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Luces navideñas por Scheidl

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Notas del fanfic:

Había visto este reto navideño, espero poder completarlo para las fechas de navidad 3.

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, estos están hechos sin finos de lucro.

Advertencias: Universo alterno dónde Hiro es un cajero y Miguel un cliente que la visita como una manía cotidiana. Cliché, Fluffy, comedia, mucho amor, y quizá un poco de OOC's con los bellos niños.

¡Espero disfrute de las lecturas!

Se acerca la navidad, el olor a caramelo y villancicos mal entonados se podía percibir en las calles.

Las esferas colgaban y las luces cegadoras de colores neones empezaban a ser pomposas sobre la nieve, los trineos de juguete se escuchaban y gordos en trajes rojo con botas de cuero comenzaban a abundar las calles.

Se acercaba la navidad, y Hiro no podía estar más en descuerdo.

Hiro se consideraba el muy necesario empleado de una modesta tienda de decoraciones navideñas. Su trabajo de medio tiempo se consumía en despachar a las ataviadas multitudes lo más rápido posible.

Los clientes en estas fechas nadaban alrededor de las vitrinas del pequeño local con carteles de oferta.

Largas filas se aglomeraban con gente molesta, apurándolo ya sea con la mirada o algún otro comentario leonino. Hiro sólo tenía la obligación de sacar cuentas y acabar con las enormes colas que se organizaban delante de su caja.

Él tenía que ser eficaz en esta fechas, infalible, rápido y eficiente.

Pero existía un obstáculo que le impedía despachar con su increible habilidad de calculo, hasta ahorita esa piedra inoportuna lo único que hacía era hacer más larga su clientela, fastidiar a los clientes y retresarle su hora de descanso.

Había estado transcurriendo alrededor de cinco minutos parado , los pliegues tapizados de cursis dibujos navideños seguían encima del vidrio, y él estaba esculcándose sus bolsillos como si su vida dependiera de ello.

Y Hiro podía entender la razón de la desesperación que domeñaba en su rostro. Hacer una fila de media hora para que al momento de llegar y no tener el mísero efectivo de unos dolares, era motivo suficiente para poner ese lloriqueo en sus jadeos.

—¡Discúlpame tantito! —masculló, palpando sus pantalones viejos por todos, cuándo finalmente se aseguró de que sus bolsillos estaban vacíos, le sonrió, tratando de amenguar la expresión serena del japones, atrás de él la gente comenzaba a molestarse, tenían prisa, las compras navideñas no se iban a hacer solas.

—¿Entonces qué va a llevar? —sus palabras afiladas y certeras perforaron el descuido del chico desconocido y sin dinero.

Puesto que Hiro notó como éste se tensó juntando ambas manos en una posición firme, luego, Hiro quería reír, sus movimientos mecánicos fueron lentos y dirigidos hacia sus compras improvisadas, sostuvo temblando ambos materiales y con la voz cargada de nervios que harían temblar a cualquiera,pidió por compasión.

—¿Puedo separarte esto? —osciló el papel decorativo en los ojos del japones, Hiro esperó a que cesará de su espontáneo acto para dejarlo en la vitrina —, no traigo mi dinero aquí conmigo —Escuchó la protesta de la gente por detrás, y él también miró de soslayo —Y al parecer la gente no esperará mucho tiempo de que , busqué bien mi cartera, si me permites —hizo una pausa, relamiendo los labios secos por el frío — ¿podría separarte esto y venir por ellos más tarde? —rogó, y siguió rogando con la mirada.

Hiro tuvo lo que se le llamaba compasión de navidad o fiebre , el chico y su mirada derritió su fastidiado corazón en fragmentos de segundos.

—Claro que sí —murmuró, regresando a la caja y sus teclas, escuchó un suspiro alivio que a él también le apaciguó un poco la fiebre.

Y de pronto, sus manos fueron secuestrados por unos guantes rojos, éstas se mantuvieron encerradas en el calor y el retazo cosido. Tuvo una sensación agradable, fue moviéndose por sus brazos y dejando un hormigueó en la piel para explotarse en sus pómulos.

Ojalá fuera motivo de la calefacción, ojalá.

¡Maldición, la fiebre aumentaba!

¡Estúpida fiebre repentina!

—¡Ya vuelvo! —exclamó alegre, dejando en una esquina sus no consumadas compras, se giró en si, disculpándose con los clientes por hacerlos esperar y luego volvió hacia él —¡Volveré tan sólo consiga más dinero! ¡No dejes que nadie robé mis papeles!

Hiro rodó los ojos, agregó un sutil siguiente para atender a la apresurada mujer que traía más bolsas de lo que sus brazos podían cargar. No obstante, no fue hasta que durante su descanso Hiro se percibió de un objeto cuadrado sobre la vitrina. Estaba ahí, forrado de cuero, quieto y modificando la apariencia de su cómoda área de trabajo.

Hiro lo podía reconocer a simple vista, y no necesitaba ser un genio para saber de quién se trataba, la fotografía en la credencial obsequiaba más respuestas de la que necesitaba.

El objeto fue a sus manos, adentro había la identificación a título de Miguel Rivera, dineroun dollar mal doblado y una lista de objetos por comprar con una bonita caligrafía.

Esferas.

La estrella.

Bastones de caramelo.

Masas para galletas.

Luces.

Chocolates.

Dulces.

Coronas de navidad.

Papel para envolver.

No vayas a gastarte el dinero en algo más, Miguel.

Ah, al parece existiría la casualidad de verlo más de una vez.

Notas finales:

La verdad me moría por hacer mucho de esta temática navideña con estos niños, espero poder desarollarla bien. Ellos merecían un poco de love para esta navidad x'D

¡Gracias por leer hasta aquí!


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