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Recuerdos por CaedesDarkParadaise

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- Oh, disculpa.- El hombro de Ron había chocado estrepitosamente con Severus.

Esa mañana se despertó tarde después de pasarse toda la noche teniendo selectas fantasías en las que incluía a Snape y a él en posturas no actas para menores.

Él y sus sueños.

Pues como decía se había caído de la cama al ver la hora y sabía que llegaba tarde a su clase.

- Mierda.- escupió.

Y salió corriendo. Ron era torpe, y más cuando veía en un perímetro cercano a Severus. Sus pasos le fallaron en cuanto pasó a su lado.

- Tenga más cuidado, señor Weasley.- Pero hubo algo en su mirada negra que paralizó por completo a Ron. Aunque una vez que Snape se retiró, se dio cuenta que él continuaba plantado en mitad del pasillo.

¿Que demonios había leído en sus ojos?

¿Deseo? ¿Lujuria?¿Am..?

No, estaba delirando.


* * *

- Debiste habérselo preguntado.- suspiro Ron cuando Harry le explicó lo que le había dicho al director Riddle sobre tener una cita. Y recordó con añoranza el rostro de Severus Snape, el hombre por el cual él había perdido el corazón, entre otras cosas.- ¡Demonios! Somos nefastos para las relaciones, entre tú, Draco, Hermione, los gemelos, Neville y yo no se quien es más torpe.

- Eso lo dirás por ti, Weasley.- oyó Ron que decía Draco. Se dio la vuelta para encontrarse con toda la pandilla que miraban a los incautos con enfado.- Sé de utilidad, Potter y danos algo de beber.

- Yo quiero unas galletas.- dijo Hermione sentándose en una silla.- ¿Se puede saber que te ocurre, Harry?

- Ha ordenado a Riddle tener una cita con él.- Ron habría jurado que las mejillas de Harry iban a explotar de la vergüenza.

Ellos le miraron con asombro.

- ¡Vaya con el Potter!- se río Draco.- Los tiene bien puestos.

- Tu sí que sabes, Harry.- se carcajeó Fred. George le imitó.

Neville, a su lado, soltó una risita.

Y ahí es cuando todo el interés de Ron se perdió. No dejaba de pensar en lo ocurrido esa mañana. El propio Ron Weasley no sabía como había empezado su obsesión-amor por Severus.

Tal vez fue cuando decidió quedarse unas navidades en el colegio para estar un tiempo solo y pensar que hacer con su vida.

Un día se enfermo y apenas podía abrir los ojos. Intento llegar a la enfermería a rastras pero se desmayo en mitad del camino.

Cuando despertó unas horas más tarde se vio acostado en una cama calentita y suave. Dio un gemido de satisfacción al darse la vuelta.

- ¿Cómodo, Weasley?

Sus ojos se abrieron de golpe.

- ¡Severus!- chilló. Y al verse desnudo de cadera para arriba se oculto en las sábanas.

Severus, sin su típica capa, estaba cruzado de brazos y le miraba al pie de la cama con una sonrisa burlona.

- Disculpa, Snape.- dijo con las mejillas rojas. - No se como he llegado aquí.

- Te traje yo.- siseo.- Se puede saber por qué demonios no va a la enfermería sabiendo que está tan enfermo.

- Yo...yo...

- Usted...- Intento que prosiguiera, pero Ron se quedó mudo.

- Yo.... Debería irme.

Snape mascullo en voz baja.

- Aun no está del todo recuperado, Weasley.

- No pasa nada, iré donde Madame Pomfrey.

- Ella está de vacaciones.

Ron abrió ligeramente los labios.

Tendría que haber imaginado que aquella mujer tenía una vida aparte de de Hogwarts.

- Oh...entonces ya veré como me cuido yo solo.

- Eres un testarudo de cuidado, Weasley.

Severus tomo unas pociones de su estantería y las coloco sobre la mesa mientras él procedía a coger su ropa de la ventana.

- ¿Porque me desnudó?

- Estabas ardiendo en fiebre y tuve que quitartela. ¿Alguna queja?

Y sus ojos analizaron cada minúscula parte de su piel desnuda. Ron trago en seco y sintió un hormigueo por todo el cuerpo.

- ¿Te está volviendo la fiebre?- le pregunto Severus con una ceja alzada.

- Si, debe ser eso.- Hizo un intento de sonreir.- Me voy, muchas gracias por todo, Sev-digo Snape.

- De nada, Weasley.

Y Ron se puso más rojo aún al atisbar una mueca de sonrisa en sus labios. Y fue esa su perdición. Había caído irremediablemente en las garras de su ex-profesor.

Ron hizo una mueca y decidió volver a la realidad.

-....mujer muy hermosa.- Todos jadearon ante las palabras de Malfoy.- De que os sorprendéis .

Ron trago en seco.

¿Que había sucedido?

- Estamos viendo a Draco Malfoy siendo humano.- boqueó Neville.

- Llamad a San Mungo.- dijeron sus hermanos completamente asombrados.

- Idiotas.- murmuró Draco.- A ver si en vuestras cabezas de Gryffindors os entra bien lo que os quiero decir.- volvió a ella. Hermione estaba tan blanca que Ron tuvo que pasarle un vaso de agua para que volviera a reaccionar.- Lo que quería decir es que eres una mujer hermosa que debería quererse mas a si misma. Ese Krum necesita que le pongan las pilas. Lo que deberías hacer es demostrarle lo que se va a perder si te deja escapar. ¡Vamos mujer! ¡Muevete! ¡O a ese hombre se lo llevara otra!

- Tienes razón.- Draco asintió fervientemente. Luego Hermione gimió.- ¿Que debería hacer? ¿Como?

- Bueno para eso estamos nosotros.- Ron, que estaba de oyente, carraspeó.- ¿Que ocurre?

- Nosotros estamos peor que Hermione.- contestó. No era más que la pura verdad.- ¿Como podemos ayudarla si ni siquiera nos atrevemos a decirles a los hombres de los que estamos enamorados que nos gustan?

Los demás estuvieron de acuerdo con él y Draco rodó los ojos.

- Valiente gryffindors.- resopló.- Uno a uno. Empecemos por Potter, él es el mas fácil. Ya dió un paso y ahora...

- ¿Ahora que?- siguió George con los brazos cruzados.

- Ahora solo tiene que saltar.- resolvió con un chasquido de dedos.

Ron Weasley reprimió un estremecimiento al observar la feroz mirada de Draco Malfoy.

Un rato más tarde, los demás se habían retirado menos Draco que había empezado a jugar a una partida de ajedrez con él.

- Weasley, ¿Desde cuando estas enamorado de mi padrino?

Ron, que estaba a punto de hacer jaque mate, dejo caer a la reina que sostenía.

- ¿Como...?

- Es muy fácil, pones esa cara de Potter que todos tenemos alguna vez.

- ¿Cara de Harry?

- De estúpido.

Ron rodó los ojos.

Sabía que Malfoy jamás cambiaría.

- Si.- acepto. - Estoy enamorado de él desde las navidades pasadas.

- Sabíamos que alguien te gustaba, pero no el quién.

- Pues ya lo sabes

- Un caso difícil, pero no imposible.- pensó en voz alta.- Si conozco bien a mi padrino te diré que sigas como hasta ahora, pero con una ligera modificación.

- ¿Cuál?

- Se más tierno y a su vez más provocativo.- le dijo.- Prácticamente comportate como si todo te excitara.

- ¿¡Que dices!? - Ron casi salto de la silla.- Sería demasiado obsceno. No le gustará.

- ¿Seguro?- Draco tomo su copa de vino y bebió un poco. - Por intentarlo no pierdes nada, Weasley. Agh. Este juego es muy aburrido, adiós.

Y se fue dejando a Ron con el jaque en la mano.

- Es un horrible perdedor

Pero daba buenos consejos.

Y Ron pensó en ponerlo en práctica el siguiente fin de semana.

Ese viernes por la noche empezó a dar un paseo para pensar como atacar primero. Era ya muy tarde, el castillo estaba prácticamente silencioso. Y los alumnos se habían ido a dormir.

- ¿Que puedo hacer para seducirle? ¿El qué?

- ¿A quien pretende seducir, Weasley?- escuchó a sus espaldas.

Ron, sorprendido con las manos en la masa, solo pudo retroceder, pero Snape se le adelanto y lo encerró en un pasillo cerrado. El olor a menta que brotaba del cuerpo de Snape se introdujo en sus fosas nasales. Nunca había olido nada igual y aquello lo sedujo a él.

- Responde o que, Ronald.

- Yo... Si. - Olvidandose por completo que Snape le había llamado por su nombre debido a su cercanía.- Ha oído muy bien, Snape. He dicho seducir, yo...quiero seducir a alguien.

Si no hubiera estado tan cerca tal vez no habría visto como los ojos de Severus se habían convertido en pozos negros y sus facciones se habían endurecido.

- ¿¡A quien!?- ladró. Ron contuvo un suspiro. Nunca había visto esa reacción en Snape y le gustaba más que nada este mundo. Empezaba a disfrutarlo.

- Un hombre al que le he echado el ojo.- dijo sin más, apoyandose en la pared notando visiblemente como Snape le encerraba entre sus brazos.- Pero no se como proceder, como debo tocarle o...besarle.- Y Ron hizo lo que nunca creyó. Acerco su rostro al de Severus y estuvo a milímetros de probarlos, pero se contuvo y retrocedió.- Ve. Yo no sé, soy tan inexperto en estos temas. He besado a pocos hombres en mi vida, y ellos nunca me han hecho sentir como este hombre lo ha hecho. Sólo deseo besarle, rodear mis brazos en su cuello. - Y Ron puso en práctica sus palabras y tomo a Snape por el cuello.- y dejar que me haga suyo todas las noches.- Y le soltó. - ¿Que opina, Snape?

Ron podía sentir como su propia ereccion crecía conforme hablaba.

- ¿De que?

Dijo con el tono de voz tenso.

- ¿Conoces a alguien que me de unas lecciones de besos antes de proceder con el hombre al que quiero?

- ¿Porque no le preguntas a tus amigos?

- Sería muy raro, asique que por eso recurro a ti.- dijo con una sonrisa picara.- ¿Conoces a alguien?

- No.

Aun así Ronald no perdio la sonrisa.

- Es una pena.- Y como pudo salio del cerco que le había puesto Snape.- Tendré que preguntar a otro.- Y sus pasos alejándose se oyeron como un eco.

- Weasley...

Y Ron se paró, y con el rostro lo más inexpresivo posible se dio la vuelta.

- Si, profesor.

Oh, estaba usando esa carta.

- Se nota que es aún un inexperto, Weasley.- siseo traspasandole con la mirada.- Alguien debería enseñarle lo básico en el tema, así que yo... me ofrezco.

"Ya es mío.- pensó Ron dando saltos en su mente."

- Muchas gracias, profesor Snape.- Y se lanzó sobre él para rodearle con sus brazos y los de Snape hicieron lo propio.- Mañana a las seis en su despacho.

Y Ron se alejo con una sonrisa triunfante dejando a un Snape confundido.

Debería comprarle a Draco una de esas cosas tan caras y tan feas que tanto le gustaban como gratitud.


* * *

- Hola, profesor. - Ron había elegido sus mejores ropas para ir al despacho de Snape. Él le esperaba, impasible y con su misma ropa negra de siempre.- ¿Puedo?

- Adelante, Weasley.

Y se dirigió a la chimenea mientras esperaba que Ron cerrase la puerta.

- ¿Por donde quiere empezar?

- No se.- se encogió de hombros.- Tal vez, por lo básico. Debería haber practicado más. Soy un...

- Suficiente.- Los dedos de Snape apretaban su copa de vino. Luego la tiro al fuego y con una exhalación se volteó y fue en busca de Ron. Cuando menos lo predijo el pelirrojo tenía los labios de Snape sobre los suyos. Eran tan delicados y a la vez tan apasionados que Ron solo pudo rodear sus brazos en su cintura mientras Snape mantenía sus manos en su rostro. Se movían en sincronía, casi podía ver las nubes. No. Estaba seguro de que se encontraba en el cielo.

- ¿Y dice que no sabe besar, Weasley?

- Quizás no he besado a quien debía.- Fue su respuesta rápida con el escozor en sus labios.

Snape lo soltó.

- Se ha acabado la lección por hoy, Weasley.- Ron iba a abrir la boca para protestar, pero Snape le paro cuando lo soltó y le dio la espalda.- Lo quiero mañana a la misma hora en mi despacho.

Ron se rindió, asintió y salió del despacho con un regusto amargo en la boca del estómago.

¿He ido muy rápido?

Mientras en el despacho de Snape, el profesor de pociones se debatía en que hacer y no hacer.

- Le quitaré a ese imbécil que le gusta lo que es mío, pero debo ir despacio.- Se sirvió otra copa.

Por lo pronto comenzaria con lo que Ron le había ofrecido.

- Ya es mío.

Y así fueron los días, al día siguiente Ron regreso y continuaron con las lecciones, y aunque Ron hubiera querido algo más que besos de unos cuantos minutos se conformaba con lo que Snape le ofrecia.

Nunca antes se había sentido tan amado y deseado.

* * *

- Pobre Harry. - suspiro Ron después de dejar a Harry acostado en su cama. El rechazo de Riddle le estaba costando la felicidad a su amigo, así había sido toda esa semana. Todo apagado y triste. Ninguno de sus amigos sabía que hacer.- Ese maldito de Riddle me las va a pagar.

- ¡Profesor Weasley!

El nuevo profesor de Astronomía se acercaba a él cada vez que podía. Al principio, Ron le escuchaba por cortesía pero conforme fue pasando el tiempo se hacia muy pesado. Esos días había estado muy insistente y sabía que de un momento a otro le iba a dar problemas con Snape. Con lo bien que iban por ahora.

- Le estaba llamando, profesor.

- ¿Ha ocurrido algo?

- No, bueno, en realidad quería yo...yo.- Y Ron noto como las mejillas del profesor se sonrojaban. - Quería invitarle este fin de...

- ¡Weasley!- se escucho un grito de enfado.

Resultó ser Snape.

Furioso y tan excitante que Ron se mordió el labio para reprimir sus deseos de saltarle encima.

- Profesor Snape.- susurró.

- ¡Sus lecciones han empezado!

- ¿Lecciones? ¿Que lecciones?

El profesor de Astronomía les miro raro.

- No es na...

- Le enseñare a hacer el amor.- Ron se puso pálido de la impresión al igual que al profesor de Astronomía. Este dijo unas cuantas incoherencias y salió pitando por el pasillo.- Vamos, Weasley.

Y Ron sintió como unos brazos le cargaron y se lo llevaron hasta el despacho.

- La última vez que quiero verte con ese imbécil. - Snape cerró la puerta y lo dejo sobre sus pies para empezar a quitarse la capa.- ¿Es él acaso el que te gustaba?

- No es él. - dijo mientras se dejaba hacer por las manos expertas de Severus.

- Mejor, porque le habría matado si hubiera sido él.

Y sus labios rápidamente se fugaron a su cuello. Ron jadeo y disfruto el tacto de sus besos en su piel. Que Snape diera ese paso lo tenia en la gloria.

Las manos de Snape se dirigieron a sus pantalones para empezar a desabrochar el cierre. Ron gimio al sentir su mano fría y Snape se freno.

- ¿Esto te gusta, Weasley? Pues disfrútalo porque nadie te va hacer el amor aparte de mi.

La garganta de Ron se cerro ante esas palabras.

- ¿Co-como dices?

- Lo que has oído. - Y sus dientes mordieron el recorrido de sus pezones. Snape se había encargado de destrozar su camisa para llegar hasta ellos.- No permitire que nadie te toque aparte de mi. Ya tuve suficiente de oir que esperabas las caricias de otro hombre, pues tendrás que conformarte con las mías por el resto de tu vida.

- Severus.- gimió, tomando su rostro en sus manos y besando su nariz. - ¿Hablas enserio?

- Nunca he hablado más enserio, amor.- murmuró con ternura.

Y Ron se derritio por completo.

- ¡Oh, Severus!

- Una cosa. - Snape le alejo de él. - Si ese profesor de pacotilla no es el hombre al que quieres. ¿Quién demonios es?

- Y yo que crei que eras más astuto, cariño. - Ron beso sus labios lentamente.- El único del que llevo perdido todo este tiempo es de ti.- Y no le dejo hablar porque se apoderó de su boca. Severus le levanto y a trompicones se dirigieron a la silla de su mesa.- Hazme el amor, Severus.

- Sus órdenes son deseos para mí. - soltó con un gruñido y tomo su trasero con sus manos y los acaricio con avaricia. Empezó a restregar sus erecciones por encima de sus pantalones.

- Te quiero, Severus.

- Y yo a ti, Ron.- y continuaron haciendo lo que deseaban desde hacía ya tiempo.

- Severus.- Oyeron.- Disculpad.

Era Tom.

Ron se sonrojo y se aparto de Severus.

- Espérame un momento, amor.- le pidió Severus a un semidesnudo Ron mientras le besaba los labios.- Vamos fuera. 

El pelirrojo vio con desilusión como se colocaba los pantalones y su capa y salía fuera del despacho. 

Ron tomo el albornoz de Severus y se lo puso, su ropa estaba destrozada y solo espero.

- Ron, cariño, te necesitamos. 

Los dos entraron en el despacho y se quedaron frente a Ron. Tom enderezo la espalda en cuanto lo vio.

- ¿Para que?

- Estoy enamorado de Harry.

Ron bufo y Snape se acerco para abrazarle por la cintura.

- ¿Y?

- Y quiero reconquistarle, pero necesito tu ayuda.- le soltó con voz tensa.

- No sólo la mía, mañana a las dos en mi despacho y más te valdría que ese amor sea bueno, Riddle. Si no lo es, no te ayudaremos.

Tom asintió en silencio y se marcho.

- Y tú termina con lo que has empezado. - le advirtió Ron a Severus.

- Sabias que eres excitante. - Severus le mordió el lóbulo de la oreja.- Pero no tienes que pedirmelo. Lo haré encantado.

Y esa fue su primera vez sin interrupción alguna.

* * *

Ron Snape iba corriendo al despacho de su esposo con una caja entre sus manos.

- ¡Severus!- Snape, sentado en su silla, paro de revisar los exámenes.- ¡Te tengo un regalo de navidad!

- ¿Para mí?- y recibió el regalo a la vez que sentaba a Ron en su regazo.

Cuando abrió la caja se encontró un caldero, de tamaño infantil y que hizo a Snape enarcar una ceja.

- Cariño, recuerdas que ya tengo una más grande.

- Si, pero no es para ti.

- ¿No era para mi el regalo?

- Para los dos.- resolvió señalándose el estómago. Esa fue la primera vez que Severus Snape se quedó sin palabras.

- ¿Estas...?

- Si, tres meses. - respondió con una sonrisa.

Y la risa que broto de los labios de su esposo fue suficiente para saber que recordarian esas navidades para siempre.


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