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Diferente [DaeJae] por ValeMala

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Notas del fanfic:

¡Hola!

He decidido empezar a publicar en Amor-Yaoi mis fics, y que mejor que empezar con uno al que le tengo mucho cariño, y que de hecho, consiero uno de los mejores. 

Por si no me conoces, hola, soy ValeMala. Siempre es un placer encontrarte a ti por aquí. Si lo deseas, puedes buscarme en Wattpad con el mismo pseudónimo. 

Notas del capitulo:

Fecha de publicación original: 14 de Agosto de 2016.

-¡Hoy, es un día de gloria! -La potente voz del hombre resonó por todo el lugar, llegando a todos los oídos presentes e incluso puede que más allá-. Hoy, mi esposa Hyorin me ha dado la gran noticia de que por fin... Mi primogénito está en camino.


Los vítores no se hicieron esperar luego de que Bang YongGuk pronunciara aquellas ansiadas palabras. El jefe de la villa había desposado a la hija del curandero hace poco más de dos años, y en todo ese tiempo habían intentando casi cualquier cosa para que Hyorin, por fin, anunciara el embarazo que traería al heredero de la jefatura a la vida. Sin duda, el pequeño o pequeña -aunque esperaban fervientemente que fuera un varón- hizo desesperar a más de uno y derramar un montón de lágrimas en aquellos años de espera; pero ahora, teniendo en cuenta la gran lucha que dió antes de ser concebido, la villa aseguraba que sería una persona fuerte, y por aquella familia en la que nacería, también noble.


Aquella noche fue de fiesta. Las mujeres de la villa habían preparado un gran festín que incluía todos los tipos de fruta y carnes conocidos, además de la mejor música que sus instrumentos pudieron tocar y los bailes más alegres que sus pies permitieron.


 


~~~


 


Los meses transcurrieron tranquilos.


Hyorin cada vez tenía más panza y YongGuk no dejaba que la mujer hiciera demasiado esfuerzo en cualquier cosa, alegando que "mi hijo consume mucha energía y por ende debes descansar, mujer", y Hyorin siempre contestaba con una sonrisa que hacía al jefe parecer más débil de lo que realmente era, y es que Bang podía ser una manzana acaramelada única y exclusivamente si se trataba de su esposa.


Cuando ocho meses transcurrieron, Cha HakYeon -el curandero de la villa y padre de Hyorin- insistió en que la presencia de la comadrona era requerida en la casa a partir de ese instante, porque su pequeño nieto podría nacer en cualquier momento, y por ningún motivo su hija debía arriesgarse a encontrarse sola. Y así fue, YongGuk llamó a la comadrona con mayor reconocimiento en la villa para que se hiciera cargo de su esposa al día siguiente.


La comadrona acudió al llamado del jefe casi de inmediato y aceptó gustosa de traer al mundo a aquella personita tan esperada, considerando aquello como un gran honor.


Desde que Yuri estaba en casa con Hyorin, cada integrante de la villa se sentía más intranquilo pero animado, porque aquello solo significaba que el heredero nacería pronto. Increíblemente, cerca de las épocas de lluvia que se avecinaban. Nadie sabía si aquello era una buena señal o el peor de los augurios.


La madrugada lluviosa del 24 de enero sucedió.


Justo a la 1:27 de la mañana, luego de varias horas en las que Hyorin no soportaba el dolor de dar a luz a su primer hijo, nació el varón que todo el pueblo estaba esperando, al cual llamaron YoungJae.


No obstante, nadie estaba preparado para lo que saldría del vientre de la mujer. Era un niño, sí, pero uno que nadie jamás esperaba. Con la piel tan clara como la porcelana y cabellos dorados como el sol. Yuri había dejado al pequeño en el pecho de su madre después de cortar el cordón que lo unía a ella y retirándose de la habitación, murmurando cosas por lo bajo sobre el vientre maldito de Hyorin y la desgracia de que el primer heredero de los Bang hubiera nacido blanco.


YongGuk entró en cólera hacia su esposa. No era posible que aquel bastardo fuera su hijo, se negaba a aceptar que el niño de piel porcelana fuera de su sangre.


Hyorin rogó entre el llanto y con YoungJae apretado en su pecho que le creyera, que no había tenido nunca una aventura y que su esposo era el único hombre con el que había mantenido relaciones. El jefe de la villa no podía creer que además de darle un hijo bastardo de algún maldito caucásico, también le hubiera mentido descaradamente en su cara. Definitivamente aquella no era la mujer de la que se había enamorado.


YongGuk condenó al exilio a su esposa, en una casa a las afueras de la villa que yacía abandonada hace muchas décadas ya, junto con su primogénito maldito.


La casa había sido adaptada para que fuera medianamente habitable dos días después del nacimiento de YoungJae, y Hyorin fue encerrada allí a pesar de sus súplicas y lágrimas. Escuchar a su esposa tan rota y desconsolada removia el herido corazón de YongGuk, porque pese a todo, él seguía amándola con locura.


 


~~~


 


Hyorin cuidaba del producto de sus entrañas con desprecio. Si tan solo YoungJae hubiera nacido como todos los demás, con la preciosa piel tostada de YongGuk en lugar de aquella piel blanca como las nubes y esos cabellos dorados, ella estaría ahora celebrando con el único hombre al que amó el nacimiento de su hijo, y no encerrada con la ventana como único paisaje y un niño que no aceptaba como compañía.


YongGuk solía llevar comida para una semana a la mujer, y en esas ocasiones Hyorin rogaba por una segunda oportunidad, por el perdón del jefe de la villa al darle un hijo horrible y decepcionarlo de aquella manera.


Usualmente, YongGuk ignoraba aquellas súplicas como el hombre valiente que era, pero no podía evitar sentirse dolido por ser tan duro con su mujer, quizá fue por eso que hizo un trato con Hyorin, quizá fue por eso que decidió darle una segunda oportunidad.


-Ocho años. -Sentenció el jefe con voz dura, observando desde arriba a su esposa arrodillada frente a él-. Cuidarás de YoungJae ocho años y solo cuando transcurra ese tiempo te permitiré volver, con la condición de que el bastardo no podrá acompañarnos y deberá quedarse aquí.


No es relevante mencionar la obvia respuesta de Hyorin, que abrazó las piernas de su esposo murmurando incontables "sí, sí" mientras lloraba, pero esta vez de felicidad.


Aquellos ocho años, no tardaron en transcurrir y como fue el trato, Hyorin abandonó a su hijo de ahora ocho años a la eterna soledad.

Notas finales:

Muchas gracias por leer~ 

Por favor, siéntete libre de dejar tus comentarios u opiniones.

Con amor
ValeMala.


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