…Y para inmortalizar la memoria de esta firme conciliación, ordeno el señor de Verona que los cuerpo de los dos infelices amantes fuesen colocados juntos en el sepulcro que les vio morir, erigido en columna de mármol y cubierto de inscripciones. Así, pues entre las raras excelencias que se muestra en la ciudad de Verona, ninguna tan celebre existe como el monumento de Romeo y Julieta.
FIN.
Hacía poco menos de dos semanas que mi prometido había llegado hasta el apartamento con la noticia de que nos iríamos de viaje a Italia, y yo me había ido directo a mi estudio a buscar el libro de una de mis historias de amor favoritas Romeo y Julieta aquella historia trágica de los amantes de Verona.
Estaba tan entusiasmado que ya tenía planeado cada día de nuestro viaje con una precisión que envidiarían en las mejores agencias de viajes del país, después de todo estaríamos en uno de los lugares más románticos del mundo. ¿Qué nos podría salir mal?
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-Ji Yong, pasa- la voz cantarina de una mujer salió de la oficina donde llevaba unos minutos esperando.
-Hola, traje el trabajo de las próximas semanas. Lo he dejado donde Dara y pase a recordarle que esta tarde salgo rumbo a…- Tome asiento frente a un gran escritorio mientras hablaba.
-Sí, si a tu luna de miel anticipada-
Chae Rin, la rubia editora en jefe era una persona que podrías pensar que no te pone atención al estar todo el día al teléfono y detrás del ordenador al mismo tiempo pero tenía capacidad de retener muchas cosas en su rebuscada mente.
-Solo son unas vacaciones- me excuse
-Oh vamos es una de las mejores ideas que él ha tenido, te lo debía por no haberte dado un anillo- me miro de reojo por sobre su ordenador.
-Está poniendo mucho empeño en esto y rechazar que me comprara un anillo costoso es mi manera de ayudar-
-Es tu asunto Ji, en fin buen viaje- Giro sobre su silla dándome la espalda.
Me levante de la silla para salir de ahí – Nos vemos Chae Rin-
-Toma- De repente vi volar hacia mí un pequeño sobre amarillo el cual apenas logre atrapar -Puedes aprovechar la inspiración de Europa y al fin escribir algo más que criticas de libros- me giño un ojo y tomo el teléfono.
Una vez fuera de la editorial abrí el sobre que me había dado Chae Rin, era una libreta con una imagen del coliseo romano y una pluma con la imagen de la torre Eiffel, volví la mirada al edificio y deje escapar una risita.
-Gracias-
Sabía que ella no podía escucharme pero al haberme regalado esto me sentía motivado, llevaba un par de años queriendo salir de aquel pequeño cubículo en el área de cultura y saltar a las grandes ligas de la editorial publicado un libro, nada me haría más feliz que dejar mi huella en el mundo a modo de papel y tinta.
Guarde muy bien mi regalo en mi mochila, mire el reloj ya casi era la hora en la que debíamos estar en el aeropuerto – Espero esté listo- solté un largo suspiro y emprendí el camino a casa.
El entusiasmo que había sentido por semanas, se había esfumado por completo en un par de minutos. Al llegar al aeropuerto me topé con una sorpresa alguien más se unía al viaje.
-Él es el señor Park, tiene muchos contactos en Italia y nos va a facilitar muchas cosas estando en Italia-
La voz de mi prometido presentándome al señor Park me daba vueltas en la mente, ¿Acaso no sabía cuánto había planeado esto?, la idea de una luna de miel anticipada como la llamaban todos los que estaban enterados de mi viaje ahora estaba mucho más lejana yo me había imaginado un viaje de placer pero en realidad era un viaje planeado por mi prometido para acercarse más a la gastronomía, los vinos, los quesos y todo lo que Italia le podía ofrecer al chef Choi Dong Wook.
-¡Adiós Seúl, Hola bella Verona!- exclamo el castaño entusiasmado.
Todos se giraron a ver quién había gritado, rodé los ojos y camine en dirección a los enormes ventanales del aeropuerto, pensaba ver los aviones despegar uno tras otro.
En cuanto llegó la hora del abordaje apresure el paso para poder entrar primero que ellos y quedarme junto a la ventana, no quería estar en medio de una plática ahora, sentía el estómago revuelto y una ligera opresión en el pecho una especie de sentimientos mezclados entre enojo y tristeza de la cual Dong Wook pareció hacer caso omiso.
Llevaba más de 5 años saliendo con él, incluso cuando nos conocimos no se podía llamar a si mismo chef aun, lo conocí una noche de invierno cuando el restaurante donde laboraba ofrecía café caliente tras una nevada repentina, ese día me había olvidado de mi abrigo y caminaba apresuradamente por las calles de Seul para llegar lo más pronto posible a casa.
-¿Café?- Un chico muy alto de cabellera castaña interrumpió mi camino poniéndose de pie frente a mí. – Tienes frio, anda te hará bien-
Puso la mano sobre mi hombro y me guio hasta una mesa llena de vasos.
-Gracias- musite mientras tomaba el vaso y lo miraba por el rabillo del ojo, no me había detenido a ver lo guapo que era sus rasgos tan masculinos encajaban perfecto con mi modelo de hombre perfecto.
-¿Pasa algo?- su voz me saco abruptamente de mis pensamientos. ¿Acaso había notado que me lo que viendo como un bobo?
-No, todo bien- parpadee un par de veces y me dispuse a irme – Gracias- hice una pequeña reverencia y comencé a caminar.
-¡Espera!, olvidas tu servilleta-
Me detuve en seco y gire tras escuchar su voz, de dos grandes zancadas llego hasta mí. –Toma- puso la servilleta en mi mano me giño un ojo y se fue.
Al girar la servilleta encontré un mensaje escrito apresuradamente…
Dong Wook
78-35-44-12
Me costó trabajo decirme a llamarlo pero después de eso empezó entre nosotros una relación durante la cual ambos crecimos en varios aspectos, yo había dejado de ser un practicante de periodismo ya tenía mi propia columna en el periódico y él había pasado de ser un ayudante de cocina a un cocinero y más tarde a chef lo cual lo había llevado a querer ser dueño de su propio lugar.
El día que me propuso matrimonio habíamos ido a conocer el local donde tenía planeado abrir su restaurante.
-Ji, tú has estado conmigo apoyándome en todo, y ahora quiero que seas mi apoyo también durante toda la vida- El castaño se arrodillo frente a mí en medio del lugar – ¿Te casarías conmigo?-
Mi corazón dio un vuelco, no estaba preparado para esto – Si- dije muy bajo.
-¿Qué?-
-Por supuesto que si Dong Wook, ¡Por supuesto!-
Se levantó, sacudió su pantalón y me dedico una amplia sonrisa.
-Sé que esto no debería ser así, pero preferí preguntar primero y llevarte a escoger el anillo después- Rasco su cabeza de forma nerviosa.
-¿Anillo?- mire a mí alrededor imaginando como se vería el lugar y pensé en la gran cantidad de dinero que se necesitaba para echarlo a andar. –No hace falta, en lugar de comprarme un costoso anillo invierte en este lugar-
-¿Seguro?- Tomo mi rostro entre sus manos.
-Seguro, yo apoyare siempre tus sueños- hice un ligero esfuerzo por alcanzar sus labios –
El recuerdo de ese cálido beso me hizo sonreír, me acomode en mi asiento y me dispuse a dormir con ese bello recuerdo en mi mente.