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Preview: El otro por Ghost princess Perona

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Notas del fanfic:

Este va a ser un pequeño fic de Naruto... pero con un giro especial de un anime que me ha encantado... Another!!!

Naruto le pertenece a Masashi Kishimoto

Another le pertenece a Yukito Ayatsuji

Notas del capitulo:

Espero que les guste mi pequeño regalo de navidad... disfruten!!

“Me sigo preguntando qué se supone que quieren hacer, una vez que ha comenzado no se puede detener” Madara comenzó cuando caminaba a casa junto con su único amigo en todo el mundo. Konoha era una ciudad pequeña, demasiado pequeña. Uno de esos lugares de los que la gente sólo quería escapar. “¿Quién es? ¿Quién inició eso? Es la gran pregunta”

“La que todas las generaciones se hacen, pero no hay ninguna manera de pararlo” suspiró Hashirama, deteniéndose cerca del lago. “Me sorprende que quieran hacer algo tan cruel como ignorar a una persona, quitarle su existencia…”

“No hay nada sorprendente, así es el ser humano” el chico bajó la mirada. “Son capaces de hacer cualquier cosa con tal de conseguir sus objetivos, sobre todo si tienen que ver con el instinto de supervivencia” siguió avanzando, con su mochila echada al hombro. “El sensei también está preocupado, dicen que su madre repentinamente murió hace unos días por un ataque al corazón.”

“Dicen” los dos llegaron a un cementerio donde muchas tumbas nuevas fueron cavadas recientemente. Se acercó a uno de los monumentos, cuya víctima era especialmente joven. El hermano menor de uno de sus compañeros. “Esta vez se ha llevado a muchos en un corto periodo de tiempo.”

“Sí, lo sé… y todos piensan que es mi culpa” el Senju admitió, rascándose la cabeza. Él sabía lo que todos decían, él sabía lo que se jugaba cuando actuó como siempre con su mejor amigo… y aún así lo hizo. A pesar de las graves consecuencias. “Por eso decidieron ignorarme a mí también”

“¿Ignorarte? Más bien odiarte en silencio” Madara sonrió. “A mí sí me ignoraban y eso dolía un poco” estiró la mano hacia la tumba. “Gracias, por cierto. Por recordarme que sí existo a pesar de lo que digan.”

“No es nada” se sonrojó un poco. “Si no existieras, entonces yo… yo no podría soportarlo” admitió. “Hemos sido los mejores amigos desde kínder, nunca he sentido este tipo de lazo con alguien más, ni siquiera con… con…”

“¿Ehhhh? ¿Es una confesión lo que estoy escuchando?” se sonrió de una manera muy ladina, haciendo que el otro se pusiera del color granate. “Vaya, vaya, ¿Quién habría pensado que tenías esa clase de sentimientos perversos por mí? ¿Acaso debería preocuparme por quedarme solo contigo en las noches?” se abrazó a sí mismo teatralmente. “Además, confesarte en un cementerio… no es de lo más romántico.”

“Yo… yo…”

“Tranquilo, sé lo que quieres decir” hizo una ligera inclinación ante las tumbas nuevas y luego caminó hacia la salida. “Aparte, no eres tan torcido como para declararte sobre los cadáveres de nuestras víctimas, no somos asesinos seriales o algo así” pasaron por delante de una lápida que llevaba más o menos un mes ahí, de uno de sus compañeros de escuela. Murió durante la clase de deportes, de un paro cardiaco. “No lo harías”

“No… no aquí” salieron del cementerio, pasando por delante de la lápida de uno de los chicos del grupo de las contramedidas, como era llamado ese grupo de estudiantes que decidían lo que se hacía en caso de que la catástrofe se presentara y lo que debían hacer antes de ella para prevenirla. En verdad era un grupo de malos bichos, dispuestos a hacer todo para vivir, aun a costa de los demás.

“Lo sé” avanzaron calmadamente hacia la casa del Uchiha, que se estiró. “Bueno, no tiene caso hablar sobre esto. Una vez fallan las contramedidas, simplemente no hay manera de pararlo.”

“¿Seguro?” Madara volteó a mirarlo sin entender. La expresión de su amigo era muy triste. “Lo que pasa es que… una de las sobrevivientes de una calamidad pasada, que trabaja en el hospital, ha hablado con el grupo de contramedidas. Al parecer hubo un año en que… un año en que la calamidad se detuvo… o mejor dicho alguien la detuvo.”

“¿Se… se puede detener?” el pelinegro estaba impresionado. Se puso delante de Hashirama, mirándolo directamente a los ojos. “¿Quién la detuvo? ¿Cómo lo hizo? ¿Y por qué no lo comunicó a los otros grados para que pudieran salvarse?”

“No lo sé, sólo… entré en el café en el momento en que la camarera se lo estaba contando a ellos” bajó la mirada. “Sólo sé que el nombre del héroe es Ishikawa Kamizuru y que trabaja en un resort ahora” apretó los puños. “Ese… ese resort está cerca de la casa de playa de mi familia, por eso quería preguntarte si…”

“Iré contigo en las vacaciones… y me traeré a Izuna por seguridad” el menor asintió. “No podré sacar a mis padres de aquí, tienen trabajo, pero… al menos él…”

“Sí, yo también sacaré a Tobi de aquí por las vacaciones. Mamá nos llevará a todos” siguieron caminando a casa. Hashirama estiró un poco la mano, como para tocar los dedos de su amigo, para tomarlo de la mano… hasta que decidió que no. “Te llevaré a casa”

“No, ve directo a la tuya y trata de mantenerte a salvo… aunque nadie sabe lo que pasará con esta calamidad” resopló. “Entonces vamos a conocer a un famoso héroe en estas vacaciones, ¿eh?” sonrió con sorna. “Uno pensaría que la única persona que ha podido detener la calamidad sería más famosa.”

“Sí, uno lo pensaría así” Hashirama siguió avanzando. “ah, por cierto, capté algo más de la conversación de esos tontos con la camarera. El que la calamidad se detuviera tuvo algo que ver con una visita a un templo que hicieron, como un campamento.”

“Un campamento a un templo” el Uchiha se mostró interesado. “Bueno, considerando las circunstancias no puedo reprochárselo. Es el mejor lugar a donde ir para buscar la ayuda de los dioses.”

“El… el sensei lo sabía y parece que está buscando una autorización para llevarnos en las siguientes vacaciones a ese lugar”

“No me parece tan mala idea, seguro que se repite el milagro” llegaron a la encrucijada en la que siempre se separaban. “Supongo que nos vemos mañana, si es que no me mata la maldita calamidad esta noche” bromeó. El otro puso cara de miedo. “Cálmate, no sería capaz de dejar a mi estúpido mejor amigo solo.”

“No hagas ese tipo de bromas, casi se me para el corazón” el Senju se llevó la mano al pecho, luciendo consternado. Madara le sonrió y levantó la mano para despedirse e irse a casa. “Es… espera…”

“¿Qué?” volteó sin entender.

“Yo… yo…” Hashirama apretó la mano y trató de encontrar fuerzas. Era ahora o nunca, si no lo decía ahora… Madara tenía razón, quizás no tendría otra oportunidad. “Yo… yo…” vamos “Yo siempre he estado enamorado de ti.”

“¿Ehhhhh?” el moreno echó a correr antes de poder ver la cara que puso su amigo. ¿en qué estaba pensando? Dios, su corazón iba a mil por hora. Madara se quedó completamente quieto, sonrojado, en el mismo lugar. ¿Qué diablos estaba pasando? Acaso… ¿le gustaba a su amigo? Su corazón latía fuertemente… ¿acaso él también sentía algo así?

-Mucho tiempo después-

“No me voy a disculpar por nada” se cruzó de brazos el Uchiha, mirando desafiante a Byakuren Hozuki, el líder del grupo de contramedidas, que apretó los dientes. “Yo no acepté convertirme en el sacrificio, fuiste tú quien me propuso para eso porque pensabas que no tenía ningún amigo. ¿No deberías ser tú quien se disculpe?”

“¡No digas tonterías! ¡Eres tú quien debe disculparse!” luego señaló a Hashirama. “¡Tú y él por haber matado a todas esas personas! ¡Fue su decisión de seguir tratándote como siempre y la tuya de seguirle el juego lo que los mató!”

“Más bien los de tu propia estupidez” el Senju le dedicó una mirada condescendiente. Y no se dejaba engañar por su supuesto enojo, sabía que la catástrofe le había hecho un favor al jefe de las contramedidas. Iniciando el año, él había dejado embarazada a la delegada de la clase, algo que hubiera acabado con su vida de no ser porque ella cayó por una escalera, lo que provocó su muerte. “Deja de buscar culpables”

“¡Son unos estúpidos! ¡Espero que sean los siguientes en morir!”

“Qué extraño, pensé que estábamos aquí para detener la catástrofe. ¿Acaso no te dijo el gran héroe Kamizuru que aquí pudo detenerla?” Madara se empujó, levantándose de la silla. “Gracias por la comida”

“Gracias por la comida” lo imitó Hashirama, siguiéndolo hacia la habitación del pelinegro.  Podía sentir las miradas de odio en su espalda que le dedicaban sus compañeros de clase, cosa que le sorprendía. Siempre había sido un chico amiguero, todos lo adoraban. ¿Las cosas realmente habían cambiado tanto?

“Aquí estamos” el Uchiha se cruzó de brazos, recostándose contra una pared. “Ahora sólo tenemos que centrarnos en lo que el héroe Kamizuru dijo” sacó algo de su bolsillo. “Suerte que lo encontramos antes que esos tontos, ellos lo hubieran usado para castigarnos.”

“Sí” abrieron la libreta en el suelo. Los ojos de ambos se abrieron mucho cuando llegaron al final de la lectura. La manera de evitar que la catástrofe continuara… demonios, ya sabían por qué Kamizuru lo había ocultado. Era prácticamente pedir la locura. “Rayos, creo que tendremos que hacerlo nosotros solos”

“Sí, pero… ¿quién es?” el moreno preguntó, mirándolo completamente serio. Sus días de paseo eran contados y una vez que llegaran a casa iba a ser más difícil hacer… lo que tenían que hacer. “¿Byakuren?”

“No lo sé, recuerdo que fuimos juntos al kinder” el Uchiha apretó los dientes. “Yo creo que debe ser otra persona, quizás A.”

“Es demasiado… vivaz”

“¿Qué esperabas? ¿Qué se comportara como un zombie?” los dos suspiraron, derrotados por el momento. Entonces el menor recordó algo. “Por… por cierto… lo que me dijiste antes de que habláramos con Kamizuru-san… ¿era verdad?”

“¿Ehhhhhh?” lo recordó y su cara adquirió el color de un tomate. Todavía no podía creer que había confesado sus sentimientos por su mejor amigo. “Bue… bueno yo… lo siento… yo…”

“Hashirama” Madara lo miró directamente a los ojos, de alguna manera paralizando su respiración. “Por favor, dímelo”

“Yo… sí” dejó ir el aire. “te amo… y lo…”

“No te disculpes” le dijo el menor, sonriéndole. “Lo que sientes… no puedes evitar tener sentimientos así. Como yo no puedo evitar… tenerlos hacia ti” los ojos de Hashirama se ampliaron, ¿acaso su deseo se había cumplido? “Me di cuenta poco después de que te confesaste, durante nuestro viaje a la casa de la playa. Yo… yo también te amo.”

“¿De verdad?” la respuesta fueron unos labios presionándose contra los suyos, a lo que él rápidamente respondió. Se quedaron ahí juntos, besándose como si no hubiera nadie más en el mundo. Se separaron para respirar y luego volvieron a hacerlo. Las manos de Hashirama se movieron instintivamente debajo de la camiseta de la escuela de su amigo. “¡Lo siento!” se apartó cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo. “No quería…”

“No importa, quiero… quiero que me toques” admitió. Sentía que de alguna manera iba a… era algo que tenía que hacer ahora. Se besaron de nuevo y el Senju, con pleno permiso, exploró la piel de su compañero. Ambos cayeron en la pequeña cama, todavía unidos por sus labios. Pronto la camisa de Madara voló al pie de la cama, seguida por la de Hashirama. El mayor empezó a explorar su cuello, lamiendo y chupando, dejando su huella en su piel.

“Te quiero” le susurró al oído antes de bajar hacia su pecho. Tomó uno de los botoncitos hipersensibles en su boca. El pelinegro gimió, levantando su mano para acallar los sonidos. No podía dejar que los maestros encargados los escucharan e interrumpieran el momento. Un suspiro salió de sus labios cuando sintió también pellizcos en su otra tetilla.

“Ummmm” al menos conseguía mantenerse relativamente en silencio. El chico cambió de botón, dándole el mismo tratamiento al otro a pesar de que ya estaba bastante rojo y erecto. “Rápido…”

“No me apresures” le pidió, a pesar de que él mismo estaba bastante necesitado. Tenía una gran tienda en los pantalones esperando ser atendida. Madara la sentía contra su pierna. Quizás había una manera de apresurar un poco las cosas.

“Lo necesitas” lo apartó un poco y se bajó de la cama. Hashirama lo siguió, confundido. ¿Qué estaba haciendo mal? Estuvo incluso peor cuando el otro se arrodilló delante de él, nervioso, abriéndole el pantalón y bajándole la ropa interior. Entonces pasó la lengua por la caliente erección del otro, ahora haciendo gemir a su amigo. “Baja la voz”

“Lo… lo sient… ummm” no pudo decir nada más antes de tener que taparse la boca para acallar sus sonidos. El chico sentía las rodillas débiles cuando ese calor lo recorría desde la punta hasta la base. Diablos, si su boca se sentía tan bien su interior… casi se vino prematuramente al pensar en él de esa manera. Ya no podía soportarlo. “Es… injusto”

“¿Qué?” el pelinegro se apartó de él para responder. “Esas son mis líneas, soy yo el que te la está chupando, de rodillas” se cruzó de brazos. “y sabes que no es mi estilo ponerme de rodillas delante de nadie.”

“No lo hagas” lo ayudó a levantarse. “Quítate la ropa”

“Oblígame” dijo con ánimo de jugar. Hashirama prácticamente le arrancó el pantalón y la prenda interior que tanto le molestaba, tumbándolo nuevamente en la cama. Ahora estaba aún más necesitado y dispuesto a sacar el máximo partido del otro. “¿Y ahora qué? ¿Me la vas a chupar también?”

“¿A eso lo llamabas chuparla?” a pesar de que nunca lo había hecho y de su virginal inexperiencia, el Senju se colocó entre las piernas de su amante, pasando la lengua por su erección. Centrándose en los gemidos acallados del otro, siguió adelante, metiéndose en la boca el miembro. Pronto estaba haciéndole garganta profunda, saboreándolo. Succionó fuertemente… hasta que…

“¡Ahhhhh!” el pelinegro se vino en su boca, quedando mareado contra la almohada.  Cuando por fin pudo enfocarse de nuevo esbozó una cara de enojo. “Maldito, ¿tenías que hacerme terminar? Se supone que debemos mantenernos callados” lo fulminó con la mirada, haciéndolo soltar una carcajada. “¡Bastardo, no te rías!”

“¡Lo siento, lo siento! Es que… ¿eso es lo primero que dices después de perder la virginidad?”

“Aún no la he perdido, ha sido sólo una mamada” se cruzó de brazos, dejándose caer sobre la almohada de nuevo. “¿Vas a ayudarme?”

“Oh, claro. No quiero que nadie me quite ese honor” le presentó tres dedos, que el otro no recibió.

“Hay… ehhhh… lubricante y algo más en mi maleta” señaló, colorado.

“Parece que viniste preparado” el moreno se levantó para recoger las cosas. La botella de lubricante fue lo primero que vio en el bolsillo secreto y luego… “Qué sucio eres, trajiste condones.”

“Sólo uno” admitió. “Ni pienses que voy a hacerlo sin uno”

“Tienes razón” le besó en los labios antes de cubrir tres dedos con lubricante, metiendo uno como prueba en su entrada. Lo movió en círculos, buscando… un gemido ahogado le anunció el momento preciso en que encontró lo que estaba buscando. Metió otro y los movió en tijeras, asegurándose de estirarlo al mismo tiempo que golpeaba ese punto que tanto le gustaba a su amigo. Finalmente entró el tercero, terminando rápidamente de prepararlo. Colocó el condón en su lugar y se acercó. “¿Quieres continuar?”

“Sólo hazlo” abrió los brazos, como para recibirlo. El Senju entró, besándolo para evitar dejar salir algún sonido. Esperó un momento más antes de seguir adelante. Las manos de Madara parecían garras en su espalda, provocándole rasguños.

“Duele…”

“¿A… a ti te duele? ¿En serio?”

“Buen punto” terminó de penetrarlo rápidamente. Ambos estaban sudando bastante. La estrechez apretando su miembro hacía que Hashirama quisiera penetrarlo de nuevo, pero sabía que debía esperar. Un movimiento de cadera le anunció que su amigo estaba listo y salió casi completamente para volver a embestir. Cambió de ángulo muchas veces antes de encontrar la próstata. Madara mordió su mano para silenciar ese gemido estremecedor.

“Ahhhh… tranquilo…”

“Eso es… ummm… imposible…” en verdad estaba pidiendo mucho. Quería gemir altamente, demostrar cuanto lo estaba disfrutando… pero era imposible. Tenían que mantenerse callados por los profesores. Continuaron el silencio, besándose con pasión.

“ummmmm” Madara gimió, aun con la lengua dentro de la boca de su amante. Se sentía muy cerca, condenadamente cerca. Siguieron adelante, besándose con pasión, enlazando sus lenguas para evitar que los demás pudieran escucharlos. Finalmente el menor se vino, ensuciando sus vientres con su semilla. Mientras todavía estaba con la cabeza en una nube, sintió algo de humedad en su interior. ¿Eso se debía sentir con un condón? Se suponía que no.

“Ahhhhh, eso estuvo…” Hashirama dijo mientras se retiraba, saciado, todavía resoplando mientras las últimas consecuencias de su reciente orgasmo se iban. Se quedó completamente callado cuando notó algo que no debía haber pasado. El condón estaba roto. ¡Diablos! ¡Se había roto! ¡Madara iba a matarlo!

“¿Qué pasa?”

“Nada” se lo quitó rápidamente y lo escondió dentro del empaque, tirándolo a alguna parte del cuarto. Eso no debía saberlo nadie. “Deberías ponerte al menos la camisa y la ropa interior, así los profesores no sospecharán.” Le pasó la ropa. El Uchiha se vistió sin réplica, él también. “Deberíamos dormir, pensaremos en la calamidad por la mañana.”

“Sí, ha sido una noche demasiado buena para arruinarla con esto” Madara se echó y cerró los ojos, ambos se durmieron acurrucados… entonces Hashirama se levantó en medio de la noche para ir al baño. Abrió la puerta del cuarto… y vio el fuego. Por todo el pasillo. La calamidad había golpeado en medio de la noche.

“Madara, despierta” el moreno lo despertó, entregándole la libreta de Ishikawa Kamizuru a toda prisa. “tenemos que salir de aquí” cogió las mantas, atándolas a la baranda. Lo ayudó a llegar a la ventana, haciéndole tomar la manta. “tú primero, yo la sostengo”

“¿Vendrás detrás de mí?”

“Claro” le aseguró sonriendo. “Sobreviviremos a esto… juntos”

Notas finales:

Espero que lo hayan disfrutado. Review!!!


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