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Inicio, nudo y lo que sigue. por Baozi173

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Minseok colocó los platos sobre la mesa mientras Jongdae llegaba a su lado con los tenedores y servilletas amarillas que él mismo se había encargado de seleccionar para inaugurar su primer almuerzo como convivientes— ¿Y les contarás la historia a nuestros hijos?

Minseok se rio fuerte y claro, mirando como Jongdae alineaba las servilletas al lado derecho de los platos blancos que se había robado de la casa de su madre antes de mudarse.

—Seguro que sí, les contaré la historia. —respondió el mayor tomando asiento mientras veía a su novio caminar de vuelta a la cocina— Aunque igual no tiene nada de fantástica. —agregó levantado un poco la voz para que el contrario lo escuchara.

Al regresar Jongdae tenía una pequeña olla entre sus manos, las cuales cubría con guantes para no quemar sus manos.

—¿Me cuentas la historia de cómo conociste a papá? —dijo imitando una voz infantil— Así te dirán nuestros hijos.

Jongdae tomó unas pinzas y empezó a servir los fideos en ambos platos.

—Creo que les daría un increíble discurso introductorio sobre cómo fui a la agencia de adopción y me los llevé. Tremendo trauma con el que vamos a lidiar con ellos, eh. —soltó sarcástico y burlón.

Jongdae dejó la olla a un lado en cuanto terminó de repartir la comida, tomando asiento también y cogiendo su tenedor con alegría, tenía mucha hambre. Había sido una larga mañana abriendo cajas y barriendo el piso.

—Ya que nuestras opciones se reducen a adoptar y podrían no parecerse físicamente a ninguno de nosotros; debemos asegurarnos de educarlos tan bien que yo pueda gritar eres igual a tu padre cuando me colmen la paciencia. —Jongdae se estaba metiendo el primer bocado mientras Minseok lo miraba divertido.

Ambos dieron un bocado más a su almuerzo, tragando la comida en silencio y volviendo al contacto visual.

—Sería algo como... —el mayor llevó un dedo al mentón, acomodando las palabras en su mente— Hijos, seguro se acuerdan de su padre y lo desatinado que llega a ser, pues hoy les voy a contar la horrible historia de como su padre y yo nos conocimos. Incluyendo sus tan pesados comentarios como oye, tú hablas solo.

Jongdae se rio muy fuerte— Eso es material inédito.

—No es mi culpa que fueras y sigas siendo tan imprudente.

—Y tampoco es mi culpa que hablaras y hables solo hasta el sol de hoy.

Minseok hizo un puchero.

Ambos rieron y volvieron a dar otro bocado. Minseok miró a su alrededor, el departamento ya estaba mucho más ordenado que cuando hubieron llegado la noche anterior. Las cajas estaban por todos lados y para dormir apenas y si habían tenido fuerzas para lanzar el colchón en la que se suponía debía ser su habitación. El mudarse juntos había sido una buena idea, pero claro, también cansada y trabajosa.

—Conque papá era un desatinado... —dijo Jongdae volviendo al tema— ¿Que más era papá?

Minseok sonrió de lado, apurándose en masticar. La conversación con sus futuros hijos imaginarios a través de Jongdae le daba curiosidad.

—Era muy terco, insistente y sarcástico, niños. De todos modos lo sigue siendo, no sé ni de qué me quejo. —respondió.

Jongdae lo escuchó feliz de un modo nostálgico, el recordar aquellos primeros días junto a Minseok le daban un no sé qué muy confuso que desembocaba en su sonrisa. Y Minseok ni qué decir, siempre que contaba la historia sonreía nervioso y se sonrojaba, aunque no quisiera aceptarlo.

—¿Tenía algo bueno el hombre? —preguntó Jongdae dando un bocado más.

Minseok lo miró buscando la respuesta correcta. No supo qué era lo que esperaba Jongdae, solo sonrió y desviando la mirada a su plato contestó con las mejillas un poco rosadas.

—Supongo que debió tener algo de bueno para llegar a ser el amor de mi vida, ¿no?

El menor abrió los ojos de sobremanera, fijando su atención en el contrario. Eran muy raras las veces que Minseok decía cosas dulces y cursis sin sentirse antes bajo presión— ¿Papá es tan especial para ti?

—Mucho, sino no estaría aquí hablando con ustedes, nuestros hijos imaginarios, para seguirle el juego. —respondió sonriendo y encontrando la mirada de Jongdae con la suya.

—¿Nos pudieras seguir contando como es que conociste a papá?

El mayor arqueó las cejas, enumerando los hechos en su mente y simplificándolos para que no sonara tan extenso.

—¿Les interesa la historia? Su padre también podría contarles, aunque, está claro que yo soy el del toque creativo para narrar entre los dos.

—No es mi culpa no haber estudiado para literatura y todas esas cosas, Min. —rio— Además, mi narración no es tan mala.

—Es mala, Dae, lo sabes. Nunca había escuchado a una persona que mezclara el inicio, nudo y final en un solo párrafo sin llegar a contar nada concreto. Te queda bien que hayas estudiado animación, como escritor te morirías de hambre.

Jongdae se estaba ofendiendo, un poco al menos, Minseok lo sabía. Agitó la cabeza con ligereza. A veces tenía que dar por su lado para que se sintiera feliz.

—Su padre y yo nos conocimos en la secundaria... —inició— Bueno, nuestra primera conversación fue cuando un amigo del salón, Yixing, me haló para que termináramos nuestro trabajo de economía. Su padre era un metiche, mientras yo intentaba terminar una propuesta de producto para la maestra él se metió a opinar sobre mis apuntes cuando ni siquiera éramos del mismo grupo de trabajo.

—Él es metiche, eso todos lo sabemos, es su encanto. —sonrió el castaño masticando con la boca medio abierta.

—De acuerdo, él era muy raro, decía cosas que hasta ahora no logro recordar por completo, frases que no conecto muy bien. —explicó— Fue cuando Yixing nos dejó solos a los minutos de que él empezara a hablar conmigo. Hasta más tarde fue que me explicó que se empezó a sentir aburrido cuando notó que nosotros habíamos click. Yo lo negué obviamente, no sabía ni su nombre hasta esa tarde.

Jongdae parpadeó tres veces antes de volver a hablar— Esa parte de la historia no me la sabía, ¡y estoy contigo desde hace siete años! —chilló.

Minseok sonrió, se las había arreglado muy bien para no mencionarle a Jongdae que desde un inicio había recibido las indirectas de que ellos debían terminar juntos. Todos y cada uno de sus compañeros de aula se lo decían, repetían a diario que deberían salir, que se veían tan bien juntos que era difícil no notarlo cuando los veías hablar.

—Sí, lo dijo, aunque la verdad yo no confiaba en su criterio. Ya saben, niños, apenas y habíamos empezado a hablar cuando el tío Luhan y Tao se habían cambiado de colegio y no me quedó otra opción que empezar a socializar, a buena hora llegó Yixing.

Minseok ese año se había quedado sin compañía, sus dos mejores amigos habían tenido que cambiar de colegio. Fue cuando se chocó con la dura realidad, había pasado cuatro años en un solo colegio y la verdad no hablaba con ninguno de sus compañeros. Siempre le había bastado con su reducido grupo. Al final ese año fue el más complicado y emocionante que Minseok pudo tener en el colegio.

Conoció a Jongdae.

—¿Y qué más? —preguntó Jongdae sacando a su novio de sus pensamientos— Me intriga mucho saber cómo te hiciste amigo de papá. —completó sarcástico y burlón, volviendo a imitar una voz infantil.

—Tal vez nos habíamos visto un par de veces antes sin notarlo, nunca reparamos en quiénes éramos hasta después de esa tarde que hablamos. —explicó.

Minseok de vez en cuando pensaba en cómo no había notado antes a Jongdae dentro el salón. Era de los alumnos nuevos en el aula y no decía mucho pero la verdad era muy lindo, el pelirrojo a veces se preguntaba cómo era que no tenía recuerdos de él antes de que hablaran por causa de Yixing.

—Después de ese día te ausentaste toda la siguiente semana. —dijo Jongdae avanzando la historia— Estabas enfermo y sin ganas de asistir a clases. Eras un vago, lo recuerdo, yo pregunté por ti y nadie sabía decirme qué te había pasado.

Los platos ya estaban por la mitad de la comida para cada uno. Dieron un bocado más. Jongdae masticaba mientras le daba una seña con la diestra a Minseok para que continuara con la historia. El contrario sonrió y aclaró su garganta.

—Volví después de casi recuperarme, ese día yo dibujaba en mi cuaderno muy tranquilo sentado en mi sitio hasta que su padre decidió llegar a joderme la paciencia. Llegó a sentarse en la fila de asientos junto a la mía. Ahí se le ocurrió ser inoportuno.

—Así es en hombre, ¿qué esperabas?

—Por lo menos algo de modales, niños. No éramos ni amigos y el niño inmediatamente después de preguntar por qué había faltado soltó un mueves mucho la pierna y hablas solo, te he visto como si nada.

Jongdae recordaba perfectamente la mueca que Minseok le había regalado cuando le señaló esos dos puntos con su comentario. Se reía cada que rodaba en su memoria su ligero sonrojo y cejas fruncidas que luego le mostró, un poco ofendido.

—En sí, papá es muy observador. Igual que tú.

—¡No son maneras de acercarse! Niños, si alguien se les acerca a señalar que hablan solos, únicamente si esa persona podría ser especial, déjenla terminar de hablar.

Minseok estaba pensando un poco lo que hacía, rio para sus adentros al analizar mejor que de verdad les estaba hablando a sus hijos imaginarios.

—Consejo anotado. —acató el menor— Sigue contando la historia, padre.

—Su padre era más raro de lo que yo esperaba, tal vez fue la falta de temas en común, pero de la nada me empezó a hablar de su riñón. Me explicó el proceso de sus cálculos renales como si fuera la historia más interesante del mundo.

—¿Y funcionó?

—Para captar mi atención, por desgracia sí.

—¡Es el poder del riñón! —celebró Jongdae agitando sus brazos sobre su cabeza.

Minseok ya había terminado su comida, por lo que colocó su cubierto sobre el plato vacío, pasando luego a mirar como Jongdae aún tenía por lo menos tres buenas cucharadas por comer. Era irónico, el que estaba hablando más era él, no Jongdae.

—Hablamos, —fue concluyendo— contra todo pronóstico, mantuvimos una conversación relativamente decente. Su padre era muy raro y confianzudo.

Minseok se levantó de la mesa, levantando su plato y manteniéndose de pie junto a su silla.

—Demasiado confianzudo. Pero es papá; no es tan malo después de todo, de hecho es genial. —agregó Jongdae alagándose a sí mismo— Sigue contando.

—¿Qué más podría contarles? —interrogó Minseok con un poco de sueño— Así conocí a su padre, por accidente.

—¿Eso es todo? —renegó Jongdae, decepcionado por todos los detalles que Minseok estaba omitiendo.

—Nuestra historia completa es más larga, —explicó el pelirrojo— pero ya es tarde, niños, se las contaré otro día, ahora deben terminar cenar para que yo pueda limpiar la cocina. —terminó, dándole un beso en la nariz a su novio.

—Te amo.

—También yo. —respondió dando vuelta hacia la cocina para retomar el orden y limpieza del departamento.

Jongdae pensaba que Minseok tenía la voz perfectamente afinada como para regañar a sus futuros hijos; esos a los que seguro planeaban aburrir con la historia de cómo conoció a su padre; el inicio, nudo y lo que sea que venga después de eso; porque su historia con Minseok no veía salida.

 

 


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