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«Ven conmigo al baile, loser» por MarLe514

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Notas del fanfic:

Soy súper nueva en el fandom~ Por favor, apoyen esta historia, que es un oneshot~ Estaré muy feliz de saber que les ha parecido. 

 

 

 

MarLe By: Alejandra.


Esta rotundamente prohibido copiar, adaptar y/o resubir cualquier historia de esta cuenta.

Nunca está demás aclarar, que las historias en esta cuenta son 100% MARLE. Son creaciones de estas humildes chicas, con el fin de entretener al lector.

Notas del capitulo:

Disfruten<3

“Ven conmigo al Baile, perdedor”

 

I

 

 

Si existía alguien con las suficientes agallas, o tal vez, lo probablemente estúpido como para aparcar el coche de su viejo en la angosta carretera de Derry, ese seguramente seria Richie Tozier. 


Porque, ¿qué puberto de por lo menos 15 años pondría sus sudorosas manos sobre un Ford?

 

Richie tomó con fuerza el timón de la carcocha de su padre, no había sido complicado robarle las llaves mientras dormía, pues era como un oso hibernando sobre el sofá de la sala, y estaba seguro que ni siquiera una tormenta podría despertarlo. 


—Bien, espejo, palanca... ¿dónde está el maldito acelerador?— Picoteo con su pie el pedal asegurándose que era ese. Estaba sentado sobre un cojín, puesto que ni siquiera alcanzaba a ver correctamente por el parabrisas.

 

—Maldición, Richie, dijiste que ya habías conducido antes. — Ben se aferró al cinturón de seguridad, mientras trataba saliva. Oh Dios, ni siquiera había alimentado a su hurón antes de salir de casa, y probablemente después de hoy el pobre animal quedaría huérfano.

 

Richie puso los ojos en blanco, y acomodo la montura roja de sus gafas sobre el puente de su nariz. —¿Dónde están tus huevos, Ben Hanscom? Te dije que ya había hecho esto antes... en el estacionamiento. — Murmuró lo último esperando que el otro no le escuchase.

 

—¡Espera...! ¿Que? ¡Me quiero bajar!

 

—¡Esta bien! Lo tengo perfeccionado.— Alego arrogantemente, estirando su cuello para alcanzar el espejo retrovisor, admirando su reflejo y arreglando un poco la maraña de rizos de su cabeza.

 

Ben levanto los brazos al cielo. —¡Richie, el estacionamiento y la carretera son dos cosas jodidamente diferentes! — Chilló.

 

Pero Richie estaba demasiado metido en su bello reflejo como para prestarle un poco de atención a su regordete amigo. 
—Después de esto, Beverly seguramente ira al baile conmigo. — Guiño a su reflejo y encendió el motor. El rugido logro que la presión se le bajara a Ben, dejándolo como un papel.

 

—¡¿Quieres matarnos porque Beverly no quiso ir al baile contigo?!— Alego Ben intentando abrir la puerta pero esta estaba asegurada. —No gracias, paso de ser parte de tu suicidio colectivo.

—Que no me rechazó! —Richie agito la cabeza, indignado.—Ella dijo, y cito: 'Nadie con un coche me ha invitado al baile, así que..."— Imito con voz afeminada y batiendo las pestañas.

 

Ben soltó un "Eww" por la actuación.

 

—Solo tengo que recogerla en este auto y será toda mía. — Sin agregar más tiro de la palanca del freno y pisó el acelerador a fondo arrancándole un grito nada masculino al pobre Ben.

 

—¡Santa mierda, no quiero morir! ¡Aún no he dado mi primer beso!— Lloriqueo Ben, y en un desesperado acto tomo el timón tirando a la izquierda.

 

Richie maldijo, tirando para la derecha.

 

Frente a ellos iba el despistado Eddie Kaspbrak, pedaleando su bici mientras tarareaba la cancioncita que había escuchado en el mini-super, sin tener idea de que sucedía solo unos metros atrás.

 

Richie logró quitarse a Ben de encima con un sutil manotazo en los cachetes, pero cuando envío la vista al frente algo golpeo contra en capo del auto.


—¡Mierda, creo que arrollaste un venado!— Jadeo Ben sudoroso y con los ojos como platos. 


—Oh, santa miera... —Pisó el freno de golpe, agrandando los ojos al notar un bulto en el suelo desde el espejo. —No seas estúpido, Ben, no hay jodidos venados en Derry. Y eso no es un venado... A menos que Bamby se haya perdido en Maine.

 

Ben empezó a hiperventilar, y cuando encontró una bolsa de papel la pego a su boca, dramáticamente.

 

Richie golpeo el timón, no se suponía que arrollase a alguien en su primer intento por conducir. —Mierda, ¿qué hacemos si está muerto?

 

—¿¡Mu-muerto!? ¡No fastidies, Richie, soy muy joven para ir a prisión!

 

El pálido se bajó del coche, caminando con cautela hacia el "muerto", y cuando identifico a un chico inconsciente junto a su bici, lo supo, tan claramente que se sintió como un baldazo de agua.

"Estoy jodido. Realmente jodido."

 

Porque el chico que había arrollado, no era nadie más que Eddie Kaspbrak. El niño raro de la escuela.

 

II

 

—¡No puedo creer que me hayas acusado! —El pelinegro picoteo furioso, con su huesudo dedo la piel blanda de Ben, que solo se encogió sobre sí mismo.

 

—¡Entré en pánico, ¿qué esperabas?! —Se defendió.

 

Ambos chicos estaban en el hospital de Derry, con una eufórica señora Tozier hablando con el médico a cargo.

 

—Pero, ¿acusarme con mi madre? ¿Acaso quieres que muera? Sabes que esa mujer está completamente loca. —Masculló Richie.

 

Ben vio de soslayo como la intimidante mujer caminaba hacia ellos, y por supuesto, como el gran amigo que era, huyó, dejándole solo.

 

—Eso es, Ben, salva tu obeso trasero. —Murmuró.

La mujer se detuvo frente al de rizos y estiro su oreja en una reprimenda feroz. Richie lloriqueo un poco. Esa loca se la iba a arrancar. —Duele, duele, duele. — rapeo a la velocidad de la luz.

 

Ella lo miro disgustada con los brazos como jarras a cada lado de la cintura. —Esta vez te excediste, Richie.— Acusó.—Tu amigo pudo salir gravemente herido... ¿Que estabas pensando? ¿No tienes un poco de noción de responsabilidad?— Continúo regañándolo.

 

Richie puso los ojos en blanco asintiendo a cada acusación, cuando de pronto vio salir a una mujer de la habitación del malherido, que además, tenía una inusual parecido a Eddie Kaspbrak. 


Y si su sentido lógico no le fallaba, esa debía ser...

 

—Oh, señora Kaspbrak, lamento tanto todo esto... — su madre utilizo su tono de voz dulce para referirse a la otra mujer.

 

La señora Kaspbrak habló tranquilamente. —Está bien... El doctor dice que solo se lastimó el brazo, no es nada grave. — Aseguro intentando sonreír.

 

Richie asintió cogiéndose el mentón, actuando preocupado, pero cuando vio la oportunidad de salir de ahí, la tomó, tan rápido como sus piernas flacas pudieron, pero los poderosos reflejos de su madre se lo impidieron.

 

—¿No tienes algo que decir?— masculló con una sonrisa aterradora, su progenitora.

Richie vio su vida pasar frente a sus ojos. —¡De-de verdad, lo siento tanto, señora Kaspbrak!— junto sus manos en una plegaria y bajo la cabeza teatralmente. —Nunca quise arrollar a Eduard.

 

—Es Eddie.

 

—Nunca quise arrollar a Eddie.

 

Ella suspiro. —Está bien, está bien... Los chicos hacen algunas travesuras a esta edad. Pero debes ser más cuidadoso con esto.— dijo ella.

 

Richie asintió, ladeando el rostro hacia la habitación de Eddie.—Mhm... ¿Puedo verlo?— pregunto inseguro.

 

La mujer sonrió.—Aun está dormido así que...

 

—Está bien, solo quiero echarle un vistazo. — Dijo.

 

Ella asintió, ahora conversando con la señora Tozier.

 

Richie se acomodó las gafas cuando empujo la puerta, sus ojos rápidamente divisaron al chico tumbado en la cama, tragó saliva cuando noto toda esa mierda de hospital por todos lados, como agujas y esa máquina que no dejaba de sonar en un "pip, pip" que le ponía los nervios de punta. 
Cerró la puerta con el pie y camino junto a la cama. Rápidamente notó su brazo derecho enyesado y una venda alrededor de su cabeza, luego arrastro su vista hacia su rostro.


Eddie Kaspbrak dormía con la boca ligeramente abierta. Tenía un semblante sereno, con los ojos cerrados y sus largas pestañas sobre sus párpados.

 

—Pareces muy relajado, para haber sido arrollado. — murmuró sarcástico, picoteándole la mejilla. —Sabes, acabas de arruinar mi oportunidad de ir al baile con la bellísima Beverly, y ahora tengo tantas ganas de verter café en la intravenosa...

 

Después de meditar esa posibilidad y llegar a la conclusión que no sería posible, simplemente se sentó en la silla junto a la cama y se frotó la cara, rendido. 


De alguna manera ya veía venir su final, y de hecho no pasó mucho tiempo para re-descubrirlo, pues desde ahí podía escuchar la charla que mantenía su madre con la señora Kaspbrak.

 

—Eddie es un chico algo solitario y me preocupo por él, si está solo en la escuela, no sé cómo hará las cosas sin su brazo derecho...

—Oh por favor, no se preocupe por eso, mi Richie estará encantado de acompañar a Eddie hasta que se recupere.

 

"Ay, vida, cuando dije que no podía estar más jodido que esto, no estaba retándote..."

 

III

 

Richie aparcó su bici frente a la casa de los Kaspbrak, y toco dos veces la campana junto al manubrio. No podía creer que gracias a su madre tuviera que ir por Eddie Kaspbrak en su bici, para llevarlo a la escuela. Estaba seguro que todos se reirían de él. Era la peor semana de toda su vida.

 

—Maldición, si no te apresuras te dejare, perdedor. — Musitó.

 

Eddie era tan extraño, su recuerdo más vivido de él, había sido en tercer grado, cuando Kaspbrak llego a la escuela con su pijama de dinosaurios. Lo más extraño había sido que su única excusa era que simplemente no había notado que estaba usando la pijama. ¿A quién demonios le pasa eso?

 

Richie frunció el ceño algo exasperado y toco la campana más insistentemente, de pronto Eddie apareció con unos shorts cortos y una camiseta amarilla. Su brazo seguía enyesado, pero a diferencia del otro día una sonrisa de idiota estaba dibujada en sus labios.

 

—¿Por qué tardaste tanto? Ni siquiera una chica se toma tanto tiempo. — Puso los ojos en blanco.

 

Eddie no le prestó atención y se subió en la parte trasera de su bici, abrazando su cintura.

 

Richie maldijo entre sorprendido y enfadado. —Rayos, no te aferres a mí.

 

—Es tu culpa que no pueda ir en mi propia bici. — Contraataco.

 

Richie tenso la mandíbula y se puso a pedalear. —Joder, ¿qué comes? ¿Piedras?— masculló sarcástico haciendo un esfuerzo sobre humano para pedalear colina arriba con Eddie atrás.

 

Cuando llegaron a la escuela, Richie se hizo de la vista gorda y en cuanto tuvo la oportunidad abandonó a Eddie a su suerte. No estaba dispuesto a lidiar con un discapacitado todo el día. 
Tal vez estaba obligado a llevarlo y traerlo de vuelta a casa, pero no a ser su amigo.

 

Ben apareció de pronto, cuando Richie cerro la puertilla de su casillero. —¿Lo escuchaste?

 

—¿El que?— pregunto de mala gana, sus piernas temblaban por el esfuerzo y estaba sudando como un cerdo.

—¡Adivina! — Continuó Ben, masticando ruidosamente sus golosinas.

 

Richie puso los ojos en blanco. —Rayos, Ben, Dios me dio belleza no psiquismo. Joder, deja el misterio.

 

El rubio resopló, pero terminó por soltar la lengua. —Stan invito a Beverly al baile, y ella dijo que sí.— Aseguro masticando sus ositos de goma. —Además, escuche que Stan irá con el auto de su padre.

 

Richie arrugó el entrecejo completamente furioso, y el verle comer tan tranquilamente, lo desquicio, por lo que de un manotazo lanzo su bolsa de gomitas al suelo y marchó a paso rudo hasta la clase del idiota de Eddie.

 

Ben solo pudo ver sus ositos de goma regados por el corredor. —¡Noooooo!— grito al cielo, mientras caía de rodillas, al estilo Star wars.

 

No podía creer que por estar tonteando con el perdedor de Eddie, Stan se le haya adelantado con esa jugada.

 

Cuando divisó el salón del castaño entro empujando bruscamente las puertas. 
—Kaspbrak. — Siseo molesto.

 

En el salón todos apuntaron hacia la biblioteca.

 

Redirigió su paso a la biblioteca, no sabía por qué, pero estaba muy enfadado con Eddie, bien, sí,  él no tenía la culpa, pero su cerebro hormonal e irritable necesitaba un culpable y el chico de enormes ojos pardo era un excelente candidato para desfogar su ira.

 

Cuando entró a la biblioteca y vio a la vieja Hoop con su arrugada cara y esa verruga en la nariz, sisearle un: Shhhhhhh.

Supo que no le importaba perderse la última hora de Ciencia, su cuerpo pedía desquitarse un poco. Cuando sus suelas se detuvieron sobre el piso de madera vio a Eddie dormir con la cara contra la mesa y el brazo enyesado extendido a un costado. 


Ese chico literalmente era el más despistado y torpe de todo el maldito Manie.

En esa semana que llevaba vigilándole lo había visto perder sus libros de álgebra, olvidar la billetera en el puesto de los helados y quedarse dormido en cualquier lugar, incluyendo una banqueta en el parque y los baños. 


¡Los baños!


Richie se acercó al castaño notando que babeaba el libro que supuestamente leía, viro los ojos y cuando estuvo a punto de despertarlo, vio algo escrito en su yeso.

 

LOSER

 

De pronto sintió un bajón. Había sido como si su euforia y ganas de desquitarse fueran drenadas de su cuerpo.

La palabra LOSER con letras negras ocupaba casi todo el espacio en el yeso blanco.

Extrañamente se sintió culpable y nuevamente enfadado, movió la cabeza de un rincón a otro y solo en ese instante encontró a un grupo de chicos de séptimo riendo y a uno de ellos con un bolígrafo en la mano. 


Suspiro profundamente llevando sus mechones negros hacia atrás. Movió su pierna derecha contra el suelo en un tic ansioso. ¿Que estaba pensando hacer?

 

—Maldición. — Susurró tomando el marcador rojo, para inclinarse sobre el brazo enyesado de Eddie.—Eres una tortura, Kaspbrak…

 

"Pero, mierda, solo yo tengo permitido decirle así."

 

 

Después de unos veinte minutos de largo sueño, Eddie lentamente despertó con un poco de saliva colgando de su comisura. Se estiró los huesos parpadeando felizmente, cuando en su visión borrosa divisó una espantosa playera hawaiana y unos gruesos lentes rojos, que resaltaban en el rostro de sapo enfadoso del chico sentado frente a él.

 

Richie chasco la lengua con los brazos cruzados sobre su pecho en un gesto de indignación total.—¿Tuviste un lindo sueño? — Ladró con su habitual dosis de hostilidad.

 

Pero Eddie era demasiado él, como para sentirse ofendido.—Sí, fue un buen sueño. —dijo sonriente.

 

Richie hizo una mueca fea mientras se ponía de pie.—Andando, las clases ya terminaron.— Y dicho esto, tomó la mochila de Eddie colgándola en su hombro.

 

El castaño frunció el ceño, extrañado por esa repentina amabilidad. En esos días se había percatado de que no le agradaba mucho a Richie, por lo que esa actitud le había sacado de onda. —Me estas asustando, ¿acaso fui diagnosticado de cáncer terminal mientras dormía? ¿Por qué estas siendo agradable?— cuestiono.

 

Richie le envío una mirada de muerte.— ¡Yo soy agradable todo el tiempo! ¡Soy tan amable con todos que pronto seré canonizado, ¿vale?!

 

Eddie soltó una carcajada, y la vieja Hoop lo chito desde la distancia, pero cuando iba a empezar a andar, noto algo escrito en su brazo. Su expresión ni siquiera cambio cuando leyó el «LOSER» pero una diminuta sonrisa bailo en sus labios cuando divisó la "V" en letras rojas, sustituyendo la "S".


—Wow, no sabía que podías ser así de cursi.— Dijo en tono sorprendido pero meloso.

 

Richie grito rojo de la furia y vergüenza. —Vete al demonio, loser. — y con ello huyó de Eddie pisando fuerte.

 

El castaño rio más fuerte. —Te estas llevando mi mochila. —Dijo sin contener la risa.

 

Cuando Richie llego al frente de la escuela junto a su bici se golpeó el pecho, que no dejaba de taladrar. 


—Mierda, mierda... Guarda silencio. —Murmuró.

 

"¿Qué está pasándome?"

 

 

 

IV

 

—¿En serio, Richie?— masculló Ben, mirando mal al nuevo castaño, sentado estilo indio a solo unos cuantos metros.— Esta es nuestra base secreta, ¿qué hace este aquí?

 

El pelinegro desvío la mirada.—Déjalo ya, mamá me obliga a jugar con él, así que no tuve más remedio que invitarlo. —Se excusó.

 

Estaban en la "guarida secreta" de su grupo, que en realidad era su vieja casa del árbol, que a lo largo de tres años habían amueblado para más comodidad.

 

Cuando todos dirigieron su mirada al castaño de ojos pardos, él sonrió saludando.

 

Todos bufaron poniéndose de pie. 


—L-lo siento, Richie, l-la reunión se posterga, la p-próxima no vengas con invitados n-no deseados. — Tartamudeó Bill, siendo seguido por Ben.

 

—Oh vamos, chicos, no hagan esto. — Pidió el de gafas.

 

Eddie suspiro algo decepcionado cuando los vio irse. 
—Lo siento... —Susurró apenado.

 

Richie se alboroto el cabello y negó.— Esta bien, ellos solo están exagerado...

—Tal vez ya debería irme.— Eddie se puso de pie, pero Richie le tomo de la muñeca impidiéndole avanzar.

 

—Dije que está bien, nosotros podemos... Mira tengo cómics, podemos pasarla bien sin ellos.—murmuró pasándole algunas de sus historietas.

 

Eddie sonrió aceptando la de Batman #3 El oscuro regreso. 


Pasaron toda la tarde del caluroso sábado tonteando y riendo en la casa del árbol, lentamente el cielo alba se iba tornando azul y las estrellas comenzaban a asomarse.

 

—Tengo sed— Dijo de pronto, Eddie, dejando el cómic a un costado.

 

—Hay una Coca-Cola por ahí.— Señaló sin prestar mucha atención.

 

Eddie asintió y se puso en marcha.

Un crujido en las maderas llenas de termitas y lo segundo que sintió Eddie fue un aterrador vacío en el estómago cuando cayó. 
—¡Richie!— Un grito ahogado salió de sus labios y aferró su mano izquierda como pudo al filo, clavando sus uñas recortadas a la madera, y astillándose en el proceso.

 

Richie vio en cámara lenta como el castaño desaparecía frente a sus ojos, y la revolución en su pecho le hizo entrar en acción. Corrió junto a él y se deslizó sobre sus rodillas frente al pálido castaño que se aferraba con todas sus fuerzas. 
El pelinegro le tomo del brazo con sus dos manos y tiró, desesperadamente.
—¡No te sueltes, mierda, mierda, no te sueltes!

 

Las piernas de Eddie se sacudían intentando tocar el suelo pero era imposible, pues la casa del árbol estaba a casi tres metros del suelo.

—¡Agh! M-me resbalo... Richie... — grazno sollozando, debido a que las manos de Richie le lastimaban un poco, por lo fuerte que le sujetaban.

 

Richie palideció sintiendo tanto pánico, tanto miedo, tanta desesperación.

 

—Due-Duele...— Masculló sintiendo el sudor bajar de sus sienes.—Richie, no esta tan... Ugh, lejos de suelo... Suelta—

 

—¡No me jodas, nerd!— gritó desgarrando su garganta y aferrándose más ferozmente a su brazo. —No te dejare caer, no te dejare, no, no, no.— Ladró, apretando los dientes y reuniendo todas sus fuerzas, pero era inútil. Eddie pasaba mucho y sus brazos flacos, pronto cederían. —Hey, Hey, no, no mires abajo, ¿okay? Mi-mírame a mí. Solo a mí, voy a subirte.

 

Eddie continuaba colgando y el dolor en su costilla se prolongada por sostenerse en el aire con solo el brazo. Bajo la cabeza mirando el suelo a sus pies. Podría soportar la caía, tal vez le dejaría con algo de dolor por todos lados, pero no sería nada fatal.


—Richie... Déjame.— y cuando desvío la miraba hacia Richie, una, dos gotitas mojaron repentinamente su cara. Sus ojos se agrandaron cuando divisó a Richie llorar. 


Su expresión se contraía en una mueca derrotada, mientras sus ojos negros desbordaban gruesas lágrimas que no se detenían ante nada, y que empapaba sus mejillas para juntarse en la punta de su mentón tenso. —Mierda, Eddie, no voy a soltarte. —Aseguro, temblando por el esfuerzo que significaba sostenerlo. —Así que aférrate tanto como puedas a mi... No se te ocurra soltarte.

 

Eddie no dijo nada, ya ni siquiera sentía dolor, asintió y como pudo trepó por el cuerpo de Richie hasta sostenerse de su cuello.

 

Richie apretó la mandíbula y tiro con todas sus fuerzas hacia atrás rodeando la cintura de Eddie como si su vida se fuera en ello. Y con un bufido pesado, el pelinegro cayó de espalda con Eddie sobre él.

 

El castaño trago saliva ruidosamente cuando los brazos de Richie le abrazaron con más fuerza. 
"Está... aplastándome..." Pensó, intentando apartarse, pero Richie no le soltó ni siquiera un poco. 


—¿Richie...?—Tanteo su suerte.

 

—Solo un rato... Quédate así... Solo un rato... —Pidió suavemente, contra su oído, aun temblando.

 

Eddie abrió la boca para refutar pero nada salió de ella, de alguna forma sus brazos se sentían cálidos y agradables por lo que, se removió ligeramente acomodando su mentón sobre su hombro y descansando, más cómodamente. No entendía en absoluto a Richie, pero sentía que debía hacer lo que decía.

 

El silencio primó en la casa del árbol y aunque Richie lo odiaba demasiado, su alborotado corazón estaba latiendo tan fuerte que juraba que también podían oírlo en Perú.

 

"No está diciendo nada... ¿Estará bien?" Pensó Eddie preocupado por ese repentino silencio y extraña situación. 


Ladeó lentamente su rostro pero solo pudo ver el cabello rizado de Richie y su perfil. Sus brazos no se aflojaron ni un centímetro por lo que Eddie rodeo con su brazo enyesado a Richie, para tirar suavemente su camiseta hawaiana desde la espalda, pidiendo sin palabras que le liberase.

 

Luego de un segundo, Richie le soltó, pero sin perder la posición; con Eddie recostado sobre el cuerpo de Richie. 
—Gr-gracias... — El castaño curvo su espalda, para poder arrodillarse a la altura de Richie, y este rápidamente coloco sus manos sobre su cintura de una manera casi romántica. —¿Qué estas...? — Eddie se encrespó como un gato cuando sintió sus palmas calientes, y cuando ladeó el rostro hacia Richie para pedir una explicación de esa broma de mal gusto, él junto sus labios.

 

Richie no pudo aguantar las ganas, su cuerpo se había movido por si solo, y sus labios habían sido como imanes atraídos hacia la boca rosa de Eddie, y no le importo el dolor en su comisura cuando los dientes del castaño le mordieron de casualidad, él tomó el control del beso guiando el ritmo torpemente.

 

Richie: "Mi primer beso..."


Eddie: "¡M-Mi primer beso!" x2

 

Eddie tenía los ojos bien abiertos, observando la cara de Richie, que había cerrado los ojos moviendo sus labios sobre los suyos.

"No fastidies... Él está haciendo esto y aquello... y... y se siente bien..." Eddie enrojeció, sintiendo su pecho agitado y lentamente cerro los párpados dejándose llevar completamente por la sensación extraña pero increíble. Movió sus brazos tímidamente sobre sus hombros, buscando apoyo, pues sus articulaciones perdían su fuerza.

 

Richie suspiro sobre su boca, embobado, y por iniciativa de Eddie, él también hizo su jugada, metiendo sus manos dentro de su playera acariciando sus caderas. 


"Es suave."

 

Eddie sintió un golpe eléctrico, y siento víctima de los estragos de su primer y excitante beso, dejo salir su voz. —Ngh, Ri... Richie...— Gimió suavemente.

 

Y Richie, lo supo, tan claramente que se asustó de sí mismo. 


"Quiero... a este perdedor."

 

Se apartó rápidamente de Eddie, dejándole con los labios estirados y los ojos cerrados. 
—¿Qué... por qué?— pregunto atontado, Eddie al verlo alejarse.

 

Richie enrojeció inevitablemente. 


—Si...— Frunció el ceño, tragando saliva.— Si le dices a alguien sobre esto, te mato.— Amenazó con las mejillas rojas y sin esperar respuesta bajó rápidamente de la casa del árbol.

 

Eddie lo observó desaparecer y sólo un momento después lo notó. 
—Espera... Ahora, ¿cómo bajo? ¡RICHIEE!

 

V

 

El lunes había llegado deslumbrante y con pajaritos cantando a todo pulmón. Eddie tenía la cara de un extra de TWD, con ojeras, el pelo hecho un desastre y los ojos rojos. 
No había dormido absolutamente nada pensando en lo sucedido en la casa del árbol, por supuesto no se lo había contado a nadie, aunque deseaba desesperadamente una respuesta.

 

“¿Qué demonios pensaba Richie Tozier?

¿Por qué me besó?

¿Qué significaba ese beso?

¿Por qué me gustó tanto?”

 

Grito golpeándose así mismo por la idea de disfrutar el intercambio salivar del otro día, con Richie Tozier.

De pronto escuchó el usual toque de campana de la bici del pelinegro, y casi escupió su tostada con jalea.


"Está aquí."

 

—Eddie, cariño, tu amigo ya vino por ti. — avisó su madre desde la cocina.
El castaño trago duro y cogió su mochila, avanzando a la entrada. 


¿Que se encontraría allá afuera?

 

Sus manos estaban sudorosas y su pecho agitado. 
Cuando abrió la puerta encontró al mismo chico de gafas con playeras infinitas de estampados terribles. 
Su corazón dio un vuelco y aunque quiso ocultar su nerviosismo, resbaló del segundo escalón de su pórtico y cayó vergonzosamente de culo frente a Richie, que no se contuvo de reír a carcajadas apuntándole con su dedo y sin la más mínima intención de ayudarle.

 

—Ten cuidado, Kaspbrak, sería una pérdida estropear ese trasero. — Alego en uno de sus usuales chistes sexuales pero de pronto Eddie enrojeció, y Richie comprendió que tal vez esa broma ya no era divertida y también se avergonzó. —Co-como sea, levántate, estamos tarde. — dijo extendiendo su mano hacia Eddie.

 

—Olvídalo, no pienso recibir tu ayuda. — Siseo sin levantar la mirada e intento ponerse de pie por su cuenta, pero Richie se le adelanto tomándole del polo y tirando descuidadamente.

 

—¿Que pasa contigo, de pronto?—pregunto conservando su postura de chico relajado.

 

De pronto la madre de Eddie apareció con unas galletas.—Chicos antes de que se vayan, prueben algunas galletas, son de chocolate. — Canturreo la mujer.

Richie sonrió genuinamente. —Oh, por supuesto, señora Kaspbrak no podría negarme a sus galletas. —Alego actoralmente tragándose tres a la vez.

 

Eddie bufó, virando los ojos y el pelinegro logro pillarlo, cuando la señora Kaspbrak desapareció tras la puerta, Richie se acercó peligrosamente a Eddie rodeándole los hombros amistosamente. 


—No te pongas celoso, chiquito, te amo más que a tu gorda madre. — Aseguro con tono galante y relamiéndose las migajas de galleta que aún tenía en la boca.

 

Eddie infló las mejillas completamente asqueado. —Eres un idiota, Tozier.— Chillo, apartándolo. 


En serio, se sentía como un tonto por haber tomado en serio a alguien como Richie, ni siquiera sabía porque había pensado tanto en ese beso, que muy probablemente era solo una broma sexual, como las que siempre hacia.

 

Eddie se adelantó comenzando a andar, y Richie lo siguió con una media sonrisa. 
—¿Por qué estas tan enfadado? ¡Dije que te prefiero a ti!— Grito con las manos hechas conos, pues Eddie caminaba rápido. Cuando supo que el castaño no lo veía, Richie se detuvo en seco aplastando su camiseta en el lugar de su corazón.— Mierda, tienes que parar o ese perdedor va a darse cuenta. —Amenazó a su corazón.

 

Una semana después...

 

Luego de ese día, nada como aquello se repitió, y con el paso del tiempo, las tareas, el baile de Invierno y demás, ese suceso lentamente fue desvaneciéndose de la mente de Eddie. 
Sentía que no valía la pena intentar encontrar una respuesta del siempre inmaduro Richie por lo que no siguió indagando.

Y de esa forma era más sencillo lidiar con todo, Richie era un idiota sarcástico y pervertido como de costumbre, y nada más. Aquello era reconfortante. Claro. 
Él no quería nada más que su amistad y por supuesto no había malinterpretado ese beso, y mucho menos hecho ilusiones...
Mierda, ¿a quién engañaba? Eddie estaba más loco que nunca, pues cada vez que veía la estúpida cara de Richie, su corazón de agitaba y sus manos empezaban a sudar. De alguna extraña manera también empezaba a creer que Richie era... Atractivo.

 
¡Joder, ¿que estaba mal con él?!

 

Suspiro derrotado, por la ruta de sus pensamientos. No faltaba mucho para el final de la última clase, desvío la mirada de la pizarra hacia su brazo derecho y observo el escrito en su yeso. 
Una sonrisita estúpida se extenso en sus labios, y realmente se odio, porque en ese momento extrañaba a Richie Tozier.

Cuando el timbre sonó, Eddie alisto sus cosas a la velocidad de la luz, sentía ansiedad, quería ver a Richie.

 

Realmente quería ver su cara de idiota.

Camino rápidamente por el pasillo rumbo al salón de Tozier, pero detuvo abruptamente el paso cuando lo encontró. Richie estaba hablando con Beverly frente a su casillero.

 

Y ella... Ella se veía realmente bonita cuando arreglo su fleco detrás de su oreja.

Eddie no supo que era ese sentimiento, pero desgarro su garganta y estrujó su pecho.

 

Richie sonreía.

 

Pero de pronto los ojos negros de Tozier se encontraron con los de Eddie, el castaño dio un brinco por el susto, y sin saber porque, huyó.

Richie lo vio alejarse y sus alarmas se encendieron, apartó a Beverly y se disculpó con un ademán siguiendo el rastro del enano. 


—¡Eddie! ¡Mierda, Eddie, espera!—grito.

 

Eddie corrió tan rápido como sus piernas flacas le permitieron y cuando divisó el autobús escolar detenerse en el paradero, no dudo en tomarlo.

 

Richie llegó demasiado tarde para detenerlo, por lo que tomo su bici y pedaleo por los mejores atajos de Derry, hasta la casa de Kaspbrak.

 

Dejo la bici descuidadamente en su jardín cuando lo vio entrar a su casa.


—¡No te atrevas a escapar, nerd!— grito empujando la puerta de la entrada con fuerza. 
Eddie no pudo retenerlo afuera por lo que corrió escaleras arriba.

 

Richie gimió exasperado por la evasiva del castaño.

 

Le siguió a su habitación y con un intimidante ceño fruncido abrió de una patada la puerta, dejando a Eddie de espaldas contra el suelo.

 

—Esta es... mi, huh, mi casa... Lárgate, Tozier. — Siseo Kaspbrak, ocultando su rostro con su antebrazo.

 

Pero Richie no le escucho, entro a su habitación cerrando la puerta. —No.

 

—Si das... Un paso más, yo... yo... —Tartamudeo.

 

Richie se arrodilló frente a Eddie y soltó una gran exhalación. —No voy a largarme hasta que me digas porque estas llorando.

Y solo en ese momento Eddie noto que las lágrimas eran incontenibles. Richie tomó su muñeca apartándola de su rostro húmedo.

 

—No... No estoy... — sollozo Eddie, sintiendo el estrangulante nudo en la garganta.

 

Richie se acercó más y Eddie tembló de pies a cabeza. 


—Si es por Beverly...

 

—¡No me importa Beverly!— chillo a la defensiva, llorando con más rabia.

 

Richie suspiro rendido. —Aunque no te importe, solo quería supieras que no iré al Baile con Beverly... —Richie hizo una pausa dramática, y luego sonrió de costado. —Porque ya tengo a alguien más.

 

Eddie hipo, cuando levanto la mirada a Richie. —¿Con quién?— refutó aún más celoso.

 

Richie puso los ojos en blanco.—Seguro lo conoces, es un enano nerd, con un grave problema para leer la atmósfera, pero con unos enormes y bonitos ojos pardos que además esta perdidamente enamorado de mi.— Dijo acortando la distancia entre ellos, hasta dejar menos de una pulgada entre las puntas de sus narices.

 

Eddie continuaba con su ceño fruncido y hombros caídos. ¿Quién demonios era esa persona? ¿Por qué le gustaba a Richie?


—Pues que bien por ti. — Dijo en tono receloso, sorbiendo los mocos.

 

Richie juro que estaba a solo una palabra más de golpear a Eddie con su bate. 


—En serio eres un idiota, Kaspbrak. — y con ello le tomo del cuello juntando sus bocas en un nuevo y ansiado beso. 


Esta vez hizo uso de su lengua cuando invadió su espacio bucal y llevo rápidamente sus manos ansiosamente dentro de su playera. 


Eddie cayó de espaldas con Richie comiéndole la boca, la sensación explosiva volvió a atacar su cuerpo por lo que simplemente se dejó llevar.

 

Se sentía tan caliente, por todas partes. Levanto sus brazos por simple impulso cuando, Richie le quito la camiseta y se inclinó para besar su pecho. 


—Ah, Ri-richie, eso hace... cosquillas....— gimió Eddie tomándole del cabello, suavemente.

Richie dejo tranquilo su pecho y levanto la mirada, tenía los lentes desacomodados y el pelo una maraña. 
—Es todo, no puedo soportarlo más.— admitió aun sobre Eddie.—No puedo pensar en nada más que en ti, y es tan malditamente frustrante...

 

—¿Qué...? Esto... No, no es divertido Richie. —murmuro Eddie cabizbajo.

 

Richie le robo un beso, porque que joder, era débil ante los morritos de Eddie.

 
—Lo que digo es...—Tomo una respiración profunda, preparándose mentalmente para lo que iba a decir. —¡Ven conmigo al baile, perdedor! — dijo al fin, con la cara tan roja como un letrero incandescente.

 

Eddie literalmente quedo con la boca abierta.

 

Richie intento describir que significaba esa expresión y ante tanto silencio, empezaba a preocuparse.

 

—No se te ocurra rechazarme.—Amenazó, el pelinegro.

 

Pero Eddie lentamente volvió en si, y una tonta sonrisa fue extendiéndose en sus labios.

 

Richie creyó que Eddie probablemente había enloquecido.—¿Kaspbrak...?—murmuró desconfiado.

 

—Yo... ¿Le gane a Beverly? ¡En serio, le gane a Beverly! — Vitoreo feliz como un niño en una dulcería. —¡Toma eso, niña!

 

Richie puso los ojos en blanco y sin ganas de escucharle decir alguna tontería más, le cerro la boca con un beso feroz que le robo el aliento.

 

—Wah... Richie... Mhm, ah eso duele...

 

FIN ♥

 

Notas finales:

RW=AMOL


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