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Recuerdos por CaedesDarkParadaise

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- ¡Tom! ¡Cariño, despierta!


Thomas Riddle rodó los ojos y volvió a cerrarlos.


- ¡Despierta, hombre!- Un almohadazo de parte de su novio lo despertó del todo.- ¿¡Que clase de director de Hogwarts eres!?


- Trabajo todo el día, sin descanso.- gruñó.- Esos niños me van a matar.


Desde que el director Albus Dumbledore dejó la escuela para viajar por todo el mundo con el amor de su vida Gellert Grindelwald, el mando de la escuela se lo había dejado a su mano derecha Thomas Riddle y ex-profesor de Defensa contra las artes oscuras.


- Maldito viejo.- masculló.


- Pero si te encanta.- rió Harry desabrochando la camisa de su pijama y dando pequeños besos en el cuello de Tom.


- Él que me encanta es el jefe de la casa Slytherin.- murmuró con tono excitado. Harry echó una carcajada y se levantó de su regazo.- No te vayas.


- Si, tengo que terminar los preparativos para Navidad. Además tengo clases.- Miró el reloj y apurado se quitó todo el pijama para los deseos reprimidos de Thomas y se metió de frente en la ducha.- ¡Tom! ¡Búscame la capa mientras termino!


- ¿¡Ya la has vuelto a perder!?


Demonios. 


Ese chico no podía ser mas despistado.


Thomas aun no sabia como había acabado enamorándose de aquel muchacho cegato, de cabello imposible y sonrisa pícara. Tambien un mete problemas de cuidado, pero ese era otro asunto. Bueno, en realidad, el único.


De no ser por eso a Tom jamás le hubiera llamado la atención Harry si el primer día de clases no hubiera caído en sus brazos después de que intentara rescatar a una mocosa rebelde que se había subido a una escoba ilegal para empezar el nuevo año. Y como no, Harry había tenido que salvarla.


El héroe de los de primer año.


- ¿Que demonios?- masculló Tom cargando el esbelto y pequeño cuerpo de Harry Potter. El nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras había encajado entre sus brazos perfectamente y todo porque él se encontraba debajo cuando ellos (Potter y la niña) volcaron de la escoba. Potter, en un intento de salvar a la mocosa de la caída, había lanzado un hechizo para que ella cayera en un colchón, lo que provocó que se olvidara de si mismo. Lo que iba a ser un día ajetreado y tranquilo casi termina en desgracia. Y esa era la razón de aquel suceso.


Las mejillas de Potter se pusieron rojas.


- Disculpa, Riddle.


- Director Riddle.- le corrigió. El muchacho le sonrió divertido y su sonrojo se acentuó aun mas.- ¿Se puede saber como ha acabado subido en la escoba?


Por un segundo una sonrisa pequeña se pegó en sus labios, y luego, al darse cuenta, la quito de su rostro.


- Una larga historia. ¿Me bajas?- le pregunto Harry con una sonrisa, pero sin intención de querer bajarse.- Nos están mirando.


Y era verdad todo el alumnado del colegio e incluidos algunos profesores les miraban expectantes hasta que Riddle les dirigió una mirada feroz y les hablo con voz demandante:


- ¡Aqui no tenéis nada que mirar!- Las paredes temblaron a su alrededor.- ¡A vuestras cosas! ¡Vamos!- Todos se alejaron de Riddle.- ¡Menos tú!- Señalo a la muchacha que había causado todo el alboroto. La chica tembló ante su mirada que se tornaba roja.- ¡A mi despacho!- Ella obedeció y corrió en dirección al despacho.

 

Y con Harry aun en su posesión empezó a caminar.


- Riddle, no es que me moleste, pero...- le dijo con tono avergonzado.


Asombrado por el despiste, Tom lo dejo sobre sus pies y con un cabeceo se marchó a su despacho.


Y Harry Potter se enamoro inmediatamente de él, pero eso no lo supo Tom Riddle hasta que fue demasiado tarde.


- Hola, Riddle.- le saludo Harry entrando en el despacho de Tom dejando al primero desprevenido.


- Para ti soy director Riddle, Potter.


Harry hizo un puchero.


- Me gusta mas Riddle.- Harry puso una sonrisa inocente que a Tom no le gustó.- ¿Que haces este sábado?


- Trabajar.- contestó secamente.


- Oh, vamos.- Harry le tomo de la mano y Tom alzó una ceja.- No todo en la vida es trabajo. Uno tiene que disfrutar, ¿no crees? Bueno, ¿Que me dices?


- ¿El que, Potter?- dijo confuso.- No te entiendo.


El ceño de Harry se frunció, molesto.


- Eres una roca andante. Te estoy invitando a una cita.


- ¿Disculpa?- le pregunto Tom tieso como un palo de escoba.


Nadie jamás le había invitado a una cita. Por supuesto, si había estado con unos cuantos hombres, pero nunca se habían atrevido a invitarle a salir.


Excepto él.


- El sábado a las ocho en el caldero chorreante, Tom.- Y se marchó sin pedir una contestación de su parte.


Mas eso era imposible, Tom estaba tan desconcertado que no abrió la boca hasta que no repaso detenidamente los acontecimientos.


Maldita sea.


- ¿Que demonios me pasa?- gruñó.- Si ese Potter pretende que haga lo que me ordena esta muy equivocado.


La semana pasó volando, Thomas intentaba evitar por todos los medios a Harry que se aparecia de improviso a cualquier lugar al que iba y aun seguia sin saber como demonios lo encontraba. No es que no pudiera parar sus intentos, pero había algo en ese muchacho que lo dejaba desarmado.


- ¿Como hago, Ron?- dijo Harry dando vueltas en su despacho, nerviosamente.- ¿Crees que Tom irá hoy al caldero chorreante? ¿Me ignorara?


Ronald Weasley se dedicó a mirar a su amigo en silencio desde que comenzó a caminar.


- Quedate quieto.- le ordenó Ron, molesto.- Vas a hacer un hueco en el suelo.- Harry se sentó frente a él.- Hermano, dime, ¿tu le preguntaste a Riddle si quería tener una cita contigo?


- Ehh.- se lo pensó.- En realidad...no.


Su amigo se dió un golpe en la frente.


- Debiste habérselo preguntado.- suspiro.- ¡Demonios! Somos nefastos para las relaciones, entre tú, Draco, Hermione, los gemelos, Neville y yo no se quien es más torpe.


- Eso lo dirás por ti, Weasley.- masculló Draco. Los dos se giraron en dirección a la puerta del despacho de Harry y se encontraron con toda la pandilla que miraban a los incautos con enfado.- Sé de utilidad, Potter y danos algo de beber.


- Yo quiero unas galletas.- dijo Hermione sentándose en una silla.- ¿Se puede saber que te ocurre, Harry?


- Ha ordenado a Riddle tener una cita con él.- Potter estuvo a punto de cavar un hoyo en el suelo y meterse en él.


Ellos le miraron con asombro.


- ¡Vaya con el Potter!- se río Draco.- Los tiene bien puestos.


- Tu sí que sabes, Harry.- se carcajeó Fred seguido de George.


Neville soltó una risita.


- Bueno, sinceramente, creo que es muy valiente por tu parte coger el toro por los cuernos.- empezó Hermione después de que les explicaran de que iba toda la situacion.- Creo que es la primera vez que coges tú el mando en todas tus relaciones, y con toda la razón. Thomas Riddle es un hueso muy duro de roer.


- ¿Enserio lo crees, Mione?


- Por supuesto que si.- asintió dandole unas palmaditas en la mano.- Eso debería hacer yo con Viktor, pero él ni me mira.


Draco bufó.


- Si serás tonta, Granger.- Draco se levanto e invoco un espejo.- Mírate, vamos.- Granger lo hizo.- ¿Que ves aqui?


Harry, quien tampoco entendía las razones del rubio, se puso detrás de Hermione.


- No comprendo, Malfoy.- Los ojos de Hermione se empañaron y Harry fulminó a Malfoy con la mirada.


- Eres una mujer muy hermosa.- Todos jadearon ante las palabras de Malfoy.- De que os sorprendéis .


- Estamos viendo a Draco Malfoy siendo humano.- boqueó Neville.


- Llamad a San Mungo.- dijeron los gemelos con los ojos salidos de las órbitas.


- Idiotas.- murmuró Draco.- A ver si en vuestras cabezas de Gryffindors os entra bien lo que os quiero decir. Hermione.- volvió a ella. Hermione estaba pálida.- Lo que quería decir es que eres una mujer hermosa que debería quererse mas a si misma. Ese Krum necesita que le pongan las pilas. Lo que deberías hacer es demostrarle lo que se va a perder si te deja escapar. ¡Vamos mujer! ¡Muevete! ¡A ese hombre se lo llevara otra!


- Tienes razón.- Draco asintió fervientemente. Luego Hermione gimió.- ¿Que debería hacer? ¿Como?


- Bueno para eso estamos nosotros.- Ron, que estaba de oyente, carraspeó.- ¿Que ocurre?


- Nosotros estamos peor que Hermione.- contestó.- ¿Como podemos ayudarla si ni siquiera nos atrevemos a decirles a los hombres de los que estamos enamorados que nos gustan?


Los demás asintieron y Draco rodó los ojos.


- Valiente gryffindors.- resopló.- Uno a uno. Empecemos por Potter, él es el mas fácil. Ya dió un paso y ahora...


- ¿Ahora que?- siguió George con los brazos cruzados.


- Ahora solo tiene que saltar.- resolvió con un chasquido de dedos.


Harry Potter tuvo un estremecimiento en la columna mientras observaba la mirada feroz de Draco Malfoy.


Esa misma tarde Harry Potter esperó pacientemente frente al Caldero Chorreante. Tom no se aparecía aun y ya pasaban cinco minutos de la hora acordada, el muchacho no podía estar mas nervioso.


"Tienes que ser paciente, Tom parece duro, pero si le pones empeño lograras que esa coraza se rompa"- le aconsejo Draco tomándose su taza de té.


- Potter.- dijeron a sus espaldas. Harry estuvo a punto de gemir de alivio mas lo reprimió. 


No podía parecer ansioso.


- Viniste.- sonrió alegremente.


Thomas estaba realmente atractivo con su túnica negra y su capa de invierno. Su cabello que siempre llevaba pulcramente peinado lucía su look natural y los mechones se removian con los soplos de viento.


- Lo hice.- Aunque ni siquiera él supo porque.- Aun así no entiendo sus intenciones, Potter. No me haga perder el tiempo.


- Empieza llamándome Harry y lo comprenderás.


Él no dijo nada y Harry le hizo una seña y los dos se metieron en el caldero chorreante. Buscaron una mesa apartada y pidieron algo de beber para comenzar.


- Bueno, Tom.- Harry se inclino hacia delante.- ¿Porque crees que te he traído hasta aqui?


- Eso quiero saber.


Riddle vio como el chico se mordía el labio con nerviosismo y él no pudo evitar seguir el rastro que su diente dejaba en su labio.


- Me gustas, Riddle.- confesó.

 

Y el mundo de Tom Riddle dió la vuelta.


- ¿Estas quedándote conmigo, Potter?- musitó con tono de enfado.


- Me gustas, Riddle.- repitió.- Por eso te invite a comer conmigo.


- Si quiere conservar su puesto de trabajo mejor no lo repita, señor Potter.- Se levanto de su asiento y salio por la puerta. Inmediatamente fue seguido por Harry que le tomo del brazo e hizo que se detuviera.


- No te vayas, por favor.- le suplico.- Dame una oportunidad. 


Tom trago en seco, nunca se había encontrado con una persona como Potter.


- ¿Porque te gusto?- Fue lo único que logro decir.


- No sé...- se mordió el labio.- Debe ser que me gustan los casos imposibles y los hombres gruñones.


- Tengo que pensarlo.


Harry asintió lentamente.


- Lo comprendo, pero te dejare algo para que no dejes de pensar en mi.- Y agarro a Tom de las solapas y estampó sus labios con los suyos. Los ojos de Tom se abrieron en su totalidad, estaba sorprendido y ya no diría shockeado. Los labios de Harry se movieron insistentemente sobre los suyos, eran suaves y dulces y Tom era humano. Cayó rendido ante ellos. Harry gimió al sentir la punta de la lengua de Tom entrar en su boca.


- Espero...- susurró Harry sin aliento.- Que esto te haga pensar en lo que puedo darte.- Le dió un último beso y se marchó dejando a Tom pálido de la impresión.


"Ese muchacho me va a matar"- pensó Tom ocultando el bulto de sus pantalones con su capa.




- ¿¡Que hiciste qué!?- chilló Draco dejando el cepillo de pelo en el tocador de Hermione.


Ron se carcajeó.- Le diste un probadita de lo que le espera, ¿eh?


Harry rió. 


- Fue maravilloso.- suspiró embobado.- Besa tan bien.


- Mas le valdría.


- ¿Y que hiciste después, Harry?- le pregunto Neville, ansioso por saber.


- Me fui para que se lo pensara.- respondió como si nada.


- ¿Como?- Fred levanto una ceja.- Te largaste dejándole con todo el calentón.


- Eso si que es motivar.- George le dió una palmadita en la espalda.- Pobre hombre.


- Oye que yo tambien deseaba estar con él, pero no quería excederme a pasar a mas.- murmuró.- Aunque hubiera querido.


Y del baño salió Hermione, dejando a todos con la boca abierta, el mismo Draco se había encargado de vestirla y peinarla para conquistar a Viktor Krum en la fiesta que iba a haber esa noche en el Ministerio. Llevaba un vestido negro de terciopelo sin mangas y con escote en V, y zapatos de tacón de diecisiete centimetros. Draco había insistido mucho en que los usara y ella había accedido porque él iba a ser su acompañante.


- Estas hermosa, Hermione.- Malfoy dió una sonrisa de suficiencia.


- ¿Lo creéis?


- Si.- susurró Ron con los ojos dilatados.- Ese Krum se va a morir.


- Ron.- dijo avergonzada.


- Creo que esta noche Krum no será el único que irá tras Mione.- dedujó Neville y alargando una mano a Hermione para ayudarla a caminar.- Recuerda Hermione,  no olvides caminar recta y vigila donde pones los pies. No queremos que te caigas.


- Esas armas mortales la mataran, Malfoy.- le reprochó George.


- Esta bellísima, ¿no?- se encogió de hombros.- Para estar hermosa hay que sufrir.


Mas tarde una vez se fueron todos Harry continuó con los preparativos de Navidad. Este año le había tocado a él con ayuda de la profesora McGonagall y su tío Remus Lupin. Cinco minutos después de empezar a preparar las guirnaldas una lechuza llamó a su ventana.


- ¡Oh!- Saltó de su asiento y tomo la correspondencia del pico. Le dió unas golosinas y después la lechuza se marchó.- ¡Es de Tom!


Harry la abrió con tanta desesperacion que casi la rompe, y conforme fue leyendo su sonrisa se fue apagando.


"Señor Potter, 

Debo decirle que no puedo aceptar su proposición.

Simplemente porque ahora mi vida no acepta a nadie mas que a mi mismo. 


Tom Riddle"


Una lágrima se deslizó por la mejilla de Harry que le siguieron otras.


- Ni siquiera me ha dado una oportunidad.- sollozó. 


Y lloró desconsoladamente toda la noche.




- ¡Si serás...!- le grito Severus a Tom.- ¡Hubieras dado tu estúpida cara! ¿Porque le mandaste esa estúpida carta? 


- Al parecer soy estúpido. 


Tom había escuchado los regaños de Snape desde que le contó toda la odisea que había pasado con Potter. 


- Le he dejado todo claro y punto. 


- No no lo has dejado claro,  lo has empeorado. O acaso no recuerdas las veces que te he pillado observándole cuando creías que nadie te veía.- siseó Severus. -  Has roto el corazón del pobre muchacho. Espero que cuando te des cuenta de lo que has hecho no sea tarde. 


- Ya es suficiente,  Severus.- masculló. - Potter quería una relación,  yo no.  Además el conseguirá a otro del que enamorarse. 


- Como si fuera tan fácil. 


- Métete en tus asuntos y preocúpate del Weasley menor que el otro día ví como el profesor de Astronomía coqueteaba con él. 


La tez de Severus se volvió lívida. 


- Maldito cabrón.- escupió. 


Y la puerta se vio cerrada con fuerza. 


- Potter se conseguirá otro hombre. 


Pero conforme pasaban los minutos esa idea no dejaba de rondarle en la cabeza. Y cada vez que lo decía le gustaba menos. 


Potter conseguirá otro hombre al que besar con sus dulces labios. 


Al que rodear con sus brazos cálidos y abrazar con su cuerpo tibio y suave. 


Y con el que se acostará tarde o temprano consiguiendo más de lo que había logrado él. 


Cuando reaccionó de sus pensamientos se dio cuenta de que la pluma que sujetaba se había roto por la mitad. Y la tinta desparramado por toda la mesa. 


- Mierda.- dijo. - ¿Que he hecho? 


Thomas intento toda la semana hablar con Harry,  pero este le evito como si fuera la peste y si se lo encontraba le daba un saludo frío y se marchaba. Estaba más distante y sus sonrisas se habían desvanecido.  Aquellas que tanto le caracterizaban y daban luz a su rostro.  Pero fue también esa semana que Tom descubrió cosas sorprendentes de Harry. 


Que cuando se enfadaba sus ojos se volvían negros y le hacía verse sexy. 


Que era cortes, tímido en algunas ocasiones y un niño pequeño cuando veía que hacían bromas inocentes y él se unía a ellos hasta que les daba un aviso de que no quería volver a atraparles. 


Se sonrojaba a la mínima que le hacían algún halago y se tropezaba con cualquier cosa. 


Que quedaba con sus amigos cada viernes para tomar algo en su despacho. Uno de los cuales era Draco Malfoy, el hijo de su amigo Lucius y su esposo Remus Malfoy. 


Que se reía a carcajada limpia cuando veía algo gracioso y que arrugaba la nariz cuando no entendía lo que ocurría. 


Con todo eso, Thomas Riddle, el que no aceptaba a nadie más que así mismo, se enamoró. 


- Severus. - Entró como un estrépito al despacho de Snape,  pero lo que vio ahí le dejo en shock.  Su amigo estaba sentado en una silla y sobre él se encontraba Ronald Weasley sin camiseta y con los pantalones desabrochados. - Disculpad. 


- Espérame un momento, amor.- le pidió Severus a un muy avergonzado Ron.- Vamos fuera. 


Se coloco los pantalones y su capa y los dos salieron fuera del despacho. 


- Estoy ocupado, Riddle. ¿Que es lo que quieres? 


- Tengo que conquistar a Harry. 


Snape se cruzo de brazos. 


- A buenas horas lo dices.- bufó. -  Te has dado cuenta, ¿no? 


- ¿Me ayudaras o no? 


- Esta bien, pero creo que tendremos más posibilidades con un poco de ayuda.- y miro dentro del despacho. - Ron, cariño, te necesitamos. 


Al día siguiente Tom tenía su despacho a revosar con todos los amigos de Harry observandole con una fulminante mirada. 


- Se que hice daño a Harry. 


- Ahora te das cuenta. - resopló Draco. 


- Estoy al tanto de mis propias acciones,  Draco.- prosiguió Tom con los dientes apretados. - Quiero remediarlo, voy a conquistar a Potter con o sin vuestra autorización.  Recompesaré el dolor que le he causado. No voy a prometer que será feliz siempre, pero... 


- Bueno,  bueno. -  le corto Hermione. - Eso díselo a él cuando lo tengas delante,  es tiempo de que Harry deje de estar triste. Y a pesar de que hubiera preferido que él no fuera dañado y encontrara a otro hombre, todos sabemos que te quiere a ti. Pero vuelves a hacerle daño e iremos a por ti, Riddle. Ninguno te tenemos miedo. 


Todos asintieron a la vez y Snape casi sonrió,  solo casi. 


- Esta bien. 


- ¿Como empezamos? - pregunto Neville. 


- Tengo una idea.-  dijo Ron mientras se levantaba para luego ser tomado de la cintura por Severus.- Como decía, será... 


Y así comenzó el plan. 


- ¡Harry!- Hermione le tomó de los hombros y lo saco de su despacho. - Ron me ha mandado a por ti, quiere que le ayudes con un asunto. 


- ¿Que haces aquí, Hermione? 


- He venido a visitarlos.- contesto. - Creo que ha ocurrido algo con Snape. 


Harry se entristeció. 


Se alegraba por su amigo, pero le dolía no poder compartir su felicidad con él. 


- Será algo bueno.- Fue toda su respuesta.- Ellos están enamorados. 


- Vamos, vamos. No te pongas triste. 


Hermione le abrazo. 


- Eres un hombre genial, Harry Potter, siempre has sabido salir de este tipo de situaciones. 


- Esto es distinto.- murmuró.- Debería empezar a olvidarle, pero no puedo. Ningún hombre me ha hecho sentir tanto con una mirada como él. 


Su amiga suspiro y lo llevo a una dirección distinta a la del despacho de Ron. 


 - ¿A donde me llevas, Mione? 


 - Tranquilo, Harry.  Tú solo sígueme. 


Y así lo hizo.  Aunque deseo no haberlo hecho porque ella le llevó justo frente al Gran Comedor donde justamente le esperaba el hombre de sus sueños. Harry se había esmerado ese semana para decorar todo el comedor de forma festiva. La navidad siempre había sido especial y al parecer hasta ese momento. 


 - Os dejo, Harry. 


Sin apenas darse cuenta,  le empujó dentro y las puertas se cerraron de golpe. 


- Tom. - susurró.


 - Harry. - le devolvió. 


- ¿Porque has hecho que mi amiga me trajera hasta aquí?- le dijo fríamente. - No tengo nada que hablar contigo. 


- Escúchame, Harry. 


Él se estremeció al oír su nombre en los labios de Tom. Era como un susurro placentero. 


  - No tengo nada que escucharte,  creí que solo importabas tú. 

 

 Tom hizo una mueca.


  - Fui un idiota, Harry. - se acerco lentamente a él. - He estado toda mi vida solo, pensé que siempre sería así. Nunca he necesitado a nadie. Perdóname porque suene muy egoísta,  pero hasta que me di cuenta de que lo necesitaba ya había rechazado la oportunidad.- A Harry se le empeñaron los ojos. - Estuve vigilandote toda la semana pasada. 


Harry frunció el ceño. 


 - ¿Como? ¿Qué..?


  - Suena a acoso, lo sé, pero simplemente no se lo que me poseyó. Y creo que te empece a conocer a través de tus gestos.- Tom le miro cariñosamente y paso sus dedos por su mejilla.- Y me parece poco. Perdóname, Harry, por lo que te escribí, jamás me había sentido tan presionado en mi vida y al no querer dañarte acabe haciéndolo.


 - ¿No estoy soñando, no? 


  - No, pequeño. - y beso su nariz.  Por fin Harry compuso esa sonrisa que tanto le gustaba a Tom.- Eso esta mejor. Voy a compensarte todo lo que te dije hasta que llegues a perdonarme. 


Potter le rodeó el cuello con los brazos y beso su boca. 


  - Ya estas perdonado. 


  - Y justamente el día de Navidad.- sonrió Tom y lo sentó en una mesa.- ¿Quieres que te de tu regalo?


  - Debería envolverte con papel de regalo entonces.- dijo picaramente


  - He querido ser más práctico para que puedas quitarme antes la ropa.


Pronto los gémidos fueron el único sonido que se escucho en el Gran Comedor. Y esa misma noche Harry y Tom se declararon su amor. 


Hasta hoy. 


  - Tom, despierta.- Harry le paso la mano por la cara. Tenía el cabello húmedo y llevaba solo una toalla. Tom al verle así lo atrapó en sus brazos y lo tumbo en la cama.- Veo que estás de buen humor. Aún así no me has arreglado lo que te pedí. Por tu culpa no podré atender mis asuntos navideños y mis clases. 


Tom beso su mano en el que había un anillo de matrimonio. 


- Perdóneme, señor Riddle. 


- No sé,  no me convence tu disculpa. 


- Pues deberé esmerarme.


Y vivieron felices por siempre. 

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