Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mejor amigo por aiakafuri

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Es mi primer intento de KiKasa 
Espero sea de su agrado

Notas del capitulo:

Espero les guste 

—Papi.

— ¿Sí, cariño? — respondió, mientras seguía preparando la cena.

— ¿Cuándo conoceré a papá?

Un poco más y se corta los dedos. Aquella pregunta no la espera... no tan pronto –U-Un día.

— ¿De verdad?

—S-Sí— miró a su hijo... Aquellos hermosos ojos dorados lo miraban fijamente.

—¿De verdad? ¿Ya me dirás cómo se llama?

—Cuando lo conozcas ya sabrás su nombre. Ahora ve a lavarte esas manos, están llenas de tierra.

—Es que estaba jugando básquet.

Sonrió al ver aquel puchero... tan parecido a él —Solo lávate las manos.

—¡Sí!

Observó a su pequeño mientras se alejaba. Y la sonrisa desapareció.

¿Por qué tenía que preguntarle por él? ¿Cómo le diría a su pequeño que su padre no sabía de su existencia? ¿Cómo le diría que su padre no recordaba que habían tenido sexo y que le había jurado amor? ¿Y qué ahora su padre tenía su propia familia y un hijo o hija de su edad?

No podía romperle el corazón a su hijo.

— ¿Papi?

— ¿Qué pasa, Yō? — su amado hijo ya tenía 6 años, a unos días de cumplir los 7. Kasamatsu Yōta era un varón alto para su edad, de complexión y facciones finas, muy parecidas a su padre varón; su cabello negro con un curioso mecho rubio y unos preciosos ojos color dorado.

— ¿No vamos a comer?

—Sí— regresó a la cocina y comenzó a servir la cena.

———

— ¿Ya sabes que quieres de regalo?

— ¡Ver a los abuelos!

—Pero...

—Prometiste llevarme.

—Bien. Arreglare los papeles y lo de mi trabajo para ir.

—¡YEY! — celebró feliz. Ahora que su papi había accedido, tendría oportunidades de conocer a su padre.

——————————————————

Yukio soltó un suspiro. Quería bajar de ese avión y no ir a Japón.

¿Y sí ambos se conocían?

No, eso era imposible. Además, Kise no podía encontrarlo. Su amigo Akashi se había encargado de ello. Aunque sinceramente dudaba Kise lo hubiese buscado. Él era feliz con su "kurokocchi".

—Papi, ya vamos a llegar.

—Sí, cariño. Nada más descienda el avión y estaremos en Narita.

——

— ¿Así que tenemos un niño muy animado?

—Sí—la azafata rio —Se la paso saltando y haciendo miles de preguntas a los pasajeros. Su padre se moría de la vergüenza....De hecho me recuerda un poco al capitán.

— ¿Eh? ¿A mí?

—Tiene los ojos dorados.

—Vaya. Somos muy pocos los japoneses que tenemos los ojos así.

—Sí, eso mismo pensé.

—Será mejor que tome su lugar, ya vamos aterrizar.

—Sí, capitán.

——————

Yukio tomo la mano de Yōta, su maleta y la mochila de su hijo y descendieron el avión.

—¡WOOHHH!

—Vamos, Yōta. No te detengas. Tenemos que ir por el equipaje— se dirigió a la banda eléctrica e inmediatamente identificaron su equipaje. Minutos después se dirigían a la salida y tomaron un taxi.

No les había avisado a sus padres, pues quería que fuese sorpresa... De hecho, era la primera vez en Japón después de 8 años que se hubiese marchado.

El pequeño Yōta miraba asombrado todo lugar por donde pasaban. Pero algo llamó su atención cuando el taxi se detuvo en un semáforo en rojo—Papi ¿ese no es tu amigo, él de la foto?

—¿Quién? — miró a través de la ventana que miraba su hijo y su corazón se detuvo. Era un cartel de publicidad de con Kise... un muy cambiado Kise Ryōta; tenía el cabello corto alborotado, mirada seria y el ceño fruncido totalmente. No parecía nada al kise que recordaba de Kaijo. De hecho tenía pinta de delincuente — ¿Cómo sabes que es mi amigo?

—Está en una foto con papi.

Se maldijo internamente. Esa fue la única foto que guardo de Kise, todo lo demás lo tiró a la basura — No es mi amigo, fue mi compañero de clases pero dejó de hablarme y desde entonces no lo veo, y no quiero verlo. Así que no le hables ni le digas tu apellido. No quiero que te haga daño.

—Sí, papi — nunca había visto tan serio a su padre. Ese hombre era malo. No dejaría que se acercara a su papi.

————————

— ¿Dónde está?

—Fueron los primeros en descender. Lo siento capitán, no sabía que quería hablar con el niño.

—No te preocupes. Vamos. Ya quiero ir a casa.

—Sí, capitán.

———————————

Nostalgia fue lo que sintió al estar parado frente a su casa. La casa donde creció y tenía tantos recuerdos con sus padres...

—Es grande y vieja.

—Yō, no digas eso delante de tus abuelos— reprendió a su hijo, aunque él tenía razón; la casa era bastante grande para dos personas y de fachada vieja, esa casa hacía años que pasaba de generación en generación.

—Sí, papi.

Tocó el timbre y a los minutos alguien abrió la puerta principal —Di.. ¡Yukio!

—Padre— respondió al abrazo de su padre doncel.

—Dios ¿Por qué no nos avisaste?

—Quisimos darles una sorpresa...

—¡ Yōta! Mira que grande estas— abrazó a su nieto y lo llenó de besos —Pasen, no se queden parados en la puerta.

————

—Ya se durmió — dejó durmiendo a su retoño.

— ¿Cuánto tiempo se quedaran?

—2 meses. Yōta está de vacaciones.

— ¿y tú trabajo?

—Lo traje. Tengo que tomar algunas fotos de Japón y al parecer arreglaron alguna toma en un estudio.

—Es que eres famoso hijo.

— ¿Famoso?

—Muchos mueren por poder ser fotografiados por Kasama-sensei.

— ¿De verdad? No lo sabía— estaba sorprendido por noticia. Ser fotógrafo era un hobby que adquirió mientras estudiaba la universidad; de hecho era abogado independiente y ejercía su carrera, pero siempre se daba su tiempo para la fotografía.

—Jeje sí— rebusco en el librero y le entrego algunas revistas que hacían referencias de su trabajo.

—Wohhh — aquello lo tomo por sorpresa, ahora entendía el entusiasmo del estudio porque viniera a Japón.

— ¿Cuándo empiezas a trabajar?

—En una semana. Les dije que me dejaran los primero días libres para enseñarle Japón a Yōta.

Siguieron platicando hasta que tocaron un tema doloroso.

— ¿Le piensas decir a Kise?

Frunció los labios —No. Además ¿qué más da? Él tiene su propia familia. No quiero que mi bebé sufra al saber la verdad.

—Hijo...

—Voy a descansar, estoy agotado.

Huyó a su antigua habitación, su pequeño estaba hecho bolita en la cama, en cuanto lo sintió se subió su torso... Sí algo tenía su hijo es que era muy amoroso y posesivo... algo que también había heredado de él.

Mordió su labio al sentir las lágrimas surcar su mejilla.

Se odiaba. No tenía que recordar el pasado. No quería recordar...

Tenía 16 cuando conoció a Kise, un varón guapo y seductor. Lo conocía muy bien... él era su fan, y eso es algo que nadie sabía. No solo admiraba lo guapo que era, sino el excelente jugador de básquet.

Siempre le observó de lejos y eran muy buenos amigos... pero hasta allí. No eran más por dos razones: kise estaba enamorado de Kuroko Tetsuya y jamás se fijaría en él, un doncel de carácter fuerte, que de hecho todo mundo creía que era varón... incluso Kise.

Pero Kuroko estaba enamorado de Kagami Taiga, así que se aferró a una pequeña esperanza. Esperanza que fue creciendo conforme pasaban los meses... hasta ese día.

Era su graduación y había invitado a kise... Verlo coquetear con mujeres o donceles, le había dado por tomar cervezas, eso fue suficiente para que se tomara valor y declarara.

Sinceramente no sabe qué pasó, solo que había sucumbido por el amor y el placer y se entregó a Kise...

Te amo, yukio.

Aquellas palabras derribaron todas las barreras que había levando alrededor de su "mejor amigo" y le entregó el corazón por completo.

Pero al siguiente día no valió nada aquella confesión y promesa. Mientras él salía de la ducha un confundido kise se despertaba.

—¿Qué paso?

— humm.

—¿Cómo llegue aquí? Joder ¿qué hago desnudo?

—...— sintió su corazón desfallecer — ¿No recuerdas nada?

—Haber estado tomando y... Bueno... pero nada más. Dios yo...

—Te traje aquí cuando te caías de borracho— mintió apretando los puños —Te desnudaste solo y me aventaste la ropa en la cara.

—¡Lo siento, senpai! Siempre te estoy dando problemas— se levantó y comenzó a buscar su ropa —¿Qué hora es?

—Las 10 de la mañana.

— ¡Voy tarde!

— ¿Una sesión?

—No. Tengo que ver a Kurokocchi. Quedamos en vernos, de hecho voy a decirle que...

—Ya veo— interrumpió al rubio —Nos vemos luego.

—¡Senpai! Espera.

Estaba tan molesto que no pensó en nada más que llegar a su casa, encerrarse en su habitación y llorar. ¡El estúpido de Kise no recordaba nada!




.

.

Las semanas pasaron y comenzó a sentirse mal, pero con el inicio de la universidad apenas y tenía tiempo, por lo que no había ido al hospital.

—¡Senpai!

—¿Kise? — su kohai portaba aun el uniforme de Kaijo.

—¡Tengo que decirte algo!

—¿Algo?

El rubio lo tomo de la mano y lo sacó a rastras de la universidad.

—¿Qué sucede Kise?

—¡Kurokocchi acepto salir conmigo!

¿Qué había sido aquel crujido?

OH si... Su corazón rompiéndose en mil pedazos.

—¿D-De verdad?

—Sí, fue ese día después de su graduación — sonrió feliz — ¡Incluso ya intimamos!

—Oh...

—Sí pero eso no era lo que quería decirte.

—¿E-entonces?

—¡Voy a ser padre!¡ Kurokocchi esta embarazado!

—...— Una horribles ganas de vomitar lo invadieron —Felicidades, Kise. Bueno, me tengo ir.

—¿Senpai? — el pelinegro había salido corriendo.

Corrió hasta donde pudo, vomito todo lo que podía vomitar y cayó inconsciente.


Felicidades. Esta embarazado. Tiene doce semanas.

Después de saber la noticia, le dijo a sus padre todo. Ellos lo apoyaron en su decisión.

Unos días después estaba viajando a Boston. No se despidió de nadie. Y mucho menos de Kise. 


— ¿Por qué lloras, papi?

—Por nada, YōtaDuerme. Mañana iremos a recorrer Tokio.

—¡Sí!

——————————

Los días pasaban rápidamente. Ya se había cumplido un mes desde que llegaron a Tokio, y él ya había tomado cientos de fotos. Algunas de las que no iban a publicar en la revistas habían sido colgadas en las redes sociales. Se rio al ver la etiqueta #KasamaEnJapon. Aun recordaba que se había negado por más de un año, hasta que accedió unos meses atrás, y ya tenía bastantes seguidores.

La última foto que había posteado fue el logo de la revista a donde se dirigía. Aquello se lo había pedido su jefe, al parecer era parte del acuerdo.

Así que esa mañana, cuando llegó a las instalaciones. Todo la entrada estaba abarrotada por varias personas.

— ¿Qué pasa? — cuestionó, a una de las chicas.

— ¡Estamos esperando a Kasama-sensei! — exclamó entusiasmada.

— ¿kasama-sensei?—se hizo el desentendido.

— ¡Es un fotógrafo de américa! Pero es muy cotizado. Nadie sabe quién es. Es muy misterioso.

— ¿No es usted? — pregunto una de las chicas.

— ¿Tengo pinta de fotógrafo? Soy abogado, y tengo una cita aquí.

—Oh adelante, sentimos interrumpirlo— se apartaron para dejarlo entrar al edificio.

Pasó entre la gente y llegó al interior de la instalaciones, y se acercó a la recepcionista —Tengo una cita.

—¿Nombre?

—Kasama— al verla que iba gritar le cubrió la boca — ¿A caso quiere que me hagan algo? — señalo a los de afuera.

—Po-Por aquí, por favor.

La recepcionista lo guío hasta la presidencia. Allí saludo al CEO de la revista y fue llevado al estudio.

— ¿Con quienes trabajaré? — cuestionó mientras se cambiaba la camisa. Muchos varones se comieron con la mirada al pelinegro al ver que era doncel.

— ¡Con los mejores modelos de Japón!

Al escuchar eso su pulso se alteró. Sabía que significaba eso. Tenía que mostrarse frio como si no lo conociera —Bien. Espero todos sean respetuoso. Y que cumplan mis órdenes.

—Así será— aseguró. Por nada del mundo dejaría pasar la oportunidad.

————————

— ¿No están emocionados?

—Sí— respondieron mientras se dirigían al estudio. Todos habían decidido llegar temprano para poder cambiarse, para así observar a Kasama trabajar. Sabían que ser fotografiados por Kasama les traería mucha más fama.

—Pasen. Kasama está preparando su equipo.

—Director ¿Qué hace aquí?

—Quiero ver cómo trabaja Kasama. Además — miró seriamente a todos —, tiene que obedecer todo lo que diga.

— ¿Y si nos dice que nos tiremos de un puente, nos tiramos?

—Esa es la idea, Kara — Todos se miraron asustados —. Entiendan esto, trabajar con Kasama es su oportunidad para el mundo los conozca más, no lo desperdicien la oportunidad ¿Entendieron?

— ¡SI!

—Bien, ya le dije que ustedes quieren verlo trabajar, dijo que no tiene problemas — sonrieron —.Solo quiere silencio mientras trabaja.

—¡Genial! — exclamaron emocionados todos.

Siguieron al director y entraron al estudio, todo estaba iluminado. Un joven de cabello negro, que le llegaba arriba de los hombros, acomodaba la cámara y verificaba en la pantalla las fotos de prueba. Para todos no pasó desapercibido que el joven era doncel.

—Kasama, ya llegaron.

Se tensó al escuchar aquello. Había estado tan concentrado que había olvidado que llegarían. Lentamente giró... y lo vio. Su pulso se aceleró al verlo tan guapo... verlo tan sorprendido mirándolo —Mucho gusto, soy Kasama. Espero obedezcan todas y cada una de mis órdenes.

—Mucho gusto, Kasama. Por favor, cuide bien de mí— se escuchó al unísono.

—Bien— se frotó la nuca y trató de controlar sus latidos — No quiero ruidos mientras trabajo. Nada de flash y nada de teléfonos celulares.

Asintieron, menos uno.

—¿Senpai? — ¿Es él, verdad? ¿Era yukio? ¿Era doncel?

Frunció el ceño molesto pero ignoró al rubio —No quiero que comiencen a discutir por quien va primero, así que tomen un turno.

Todos se acercaron al vaso con las tablillas de paleta y sacaron uno.

—Soy la primera— dijo, Kara sonriendo y enseñándole la lengua los demás.

—Senpai...

Volvió a ignorar al rubio.

—Tú, la primera, ¿cuál es tu nombre?

— ¿Qué? ¡¿No sabe mi nombre?! ¡Soy una modelo reconocida!

—No sé quién eres— le restó importancia —. ¿Nombre?

—Kara— dijo, molesta.

—Bien, Kara. Comencemos — dijo a la castaña. La colocó en su lugar y él fue por el equipo. Antes de comenzar a trabajar, tomo una liga y recogió su cabello en una coleta.

—Es atractivo.

—Sí, daría lo que fuera por tenerlo en mi cama.

—Shhh..

—Es la verdad, mira ese perfecto trasero ¿Qué edad tendrá?

—Se ve cómo de 25.

—Es muy joven.

—...— se callaron al ver la mirada furiosa del pelinegro.

¿Era yukio? ¡Tenía que ser él!

¿Desde cuando estaba en Japón?

Observó atentamente al pelinegro. Era delgado, un cuerpo muy bien definido dejando ver sus curvas... ¿Kasamatsu Yukio era doncel? No. De ser así él se lo hubiese dicho... Además, de ser así era posible... ¡No, Yukio se lo hubiese dicho!

Se sentía observado... pero no volteaba ni nada. Quería salir corriendo y sollozar pero no lo iba hacer, no más. Lo que paso era pasado. Kise tenía su familia, y él a su hijo... Su hijo —Joder — corrió a su bolso, tomó el teléfono y comenzó a llamar a su padre doncel Contesta. Contesta. Contesta. No lo hizo, no le respondía. Rápido envió un mensaje, esperaba que su padre lo viera y evitara que su padre le trajera a Yōta al estudio... Rezaría para que no se encontraran.

Para su desgracia el rubio era el último, ya todos se habían marchado y nada más estaba trabajando con él. Mientras lo fotografiaba  aprecio los cambios que había tenido el rubio. Se miraba más varonil, aquel rostro delicado había desaparecido en su mayoría.

—Levante más el mentón y mire fijamente el lente— capturó la imagen —. Gire un poco... Alto. Ahora cierre los ojos. Eso es... Deje de fruncir el ceño. Recuerde algo que lo haga feliz.

Obedeció al pelinegro y recordó aquella vez que conoció a senpai, aquella patada que le dio sin importarle que él fuese modelo.

Hizo varias tomas pero una lo dejó congelado, la última de hecho, Kise había abierto los ojos y le sonreía... Le sonreía como solía hacerlo —... E-Eso es todo.

—Senpai.

Su corazón saltó y se giró para no verlo —Ya se puede retirar.

—Senpai...

Intento alejarse pero el rubio lo sujetó del brazo —¡Suélteme!

—Kasamatsu. Sé que eres tú.

— ¡Soy Kasama! —dijo tratando de soltarse.

— ¿Qué pasa? ¿Por qué haces que no me conoces? ¡No sabes lo mucho que te he buscado!

— ¡Que me suelte!

—Yukio— lo sostuvo de ambos brazos — ¿Por qué desapareciste? ¿Por qué no me dijiste que eras doncel? P...

— ¡Papi!

Ryōta volteo y lo miró. Era un niño muy parecido a él, tenía el cabello negro con un mechón rubio y ojos dorados...

—Ve con tu abuelo—Ordenó rápidamente.

—Pero papi.

—Padre, llévatelo.

—Pero yo quiero estar aquí.

—Yōta ¡obedece!

—Sí, papi— dijo triste, su padre nunca le había gritado. Salió corriendo hacía su abuelo, quien lo cargó y se lo llevó rápidamente.

—E-Es...

—Mi hijo— rápido comenzó a empacar, tenía que salir de allí cuanto antes. Sabía que Kise no era tonto y sacaría conclusiones acertadas.

—Es mío— susurró recordando aquel sueño que se repetía una y otra vez.

—...— echo su cámara al portador y lo cerró.

— ¡ES MI HIJO! ¿Por qué me lo ocultaste? ¿Cómo te atreviste a ocul...— una bofetada no lo dejó continuar.

— ¡¿Y qué si lo hice?! Tú fuiste el primero en olvidar ¡Tú fuiste quien no cumplió su promesa! — Lágrimas surcaban sus mejillas — No me reclames nada ¡No tienes ningún derecho!

—Es mi hijo...

— ¡No es nada tuyo! ¡Tú ya tienes tú familia! ¡Vete con tu "Kurokocchi" y déjanos en paz!—Salió corriendo.

Tras segundos de confusión, salió corriendo detrás de Kasamatsu. Solo alcanzó a ver que se subió a un taxi y este arranco rápidamente. Intento subir a otro pero los fanes no lo dejaron __ ¡Largo! — huyeron despavoridos a ver enojado como nunca antes habían visto al rubio.

Necesitaba saber dónde estaban, y solo había una persona capaz de ayudarlo. Corrió al estacionamiento y abordo su auto.

—Bienvenido, Ryōta ¿Se te ofrece algo?

—Akashi, necesito tu ayuda.

— ¿Para qué? — era raro que el rubio le pidiera ayuda.

—Necesito que encuentres a Yukio. Esta aquí y con un hijo mío.

—Así qué ya lo descubriste.

Aquello dejó de piedra al rubio — ¿Lo sabías?

—Lo descubrí mientras fui de intercambio a América.

—¡Pero eso fue hace años! — Akashi estuvo tan solo seis meses en América— ¿Por qué no me dijiste?

—Yukio me lo pidió. Ya había sufrido mucho por ti.

—Pero...

—La cuestiono es ahora que harás. Sé muy bien cómo fue concebido, Yukio me lo contó todo.

—Yo...— apretó los puños.

—Mira que decirle que lo amabas y prometerle que siempre estarían justos. Para que después le salieras que estabas con Kuroko y no solo eso, que estaba embarazado.

— ¿Él ya sabía que estaba embarazado?

—No. Ese mismo día se enteró. Me dijo que salió corriendo porque se estaba vomitando, después todo se volvió negro y despertó en el hospital universitario. Allí recibió la noticia.

—Por eso se fue— murmuró frotándose los ojos.

—Sí.

— ¿Qué hice? — se jaló el cabello. Había sido un tonto iluso.

—Eras un idiota que no sabía lo que quería.

—Le hice mucho daño. Ahora me odia.

— ¿Crees que si te odiaria le hubiese nombrado Yōta? Si te odiara te hubiese hecho la vida imposible con Kuroko.

—Sabe lo...

—No, y no pienso ser yo quien le diga— dijo cruzándose de brazos —. Ya estas lo suficientemente grande para arreglar tus problemas. Aprovecha que está aquí. Ve a su casa, está viviendo con sus padres.

—¿Qué quieres decir?

—Se marcha en unas semanas. Pero conociéndolo, ten por seguro que en este momento está empacando para marcharse lo más pronto posible.

—————

— ¿Estás seguro de esto? — miraba a su hijo empacar.

—Es lo mejor.

— ¿Para quién?

—Para Yōta.

—Hijo. No siempre podrás mentirle a Yōta ¿Crees de verdad que no sospecha de él?

—Imposible— cerró una de las maletas —. No quiero que sufra.

Desistió al ver lo terco que era su hijo ¿Por qué tenía que parecerse tanto a su padre? —Voy a salir, compraré algún dulce para que Yōta se distraiga en el trayecto.

—Está bien — ¿Cómo se atrevía a reclamarle cuando él fue el que olvido su promesa?

Estaba tan metido en sus pensamientos y lleno de coraje mientras empacaba, que no noto el timbre sonar.

———————————

Escuchó el timbre, se levantó del sillón y fue abrir la puerta — ¿Diga?

—Yōta— se lanzó sobre su hijo y lo abrazó.

— ¡Su-Suélteme! —Luchaba por soltarse pero la persona no lo soltaba —PAPI. AYUDA. PAPI.

Dejó caer la ropa y salió corriendo al lugar de los gritos — ¿Qué pa... ¡Suéltalo! — Quien sabe de dónde sacó fuerza pero empujo al rubio y jaló a su hijo —Lárgate.

— ¡No me iré. No me iré sin ver a mi hijo!—dijo furioso desde el suelo, y comenzó a levantarse.

— ¿Hijo? El señor malo es...

—Ve a la habitación Yōta.

—Sí, papi— miró al rubio... pero algo hizo que detuviera, ese señor tenía su mismo color de ojos y cabello.

—Yōta.

—Voy, papi.

¿Señor malo? — ¿Qué le dijiste de mi para que diga que soy malo?

—Nada. De hecho no sabe que eres su padre.

— ¿Qué? ¿Por qué?

— ¿Crees que quiero que mi hijo sufra al decirle que su padre tiene una familia sin él? Claro que no. Sí es necesario me llevaré a la tumba que eres su padre.

—No te lo permitiré— acorralo al pelinegro contra la pared tomándolo por los hombros —Me lo quitaste 7 años ¡7 años!

— ¡Suéltame! Me estas lastimando— le estaba doliendo la presión del rubio

—Esto no se quedara así ¡Te demandaré! Me quedare con mi hijo.

— ¡Adelante! ¡HAZLO! Veremos hasta donde puedes llegar ¡Maldito imbécil Jamás... hunngh— fue silenciado a besos. Se negaba responder al beso pero cedió. Termino cediendo al beso.

—Extrañaba tu mal carácter— aseguró apoyando la frente con la de Yukio.

— ¡¿A qué juegas?! Tú tienes tú familia. A tu Kurokocchi y tu hijo ¡Déjame en paz!— Sollozó mientras se deslizaba a través de la pared, hasta quedar sentado y cubriéndose el rostro. Su corazón dolía. No solo porque fue besado, sino porque seguía amando a Kise. El varón que le rompió el corazón. El varón que le prometió amarlo y estar siempre juntos, y lo incumplió.

—Yukio...

— ¡Vete! Déjanos en paz.

—No me iré. Y menos sin que me escuches— abrazó al pelinegro, sin importarle los golpes que le propinaba.

— ¡No tengo nada que escuchar! ¡Vete!

—Tienes que hacerlo...Por favor— rogó mientras le limpiaba las mejillas al pelinegro. Había extrañado tanto esos ojos azules.

Aquellos ojos de cachorro apaleado hicieron que asintiera.

No quería que el pelinegro huyera, así que lo acorralo con sus piernas —Lo siento.

— ¿Qué sientes? — miró hacia otro lado.

—El haber sido un imbécil por herirte. Por no haber recordado lo que paso aquel día— abrazó al pelinegro —Por haber incumplido mi promesa. Por... kuroko...

—No me interesa nada de tu familia— No quería escuchar lo feliz que era. Su pobre corazón ya no lo soportaría.

— ¡Déjame terminar!—gritó para callarlo —. Lo siento, no debí gritar pero déjame terminar— el pelinegro desvió la mirada —No hay familia.

— ¿Eh?

—Es cierto, comenzamos a salir y todo, lo del embarazo también era verdad. Pero...— sollozó al recordar —No era mío.

— ¿Eh? — miró atento al rubio, se miraba destrozado.

—Kuroko se acostó con Aomine y quedo embarazado...

Yukio abrió los ojos muy sorprendido. Si eso era verdad, significaba que Sakurai había sufrido mucho.

Se limpió las lágrimas— A kuroko se le hizo fácil decirme que quería salir conmigo, a los pocos días intimamos y resultar embarazado... Pero no conto que a la hora del nacimiento, el niño fuera una copia de Aomine. No les quedo de otra más que confesar la verdad: habían tenido una aventura por varios meses... A Ryōcchi... él... abortó del coraje, él no sabía que estaba embarazado y eso termino de destrozarlo. Po-Por esos se suicidó.

— ¿Qué? — ¿Sakurai se había suicidado? ¿Había escuchado bien?

—Se cortó las venas. Cuando nos dimos cuenta fue muy tarde, los médicos no pudieron salvarlo. Aomine quedo destrozado por la muerte de Ryōcchi. Hasta donde sé, Aomine se la pasa cuan cualquier doncel que se parezca a Ryōcchi... y kuroko, bueno, es padre soltero. Claro, Aomine registro al niño y le da pensión pero no están juntos.

—Dios— se cubrió la boca impactado ¿Por qué Akashi no le había dicho nada?

—Eso fue lo que paso con Kuroko. No tengo la "familia feliz" que creías... solo tengo a mis hermanas, las cuales ya se casaron e hicieron sus vidas.

Fruncieron el ceño ¿Sus hermanas? — ¿Tus padres?

—Fa-Fallecieron hace 5 años— sollozó, no pudo evitar que las lágrimas surcaran sus mejillas —Iba a Osaka, un tráiler les golpeo y murieron en el acto.

Se le estrujo el corazón al ver llorar al varón que amaba —Lo siento, Kise. Lo siento tanto — sollozó con el rubio. Los Kise siempre fueron amables con él, inclusive Hana le animaba a confesarse.

Se abrazó fuertemente al pelinegro y no lo soltó.

—Kise...— tenían bastante tiempo abrazados, en la misma posición.

—Lo siento— se separó un poco y limpio las lágrimas —. No te lo lleves. No lo alejes de mí.

—Yo... — ¿Ahora qué haría? Saber que Kise no estaba con Kuroko le hizo feliz... pero pronto recordó que el rubio era un modelo y que posiblemente tenía pareja. Además, kise tenía razón, él le había ocultado a su hijo y su pequeño siempre le pedía conocer a su padre —Kise.

Miró atento al pelinegro. Verle de cerca le hizo recordar aquel sueño... pero ahora sabía que no era un sueño, había sido real. Tan real que tenía un hijo.

—Puedes convivir con él. Llegaremos a un acuerdo.

— ¿Acuerdo?

—Nosotros tenemos nuestra vida en Boston, y tú aquí. Veremos que vacaciones puede venir a Japón contigo.

— ¿No se quedarán en Japón?

—No lo creo. Mi despacho esta en Boston.

—...

—Nos arreglaremos para el acuerdo. Yōta también tiene que decidir sobre que quiere hacer.

Asintió torpemente.

—Levántate, voy por Yōta.

Ambos se levantaron de suelo. Mientras kise miraba las fotos de la familia Kasamatsu, Yukio fue a su habitación y encontró a su hijo mirando impacientemente a la puerta.

—Papá ¿Estas bien? ¿El señor malo no te hizo nada?

—Estoy bien... — lo abrazó — ¿Recuerdas que siempre me preguntas por papá?

—Sí.

—Pues papá está en la sala...

— ¿De verdad? — su papi asintió mientras sonreía. Se soltó del abrazó y corrió a la sala —Pap... —El señor malo estaba la sala.

—Es Kise Ryōta... Tú padre— dijo yukio mientras le acariciaba la cabeza a su hijo.

— ¿Señor malo es papá? — se escondió detrás de las piernas de su papi. Miró atentamente aquel cabello rubio y ojos dorados.

—Él no es malo, más bien es tonto— yukio rio —. Kise Ryōta es tú papa Yōta.

—Ryōta... ¿Por eso mi nombre es Yōta?

—Sí cariño, te llame así por papá. Anda, salúdalo.

Lentamente y con duda se acercó al rubio, quien se arrodillo para estar al nivel de su hijo —H-Hola.

—Hola pequeño— se le formo un nudo en la garganta.

— ¿Es mi papá?

—Sí, soy tú papá— sollozó.

— ¡Papá! — se lanzó a los brazos de su padre.

—Hijo— susurró mientras abrazaba fuertemente a Yōta.

—Al fin estas con nosotros papá— susurró y sollozó más.

Se le encogió el corazón al ver a sus dos amores así, pero más a su hijo. Sus pequeños bracitos se aferraban de la camisa del rubio.

—Sí, estaremos juntos.

—... — No se atrevió a interrumpirlos, era su momento y no quería romperlo, pero tenían que aclarar las cosas.

Cuando regreso a casa con los dulces, jamás imagino ver a Kise sonriendo mientras cargaba a su nieto y escuchaba sus anécdotas—...— miró a su hijo, Yukio ni cuenta se había dado de su presencia. Lentamente, se dirigió a su habitación tratando de no hacer ruido. Su hijo ya era muy mayor para tomar sus decisiones, solo podía rezar para que Kise y su familia no le hicieran daño.

— ¿Entonces ya viviremos con papá? — preguntó ilusionando mirando a sus padres.

Yukio se tensó pero Ryōta no, sonrió —Sí papá yukio acepta, viviremos juntos aquí en Japón.

—¡KISE!

— ¿Papi, viviremos con papá? ¡Verdad que sí!

—Cariño... No podemos hacerlo. Kise tiene su vida... y nosotros la nuestra. Tenemos que regresar a Boston.

—Pero...

—Es lo mejor. Puede ir a visitarte o cuando sea vacaciones podemos venir para que la pases con él.

—Pero yo los quiero a los dos ¡Quiero mi familia!

—Yukio, por favor... Accede.

—NO— se cruzó de brazos y frunció el ceño.

—¡Papi no quiere que estemos juntos! ¡Papi te odio! — gritó antes de salir corriendo.

Sus brazos cayeron a sus costados y su corazón litio muy rápido ¿Su hijo acaba de decir que lo odiaba?

—No llores— Ryōta se aproximó al pelinegro y le limpio las lágrimas.

—Es la primera vez que me dice algo así— sollozó mientras intentaba parar sus lágrimas.

—Es normal... — se tensó al ver la mirada azul —. Es normal que reaccionara así. Quiere que seamos una familia.

—Pero no podemos invadir tu vida, así de la nada. T-Tú pareja no le va gustar que tengas un hijo— murmuró desviando la mirada —Además, nosotros estamos en otro país. Y ..nggghhh.

—No tengo pareja— murmuró en los labios del pelinegro después de haberle liberado del beso —Lo intente... pero algo no me dejaba.

— ¿Q-Qué?

—Tú.

— ¿Yo?

—Después de que desapareciste, yo comencé a extrañar... yo no sabía la razón. Hasta ese día.

— ¿Día?

—Lo del nacimiento — soltó un suspiro doloroso, aun le dolía todo eso — Comencé a beber. Y en una de esas borracheras y de que me fui a golpes con aomine, comencé a tener un sueño sobre ti.

— ¿Sobre mí?

—Sí— asintió y pegó el cuerpo del pelinegro al suyo —Qué te hacía mío. Te besaba. Te juraba amor... el sexo...— yukio se sonrojo —. No sé cuántas veces tuve sueños húmedos sobre ese sueño...

—...

—Desde entonces te he buscado. Te he extrañado. Te deseado hacerte mío. Hacer que me digas cuánto me amas...

—Yo...

—Déjame ganarme tú corazón, senpai~

—...— eso era hacer trampa.

—¿O es que ya tienes a alguien más?

—No... Lo intente dos veces pero no funcionaban.

— ¿Qué?—gruño enfadado.

—No eran tú...— confesó. Sentía su corazón abandonar su pecho.

—Yukio... — acarició la mejilla de su ex-senpai y volvió a besarlo.

Respondió el beso... La verdad, nunca hubo alguien más y ni lo había intentado. Siempre había sido Kise Ryōta el dueño de su corazón.

Siempre su mejor amigo.

 

Fin

Notas finales:

Espero les haya gustado. 

tenía mas de un año con este fanfic, y apenas esta semana me decdi a terminalo. 

 

Nos leemos pronto.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).