Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

VANISHED por Karenlauren

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

- ¿Sueños?

 

- Sí, quiero que me hables de ellos. – Su intensa mirada no admitía réplica, ante esa férrea voluntad no tuve opción más que una última interrogación.

 

- ¿Qué son para usted los sueños, sr Uchiha? – Su mirada se aflojó por unos instantes.

 

- Yo he preguntado primero. – Sonreí con astucia.

 

- Técnicamente, no era una pregunta así que... - hice un gesto con la mano, invitándole. - ¿Qué son para usted los sueños?

 

Viendo mi reacia respuesta, se volvió a acomodar en su sillón detrás de su cómoda mesa que combinaba un austero despacho. Para ser una de las figuras más importantes de la mafia, me hubiese imaginado un lugar mucho más ostentoso, algo que al entrar gritara a la vista "Estoy forrado en lingotes de oro".

 

- Supongo que son tonterías, recuerdos perdidos que asoman para atormentarnos o simplemente nada. – Fruncí el ceño ante su respuesta... era tan vaga, impersonal e ignorante... apenas pude contener mis ganas de estampar mi puño en su cara de imbécil, estirado, sexy, con esa mirada... Sacudí mi cabeza, no me gustaba por dónde iban mis salidos pensamientos.

 

- Ahora responde a mi pregunta. – El tono grave de su voz hizo que, involuntariamente, tironease de las cadenas que me tenían sujeto a la silla de metal al otro lado del inquebrantable muro detrás del que se escondía, esa mesa era lo único que me salvaba de su mirada atrayente, de su pelo lacio y oscuro como la noche.

 

- Los sueños son manifestaciones, querido, - su rostro se mantuvo imperturbable ante el mote, aunque en el fondo de su mirada supe que estaba jugando con un animal de caza que se movía impaciente, enjaulado y contenido, a la espera de saltar sobre su presa. – cada vez que un niño se despierta asustado no es en vano, los sueños nos pueden ser tanto de guía como perdición...

 

- Pero qué son para ti los sueños, ¿cómo lo supiste? – mi rostro se endureció, quisiese o no, ese había sido mi don. Había conseguido esconderme, huir de aquellos que nos daban caza, pero por un pequeño error habían terminado atrapándome.

 

- No es de tu incumbencia. – Sus ojos relampaguearon por unos instantes, con elegancia felina se levantó y anduvo hasta que sentí su aliento en mi nuca.

 

- Has salvado a mi familia, nadie sabía dónde se encontraba, nadie sabía qué estaba pasando ni tan siquiera el estado... - Ni tan siquiera él, había usado sus contactos hasta dar la última gota de sudor y sangre buscándole. Sasuke se había esfumado de la tierra. – Hemos investigado, sabemos que te criaste en un orfanato hasta que tus padres te reclamaron y metieron al Instituto Konoha para Daemons y ExDeo. Escapaste a los diez y siete años, un año antes de terminar, luego viniste a Tokio y encontraste trabajo en el Zorro Dorado. - Una pausa dramática me prometió que no e iba a gustar lo que iba a oír. - Estamos siguiendo y vigilando a tu mejor amiga...

 

Mi rostro se puso pálido como la nieve.

 

- ¿Adivinas? – sacó un teléfono de prepago del bolsillo y lo puso delante de mis ojos, un sudor frío recorrió todo mi cuerpo. – Un solo mensaje, una llamada... Todo acabará para ella, y si no es suficiente, también nos encargaremos de su hermano pequeño, Kankuro...

 

- ¡Basta! – la adrenalina hacía que pudiese oír los latidos de mi corazón en mi propio oído. Estaba muy asustado, mi visión empezó a oscurecerse, en unos segundos el mundo real se desvaneció, permitiéndome volver a la fantasía que respondía todas mis dudas. 

 

<< Abrí mis ojos, encontrándome en la oscuridad, poco a poco, mi visión se aclaró... Estaba tumbado de espaldas, esta vez era un sueño tranquilo, no había ruido a mi alrededor. Investigué con la mirada, situándome en un lugar casi en ruinas, libros de todas las ciencias, culturas, idiomas, hasta diccionarios y mundos de fantasía se extendían en roídas estanterías de antigua madera o por mi alrededor. Todos viejos, maltrechos por el tiempo.

 

Busqué una puerta, una salida. La encontré, pero poco a poco una figura aclarecía entre todo el embrollo de páginas rotas.

 

Intenté llamarle, pero mi voz no salía, estaba mudo... No conseguía distinguirle entre la penumbra, estaba empezando a asustarme, levanté la mano para alcanzarle, pero en cuanto lo hice comprobé, con horror, que no tenía antebrazo... El suelo a mi alrededor estaba extrañamente limpio.

 

De golpe, la puerta empezó a girar como si un tornado la estuviese azotando y la sala se desvaneció entre el caos llevándose consigo la misteriosa silueta que pareció haberme quitado mi brazo.

 

Mi última visión fue un arcano mayor... El Diablo. >>

 

- ¿Cómo has dormido, Bella Durmiente?

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).