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Él quiere [LayHo] por themuzaa

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Notas del fanfic:

Historia originalmente publicada en wattpad.

Creado para: Tender love ; SeshatSociety

https://www.wattpad.com/story/108998147-tender-love-exo

Historias inocentes, sin contenido gráfico, ni sexual.
Age gap; todos los personajes son niños menores de 13 años.

Notas del capitulo:

¡Disfruta mucho esta historia, nos leemos al fnal!

Kim Junmyeon es el niño más perfecto que ha visto en toda su vida. Es terriblemente adorable, su pequeña y simétrica cara angelical es el faro que alumbra su camino. Su obscuro cabello siempre está finamente peinado y le da apariencia elegante. Porta el uniforme escolar como un príncipe heredero al trono y tiene los modales más refinados que ninguna persona en la tierra podría tener.

Es un niño totalmente amable y dedicado. Cuando ve que algún niño menor se ha tropezado o ha cometido algún desastre con su almuerzo, corre a ayudarlo y, si los incidentes pasan a un grado mayor, escolta a los menores a la enfermería, incluso se queda a hacer guardia hasta comprobar que todo peligro haya pasado.

Kim Junmyeon es el niño estrella de todo el instituto: Pertenece a una familia adinerada y no por eso es un altanero. Al contrario, es respetuoso con todas las personas que lo rodean, es el alumno no. 1 en todo el instituto LOXE, se gana el corazón de todos con su simpatía, buenos chistes y su sonrisa.

Dioses egipcios. La sonrisa de Junmyeon era tan letal como Set lo fue para Neftis.

No sabía si era la blanca perfección de sus dientes, el rosado borde de sus pequeños y esponjados labios o la forma gloriosa en la que los músculos de su cara se movían al hacerla, pero presenciarlo era una experiencia religiosa.

Se rumora que a sus cortos 9 años, Junmyeon tiene toda una habitación repleta de diplomas y reconocimientos. No sólo es guapo e inteligente, también es muy talentoso. Sabe tocar el violín, el piano y saxofón, tiene clases particulares de canto. Escuchar la gloriosa e inocente voz de Junmyeon era un acto celestial, una voz tan tierna y suave no debía ser escuchada por oídos pecadores, no señor. Sólo las personas más puras de todo el mundo merecían escuchar tal delicia.

 

Junmyeon habla tres idiomas de forma fluida; coreano, chino e inglés. 

Junmyeon es bueno en matemáticas y en gramática, ni hablar de su bella caligrafía.

Junmyeon era la clase de niño que siempre salía de clases con una estrella en la frente.

Todo mundo admiraba a lo admiraba, todo mundo lo quería, todo mundo deseaba formar parte de su círculo de amistades.

Muchos desean llegar a ser tan buen hijo como él.

Quieren tener su carisma, paciencia y bondad.

Todo mundo quiere ser como Junmyeon.

 

Incluido Yixing. Él también quería ser como Junmyeon.

 

Yixing fantasea con ser tan genial como lo es Junmyeon. Desea tener las mismas bendiciones que tiene el otro niño tiene, desea tener a los maestros a sus pies, a los niños peleando por ser amigos, a las niñas susurrando a sus espaldas sobre lo genial y posible buen esposo que será cuando sea grande.

Quiere caminar y que del suelo broten margaritas. Quiere que su andar sea tan mágico cómo lo es el de Junmyeon. Pero el querer no es igual a poder. Porque Yixing no es igual a Junmyeon y no cree poder serlo nunca.

Yixing suspira pesadamente mientras le da una mordida a su emparedado, causando que sus pálidas mejillas se agranden más de lo que ya están.

Se encuentra descansando en el patio trasero del ostentoso instituto al cual sus padres lo metieron hace dos semanas gracias a la mudanza desde China.

Su vista se pierde en tres puntos: su emparedado de queso, el cielo y luego en Junmyeon; el niño bonito.

Vuelve a suspirar.

Desde que llegó a aquel lugar supo que no la pasaría del todo bien; su madre trató de explicarle que los niños coreanos tienen los prejuicios de sus padres, por lo que sería muy difícil agradarle a toda la comunidad de infantes como si fuera uno de ellos.

Desconoce el porqué de ese pensamiento, para Yixing todas las personas son eso: personas así tuvieran un brazo extra, la piel más blanca que otros, incluso si tenían un pene en el brazo, a él le gustaban todas las personas que respiraban y reían.

Pero nada más llegó a corea descubrió que no todos pensaban como él.

Cuando inició su curso, se presentó en un pastoso coreano; su padre había hecho muy mal en enseñarle medianamente su idioma natal sí sabía que algún día vivirían allí. Con las manos temblorosas esperó paciente a que alguien reaccionara, una risa, conmoción, sorpresa, algo, lo que fuera; pero se asustó cuando por unos dos minutos nadie dijo nada.

Justo cuando pensó que la cosa iba medio bien, el maestro le indicó sentarse junto a un niño llamado Minseok.

Yixing avanzó con calma al asiento que se le había asignado, pero antes de siquiera haber tocado la silla, el niño de al lado reclamó de manera altanera.

—Maestro, con todo el respeto que se merece, no quiero a sentarme al lado de este niño chino. No estaré cómodo con él ni tampoco podré ser su amigo, muy apenas pudo presentarse, dudo que podamos hablar normalmente. Aparte apesta a pólvora y a campo. Soy alérgico al olor de un chino, así como mis papás.

Yixing entendió todo lo que ese niño cachetón había dicho y le dolió en lo más preciado que tenía aparte de su familia: en sus raíces. Yixing estaba a punto de llorar de la impotencia, hasta que la voz de un ángel inundó sus sentidos.

—¡Minseok! Eso es grosero de tu parte, eso no se debe de hacer —un niño de su edad, pero con facciones hermosas fruncía el ceño mientras llamaba la atención al niño gordito que le acababa de insultar —. Cuando las personas se burlan de tu peso te pones triste ¿Verdad? —el niño aceptó con un movimiento frenético de su cabeza, sus ojos estaban abiertos y mostraban pánico—. Entonces no le digas nada a este niño, él también siente –le recriminó con seriedad.

El salón se llenó de silencio. La presencia de ese niño era enorme, incluso el maestro agradeció en silencio la intervención de éste

Oye tú, Yixing —el niño bonito se había volteado y pronunciado en un perfecto mandarín sus palabras—. No le hagas caso a este niño, cuando tiene hambre se pone de mal humor, vamos siéntate conmigosi no entiendes algo yo te explicaré —le tomó de la mano y lo arrastró con él a su banca.

El corazón de Yixing latía con fuerza, ese niño le había defendido y aparte le invitó a sentarse con él. El niño era bonito y hablaba su idioma natal. Yixing tenía esperanza en una persona, y con eso bastaba.

 

A Yixing le gusta recordar el día que llegó, le gusta recordar cómo el niño bonito le hablaba informalmente y le explicaba las cosas que no lograba entender con su pobre coreano. Yixing recuerda que incluso cuando Junmyeon le dejó solo en el receso, éste se disculpó con él por no acompañarlo, pero tenía amigos a los cuales atender y era consciente que no todos lo aceptarían al nuevo niño chino.

Yixing no se sintió molesto, al contrario de ello, agradeció que Junmyeon lo llevó a una parte del patio en donde sabía que no lo molestarían.

Desde hace dos semanas es el lugar que Yixing toma para poder almorzar, para relajarse un poco luego de las pesadas clases, que en realidad no sean tan difíciles, pero la barrera del idioma hace que se tenga que esforzar el doble.

La verdad es que Yixing está muy agradecido por toda la ayuda que el niño bonito le ha dado desde que llegó a ese lugar, sin importarle su procedencia o su dificultad con el idioma. Yixing admira lo honorable que puede ser un niño como Junmyeon a pesar de su edad. Sí, es cierto que tienen la misma edad, pero definitivamente Junmyeon era a los ojos de Yixing, el mejor niño de la tierra.

Era por eso que Yixing quería ser como él.

Quería ser el mazo de confianza de muchas personas, quería estar al pendiente de todos a su alrededor y que las personas le reconocieran por sus esfuerzos, no por su torpeza.

Porque sí, Yixing aparte de no hablar coreano, era un niño muy despistado. Ese era su principal problema, quizás por ese motivo no entendía el coreano, quizás su padre le quiso enseñar, pero él se entretuvo con otra cosa. Por ese motivo tenía que quitarle tiempo a Junmyeon para entender todo lo que desconocía.

Por ese motivo era castigado todo el tiempo en su casa.

Una vez sacó un condón de la bolsa de su madre y lo infló para poder jugar con el globo transparente más resistente que existía en la tierra.

Le había dicho a su abuela que su dentadura falsa se iba de lado, había comentado al jefe de su padre que su gatito se veía bonito en su cabeza, cuando la realidad era que el hombre usaba peluquín.

Había felicitado a una señora por su próximo bebé, ignorando que la señora sólo tenía un grave problema de colitis.

Yixing no notaba las indirectas y mucho menos entendía los chistes elaborados.

El niño prefería perderse en sus pensamientos a tener que descifrar por qué sus compañeros de clases se burlaban del cojeo de su maestro Kyungsoo por haber visitado al su amigo "El negro Kai". Yixing una vez se había lastimado un tobillo jugando con un niño latino llamado Elder, el dolor no daba risa y no entendía la gracia de tal situación.

Yixing estaba tan perdido en sus pensamientos mientras masticaba con calma el último mordisco de emparedado, que no notó el sonido de la campana, fue hasta que Junmyeon llegó corriendo a él con cara de susto que se fijó en la hora de la gran torre que había en medio de la escuela. Yixing guardó todas sus pertenencias con rapidez y salió disparado al salón de clases junto a Junmyeon.

Gracias a todos los cielos y a que iba con el alumno favorito del maestro Kyungsoo, éste no les regañó y entraron al salón en silencio.

 

¿Dónde tenías la cabeza que no notaste la campana? —ya sentados, Junmyeon le susurró en mandarín, aprovechado que el docente escribía la siguiente actividad en el pizarrón.

 

A Yixing se le congeló la sangre por un momento. No le podía decir a Junmyeon que pensaba en que quería ser igual a él para poder estar al nivel de su amigo. Así que pensó y pensó y dijo lo primero que pensó.

 

—Pensaba en ovejas y conejos, son bonitos ¿A ti te gustan los conejos? —la cara de Junmyeon fue un poema. Había una combinación de incredulidad y alegría en su rostro.

—Sí, los conejos son bonitos, y más cuando los pones gorditos y bonitos Yixing —Junmyeon acarició el cabello despeinado del niño chino y luego volteó al pizarrón.

 

Yixing se quedó embobado con tal acción. El niño bonito le había dedicado una hermosa sonrisa y se había osado a levantar su religiosa mano y le había acariciado la cabeza con dedicación.

Sentía la cabeza quemar por el calor que le emitió su compañero. Volteó avergonzado a otro lado mientras trataba de desaparecer el calor de ese lugar. Se centró en lo bonito que Junmyeon le hacía sentir. Fue el niño que mejor lo había tratado, ni los pocos niños chinos que había en el instituto lo trataban como Junmyeon.

Cerró los ojos un momento e imaginó cómo sería un futuro en donde él y Junmyeon crecieran juntos.

En su mente se imaginó cruzando una cerca de madera blanca en un coche último modelo, aparcando en una casa grande de tres pisos de color blanco con ventanas púrpuras.

Imaginó que bajaba del automóvil vestido formalmente, con un maletín color caoba colgando de su brazo izquierdo, con su mano sosteniendo su carísimo saco Gucci, su boca sostenía las llaves del automóvil y en su brazo derecho agarraba un enorme ramo de flores de distintas tonalidades; rojas, azules, violetas, rosas.

Se imaginó alto, con un cuerpo delgado pero tonificado, imaginó su cabello negro pulcramente peinado a un lado, con olor varonil y mirada seria. Se imaginó impresionante, masculino, elegante y poderoso.

En su mente, cruzaba el pórtico y con su nariz tocaba el timbre de su casa. A los pocos segundos alguien abría la puerta. Era Junmyeon.

Un poco más bajo que él, pero no dejaba de ser hermoso. Vestía de manera casual unos vaqueros claros que se ajustaban a sus piernas y un suéter de marca costosa en color rosa palo y cuello V que exponía su delicado cuello pálido marcado con una marca rojiza que se asomaba entre su clavícula y hombro derecho. Junmyeon llevaba el cabello rubio y desordenado, dándole un aspecto casual y ardiente a la vez.

Junmyeon alargó una preciosa y sincera sonrisa a su adorado esposo; El CEO Zhang.

Porque si, Yixing crecería y tendría su propia empresa de entretenimiento.

Antes de que siquiera lo notara, Yixing dejó sus pertenencias en la mesa que había a la entrada del elegante living y desenvainaba con delicadeza el costoso ramo de flores para su hombre. Su niño bonito.

—He traído este presente para el ying de mi yang —Yixing dejó que Junmyeon tomara el ramo entre sus pálidas manos. Adoraba la escena frente a él. Su esposo olía las flores con una expresión relajada en el rostro. Lo sostuvo entre sus brazos y pecho. Abrazó el ramo de flores hasta que se intoxicó del aroma y lo volteó a ver. Yixing se enamoraba más de ese hombre.

—Y dígame ¿A qué se debe este presente? —Junmyeon se acercó de forma lenta hasta quedar cerca del Ceo. Yixing sonrió con coquetería y aprovechó la oportunidad para pasar el brazo por la estrecha cintura de su esposo, acercándolo a su cuerpo.

—Tengo a la persona más perfecta del mundo a mi lado ¿No es suficiente motivo? —Yixing ronroneó en su oreja, dejando un casto beso en ella. Junmyeon se estremeció ante el tacto y escondió el rostro en el pecho de su esposo. Yixing adoraba la altura de su esposo.

—No soy perfecto, sólo soy un hombre más en la tierra —dijo enterrando la nariz en su cuello. Yixing Sabía que Junmyeon adoraba el olor de su colonia.

—Tú no eres uno más, eres único y por eso estás a mi lado —con su otro brazo encerró el cuerpo de su esposo contra el suyo.

—Oh Zhang, puedes ser mi destrucción —Junmyeon alzó el rostro, susurrando con voz ronca cerca de su boca.

—Te sorprendería las formas en las que te puedo destrozar, bombón.

Yixing se acercó al rostro de Junmyeon dispuesto a darle un beso que no olvidara, ahí entre sus brazos, compartiendo el aire y los latidos de su corazón. A centímetros de poder lograrlo, casi sintiendo el sabor dulce de Junmyeon, una sacudida en su hombro lo regresó a su realidad.

Sacudió la cabeza e intentó establecerse en su entorno. A su lado, Junmyeon le miraba con los ojos abiertos.

 

Junmyeon ¿Por qué estás pequeño y alejado? Creí que querías que tu Ceo Zhang te besara con dedicación —Junmyeon abrió aún más los ojos ante lo dicho por Yixing, agradeció en silencio que habló en mandarín y era el único que le entendía, de lo contrario, toda la clase se hubiera burlado de ambos.

—Bien, no sé lo que dijiste Yixing, pero lo que sí estoy consiente es que te has perdido en tu universo por tercera vez en la semana, y apenas es martes. Te has saltado la actividad por lo que tendré que notificar a tus padres sobre tus episodios en la luna.

El maestro se talló la frente, suspirando pesadamente. Dirigió su atención al niño coreano.

—Como todas las veces, felicidades, has descrito a la perfección la pintura presentada en las diapositivas —el maestro se acercó a su mesa de madera y sacó dos estrellas de pegatinas—. Por ser tan bueno tu desarrollo te has ganado dos estrellas —sonrió con sinceridad al niño y se alejó de su banca—. Muy bien, el siguiente eres tú Minseok y por amor de dios ¡deja ese rollo de pan de una buena vez!

Mientras el maestro se iba, Yixing se quiso esconder como avestruz, ocultar su cara en el suelo y desear que todo fuera un sueño. Apartó su cara del rostro de Junmyeon, esperanzado porque el chico omitiera lo antes dicho.

Sentía sus redondos y rojos cachetes arder de la vergüenza, se había perdido en su universo y había hecho enfadar a su maestro, aparte de decirle cosas innecesarias al niño bonito.

Para su mala suerte, Junmyeon le palpó la espalda y no tuvo otra opción más que voltear, con su rostro hecho un desastre.

 

No sabía que tu sueño era ser el Ceo de una empresa —el niño coreano le susurró con delicadeza—. Mi sueño es poder ser un artista famoso y respetado, creo que nos complementamos¿Verdad, Yixing? —volvió a otorgarle una de sus carismáticas sonrisas. Yixing explotó de un sentimiento extraño. No sabía qué decir, ni cómo actuar.

 

Antes de que pudiera decir alguna palabra, vio como Junmyeon apartaba una de sus estrellas de la frente y se la colocaba en la parte donde siempre aparecía su hoyuelo.

—Pero si quiero tener un esposo importante, primero tengo que evitar que le quiten sus sueños castigándolo para toda la vida —se acercó a su rostro y con su mano derecha lo acarició con ternura —. Así que esto se queda entre tú y yo —le apunto con los dedos.

Antes de que pudiera decir alguna palabra, Junmyeon se acercó de manera rápida y dejó un casto beso en su mejilla izquierda.

Mi querido esposo Zhang —se apartó y fingió prestar atención a la explicación de Minseok sobre El pan es arte porque me vuelve feliz.

Y ahí fue donde Yixing dejó de existir.

Yixing terminó con una estrellita en una mejilla, con calor infernal en la otra y con el corazón acelerado todo lo que restó de la clase.

Yixing se volvió a su mundo. Ahora entendía con claridad.

Yixing ya no quería ser Junmyeon.

Ahora quiere ser parte de Junmyeon, quiere ver su sonrisa envejecer con el tiempo y su piel marchitarse con los años.

Yixing es consciente que esto tomará años de vida y de estudios. Pero el sentir el calor en su mejilla hace que la espera valga la pena.

Eso es lo que Zhang Yixing quiere.

Notas finales:

¿A qué es muy bonito mi Yixing? ghdfkjghdfk

Si, voy a estar subiendo las historias que tengo ¿Por qué? pos ni yo sé jaja 

¡Ay amor yaoi, te odio! 

fgoihgofid 

Lo juro que si van a wattpad, no van a encontrar los pinches errores que hay aquí :C 


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