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Mi lugar en la tierra. por Sperare ES Miyuki

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Capítulo 2- Volverte a ver.

 

-"Eres muy lento"... "Yo me quedare a tu lado para cuidar de ti"... "La luna me dijo que tú eras el indicado"... "Hasta que la muerte me separe de tu lado"... "Volvamos a casa Deku"

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Izuku sentía su cuerpo pesado, su cabeza le daba vueltas y simplemente se negaba a abrir completamente los ojos; esa voz infantil seguía en su cabeza con frases sin orden fijo, su pecho aun dolía y ciertamente se estaba hartando de esa situación.

-Midoriya...

-Izu-kun... -con molestia abrió los ojos, reconoció el techo de su habitación y cuando giro su vista al lado derecho encontró a quienes momentos antes le habían llamado.

-¿Qué me paso?

-Lo mismo quisiéramos saber nosotros Izu-kun. Después de la respuesta de mis maestras simplemente te desmayaste, te trajimos a tu habitación porque Shoto-kun me comento que estuviste distraído desde la mañana.

-Lamento las molestias ocasionadas.

-No debes de disculparte Midoriya, lo importante es que te sientas mejor y que te recuperes. No es normal en ti que te desmayes de la nada, tal vez es por la carga de trabajo, le diré al rey...

-N-no es necesario. –interrumpió a Shoto antes de seguir ocasionando más molestias-. C-creo que solo es falta de sueño; no he dormido mucho estas noches y de seguro el cansancio pudo conmigo. Por favor, no es necesario hacer un alboroto por algo como esto, además se supone que iba a organizarse un evento ¿no deberían estar ambos halla?

-Izu-kun no digas tales cosas. Sabes que eres importante para nosotros.

-Uraraka-san es muy amable que digas eso pero, hay algo que deben de recordar. Ustedes son de la realeza y antes que mí, sus obligaciones como tales deben cumplirlas.

-¿Qué intentas decir con eso Midoriya? Acaso pretendes que aparte de ocultarnos cosas también hagamos caso omiso a nuestro sentir por ti.

-Shoto-kun...

-¿Es acaso eso? –interrumpió el príncipe mientras dejaba salir su enojo-. O es acaso que desde que te mudaste aquí, en todos estos seis meses no has desempacado tu maleta por el simple hecho de que algún día pretendes irte sin decir nada.

-Algún día me tendré que ir pues yo no pertenezco aquí.

-No es que no pertenezcas aquí, sino que no quieres hacerlo.

-Todoroki...

-Si tan inconforme estas con esta vida, anda y toma tus cosas, porque el único que puede escapar de esta jaula de oro eres tú. Pero, no vengas a imponernos como debemos de sentirnos en relación a ti, pues por lo menos yo, ya tengo suficiente con que mi padre decida cada paso que debo de dar.

Rex empezó a rugir cuando Shoto alzo la voz, chasqueando su lengua salió de la habitación sin decir más, Uraraka quiso decir algo más pero solo le pidió a Izuku perdón por su primo pues su padre había discutido hacia un par de minutos antes con él. Cuando Izuku se quedó solo en la habitación, sintió el sabor de la culpa recorrer su boca, él sabía muy bien la historia tras todo lo que el apellido Todoroki implicaba. Era un malagradecido por cómo se estaba comportado pero no sabía cómo mas actuar, ese día estaba volviéndose un caos y su cabeza estaba jugando muy cruelmente con su ser.

-Mamá tenía razón Rex. Me falta mucho para aprender a escuchar a los demás correctamente.

El lobo lamio su mejilla y restregó su cara contra esta, Izuku solo pudo abrazarlo y aferrarlo a él, cuando lo hiso se percató que sus manos estaban descubiertas, las cicatrices del incendio aún no se curaban del todo. Entre los sollozos que empezaban a llenar la habitación muchos "Si hubiera" se escuchaban tras estos.

-Si hubiera corrido más rápido... Si me hubiera quedado en casa... Si hubiera sido más fuerte... Los siento mamá... Prometí no llorarte hasta ser más fuerte... Pero simplemente no puedo dejar de extrañarte y de pedirte perdón...

La noche estaba en todo su esplendor por fuera y tras calmar su llanto, Izuku decidió seguir el consejo de su amigo e irse de ese lugar, no era como si nunca pensó en hacerlo, era simplemente que no encontraba el momento para hacerlo. Tomo su bolso en donde estaba algunas mudas de ropa y un retrato de su madre, Rex y él a las afueras de la casa. Era su único recuerdo de esos bellos tiempos en donde era inmensamente feliz. Al abrir la ventana de su cuarto un olor a pólvora invadió sus fosas nasales de golpe, Rex rugió hacia la dirección en la cual se suponía que venía aquel olor.

-¿El campo de entrenamiento? Esto no pinta nada bien.

Una explosión se hizo sentir en el ala norte del castillo, cerca del gran salón en donde se suponía estaban reunidos los representantes de otros pueblos, sin pensarlo dos veces se acomodó su espada y salió corriendo hacia ese lugar, trato de darles indicaciones a algunos sirvientes del lugar que por primera vez acataron sus órdenes y ayudaron a evacuar a algunos de los visitantes que corrían despavoridos del lugar, antes de llegar al salón principal, otra fuerte explosión se hizo sentir dos habitaciones atrás de Izuku que lo hicieron caer junto a Rex, quien le seguía el paso, cuando se levanto pudo ver como un par de bandidos con ropa muy extraña entraba por ese agujero.

-Izu-kun –escucho su nombre y ubico a Uraraka en la habitación adelante de donde el cayó, se adentró con ella en aquel lugar y vio como los invitados que faltaban están ahí presentes.

-¿Qué ha pasado?

-Bandidos del reino de Angrat. –hablo el rey.

-Estos no son simples bandidos, ya hemos enfrentado antes bandidos de Angrat y este modos operandi no es el mismo. –hablo Shoto desviando la mirada cuando esta se cruzó con Izuku.

-Uraraka-san ¿podrías hacer un portal para transportarlos a un lugar a salvo?

-Podría pero... –dudo por un momento sosteniendo fuertemente su báculo-. Mi capacidad máxima de traslado son 6 personas y a una distancia no tan lejos.

-Entonces vallan –hablo Izuku al ver que era obvio que dentro las 7 personas que habían en esa habitación el seria dejado atrás-. Yo me encargare de darles tiempo para que convoques toda tu fuerza y los transportes lo más lejos posible.

-Midoriya...

-Está bien –interrumpió a Shoto-. Yo me encargare de todo... Y Perdón por lo de hace poco... Cuídate mucho Shoto, tal vez nos veamos despues. –Izuku sonrió de lado y desenvainado su espada salió de la habitación junto a Rex.

A fuera, el no tuvo que dar más de dos pasos para empezar a hacer atacado, Izuku ordeno a Rex cuidar la puerta y no dejar entrar a nadie mientras el combatía, al principio pudo comprobar que como Shoto había dicho, aquellos no eran simples bandidos, el manejo de la espada y la forma de combate lo demostraba, aquella gente estaba bien adiestrada en eso. En un descuido uno de los atacantes desgarro su camisa y penetro parte de su brazo, Izuku grito de dolor, no tanto por la penetración de la espada, sino que esta estaba hecha de acero puro y para su mala suerte Izuku era según su madre "Alérgico a ese metal" intento seguir combatiendo pero solo lograba lastimarse más, Rex intervino y derribo a varios de sus adversarios, después de todo no era un simple lobo ya que cada que defendía a Izuku este crecía y su estatura era igual de grande que la de un oso; a como pudo Izuku se subió a su lomo al ver como una luz salía por debajo de la habitación en donde deberían ya no estar la familia real y sus invitados. Rex corrió hasta el gran salón e iba a atravesar la ventana cuando una detonación más se hizo presente, Izuku golpeo con un pilar mientras sentía como su cuerpo reaccionaba mal por los efectos segundarios del metal, le estaba costando respirar y su espada estaba muy lejos de él.

-No lo lastimen mucho... -escucho a duras penas mientras se intentaba poner de pie-. El jefe lo quiere vivo.

-Pero ¿Estás seguro que es él? Míralo, es solo un debilucho. –Izuku a duras penas, ya en el suelo, lograba ver sus caras borrosas, se sostenía su brazo pues la sangre no dejaba de salir. "Tengo que seguir luchando" se decía a si mismo mientras se arrastraba para alcanzar la espada.

"Vamos a casa Deku..."

Volvió a escuchar en su cabeza mientras la imagen de aquel niño extendiendo su mano se hiso presente en él, unas cuantas lagrimas se asomaron por sus ojos mientras aún seguía intentado llegar a su espada.

-Todavía puedo luchas... -los dos hombres que estaban discutiendo sobre él se quedaron callados cuando vieron su intento de sujetar la espada-. Solo un poco más... Kacchan...

-¿Cuáles son tus ordenes Kurogiri...? –hablo el más bajo de estatura que se había aburrido de ver el esfuerzo en vano de Izuku.

-Sigan con el plan, saqueen todo el castillo y destrúyanlo. –Izuku estaba a centímetros de su espada pero el nombrado que era el líder de ellos se acercó a esta y la empujo lejos del chico-. Tu vendrás conmigo; no sabes cómo hemos tardado en encontrarte Deku...

"Vamos a casa Deku..."

Izuku no pudo más, al parecer el aun seguí siendo débil. "Lo siento Kacchan" susurro al viento mientras sus parpados poco a poco se cerraban, un fuerte rugido se escuchó a la lejanía mientras nuevamente escuchaba ese nombre, aquel que solo le había dado problemas en todo el día...

-¡DEKU!

Izuku sintió paz cuando escucho esa voz, era él, lo sabía, aunque sonara más madura, sin dudarlo era él, era ese niño de sus sueños... "Kacchan".

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-¡Mira esto Deku! –hablo alegremente un niño de cabellos rubio, el mencionado giro para observar mejor lo que su compañero le mostraba, era una hermosa piedra roja aún más grande que la mano del niño.

-Kacchan es hermosa... -hablo corriendo a su lado para contemplar mejor aquella bella pierda.

-Ya está decidido... -hablo con convicción mientras el otro infante lo miraba con una interrogante en su rostro-. Esta será la piedra para nuestras alianzas. Cuando seamos grandes y me coronen, te tomare a ti como mi pareja.

-¿En verdad así será? –hablo con emoción aquel niño de cabellos verdes.

-Así será, la Luna me lo ha dicho ya, tú eres mi pareja... Mmm... -él pequeño de rubios cabellos se puso su mano sobre el mentón en una pose muy pensativa.

-¿Algo va mal con eso Kacchan? –pregunto contrariado con verdadera preocupación ante el cambio de actitud del contrario.

-No diría mal, después de toda mi madre y la tuya ya lo saben. Solo pensaba que un par de anillos no serían tan bonitos formados con esta piedra.

-Tienes razón... -hablo el otro menor con más calma para posteriormente adoptaba la postura del contrario-. Y qué tal si en vez de un par de anillos son un collar, lo digo porque tus papás llevan un collar por alianza.

-Es verdad –hablo con emoción el otro mientras una gran sonrisa surcaba su rostro-. Haremos un collar entonces. ¿Cuál crees que deba ser la figura que adopte? –el de cabellos verdes miro a su alrededor, en el transcurso del día había llovido y un roció de la lluvia aún estaba presente en toda la vegetación.

-Mi maestro lo dijo una vez –vocifero irguiendo su postura y levantando el pecho justo como su maestro lo hacía-. El agua es parte de la vida, y si vamos a vivir juntos lo que nos quede de esta, seria lindo tenerla como recuerdo de que somos parte del otro.

-Gotas de agua... -pensó el pequeño rubio-. Oh claro, como las gotas que caen en tus ojos. Para mi será un recuerdo de lo llorón que eres.

-Que cruel eres Kacchan –hablo inflando sus cachetes y cruzándose de brazos.

-Lo siento, lo siento –respondió entre risas-. Pero sabes que es verdad, yo seré tu príncipe así que ese collar me recordara que no te tengo que hacer llorar.

-Pues cuando yo vea ese collar pensare en que tú siempre volverás a mi lado, como el ciclo del agua que me explico mi maestro.

-Tu maestro sabe mucho, pero no es más genial que el mío.

-Claro que no Kacchan, mi maestro es mucho más genial que el tuyo –hablo con gestos de manos exagerados.

-¿Y yo aún soy genial para ti? –Deku sonrió al ver como el rubio cruzaba sus manos y fruncía su ceño esperando su respuesta, el peliverde se acercó a él y beso su mejilla, ambos niños se pusieron todos rojos como tomates.

-T-tu siempre serás genial para mi Kacchan... Eres mi pareja y-y no podría estar más contento por eso.

-Izuku, Bakugo-sama. La cena esta lista. –la madre del peliverde alzo la voz para que los niños regresaran, el pelirrubio tocio para llamar la atención del menor.

-Vamos a casa Deku... -Kacchan estiro su mano mientras le sonreía dulcemente, Deku no dudo mucho y tomo su mano mientras ambos caminaban de regreso a casa.

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Una luz empezaba a molestar su cara, odiaba esa sensación, poco a poco empezó a abrir sus ojos mientras sentía como las últimas lágrimas dejaban sus ojos, no entendió muy bien lo que acababa de tener, ¿sueño o recuerdo?, trato de moverse pero un pequeño dolor en su brazo lo detuvo, luego observo el techo aun tratando de recordar algo, abriendo los ojos a mas no poder al recordarlo, la pelea, los vándalos del castillo...

-Kacchan... -susurro al aire mientras se levantaba de esa cómoda cama lentamente quedando su espalda apoyada en el respaldo de esta, cayendo con esta acción en su regazo una capa de color roja, el olor del bosque se hizo presente y junto a esta ese olor tan agradable. Al levantar la vista e inspeccionar la habitación pudo ver que a pesar de ser pequeña contaba con todo lo necesario, hasta una pequeña cocina se alojaba en una esquina de la habitación, con cuidado se levantó de la cama y busco su camisa, zapatos y guantes, ya que este solo andaba con su pantalón desabotonado para más comodidad al dormir; Le aterro un poco la idea de quien fuera tan osado de a además de desvestirlo y colocarlo en un buen lugar para dormir, vendara sus heridas y tratara sus demás golpes.

-Escúchame hermano, él no nos recuerda. –Izuku reconoció esa voz, sin duda era la del chico pelirrojo con el que peleo el día anterior, al asomarse a la puerta quiso dar un grito de terror puro, más se contuvo, puesto de lo contrario ellos sabrían que había despertado, en donde estaban era al parecer una pequeña choza en un árbol y juzgando por la altura, Izuku calculaba de unos 15 metros de altura, quiso encontrar el origen de las voces y descubrió que ellos estaban afuera dándole la espalda a la puerta y cerca de la única escalera del lugar-. No puedes simplemente entrar ahí y decirle, "Oye tú me perteneces porque tenemos una promesa de infancia..."

-No es una simple promesa... -interrumpió otra voz, Izuku sintió su corazón palpitar más rápido al escucharle hablar-. La Luna nos eligió a...

-Sí, sí, sí, ya entendí eso de la Luna y todo lo demás, pero él quien no posee recuerdos no creo que te acepte fácilmente.

-Lo hará...

-Si claro, claro que lo hará, él aceptara desde el fondo de su corazón que tú lo estas secuestrando.

-Lo estoy llevando a casa, que es diferente.

-Pero él no sabe que esa es su verdadera casa.

-Lo sabrá cuando la vea.

-Contigo jamás poder llegar a un acuerdo, hermano.

Algo en el cerebro de Izuku hiso clic y recordó que el pelirrojo tenía razón, lo estaban secuestrando, entro nuevamente a la habitación y volvió con su anterior tarea de buscar sus cosas, cuando las encontró y se las puso, se acercó a la ventana que quedaba junto a la cama y trato de analizar la mejor forma de bajar, con mucho cuidado al tener su plan hecho, bajo poco a poco, trato de ignorar el dolor de su brazo y concentrarse en baja, al llegar a unos cinco metros del suelo se encontró con algunas cuerdas, intento alcanzarlas para poder bajar más rápido pero empezaron a enredarse en ella y al colocar un pie mal en una rama, la caída del joven fue inevitable. Para su buena o mala suerte su cuerpo se enredó casi a la perfección en aquellas cuerdas y a un metro de caer al suelo, estas las detienen quedando el joven colgando de cabeza, al abrir sus ojos puede escuchar como algo se acerca, se tranquiliza un poco al ver a Rex acercársele y sentarse en frente de él como si esperara órdenes.

-¿Qué crees que estás haciendo? –Izuku volvió a sentir ese molesto palpitar en su corazón, y perfectamente pudo mentirse así mismo de que aquel rubor que estaba sintiendo en sus mejillas al ver a aquel joven de pelo amarillo como el sol y tenas mirada color rojo, era provocado por su estadía de cabeza-. ¿Acaso estas sordo? Te pregunte algo Deku.

-M-mi... mi nombre no es Deku... -trato de responder a pesar de que su corazón dolió al ver como la tristeza surco por unos segundos por aquellos bellos ojos rojos.

-Oh, así que tenías razón. –hablo calmadamente el pelirrojo acercándose a ellos-. El pequeño Deku-kun quería escapar.

-Tu... -hablo ahora cambiando un poco su semblante, tratando en la medida de sonar lo más serio posible-. Así que tú eres el traidor que hizo esa emboscada en el reino.

-Wow, tranquilo Deku-kun nosotros no tenemos nada que ver en todo ese ataque.

-¿Y cómo podría estar tan seguro de eso?  

-Oye... -hablo el rubio y nuevamente el color en las mejillas de Izuku volvió a aparecer-. Deberías estar agradecido con nosotros por haber salvado tu trasero de esos tipos que iban tras de ti.

-¿Por qué alguien iría detrás de mí? –pregunto sintiéndose un poco mareado por su posición, el rubio se percató de ese malestar que sentía el peliverde, acercándose más a él le pidió que se sujetara de su cuello mientras sacando una espada de la parte de atrás de su espalda corto sin mucha dificultad las cuerdas que aprisionaban al joven liberándolo poco a poco de esas cuerdas. Izuku se aferró fuertemente al cuello de rubio aun después de ya estar libre; cerró sus ojos fuertemente y se mintió así mismo nuevamente al decir que solo se aferraba a él para prevenir cualquier ataque de su parte.

-Porque eres muy valioso...- susurro a su odio mientras correspondía el gesto de abrazarlo fuertemente, deseando que ese contacto jamás terminara; pero para la mala suerte de ambos el pelirrojo que se estaba sintiendo muy incómodo por ese momento tocio fuertemente para llamar la atención de ambos, logrando que Izuku reaccionara y se apartara rápidamente de esos cálidos brazo.

-Me disculpo por interrumpir su hermoso reencuentro pero les recuerdo que tenemos cosas importantes de las cuales tratar aquí.

-Yo no voy a hablar con traidores.

-Ya te lo dije Deku-kun no somos los malos... Y aunque no lo creas, somos algo así como familia.

-Ja... -formulo incrédulo a las palabras que decía el pelirrojo-. ¿Cómo podría ser alguien familia de aquel que lo secuestra?

-Volvemos a lo mismo, que te dije hermano, será inevitable que el pensara así. –él rubio se rasco su cabeza con frustración, odiaba cuando las cosas no salían como él quería, así que tuvo que actuar con él plan "B", luego de un largo suspiro empezó a buscar algo en sus bolsillos.

-Tu madre... -hablo sin girar su rostro hacia Izuku, el cual dejo de respirar por unos momentos al mencionarla a ella-. Junto con todo el reino de las hadas está muy preocupado por ti.

-¿Qué sabes tú de mi madre?

-Más de lo que tú crees. –respondió girando hacia él y contemplándolo de frente, sus ojos parecieran que iban a empezar a llorar en cualquier momento.

-No, tú eres el que no sabe nada de ella... Ella esta... Ella... -Izuku mordió sus labios tratando de no decir esa última palabra que tanto dolía aun, sus manos hechas un puño eran tan fuertemente apretadas que sus nudillos empezaban a ponerse blancos.

-Ella está viva... -Izuku levanto su mirada del suelo y vio como el pelirrubio extendía su mano derecha hacia él, su rostro lucia muy serio y dudaba mucho que aquellas palabras fueran mentira, Izuku estiro sus manos por instinto y sujeto el pedazo de tela que le era dado, lo reconoció al instante pues ese listón color verde su madre siempre lo usaba en su cabello, tenía una pequeña nota, con la letra de su madre "Estoy bien y espero volver a verte lo antes posible"-. Hay cosas que se te han sido ocultadas por tu bien Izuku, pero es momento de que sepas quien eres y que partiendo de ese punto elijas el camino en el cual andarás.

Izuku apretó con fuerza ese pedazo de tela junto a su pecho y lloro, lloro hasta que sus ojos dolían, desahogándose de todos aquellos sentimientos que le mataban en vida silenciosamente desde aquel incendio,  y aun sin conocer del todo a esas dos personas no negó ser abrazado por el pelirrubio quien lo escondía de su pecho mientras acariciaba sus cabellos.

-Vamos a casa Deku... -susurro el rubio cuando su llanto empezó a calmarse, su cuerpo se sentía cansado y con la calidez de aquellos brazos solo logro que antes de caer nuevamente en las manos de Morfeo susurrara, inconsciente, el nombre de aquel rubio.

-Kacchan... -el mencionado solo se aferró más a él y cuando sintió como su respiración se hacía más calmada lo cargo nuevamente a la cabaña, esta vez solo quitándole sus zapatos, lo arropo y salió de la habitación.

-¿Qué haremos ahora hermano?

-Seguiremos con el plan, dentro de poco anochecerá así que tu partirás al amanecer al reino por el nor-oeste, liberaras a Akira y le dirás a mi madre que en una semana deberán reunir al gran consejo, pídele a mi padre que hable sobre la predicción de Oráculo y que Deku está a salvo, nosotros partiremos por el este hacia los canales de Braz, parasemos por las tierras de las hadas y pediremos audiencia con su reina, entre más aliados tengamos, sera mejor, debemos movernos rápido y con cautela; aún no sabemos quiénes son los desgraciados que hicieron todo ese desastre en el reino de Soulter así que debemos estar atentos.

-Diablos hermano, cuando hablas así realmente pareces un príncipe heredero al trono.

-Ja... qué diablos acabas de decir maldito imbécil, ¿acaso no siempre parezco un principie?

-Calma Bakugo, era solo un decir. -rió el pelirrojo cuando su compañero se calmo y se sentó a su lado en las escaleras -. Por lo pronto será mejor dormir un rato, nos espera unos días muy agitados.

-Tsk... -chasqueo su lengua mientras acomodaba su capa-. Creo que los tiempos de paz al fin llegaron a su fin.

-Si... -hablo mientras contemplaban el atardecer-. La guerra está a punto de estallar.

Notas finales:

Inspiracion para la cabaña de la historia.

   

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