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¡Maldito Min! (Yoonmin) por Frutillxx

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Jimin suspiró con los ojos cerrados para después sonreír radiantemente, sus mejillas adoptando un bonito tono rosa que combinaba a la perfección con el color natural de sus labios.

Definitivamente ese sería su año.

No más acoso en nombre del amor, no más "crush", no más amor unilateral.

No.

Park Jimin haría sus movimientos este año, definitivamente los haría, después de todo ¿Quién podría resistirse a aquella preciosa sonrisa y esa atractiva y adorable apariencia?

Y Kim Namjoon podía ser muy perfecto ante sus ojos, pero el castaño sabía perfectamente que caería, caería por él. 
Entonces sí, ahí estaba Jimin, caminando elegantemente hacia el chico alto de cabello cobrizo, quien miraba uno de los paneles con confusión, sus manos yacían resguardadas en los bolsillos de sus pantalones y el pequeño castaño no pudo evitar soltar otro suspiro al admirar lo bien que le sentaba el uniforme escolar a Namjoon.

Acomodó su cabello una vez más antes de aclarar su garganta y acelerar un poco más el paso, las clases empezarían dentro de muy poco y no quería llegar tarde.

El no compartir clases realmente no suponía un problema para Park, el podía pasearse libremente por cualquier pasillo sonriendo como si cada día se tratase del mejor de su vida siempre y cuando lograse ver a  Namjoon.

—¡Hyung!—le llamó el chico, sonriendo, sus ojos desapareciendo grácilmente.

Kim Namjoon dirigió su vista al pequeño portador de tan melodiosa voz, sonriendo al verlo tan alegre. El mayor lo había conocido el año anterior, cuando Hoseok, uno de sus amigos más cercanos, los había presentado; desde aquel entonces, Namjoon consideraba la sonrisa de Park Jimin como una de las más hermosas que había visto en su vida entera.

—Hey, Jiminnie. —le respondió a modo de saludo, involuntariamente, una de sus manos dirigiéndose hacia la esponjosa mejilla derecha, apretando un poco y produciendo que el rosa en la piel ajena se tornara más intenso.

Jimin sintió que se derretiría si Namjoon seguía sonriendo de esa manera, enseñando sus hoyuelos y, por si no fuera poco, apretando su otra mejilla. No era justo, no era justo que el moreno fuera tan perfecto.

Y es que él no solo era una cara bonita y un cuerpo bien proporcionado.

Claro que no, Kim Namjoon era mucho más que eso.

Era inteligente, amable, gracioso, detallista, tan torpe que se tornaba tierno, tenía esa voz gruesa que le hacia sentir miles de pequeñas corrientes eléctricas a Jimin y esas grandes manos que el menor quería sujetar entre las suyas y ugh, todo convergía nuevamente a una sola cosa: Kim Namjoon era el ser más perfecto que podía existir sobre la faz de la tierra.

Y Jimin agradecía todos los días a Dios (que seguramente sí existía porque vamos, aquello era un milagro) que Namjoon no tuviera pareja, ni pretendientes, ni nada que pudiera apartarlo de su lado a excepción de la timidez del menor.

Pero bueno, él había decidido acabar con aquello ¿Cierto?

—¿Qué hiciste durante las vacaciones, Joonie hyung? —le preguntó el chico con verdadera curiosidad.

Sí, el pudo haber salido o siquiera mensajear al moreno durante las vacaciones pero estaba demasiado ocupado trabajando en su autoestima, llevando clases intensivas con el gran Kim Taehyung (aunque realmente no lo era, él solo había insistido en ser llamado así) convenciéndose a sí mismo de que era lo suficientemente bueno para Kim Namjoon y aliviando un poco su falta de "Joonie" regodeándose con las fotografías del mayor en sus redes sociales o en su perfil de whatsapp.

(Cabe aclarar que él no quiso pedirle a Hoseok el número del cobrizo, ese había sido su corazón actuando por sobre su cerebro)

—Oh...—Namjoon abrió los ojos con emoción y sonrió antes de continuar.

Jimin lo miró embobado.

Demonios, él realmente estaba jodido. Pero no importaba, porque le encantaba tener esa sensación tan cálida cada vez que veía al mayor.

Pero no todo podía ir tan bien, claro que no, porque era Park Jimin y a Park Jimin por menos debía salirle algo mal, siempre, por más insignificante que sea.

Sintió los corazones de sus ojos desapareciendo en cuanto notó la atención del chico con hoyuelos dirigiéndose hacia algo -o alguien- más, mirando por sobre el hombro del menor y sonriendo otra vez.

Y Jimin amaba la sonrisa de Namjoon, pero la amaba mucho más si ésta era dirigida únicamente para él.

Asesinaría a cualquier ser que se atreviera a robarle la atención del chico de sus sueños, apretaría su cuello con tanta fuerza que sus ojos saldrían de sus órbitas y- oh, había alguien junto a Kim Namjoon ahora.

Paliducho, delgado y casi tan pequeño como él, tenía el cabello negro y los ojos de una forma bastante peculiar, tenía esa expresión de odiar a todo el mundo y Jimin se sintió indignado porque el intruso no correspondía a la bellísima sonrisa que Namjoon esbozaba para él.

Ni siquiera conocía su nombre pero Jimin ya lo odiaba, estaba seguro de eso.

—¿Jiminnie?—habló el moreno, atrayendo inmediatamente toda la atención del castaño— él es Min Yoongi —señaló con la cabeza al joven de su lado, quien solo miró con desinterés a Park— Yoongi hyung, él es Park Jiminnie.

Y Jimin se permitió chillar para sus adentros cuando escuchó a Namjoon agregar el cariñoso apodo aun si estaba pronunciando su nombre completo.

En tu cara Min YoonGi.

—M-mucho gusto, Yoongi hyung. —habló el menor, retomando su habitual comportamiento dulce e inclinándose en una pequeña reverencia.

El tal Yoongi arqueó una ceja y apenas movió su cabeza en lo que Jimin entendió como respuesta a su saludo.

El pelinegro observó una vez al menor y, encogiéndose de hombros muy sutilmente, se adentró al salón de clases.

El mismo de Namjoon.

Mierda.

Jimin quiso pisotear el suelo fuertemente porque no era justo que ese imbécil tuviera tanta suerte, pero se contuvo porque no podía hacer una rabieta frente al chico que le gustaba, era un rotundo no.

Suspiró un par de veces para tranquilizarse y, con una nueva sonrisa plasmada en su rostro, observó a Namjoon.

—Y...—intentó hablar, mas su boca se quedó abierta cuando vio al alto muchacho corriendo dentro de su salón, exclamando un «¡Yoongi hyung!»

Y Jimin no pudo hacer más que apretar con fuerza los tirantes de su mochila y tensar la mandíbula.

¡Maldito Min!

 


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