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Renaciendo en 1925. por Nakisa

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Notas del capitulo:

Nota: Esto es lo que ocurre cuando dejo correr mi imaginación. La historia no es muy larga pues la forma de narrar es apresurada. No sé si les gustaran mis ideas ¡Pero disfruten!

Gael Harrison Potter se trataba del segundo heredero de la línea principal de los Potter. Su hermano Fleamont es cuatro años mayor, y fueron presentados el día en que nació.

Recordaba la primera vez que abrió los ojos en esta nueva vida. Estaba confundido, todo era borroso y sentía como si se hubiera olvidado de algo importante. Fue en ese momento que una mancha oscura apareció ante él. Era un niño, no podía ver con claridad sus facciones pero sí distinguió su cabello negro.

Antes de que pudiera pensar en nada más, escuchó la voz de un hombre mayor que aunque no sonaba de manera clara, logró entender lo que decía.

—Mira, Fleamont. Este es tu hermano menor.
—Gael Harrison. —La voz de una mujer resonó en su espalda, no se había dado cuenta que estaba en el regazo de ella.
—Es muy... —Las palabras del niño no fueron claras.
—Ya crecerá. —Fue la respuesta del hombre.

Ese era su primer recuerdo en esta nueva vida, pudo entender que era un bebé recién nacido. No pensando mucho en ello se quedó dormido.

Harry recordaba parte de su vida pasada, o futura, como quiera que quisieran mirarla. Ser el niño que vivió, sus tíos, amigos y a Sirius y Remus.

Así que cuando despertó y seguía siendo un bebé, se sintió muy desconcertado. No sabía cómo había llegado a esta situación, no recordaba nada más lejos de unos años después de matar a Voldemort.

No se sentía nada como un bebé, y le costó aceptar toda esta situación. Pensó que tal vez solo estaba soñando, pero todo era muy real y los días pasaron sin dejarle más opción que aceptarlo.

Todo eso lo llevó a su siguiente dilema, era vergonzoso ser un bebé. Envidiaba a todos aquellos niños que olvidaron toda esta fase de su vida, nunca entenderían lo extraño que es.

Tenía que usar pañal y no podía controlar si vejiga, dependía de los demás para todo. Y no le hablen de comer. Ser amamantado fue toda una experiencia, una muy incómoda experiencia. El no poder moverse ni hablar era suficiente para volver loco a alguien cuerdo.

Pero dentro de todo lo que conlleva ser un bebé, aún así llegó a amar ser un bebé. Sentirse protegido y amado, todo el calor que fue brindado a él.

Todo eso era bueno.

Cuando Harry cumplió 3 años, sus padres ya tenían muy en claro que había algo extraño en él.

Caminaba con rectitud, sin los clásicos tambaleos de un bebé. Dejó los pañales antes de que se dieran cuenta y estaban convencidos de que sabía leer. Aún no hablaba con claridad, pero sus balbuceos eran suficientes para que todos lo entendieran.

En este punto fue evidente para sus padres que Harry era un niño muy listo para su edad. Un genio entre genios, de hecho.

Esto emocionó a sus padres, que estuvieron orgullosos de probarle al mundo que su hijo era un genio.

Harry decidió complacerlos, y aprendió a hablar con fluidez a los 4 años. En cuanto esto ocurrió le contrataron tutores que se encargaron de enseñarle modales y escritura. Harry los sorprendió gratamente al ser muy bien portado.

Pero aún así, cuando no le apetecía hacer algo, se escabulle de todos los adultos en un lugar donde solo su hermano mayor lo podía encontrar.

A veces los dos hermanos discutían, otras peleaban y se jugaban bromas pesadas. Pero los hermanos se llevaban bien y se cuidaban mutuamente, hablaban e incluso tramaban travesuras juntos.

Cuando Harry cumplió 5 años, sus padres lo llevaron por primera vez a una fiesta formal. El lugar está repleto de las principales familias del mundo mágico, todo entraba dentro de las formalidades de ser alguien importante.

En ese lugar conoció por primera vez a aquellos que nunca conoció con vida. Walburga, Alphard y Lucrecia Black, y Abraxa Malfoy. A Harry le pareció curioso que la gente que no parecía soportarse, pudiera llevarse tan bien en una fiesta formal.

También le presentaron a su primo, Haeli Potter. Nunca había escuchado de él antes, al parecer tenía un tío llamado Charlus que estaba relacionado con los Black.

Así que todas las familias terminarían relacionadas por matrimonio.

Aunque todos estuvieran allí con propósitos sociales, Harry decidió no convivir con los niños, en su lugar se pegó a su hermano lo más que pudo. Ahora que tenía a niños de su misma edad frente a él se dio cuenta de lo extraño que era. Él actuaba de una manera que no correspondía a su generación.

Después de esa fiesta una, dos o tres veces al año se repetía. Algo formal y donde todos los niños conviven por obligación.

Creció y pudo ver con sus propios ojos el cambio gradual que sufrían los niños. Cada vez tomando más las posturas de sus padres, volviéndose más serios y orgullosos. Más que nunca estaba feliz de tener unos padres poco estrictos.

Cuando cumplió 7 años, por primera vez se iba a separar de su hermano. Este fue el año en que recibió su carta para Hogwarts. Sus padres celebraron su ingreso.

Hicieron un viaje en familia por el callejón Diagon. Consiguieron las cosas para el primer año de Fleamont y como una forma de demostrarnos que ya ha alcanzado una edad para hacerse responsable, Fleamont acompañó a su padre en un viaje a Gringotts para sacar dinero de la bóveda.

Consiguieron su varita, su ropa, libros y demás útiles escolares. Cuando se desocuparon fueron a ver una juguetería y después volvieron a  casa.

Un mes después se despidieron en Kingˋs  Cross.

Ese fue el primer año que Harry pasó sin su hermano, con sus tutores ponían a prueba sus habilidades y sus padres convivieron con él. Los elfos domésticos se volvieron sus niñeros, estaban con él cuidando que no se metiera en problemas.

Una vez solo, Harry empezó a dejar de comportarse como un niño. Poco a poco fue dejando la actitud infantil que había adquirido al relacionarse tanto con su hermano y empezó a practicar magia a espaldas de los demás.

Sus padres consideraron al principio su cambio como algo normal, pero cuando notaron como Harry se empezó a aislar de las personas, se empezaron a preocupar.

Claro que Harry se había empezado a aislar por sus prácticas de magia, prefería no revelar su amplio conocimiento sobre la magia aún. Pero por el extraño cambio sus padres entonces empezaron a juntarlo con otros niños de su edad.

Siendo Haelin el niño con que convive más en el día a día, pero también llegaba a la casa de los Black donde Walburga y Alphard mandaban que los entretuviera. A quien menos veía era a Abraxas, los Malfoy y los Potter tenían una relación basada más de forma profesional. Pero ambas familias llegaron a un acuerdo para que los niños conviven por su cercana edad.

Así fue como Harry, con el nombre de Gael Harrison Potter, empezó una amistad con los Black y Malfoy.

Haelis era un chico dócil, convivir con él se dio de forma natural, el niño le seguía los pasos de cerca. Muchas veces lo descubrió imitando todo lo que hace, pero al final el niño era muy bueno.

Fue fácil ganarse poco a poco a Walburga y Alphard. Mientras la niña era exigente y no aceptaba un no por respuesta, Alphard solo seguía lo que su hermana pedía. Cuando Harry seguía las órdenes de Walburga la bruja era feliz y cariñosa, si desobedece entonces ella haría un berrinche. Así que no fue difícil ganarse a la bruja.

Con los Malfoy tuvo más problemas, sus padres eran muy estrictos. Pero pronto encontró el truco para un orgulloso, así que mientras convivían dejaba a Abraxas decirle qué hacer. Eso lo convirtió en un mandón, pero después podría cambiar esa parte e su actitud.  Lo importante era que confiara en él.

La siguiente vez que vio a Fleamont fue durante las vacaciones de invierno, Harry ya había cumplido 8 años para ese entonces. Su hermano había crecido durante ese periodo de  meses, y el mayor se sorprendió de la nueva personalidad de Harry.

Fleamont le contó cómo fue seleccionado para Gryffindor por su valentía. También le contó que los chicos de Gryffindor se burlaban de su nombre, un complejo que estaba adquiriendo.

—¡Debes darles una lección! —alentó Harry. Levantando los brazos decidido—. Deben saber que Fleamont es el más fuerte de la escuela, un legendario genio entre genios. —Fleamont se río por su actitud infantil.
—Creo que tú eres más listo que yo. —Le acarició la cabeza.

Sus juegos retornaron por el tiempo en que estuvieron juntos, Fleamont le presumió a Harry toda la magia que había aprendido haciendo volar cosas. Harry fingió estar emocionado por su hermano, alabandolo tanto como pudo.

Pasaron las fechas navideñas en una fiesta formal, ya parecía una vieja costumbre. Harry ya se había acostumbrado a convivir con los 4 de ellos, ahora debía hacer que todos ellos pudieran convivir.

Durante la fiesta fue Haeli quien más se le pego, Walburga convivió con Lucrecia, y Alphard y Abraxas estuvieron juntos. Todos ellos se conocían, pero no convivían en un grupo. Pero la intervención de Harry los hizo unirse, fue desde ese momento en que de verdad se hicieron un grupo.

Pronto llegó el momento de que Fleamont regresa a Hogwarts, no tuvieron más opción que despedirse. Harry regresó una vez más a su vida sin su hermano mayor.

Después de la partida de Fleamont, Harry considero que ya podía mostrar parte de su habilidad para la magia. Atribuiría su habilidad al hecho de haber visto a su hermano presumirle magia.

Así que no revelaría nada grande, mover objetos y hacerlos levitar por algunos segundos en el aire. A pesar de no ser la gran cosa para un mago normal, considerando que aún tenía 8 años el demostrar un buen control sobre la magia, fue una gran hazaña.

Cuando le mostró a sus padres, éstos consideraron contratar un tutor de magia y empezar sus estudios de inmediato. Pero después de la primera impresión, decidieron que lo mejor era que fuera a Hogwarts, como tenían planeado desde el principio.

Harry considero que si les mostraba que ya podía lanzar un Imperius, se volverían locos por la noticia. La práctica de magia poderosa sin varita era prueba de lo poderoso que ya era.

Sacó a relucir su ‘don natural’ con sus amigos y los padres de estos. Ganó elogios de los padres de todos, que después de eso, lo miraban con aprobación de que sus hijos estuvieran relacionado con un niño tan habilidoso.

Uso en varias ocasiones si magia para complacer a los niños, y en una ocasión  pintó de azul por “accidente” el cabello del Malfoy mayor. Fue un espectáculo tan extraño que los dos chicos no pudieron resistirse a reír un poco, pronto se recompusieron para evitar una llamada de atención. Como Harry había fingido un accidente no fue regañado, era lo bueno de ser un niño con buen carácter.

Así sin más pasaron otros 3 años.


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