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独角戏 (Dújiǎoxì) [SeXing] por themuzaa

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Notas del fanfic:

One shot para la dinámica "Do, re, mi, yo canto así" (Wattpad)


Basado en "Monodrama" de Lay, se pretende que el OS tenga que ver con la letra de la canción así que... 
Disfruta :D por cierto....
#HappyPandoraDay

Notas del capitulo:  

Suave.

Fría.

Desgastada.

Poco sucia.

Polvo y ácaros fundiéndose a su estructura.

Casualmente abandonada.

Tan deplorable, antihigiénica, insoportable; tan él.



Así se siente la prenda que Sehun ha dejado olvidada en el fondo del armario.

Olvidada en el fondo de su pecho.



Ahora estoy solo, siendo abandonado |



El silencio sepulcral resuena a su alrededor, justo en sus oídos, directamente en sus poros; en su piel. Banalmente siente la suave caricia de la obscuridad de forma delicada, fría, tan seductora y atrayente para su alma, la cual seguramente está rondando en algún punto muerto de la habitación.

Lo asqueroso del sucio tacto de las sombras le abruma, le enferma, le arde en el fondo de sus huesos: tan inconsciente.



Solo las sombras me acompañan, repitiéndome todas las cosas que no soporto escuchar |



La sucia prenda amarillenta que yace entre sus dedos enciende sensores que envían mínimas descargas eléctricas por todo su sistema nervioso.

En un acto desesperadamente infantil la aferra fuertemente a su nariz, queriendo intoxicarse por el olor; queriendo tomar de forma desesperada el último rastro que queda de él.

Restriega su cara en la prenda, intentando retener de forma obscena los recuerdos, los momentos, las vidas que ha dejado partir por la puerta. Quizás al aferrar tanto aquel pedazo de tela a su rostro haga que él regrese, aunque sea en un recuerdo, en una imagen o en un golpe físico; y si tiene mucha suerte, quizás le asfixie y le deje sin vida, sin dolor, sin tormento, sin recuerdos, sin culpabilidad; sin rencor a su persona.

El nudo en su estómago no cesa. Siente el retorcer de los intestinos aplastando la poca comida que ingirió la noche anterior. El fome resto de la comida enlatada mezclándose con alcohol hacen una extraña fermentación con resultado agrio.

Su esófago quema, con una mueca en el rostro despega su mano derecha del pedazo de tela y toquetea de forma fuerte su garganta. Está confundido sobre el ardor, podría ser todo y nada.

Quizás no prestó la debida atención y eligió una marca equivocada de cigarrillos, quizás es su bilis subiendo por el tubo rosado, arrastrándose en un intento desesperado por salir de su interior. Quizás es la culpa transformada en malestar, recordando que sus errores se materializaron y estarán ahí  hasta el final de sus días.

Yixing traga duro, aferrándose tanto a las palabras que no pudo decir, aquellas que nunca se fueron nada más que tétricos pensares.

Sus vagos murmullos resuenan con eco en toda la habitación, vaciando su corazón y desapareciendo de su mundo empapados del alcohol derramado en la alfombra y subiendo a las estrellas etéreamente junto con el humo del cigarro olvidado que pierde vida justo en la esquina de una ventana.

Es asquerosa su imagen y mucho más su persona. Sus piernas han dejado de sentirse desde hacía un buen rato, inconscientemente había llevado su cuerpo a la habitación más obscura: La suya.

Sin color, sin alma, sin esencia había transportado su cuerpo de manera robótica a aquel lugar, al único en donde podría tomar vagamente las escenas que ahora no serán más que imperceptibles lagunas de felicidad en su presente y futuro.



Entro en un rincón del armario solo con las sombras haciéndome compañía |



Quiere decir tanto pero una bola densa de sabor amargo se funde en su tráquea.

¿Qué podría decir? ¿A quién?

¿Qué ser existente detendría el pasar de su vida para prestar falsa atención al intento de relato decadente que ofrece Yixing tan solo al abrir los ojos?

¿Quién se atrevería a fijar su vista en un debilucho e intoxicado cuerpo y pretendería entender sus pesares y molestias?

¿Quién trataría de tomar las vagas silabas reproducidas de queda forma en un raro intento de vocabulario, las juntaría a base de pena y, mediocremente, le darían el significado equivocado?

¿Quién? La respuesta era clara.

Nadie; ni él mismo.

Porque nadie entiende el cúmulo de matices grises que se albergan en su garganta, nadie sería capaz de sobrevivir con aquel ente de etérea formación que le acompaña fielmente desde el primer parpadeo del día, hasta la muerte de la última lágrima ahogada en su almohada al dormir.

Nadie escucha el sonido distorsionado de los susurros detrás de su oreja que aparecen cada vez que su mente olvida lo precoz de su presente y lograba tener un momento de lucida cordura en su deplorable día.

Porque nadie igualaba al creador se sus más grandes vicios; el único ser existente en el universo capaz de procesar lo obscuro de su existir y de moldearlo de forma tan dedicada y embriagante como lo hacía él, para convertir lo asqueroso de su pensar en algo digerible.

Tan único y espeluznante como el poco deseo de empatía ajena.

Nadie tiene ese grado de inocencia y fe juntadas de ajetreada e informal manera como lo tenía Sehun.

Nadie tiene la capacidad de crear aquella ácida sensación que recorría los bellos de Yixing cada vez que Sehun sonreía y lograba desaparecer el extraño brillo amarillento en su mirada. El creador de percepciones y respuestas erróneas.

Porque nadie es Sehun.

Él emprendió un viaje sin retorno; un viaje que el mismo Yixing financió.

Algo cruje en su interior de recordar los ojos de Sehun siendo absorbidos por sus mequillas al sonreír. Quema en su pecho el recordar con exactitud el tiempo que tarda el pecho de Sehun entre cada inhalación, destroza saber de memoria la mala distribución de los lunares de Sehun a lo largo de su espina dorsal. 



Estás en cada rincón de mi memoria ¿cómo puedo irme sin ti cariño? | 



Intencionalmente aferra el pedazo de tela en sus manos y se levanta de aquella incomoda esquina. Yixing recarga su peso en las palmas y plantas de los pies y forzosamente se levanta.

La obscuridad de la habitación se burla con descaro en su cara. Él solo cierra los ojos y de memoria empieza a recorrer un corto tramo hacia el reproductor de música ubicado junto al mueble que está del lado donde Sehun siempre duerme. O solía dormir.

La piel desnuda de sus pies intenta reconocer la fría superficie. Quedamente se deslizan de forma recta y terminan chocando de forma brusca en la esquina de aquel sencillo mueble.

Con parsimonia despega sus párpados y observa desde su punto el reproductor. Rebobinar al pasado hace que el nudo de sus intestinos se apriete. En su visión se transmite la deslumbrante sonrisa de Sehun cuando logró tener el pequeño aparato en sus manos. Era la primer cosa que él lograba comprar con su propio dinero luego de haberse mudado con Yixing.

Había sido utilizado tantas veces por ellos, que incluso le parecía extraño que no estuviera averiado; quizás por eso le había costado una pequeña fortuna a Sehun.

Dejando que sus dedos olviden el calor que han dejado algunos cigarrillos, pasea las quemadas y sensibles yemas de sus dedos por los botones, tanteando las formas y contornos. 



 | En silencio escucho las canciones que escribir llenas de matices grises |



Quedamente empezaron a sonar acordes lentos, los cuales tienen una lucha abismal con el silencio para dominar el cuerpo y la cordura del chino.

La inestable y ronca voz de Yixing entonaba a través del aparato aquella canción que compuso a Sehun, la cual había escrito al descubrir el paraíso que era la piel de Sehun cuando se convertía en terciopelo blanco y con gracia se movía a través de sus costillas, mientras su pecho se movía de manera dramática al buscar un poco de aire entre el espacio de su boca y la de Yixing.

La canción que expresaba lástima y horror por las nuevas sensaciones que descubrió un chico al ver la expresión total de la perfección en un ser inigualable. Tristes notas acompañaban la indignante historia que un chico relataba el sentirse abrumado por un nuevo sentimiento que nacía en su cabeza, se extendía por su enfermizo cuerpo y moría hasta la punta de sus inestables pies.

En una declaración abrumadora, la voz de Yixing describía lo embriagante y peligroso que fue descubrir el efecto de aquel ser de extraña formación y fascinante aura, lo culposo del cielo y el infierno al crear a ese ente.

Yixing mueve quedamente las comisuras de sus labios en una triste sonrisa al recordar lo hilarante de su mundo por la forma en la que Sehun cantaba las letras que obscenamente se le fueron dedicadas sin ser consciente de ello.

En un fugaz momento de lucidez, Yixing voltea a las obscuras sombras que yacen en medio de la habitación e intenta recuperar el recuerdo de Sehun tratando de bailar aquella canción.

Tratado de forma estúpida recrear la forma en la que Sehun caía de forma exagerada al suelo y frotaba con gracia su cuerpo en el suelo al ser incapaz de transmitir el sentimiento de la nueva creación de Yixing. Cuando buscaba de forma infantil el rostro de Yixing y le preguntaba el origen de la canción.

Yixing recuerda mentir de excelente manera inventando algún sueño o aburrido libro de la adolescencia transformado en acordes.

Sehun le miraba de forma aburrida y le resta la importancia necesaria, con aburrimiento volteaba a algún punto y a todo pulmón cantaba aquella grotesca canción, desentonaba a propósito en las notas altas y cambiaba su voz por una aguda en los coros.

Recordar la perfección que su vida tenía le hace infinitamente feliz y miserable.

Extraña todo eso. Extraña la luz del departamento, el ruido exagerado de los muebles siendo movidos por el chico, extraña el limpio desorden propio de un chico de 23 años. 



Nosotros no podemos expresarlo, pero estamos seguros de lo que sentimos | 



Extraña a Sehun.

Y no se refiere al chico que de manera casi anónima tomó sus extravagantes pertenencias y huyó de aquellas intoxicantes paredes con olor a humo barato junto al motivo de la mayoría de sus más graves peleas y salvajes reconciliaciones.

No hablaba del chico que tomó la mano de la inseguridad más grande de Yixing y sin detenerse a pensar, recogió con melancolía lo poco que sobraba de su corazón y lo entregó con inseguridad disfrazada de valentía a otro.

No habla de la persona que decidió mirar su reflejo, abrir sus ojos y llorar fuertemente en el pecho de un extraño involucrado en su destino mientras observaba lo denigrante de sí. No habla del Sehun que decidió tomar la mano de un infiltrado y en un desesperado intento salió de allí para rescatar algo de su alma, si es que tenía salvación alguna.

Yixing no hablaba del chico que tomó sus maletas y partió de allí sin esperar explicación alguna al descubrir cierta información engañosa en mensajes dirigidos para Yixing.

Él habla de haber perdido a Sehun; su Sehun.

El inocente muchacho que se aferró a la idea de vivir un amor clandestino cuando recién se conocieron.

El chico que logró hacer que una pequeña barrera de Yixing se derrumbara apenas escuchara su nombre siendo rezado con devoción de los labios del contrario en la primera penetración.

El chico que desnudó su alma y cuerpo revelando lo indecente de su interior a una de las personas más extraviadas de sensibilidad alguna vez conocidas.

El chico que entre sábanas y caricias reveló lo ausente de su esperanza y lo presente del miedo ante las miradas de otras personas juzgando sus gustos e ideales.

El chico que podía ser rudo y serio por fuera pero por dentro llegaba a ser un ente formado de gelatina y bombones, un ser corrompible, manipulable, perfecto.

El chico que se entregó a él. El que consiente de lo que haría, dejó que transformara su piel en papel, el que dejó que su atractivo cabello fuera manipulado hasta hacerse tan frágil como las hojas en otoño, el que dejó que moldeara sus manos de cristal y transformara su cálido tacto lleno de esperanza y lo convirtiera en el hielo moldeable que recorrería su esquelético cuerpo con la culpa impregnada en cada rose.

Porque aquel chico murió; él mismo lo privó de la vida.

Él y sus inseguridades.

Porque Yixing sabía que había cometió un error. Uno grave, el peor de su vida.

Su error fue ser inseguro, fue el no confiar en el otro y hacer más caso de su sombra que de su luz.

Su error fue malinterpretar la atracción que JongIn tiene sobre Sehun.

Su error fue estar cegado por los miedos e irracionalmente adjudicar de una infidelidad ficticia del menor con su compañero.

Su error fue pensar con la cabeza caliente, con los sentimientos a flor de piel, con el alma ausente y salir de ahí a hacer lo que le diera en gana luego de discutir con Sehun sobre la posible infidelidad de éste con Jongin.

Su error fue pensar que pagar con la misma moneda sería una balanza entre sus acciones y que ir con Krystal a tener un revolcón salvaje era lo más razonable.

Su error fue el creer que él y su cuerpo lleno de marcas eran un trofeo que debía exhibirle con orgullo a Sehun.

Su error siempre fue hacer las cosas exponiendo una actitud totalmente contraria a él, su error fue ocultar sus miedos y camuflajearlos de falsa seguridad.

Volver la memoria unos días al pasado quema. Le asfixia.

Quizás si él fuera menos idiota, las cosas no se hubieran deformado a tal punto.

Si tan solo hubiera dejado de ver a Krystal cada vez que la ausencia de Sehun con su compañero de clase le quemaba en el pecho y le amargaba la sangre hubiera sido mejor.

Quizás usar protección cuando tenía intimidad con la chica, quizás tratar de dañar menos a Sehun.

Incluso si luego de romper la relación con la chica cuando se dio cuenta de la magnitud que podían tener sus acciones y revelar a Sehun sus miedos y sobre todo las infidelidades y el motivo de ellas y prometer entre golpes, lágrimas y abrazos no volver a ocultar ningún secreto había sido un gran paso, Yixing volvió a caer en su propia red de mentiras.

- "La última, lo juro, luego de seré auténtico. La última y me retiro."

Esas habían sido las palabras de Yixing cuando salió del departamento.

Había recibido el mensaje de una asustada Krystal. La noticia del notable retraso en su periodo menstrual podía significar solo una cosa. Decir que estaba espantado sería poco, ninguna palabra engloba con éxito el monstruo de hierro que se instaló en sus hombros al leer aquello.

Se arruinó, no solo el presente y el futuro. Todo se había arruinado.

Por tal motivo no dudó ni un segundo en tomar una sudadera y salir corriendo del departamento.

A punto de cerrar la puerta, volteó su vista a su habitación. Sehun tomaba una ducha para quitar cualquier rastro de fluidos corporales que le incomodara el día. Sabía el mal que podía hacer si no le decía a Sehun sobre la posibilidad de una Krystal embarazada, claro que lo sabía. Pero tenía pavor.

Pavor de lo que diría Sehun, tenía un miedo gravemente infundido, apenas había arreglado las cosas con el coreano de manera casi celestial. En su vida había sentido la clase de sensaciones que provocaban intimar siendo dos personas rotas con una última oportunidad de renacer juntos.

Por ese motivo decidió salir de allí anunciando un simple «Ya regreso» y asistir al laboratorio con Krystal para saber los resultados. Lo hacía por Sehun, por él, lo hacía por la idea de aferrarse al nuevo comienzo.

Cuando llegó a su destino, Krystal lloraba en un banco mientras apretaba el papel entre sus manos. Recuerda sentir como su piel perdía el color, como en un impulso dirigió su vista a sus dedos y estos parecían desintegrarse en el aire como dientes de León.

Estaba jodido.

Sin esperanzas, ocultó sus dedos en la sudadera y con paso quedo caminó de frente a la chica. No podía consolarla, ambos llevaban la misma culpa al igual que el grado de destrucción en sus vidas.

Cuando Krystal alzó sus ojos y le miró, salió disparada a su dirección, con furia restregó el papel en su pecho y con una mirada de odio simplemente se dio la vuelta y salió de allí. Con el corazón en la garganta Yixing tomó el papel y sus temblorosas manos le revelaron el resultado. Mirar el resultado era algo estúpido, era más que tangible que el resultado de aquel día había dado positivo para embarazo, pero negativo para las repercusiones de los nuevos progenitores. 

Sin alma, Yixing leyó con cuidado más de trece veces el resultado.

"Negativo"

Negativo.

Negativo.

Negativo.

 

El resultado era negativo. No había bebé, no vínculos con Krystal, no vida lejos de Sehun.

Yixing sintió su alma regresar a su cuerpo.

No todo estaba acabado, había esperanza. La vida o lo que fuera que controlara el universo le había dado una oportunidad, en sus manos estaba aquello por lo que tanto lloraba mientras Sehun le hacía el amor y lagrimeaba en su pecho.

Aquel mundo que le dio la espalada la mayoría de su vida por fin le sonreía, o al menos eso es lo que pensó.

Rebosante de alegría, Yixing regresó al departamento. Había comprado la comida preferida de Sehun para celebrar la noticia de su no paternidad.

Entró al departamento y el silencio le aturdió de manera aplastante. 



 | Quería retenerte, solo quería estar contigo | 



Buscó en todas las habitaciones y no había rastro del chico. Quiso restarle importancia, quizás pretender que el muchacho tuvo un compromiso de último momento o alguna emergencia era lo que apaciguaba la mente de Yixing.

No fue así cuando caminó con aburrimiento a la cocina para guardar la comida para cuando el coreano llegara que, algo en la esquina de la sala llamó su atención.

Con el corazón en la boca toqueteó rápidamente sus bolsillos y comprobó que no cargaba con el suyo. Con una sensación desagradable recorriendo su columna, se acercó lentamente a la luz. Yixing había olvidado su celular en casa, eso no podía ser bueno.

De manera lenta bajó los paquetes de comida hasta que estuvieron seguros en el suelo, caminó con cuidado en dirección al sofá. Mientras más se aclaraba la imagen de su celular en el mueble, el corazón de Yixing perdía actividad.

Llegó al celular y lo tomó entre sus dedos, al observarlo pudo notar como una de las esquinas de la pantalla estaba ligeramente estrellada; él juraba que la última vez que lo tuvo entre sus manos, el celular estaba intacto.

Con el pulso tembloroso, desbloqueó la pantalla lo primero en aparecer fue la conversación con Krystal, la única prueba que alguien como Sehun necesitaba para derrumbarse.

El frío se apoderó de su cuerpo. Una broma, esto debía ser una fea y cruel broma.

Yixing dejó caer nuevamente el teléfono y corrió a la habitación. Al llegar observó todo con normalidad, con el pecho en el aire, corrió hacia el armario y abrió de par en par las puertas, al ver la mitad de éste vacío, su vista se nubló. No podía ser verdad.

Lagrimas gruesas empezaron a descender de sus ojos, sentía la presión jamás ejercida en su garganta, los sollozos no daban entrada al oxígeno, su cara se calentó y su equilibrio empezó a fallar.

En un desesperado impulso, sacó todo del armario, su ropa, zapatos, productos personales, cajas y cajas con contenido desconocido y nada; ni un tramo de Sehun.

Yixing quiso gritar pero estaba tan débil que el cuerpo le falló y simplemente le permitió caer en la esquina del armario.

Se había acabado, sus acciones le recompensaron con una efímera felicidad para luego, de manera tajante, le quitó hasta el aire para sobrevivir. Sehun era su todo y ahora era su nada.

Tambaleante, recogió sus rodillas hasta el punto de casi fusionarlo con su pecho. Cerró sus puños con fuerza y recargó sus brazos en sus pantorrillas. Descansó su mejilla en los tambaleantes brazos, lo borroso de su visón se centró en algún punto muerto del armario, cuando por obra de las luces ficticias que se escurrían con locura por la ventana, alumbraron una parte muy pequeña del lugar.

Era algo que Yixing reconocía con facilidad por lo que, con notable desesperación deshizo su posición y gateó hacía el objeto iluminado. Apartó algunos cachivaches que habían caído al suelo cuando sacó todo lo que le sus energías le permitieron, con furia apartó cualquier cosa que le impidiera ver con claridad el objeto y cuento éste estuvo libre de objetos inservibles, brilló con seguridad entre las manos de Yixing.

Una pobre y desgastada playera de Sehun se extendió con gloria en su panorama. Inestable, la levantó y consecuentemente la restregó en su rostro. Diógenes, la prenda olía exactamente a la persona que había amanecido con gracia sobre sus brazos esa mañana. 



Cada mensaje tuyo me recuerda que estoy actuando en un monodrama | 



Dos días después fue que Yixing se enteró sobre el presente de Sehun. Por medio de un conocido pudo saber que había pasado con coreano. Jongdae, un amigo que ellos dos tenían en común, no supo el motivo, solo se enteró sobre la repentina aceptación de Sehun y Jongin para aquella beca en el extranjero que la universidad había propuesto. Beca de la cual Yixing jamás se había enterado.

Todo mundo se sorprendió por el repentino cambio de ideales de Sehun, con sorpresa impregnada en su rostro, Jongdae contó a Yixing las incontables veces que Jongin o los docentes le pedían a Sehun recapacitar sobre esa beca, tanto sus beneficios como sus contras y de forma tajante, el chico se negaba. El muchacho aseguró no entender el motivo de tal actitud, pero Yixing lo sabía y eso, eso hizo que se sintiera peor persona aún.

Eso solo lo confirmó, Sehun se fue y no había marcha atrás para su decisión. Dejó corea, dejó su vida y sobre todo, lo dejó a él. 



Cuidadosamente pongo el amor en mi bolsillo, para que nadie pueda ver mis sentimientos |  



Yixing hace su vida normal, finge ante los demás que su corazón no fue roto en mil pedazos y que su alma no está al otro lado del mediterráneo junto a la persona que más lo odia en este mundo.

Para las personas, el juego de Yixing con un niño por fin había llegado a su fin.

Para todos menos para él. Cuando llega el momento de entrar en casa, todas las máscaras caen al suelo, al igual que su cuerpo. El pequeño ritual de arrastrar con él botellas de alcohol y cajas de cigarros se ha vuelto en algo tan natural como respirar. 



Durante el tiempo que esperaré, me acostumbraré gradualmente a los días sin ti |



Yixing sabe que esto pasará, al final del tiempo él terminará por acostumbrarse, dejará el sufrimiento abandonado en el fondo del armario así como lo hizo Sehun. En algún momento su dolor se convertirá en una prenda olvidada en el fondo del armario, tal cual lo hace la playera desteñida de Sehun. Luchará día tras día permitiendo que el paso del tiempo se lleve las heridas.

Incluso si con ello debe enterrar a su corazón; al Yixing que aún ama.

Pero por ahora, justo en esos instantes él se quiere aferrar de algo. En una estúpida pretensión, imagina que el coreano de vez en cuando voltea el rostro y trata de atravesar los océanos para sentir por última vez la piel de Yixing.

Lo sabe porque por las noches él también suele estirar la mano al infinito en busca del calor de la inocencia perdida entre las paredes, tratando de permanecer cuerdo con lo poco que queda de la esencia de Sehun. Catando en silencio las canciones dedicadas jamás cantadas mientras observa la mitad del colchón vacía.

Adormecido por la sensación de calidez, Yixing cierra los ojos y abraza al aire el recuerdo de la esquelética figura de Sehun estremecerse bajo su cuerpo. Voltea el rostro y recrea los inestables monosílabos que florecían de los aperlados labios de Sehun en cada penetración. Entre sus manos trata de sostener las veces que declaró su amor mientras Yixing acariciaba sus muslos y besaba sus costillas. Sus desgastados dedos se frotan entre sí, intentando recuperar de algún fondo de su mente la forma en la que con gracia los poros de Sehun se abrían ante su gélido tacto.

Lo embriagador de sus fluidos corporales, su mal aliento en la mañana, su rostro hinchado iluminado por los rayos del sol, el choque de sus dientes, lo enfermo de su amor; la fealdad más hermosa jamás conocida. 



Déjame dejarte ir, déjame dejarte ir 

Notas finales:

Hola Paola, feliz cumpleaños, este es mi pobre regalo para ti.


Mi canción favorita, para una de mis personas favoritas.


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