Sinbad es el chico más valeroso, intrépido y ególatra de la creación, hasta que se toca el tema de Aladdin, su novio.
Los dorados orbes van de un lado al otro del restaurante de comida rápida, siguiendo al dueño de su corazón que fué por la orden de ambos, siempre tan detallista.
El resto de la cita la pasaron con normalidad, si no se toma en cuenta a la bola de poseídos que hasta giran la cabeza para admirar al hermoso ser de larga trenza.
Una vez en la casa de Sinbad, le dan un beso a modo de despedida.
-Nos vemos mañana en el colegio.
Pero Aladdin fué tomado de la muñeca e introducido al inmueble en contra de su voluntad, más que nada porque le tomó por sorpresa. Ambos fueron a parar al suelo, donde Sinbad se colocó encima con evidente hostilidad.
-¿Qué sucede?
-¿No te parece que estas demasiado relajado?
-Je je je, y tu alterado, ¿o no? ¿Qué te preocupa?
-Confío en ti y lo sabes. Pero eres tan apuesto que llamas la atención en demasía.
-Solo te quiero a ti.
-Yo también pero...
-No puedes evitar sentirte celoso.
El mayor no pudo responder, sintió su orgullo herido de alguna manera, pero la sonrisa de su pareja le devolvió la calma en segundos, no así echó por tierra su magnífico plan.
Deslizó sus manos por el torso ajeno, retirando algunos botones en la camisa para hacerse paso en el pecho, dejando únicamente lo indispensable a la vista. Le besó y chupó con total ausencia de consideración. De los labios de Aladdin escapan sonidos angelicales que parecen una oda al amor. Los dígitos del menor se entierran estratégicamente en la torneada y varonil espalda de Sinbad que sonríe satisfecho al alejar el rostro y ver complacido la rojiza huella de su crimen. Sin embargo no tiene oportunidad de festejarlo porque Aladdin le coge de las muñecas y recuesta debajo.
-¿Cómo lo hiciste?-le interroga sorprendido.
-Puedo usar magia-sonrió-¿Sabes? Pensaba esperar un poco más, pero no me haz hecho las cosas fáciles.
-¿Eh?
Sinbad se ruborizó y cerró los ojos con fuerza. Aladdin degustó y acarició cada poro en su cuerpo, llevándole al cielo de puro gozo. Incluso al invadirle fué dulce, sutil pero inesperadamente salvaje. Se desplomó sobre el mosaico intentando regular su respiración. Y procesado lo acontecido.
-Vaya-el comentario más brillante que surcó su mente-eres tan amable y relajado que ah, siempre pensé que nuestros roles estarían a la inversa.
La frase hizo estallar al otro en una potente carcajada. Aladdin le cogió de la mano y se admiraron en completa desnudez.
-Temo que no pasará jamás, me gusta mucho la expresión que pones cuando te hago el amor.
-Supongo que no es tan malo después de todo. ¿De vez en cuando puedo marcar tu piel?
-No es bueno ser posesivo.
-¿Es un no?
-Mmm, lo consideraré si eres tu quien se deja querer.
-Eso es chantaje.
-Entonces no.
-Bien, tu ganas.
-Je je, ese carácter será tu perdición.
-Lo sé-molesto.
Aladdin se giró mostrando su espalda.
-¿Qué te parece hacer unas cuantas por acá? Ya sabes, por si las dudas. En una de esas se me ocurre engañarte-sonrió.
-¿Ah si? Entonces también dejaré varias en tus piernas.
-No presiones, no presiones-articulo en un curioso tono seductor. Sinbad recargó el rostro en la zona ofrecida y suspiró.
-Gracias por la paciencia que siempre me tienes. ¿Te quedarás a mi lado?
-Si.
Con una palabra elimina las ansias de marcar aquel territorio como suyo porque ya lo hizo con su alma, siendo mutuo. Pero no indica que su aventura haya finalizado porque se enfrenta ahora a lo desconocido...¿o será al revés?