaje? Sé bien que hay chicos allá afuera que los usan de todos modos, pero no me sienta, es algo que no encaja, así de simple. Puedes decirme conservador estereotípico, pero creo que las cosas hechas para la figura femenina deben prevalecer de tal manera… No, usar disfraces está bien, quiero decir, ¿y qué si usas un traje de chica en ocasiones como esas? Pero a mí no me verás por ahí usando cosas que no estén hechas para mi cuerpo. Me visto perfectamente. Dejemos la conversación de moda, el caso es, Riko. Kiyoshi la quería como a nadie, y mira que él es alguien con corazón para todos, pero ella era algo especial, ¿lo oías hablando de ella? ¿Viste alguna vez su sonrisa al recibir mensajes suyos? Tengo hasta envidia de como debieron ser sus aniversarios. A final de cuentas, no duró, decidieron ser amigos y aunque lo tomó bien, sé que a él le pesaba más, ¿a lo mejor esperaba hacer su vida con ella? Es algo penoso y me parte el alma, sé lo que es sufrir por amor, Kotaro, lo sé bien, es algo de lo que no puedes recuperarte de la noche a la mañana, menos cuando entregaste todo su corazón.

 

Kiyoshi me dijo “La extraño, Reo” y tras dar un largo sorbo a aquel brebaje que se había preparado, que bien asumo yo era una mezcla de muchas cosas, me dijo “Y está saliendo con mi mejor amigo… Hyuuga, ¿lo recuerdas?... Dime, ¿estoy mal por sentirme así? ¿No debí olvidarla ya? No es que haya dejado de amarla, nunca lo haré, pero sé que no es el mismo amor de antes, al menos eso creo, creo que la amo tanto como amo a mis amigos, me conoces, daría la vida por ellos. Me sentí molesto con ella, con Hyuuga y conmigo mismo, todo al mismo tiempo, aunque ya sabía que pasaría, de hecho cuando salimos primero supe como se sintió Hyuuga, lo veía en su rostro, y ahora que él está con ella, sé bien que se siente, pero a su vez, soy feliz, ellos son felices y se complementan, Riko lo quiere mucho y él está loco por ella, sé que se hacen bien, y aún así, ¿por qué me siento así? Solo a ti puedo decirte todo esto, Reo. Y lo siento, sé que no te hablo mucho y que es horrible de mi parte solo hablarte cuando necesito algo, pero, ¿me puedes perdonar esta vez?” yo asentí y entonces él continuó “Eres el único a quien puedo contarle, ¿comprendes como me siento? ¿Te ha pasado?” asentí otra vez, yo conocía su dolor a la perfección, en su momento lo sentí cuando él salió con Riko, yo siempre tuve sentimientos por él, desde que nos conocimos, ¿te sorprende, Kotaro? Sé bien que no, me conoces, sabes bien cuando siento algo por alguien, sabes leerme. ¿Hm? ¿Sei? Pues… Creí que me gustaba, y me gusta, claro, es guapísimo y un príncipe salido de cuento, pero, ¡llámame loco si quieres! Nunca pude dejar atrás estos primeros sentimientos, y Sei tiene sus propios asuntos amorosos, somos todos unos ‘caos’, ¿no crees?... Yo lo adoro, sinceramente, adoro esa sonrisa suya, esa fuerza y esa voluntad, él sin duda es el príncipe con el que sueño, ese que me ayudará a ver la luz en la tormenta. Entendí pues muy bien el sentimiento de Kiyoshi, aunque seguramente para él fue peor, en mi caso mi mejor amigo no era quien salía con amor. Mi mejor amigo estaba ocupado con otras cosas, ¿no es así, Kotaro? Oh, mira quien se sonroja ahora.

 

Él siguió hablando, sacó todo de su corazón: su culpa, su amargura, su tristeza, su desesperación, su amor, su alegría, su rabia… Sacó toda emoción humana contenida en él y yo escuché tranquilamente, observando como cada cierto tiempo iba bebiendo y mientras tanto yo, con un nudo en la garganta, no era capaz de dar más que uno o dos sorbitos ocasionales a mi cuba. Kiyoshi lloró y yo lo dejé, me agradó saber que confiaba a sí en mí y que estaba cómodo como para dejarme ver sus lágrimas, es alguien fuerte, pero todos tenemos nuestros límites, yo he visto muchos límites, he visto los tuyos, los de Kiyoshi, los de Sei, e incluso, y no le digas que te dije, los de Makoto. Chihiro también, aunque no estoy muy seguro sobre esa vez.

 

En algún punto quise llorar, me contuve, no quería que él se pusiera a consolar sentimientos que yo había enterrado exitosamente. Una vez que terminó, comencé a hablar con él, le dije que era normal sentirse así, que era algo humano y que ser un santo es algo imposible, que sufrir por amores pasados es natural como respirar, sencillamente se necesita llorar para desahogarse, se necesita hablar y sacar las penas del alma… ¿qué? No me mires así Kotaro, no soy ningún sabio, solo ocurre que tengo experiencia en eso. Y tras tranquilizarlo me levanté y lo abracé, nos quedamos así un buen rato y me sentí feliz, cálido y seguro, me encontré cómodo en sus brazos, y él por lo visto se tranquilizó en los míos, lloró un rato y dejó el hombro de mi camisa con una mancha de humedad por las lágrimas. Creo yo que él llevaba tiempo deseando sacar ese dolor en su pecho, de hecho, sospecho que sacó otros dolores de una vez, uno no puede simplemente categorizar qué sacar y que no, cuando se abre la puerta habrá de salir lo que necesite salir. Y tras eso, me permití lagrimear un poco, porque sufrí también, ¿qué crees que pude sentir, Kotaro? Me conoces, no tengo corazón para ciertas cosas, pese a que puedo ser tranquilo y dar buenos consejos, hay cosas íntimas en las que tampoco tengo control. Pensé “Si pudiera hacerte olvidar, lo haría. Si hubiese un remedio, te lo daría. No hay nada que yo no haría por ti, porque te adoro, ¿qué puedo hacer para ayudarte?” es desesperante tener a la persona que amas sufriendo y no poder aliviar su pesar. Pero así es la vida, como te dije, a esa conclusión se llega tarde o temprano, sin importar que tan poético o escéptico seas, al final admites que hay cosas que no puedes arreglar, problemas que no puedes solucionar y procesos que no puedes adelantar. No hay carta de tarot que tenga respuesta a cosas como estas. Y tristemente el tiempo a veces no ayuda.

 

¡Kotaro, por favor! ¡Estoy en un momento sentimental y tú queriendo que me salte al clímax! Bien, pues tomé su mano y le dije que no estaba solo, que no tenía que afrontarlo todo solo, porque quería hacerle sentir que estaba bien ser humano y ser débil y vulnerable. Aceptó mi mano y poco a poco empezamos a hablar del pasado, de las anécdotas divertidas que compartimos todos, y pronto hablamos de ambos, de como solíamos ser, de esos días de invierno donde él me daba su bufanda porque yo había dejado la mía, o de como yo aprendí a tejer guantes para hacerle unos porque la mayoría que le gustaban eran para manos mucho más pequeñas. Reímos, y… entonces, antes de darme cuenta qué pasa, ¡Es que pasó tan, tan rápido! Él estaba besándome, sabía a alcohol, sabía que tenía que apartarlo, pero, ¿cómo podría? Ni siquiera yo quería rechazarle, a veces cuando sabes que algo no es correcto no es suficiente para callar a esa voz que te dice que obedezcas tus deseos. Aun si lo hizo solo porque estaba ebrio, no me importa, ¡Kiyoshi estaba besándome! ¡A mí! ¡Ni en mis sueños más extraños había sucedió! No pude evitar corresponder, por mi cuerpo corrían chispas, mis labios vibraban y cosquilleaban, como que el mundo había implosionado y dentro de mí se desataba una revolución, era algo impresionante. Mi amor por él salió de su preciosa tumba floreada donde lo enterré y me dominó, cubrió todo mi cuerpo, y fui feliz. Por un momento fui totalmente feliz.

 

Tenía que contártelo Kotaro, porque siento que voy a estallar, siento que no puedo contenerme y estoy feliz, lo admito, estoy feliz… aun si estoy llorando justo ahora, creo que me entiendes, ¿no es así? Sí, sé que me entiendes… Ah, gracias, me vendría bien un abrazo. Sí, yo también te quiero mucho Kotaro, gracias por escucharme. Dime, ¿estoy mal por tener esperanzas? Sé que me dirás que no, eres así, siempre me apoyas, siempre sabes qué decir, aunque no te das cuenta. Yo lo amo, Kotaro, pero él la ama a ella, ¿qué debería hacer? ¿Enamorarlo? ¿Dejarlo ir? ¿Apoyarlo como siempre o hacer algo por él? ¿Lo ayudo a olvidar? Creo que primero necesito descubrir qué siente por mí.

 

Sí, la próxima vez, me aseguraré de que esté sobrio.

 

¡Ah! Mira nada más que sentimental me puse, bueno, ¿qué te parece si comemos algo? El chocolate es el aliado de toda doncella… ¿Hm? ¿Qué haré?... No lo sé, sinceramente. Pero no importa, aún tenemos tiempo, y este creo que fue el primer paso para ambos. ¡Ahora deja de verme así y ayúdame en la cocina! 

Notas finales:

Para mí ha sido un encanto escrbir esto, además de que pruebo un nuevo estilo, porque siempre es divertido explorar diversas formas de contar una historia. ¿Qué les pareció? ¿Se identificaron con algo? ¿Creen que Kiyoshi lo besó solo por estar ebrio y con el corazón roto, o que hay sentimientos viejos que salen a la luz?

 

 

 

Nos leemos pronto


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