Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Cupid Christmas por Lady Akari

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Aquí les traigo este especial navideño, el cual pertenece a la historia de Cupid Jeon. ¡Feliz Navidad a todos!

 

Aprovecho por si alguién lo lee para comunicar que estoy tardando en actualizar porque estoy de exámenes. En cuanto pueda, recompensaré la espera. Gracias <3

El pequeño azabache seguía removiendo con todas sus fuerzas sobre la silla que su padre le había puesto para ayudarlo. Estaba tan concentrado que ni cuenta se había dado de que aún tenía su pequeña lengua por fuera:

- Papi –lo llamó-. ¿Así? –preguntó mirando la masa, la cual, desafortunadamente, aún tenía pequeños grumos.

Jimin se acercó a su hijo y miró el recipiente:

- Aun te falta, cariño –dijo al moverlo un poco-. Tienes que quitar todas esas bolitas de ahí, ¿las ves? –se las señaló.

El niño puso una mueca de disgusto, pensaba que lo había hecho bien:

- ¿Quieres que lo termine yo, mi amor? –le apartó los pequeños mechones que cubrían un poco sus ojos.

- ¡No! –dijo con fuerzas renovadas-. Yo lo terminaré, puedo hacerlo –sonrió mientras empezaba de nuevo-. Hay que terminarlas antes de que venga papá –afirmó con decisión.

El mayor sonrió enternecido por la actitud de su hijo. Cuando se proponía algo, quería acabarlo por sí solo.

De repente, el ruido del horno interrumpió sus pensamientos. Se dirigió a él de nuevo y se agachó:

- Estas ya están –declaró al ver las galletas recién hechas.

- ¿En serio? –dijo emocionado.

- Mira, ven –lo llamó.

El menor se bajó de la silla con cuidado y corrió hasta donde se encontraba su padre. Pegó su carita para ver mejor y se encontró con las galletas perfectamente horneadas:

- ¡Papi, mira! Ahí está el reno –señaló hacia el fondo de la bandeja-. Y el muñeco de nieve, y el árbol. Las hicimos bien –rio orgulloso.

- Por supuesto –le acarició la espalda-. Mi Jungkookie es un gran cocinero –le sonrió al niño.

- Trabajo en equipo, papi –lo miró contento-. Ahora solo falta terminar la otra mitad.

- Sí, luego las decoraremos y…

La voz de Jimin fue interrumpida por el ruido de las llaves en la puerta. Jungkook miró con gran ilusión a su padre y luego salió corriendo al salón:

- ¡Es papá! –dijo al dirigirse a la puerta.

Taehyung terminó de abrir y, al entrar, se encontró con el pequeño retoño corriendo hacia él:

- ¡Papá! ¡Papi! –gritó feliz con los brazos estirados.

El castaño sonrió. Se agachó para recibirlo y cargarlo en sus brazos con un fuerte abrazo de ambos:

- Hola, cielo –le saludó-. Ya estoy en casa –dijo al abrazarlo con la misma intensidad.

- Papá, papá –dijo con emoción-. Papi y yo estamos haciendo las galletas. Tienes que venir a verlas.

- ¿Están quedando bien? –rio ante la emoción de su pequeño.

- Claro que sí –afirmó.

El mayor levantó la mirada y se encontró a Jimin apoyado en la puerta con una sonrisa mientras se limpiaba las manos:

- Jungkookie, ve a lavarte antes de que ensucies algo –dijo Jimin.

El niño hizo un puchero momentáneo, pero en cuanto su padre lo dejó en el suelo, salió disparado hacia el baño. Taehyung rio al ver desaparecer la oscura cabellera de su hijo y, tras quitarse el abrigo, se dirigió al más bajo:

- Hola, mi amor –lo rodeó por la cintura-. ¿Cómo ha ido el día?

El contrario sonrió ante la delicadeza y dulzura innata de su novio. Pasó los brazos por su cuello y los dejó ahí, entrelazados:

- Bien –confirmó-. Hemos estado decorando la casa, el árbol, la comida… -dijo echándole un vistazo al salón.

- Siento no haber podido venir antes –se disculpó con pena.

- No te preocupes, cariño –le sonrió al acariciarle la mejilla-. ¿Conseguiste los regalos?

- Sí –se acercó más a su rostro, pegando el cuerpo ajeno al suyo-. Lo tengo todo –susurró sobre sus labios-. Y a ti también –sonrió antes de besarlo profundamente.

Jimin comenzó a acariciarle el cuello a Taehyung y a inclinarse más para poder apoderarse de aquella cavidad que tanto amaba. Se separaron durante segundos para volver a enredar sus lenguas y saludarse como de costumbre.

Las torpes pisadas del pequeño de ocho años se oyeron desde abajo, lo que los hizo separarse con una sonrisa:

- Llévalos arriba en lo que nosotros terminamos. Cuando él se duerma, los sacaremos como siempre –le dio un casto beso antes de alejarse un poco más.

- Está bien, mi amor –sonrió.

- ¡Papis! –bajó corriendo por las escaleras.

- Kookie, baja con cuidado. Te vas a caer –le advirtió Taehyung.

El menor obedeció, comenzando, esta vez, a bajarlas más despacio hasta llegar al suelo:

- Vamos a hacer las galletas –anunció mirándolos a ambos.

- Voy a cambiarme de ropa y ahora voy con ustedes –contestó al quitarse la bufanda.

- Está bien, pero no tardes –le advirtió usando el mismo tono que él había empleado cuando bajaba las escaleras.

Ambos adultos rieron y el pequeño infló sus mejillas mientras se iba a la cocina:

- Procura que no salga en lo que yo subo los regalos –lo besó por última vez.

- No te preocupes –le sonrió-. Pero no tardes mucho, tenemos que decorarlas.

- Iré enseguida –asintió.

 

 

 

 

Cuando Jimin regresó a la cocina, se encontró a su hijo luchando con la masa:

- Papá, estas bolitas no se van –se quejó.

Rio ante el enfado momentáneo de su pequeño y se acercó hasta él:

- Hazlo así –sujetó su mano con cuidado para indicarle el movimiento.

- ¡Ah! –dijo con asombro-. Ahora sí –se emocionó por el nuevo logro.

- Yo voy a ir sacando las que hemos hecho para ponerlas en un plato.

- Está bien, papi –asintió mientras seguía con su labor.

El mayor sacó las galletas del horno, cerrándolo a su paso para evitar que Jungkook pudiese hacerse daño. Las llevó hasta la mesa de la cocina a sus espaldas y comenzó a pasarlas al plato que tenían preparado:

- Ya está –anunció-. Ahora haré las figuritas –dijo con una sonrisa al estirarse para coger los moldes y lo demás.

- Cuidado, cariño –lo miró-. No te apoyes así en la silla, que vas a caerte.

- No me caigo, papi. Yo me agarro fuerte.

Jimin negó con un suspiro y una sonrisa leve:

- ¿Vas a hacer las mismas formas?

- No –negó-. Utilizaré los otros para tener muchos –rio separándolo en función de si los había usado o no-. La estrella… -murmuró para sí mismo-. El regalo… El trineo… -empezó a hablar en voz baja.

 

 

 

 

Al cabo de unos minutos, las figuras se encontraban hechas y listas para ser horneadas:

- Papi, yo quiero meterlas –pidió.

- No, cariño, eso no –lo echó un poco hacia atrás al abrir el horno para meterlas-. Está muy caliente y puedes quemarte.

El pequeño puchero volvió a los labios del menor, pero desapareció enseguida al escuchar la voz de su otro padre:

- Ya estoy –anunció estirándose en la puerta-. ¿Cómo van esas galletas?

- Solo faltan esas, papi –le dijo Jungkook señalando la nueva bandeja.

- Entonces nos queda decorarlas, ¿no?

- Mm –el niño asintió y caminó hacia él, estirando sus bracitos.

Taehyung lo miró con una sonrisa y volvió a cogerlo en brazos. Su hijo lo abrazó por el cuello y escondió su cabeza en la curvatura de su hombro:

- ¿Qué pasa, Kookie? ¿Estás mimoso?

- Yo quería meter la bandeja en el horno, pero papi me dijo que no –murmuró.

Jimin los miró con una expresión divertida mientras recogía el desastre que habían hecho horas antes:

- Papi Jimin tiene razón. Seguro que te dijo que podías hacerte daño, ¿verdad?

- Sí… -dijo en voz baja.

- Él no quiere que te hagas daño y por eso te dijo que no –le besó la frente-. Cuando seas más grande lo harás tú, ¿vale?

- ¿Me lo prometes? –lo miró deshaciendo el mohín.

- Claro –sonrió.

- Está bien –lo abrazó.

- Vaya dos –sonrió el otro adulto.

Taehyung rio por el comentario y se acercó a Jimin:

- Dale un beso a papá –inclinó a Jungkook hacia la mejilla contraria.

Jungkook sonrió y besó la mejilla de su otro padre:

- Asunto arreglado, así que, ahora, vamos a ir preparando las cosas en la mesa para cenar en lo que se terminan de hacer las galletas.

- Vamos –aplaudió el menor con alegría.

 

 

 

 

El ruido del horno volvió a interrumpir el ambiente. Los tres se habían sentado en el sillón a esperar tras haber preparado la mesa, por lo que, al oír el sonido, se levantaron de inmediato listos para la siguiente tarea.

Taehyung las sacó esta vez mientras que Jimin y el pequeño seleccionaban la decoración que iban a ponerle:

- ¿Qué se supone que es esto? –habló mirando algunas galletas.

- Son regalos, papi –contestó Jungkook.

- Pues vaya molde –arqueó las cejas.

- Te falta imaginación, amor –rio su pareja.

- Seguro que será eso –le pellizcó el culo cuando terminó de pasar las galletas al plato.

- ¡Taehyung! –se quejó-. No hagas eso.

- ¿Qué pasó, papá? –miró hacia arriba un inocente Jungkook.

- Nada, cariño, tu padre, que no tiene cuidado –le acarició la frente.

- Hay ocasiones en las que no hay que tenerlo, Jiminie –contestó besándole la mejilla.

La respuesta de Jimin fue un sonrojo inmediato. El doble sentido vivía dentro de su pareja, aunque lo agradecía por el bien de su hijo:

- ¿Por qué, papi? –lo miró el pequeño azabache mientras colocaba bien las galletas.

- Nada, hijo, olvídalo –se agachó para besarle la coronilla.

- Eres un caso perdido, Taehyung –rodó los ojos.

- Me gusta que me encuentres –le guiñó el ojo.

Jimin soltó una carcajada y le golpeó el hombro:

- ¡Papis! Concéntrense –dijo Jungkook-. Hay que terminarlas.

- A sus órdenes –rieron ambos adultos ante la actitud de su hijo.

- ¿El azúcar? –preguntó Taehyung.

- Aquí –la acercó Jimin.

- ¿Solo pondremos tres colores? –cuestionó.

- Sí, verde, blanco y rojo –anunció.

- ¿Y de qué color pondremos la estrella? –preguntó el pequeño.

- ¿Blanca? –sugirió el castaño.

- Es una opción –se encogió de hombros.

 

 

 

 

Al cabo de un rato, la familia ya se encontraba decorando todas las galletas, primero poniéndoles el azúcar y después el resto de adornos como las pepitas de chocolate, o las de colores. También hacían dibujos con el azúcar en ellas, volviendo al mismo desastre de todos los años:

- ¡Tae! Deja de comerte el chocolate –le regañó Jimin por cuarta vez.

- Papá, nos vamos a quedar sin adornos –rio el niño.

- Y tú, jovencito –miró hacia abajo-. ¿Qué haces con la boca llena de azúcar?

- Solo la estaba probando, para ver si estaba buena –sonrió inocente.

- Te han pillado Kookie, confiesa –dijo burlón.

- ¡Shh! –dijo con el dedito en la boca-. ¡Papá! Eres malo.

- Vaya par –suspiró dándose media vuelta para retirar las galletas terminadas.

Taehyung y el pequeñín se miraron de forma traviesa, cogiendo un poco de azúcar en sus manos. Se acercaron por la espalda del más bajo y, en un rápido movimiento, le mancharon los cachetes. Las carcajadas no tardaron en llenar la estancia junto con una mirada fulminante de Jimin:

- Papi, no te enfades –dijo Jungkook son las manitas en su boca, intentando no reírse más de la cuenta.

- Te ves muy gracioso así, cariño –sonrió Taehyung.

- No sabía que tenía dos hijos –se cruzó de brazos.

- Sorpresa –rio Taehyung cogiendo a Jungkook en brazos y acercándose al otro chico.

- Papi, te queremos mucho –el niño lo abrazó por el cuello, pasándose a los brazos de Jimin.

- Escucha a tu hijo, siempre dice la verdad –le guiñó un ojo, coqueto.

- ¿Qué voy a hacer con ustedes? –negó.

- Querernos más –habló Taehyung cuando lo rodeó por la cintura.

Los miró a ambos, que se encontraban uno a cada lado y, tras las exageradas expresiones de cachorros abandonados, no pudo evitar soltar una pequeña risa. Los otros dos también rieron y besaron con fuerza el lugar donde le habían dejado el azúcar, saboreándolo:

- ¡Oye! –dijo con ambas mejillas aplastadas por sus dos amores.

- Papi es dulce –se relamió Jungkook.

- Papi es muy dulce –alzó las cejas el más alto, sugerente.

- ¡Taehyung! –este rio y Jimin, en venganza, se acercó a la mesa para coger azúcar y devolverle la jugada.

Lo poco que quedó de tarde transcurrió en una pelea de azúcar entre los tres, que, por supuesto, tendrían que limpiar más tarde. No obstante, las risas y la diversión no fueron menos.

 

 

 

 

Después de cenar, se sentaron en el sillón con una manta por encima. El pequeño azabache se había acurrucado entre ambos y sus padres lo tenían abrazado entre los dos:

- Kookie, cariño, deberías irte a la cama –le susurró Taehyung al pequeño, quién se estaba quedando dormido.

- No –murmuró con un puchero-. No tengo sueño.

La mano del castaño se paseó por sus cabellos, comenzando el ritual del no-sueño de Jungkook. A los pocos segundos, los ojitos del menor se habían cerrado y se encontraba durmiendo plácidamente entre ambos padres. Sonrieron por la ternura que desprendía y Jimin apagó la televisión:

- Voy a acostarlo –habló el más alto al coger a su hijo en brazos.

- Está bien –le dio un beso en la frente a Jungkook-. Te espero en el cuarto.

Asintió para luego comenzar a subir las escaleras hasta el cuarto del niño. Entró con cuidado, por si había algún juguete en el suelo, y lo llevó hasta la cama, donde lo depositó con suavidad y lo arropó con cariño. Besó su frente, tal y como había hecho su otro padre, y salió de allí:

- Buenas noches, cielo –le susurró.

Tras eso, se dirigió a la habitación. Se encontró con un Jimin ya acostado y envuelto en las mantas debido al frío que hacía:

- Ven aquí, anda –lo llamó.

Taehyung sonrió, dirigiéndose a su lado de la cama y acostándose a su lado. Pasó sus manos alrededor de la cintura de su pareja y este se acurrucó contra su pecho:

- Estás calentito –murmuró cuando apoyó su rostro contra él.

- Siempre –soltó una pequeña risita en el oído de Jimin antes de besarle la frente también.

Sus pies se buscaron entre las sábanas para enredarse como usualmente hacían. Jimin sonrió ante las caricias que su novio le había empezado a dar. Besó su cuello con ternura y se pegó aún más a él:

- Te amo –pronunció.

- Yo también, mi amor –le contestó con una sonrisa-. Mucho –dejó un beso en sus labios-. Descansa, que mañana vendrá el torbellino.

Jimin rio levemente:

- Los regalos ya están bajo el árbol, así que empero que no se levante antes.

- Es Jungkook, se levantará temprano. No sueñes con dormir –rio en voz baja.

- Desde luego –suspiró-. Será mejor que durmamos entonces –declaró cerrando los ojos.

- Buenas noches –lo apretó aún más.

- Descansa, cariño –contestó dulcemente.

 

 

 

 

El silencio reinaba la casa todavía. Los primero rayos de la mañana apenas comenzaban a colarse por las ventanas, iluminando poco a poco el interior. El reloj que se encontraba encima de la chimenea dio por fin las seis y dejó escapar un melódico sonido que inundó el ambiente.

El pequeño niño abrió los ojos de repente y una gran sonrisa se instaló en su rostro. Se quitó las mantas de encima y salió corriendo con sus calcetines a medio poner y el pijama mal puesto:

- ¡Papá! ¡Papi! ¡Los regalos! –gritó por el pasillo hasta llegar a la habitación de los adultos.

Jungkook corrió más rápido y, de un salto, se subió a la cama. Gateó con rapidez hasta colarse entre sus dos padres, separándolos y zarandeándolos:

- ¡Papis! ¡Vamos a abrir los regalos! ¡Venga! –dijo con infinita emoción.

Jimin sonrió de lado al sentir el revoltoso bulto moverse por toda la cama:

- Taehyung, tu hijo te reclama –murmuró adormilado.

- También a ti –contestó más dormido que despierto.

- ¡Papis! ¡Despierten! Sois unos vagos –hizo un mohín.

- Así que vagos, ¿eh? –habló Jimin.

Taehyung rio porque sabía lo que el otro estaba pensado, así que no hizo falta ni contar para que ambos atraparan al menor y empezaran a hacerle cosquillas:

- ¡No! ¡Ah! ¡Paren! –gritó riendo a carcajadas-. ¡Cosquillas no! ¡No! ¡Papis basta! –gritó-. ¡Me voy a hacer pipí!

- Eso sí que no –se detuvo Jimin, temiendo que de verdad a su hijo se le escapara.

- Te convencen fácil, Jiminie –rio Taehyung cogiendo al pequeño en brazos, quien aún intentaba recuperar la respiración.

- Sois malos –infló las mejillas.

El castaño lo sentó sobre sus piernas mientras apoyaba la espalda contra la pared:

- Pero venga –insistió alargando la última vocal-. Vamos a abrirlos –los apresuró.

- Vete bajando, cariño –le indicó Jimin en vista de que Taehyung no parecía querer moverse.

- ¡No! Que luego se vuelven a dormir –se cruzó de brazos.

- Aprenden rápido –rio el castaño mientras le palmeaba la espalda.

- Que no, cielo, vete bajando. Solo tardaremos cinco minutos –le prometió.

- ¿Seguro?

- Sí –asintió con una sonrisa.

El azabache gateó hasta el borde de la cama y se bajó con cuidado:

- Voy a contarlos, así que no os durmáis –advirtió antes de desaparecer escaleras abajo.

Taehyung acarició la mejilla de Jimin, quien no se había percatado de que este se había aproximado a él:

- Ahí va nuestro mayor regalo –sonrió mientras le besaba la nariz-. Feliz Navidad, amor –susurró sobre sus labios.

Jimin sonrió con un tierno sonrojo en sus mejillas:

- Nuestro mayor regalo –asintió-. Feliz Navidad, cariño –contestó para luego acabar con la distancia que los separaba, besándose con amor.

- ¡Papis! –gritó el niño desde abajo.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).