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Gentle Knife por Kiryuu Mayuki

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Notas del capitulo:

Bueno, es el primer fanfic que escribo de este fandom.... y de este ship...

Esta basado en el epilogo, si el Inquisidor apoya a Cullen en seguir tomando el lirio, pues las cosas no acaban nada bien para el comandante, para mi es una muy mala decisión, esto y dejar que mueran los batalladores de Toro :'( (por suerte vi los finales y no tome esas decisiones)

Es corto y muy triste, espero que sea de su agrado.

Ya no tenía idea de que día era, donde estaba, quien era, solo suplicaba por algo, algo que lo había destruido por completo.

Lirio.


Apenas balbuceaba algunas palabras "por favor" "lirio" eran las más habladas. Había personas vestidas de túnicas que querían llevárselo, le decían que estaría bien sin lirio, que lo ayudarían.

Pero él no quería eso, no quería dejarlo, no podía, no debía.

Sintió un suave perfume cerca de él, embria...

—Yo te daré lirio, pero debes venir conmigo - dijo la voz apenas audible, pero tersa, amable, lo ayudo a levantarse y fue cubierto por una manta.

Al fin alguien que le entendía.

Tendría el lirio que tanto anhelaba.


***

Cuando llegaron, la persona se paró frente a él, intentando hacer contacto visual, sus ojos eran verdes azulados... daban paz.

—Antes debes comer algo, bañarte también te caería bien...

—No, lirio - miro al hombre, no sería engañado.

El hombre, le dio un poco, se sintió aliviado.

—Tendrás mucho más, si dejas que te de un baño y comes algo - asintió, quería más lirio, mucho más.

Comió una sopa, no sintió el sabor, pero de una forma u otra lo lleno. Se sintió observado por esa persona.

Fue despojado de la ropa que hacia mejor en un basurero que en el cuerpo de alguien, y fue bañado, ya que el mismo no se podía ni mover bien, el agua caliente se sentía bien, el hombre lo estaba tratando bien, muy bien...

—Sabes, te traje aquí, porque me recuerdas a alguien a quien conocí tiempo atrás - dijo el hombre secándolo con cuidado, podría decirse que con…cariño —Era un hombre muy fuerte, pero también terco, dispuesto a todo con tal de proteger a todos - le puso un pantalón, lo cubrió con una tela para secarse, lo sentó en la silla de nuevo, acto seguido sintió como su cabello era cortado, para después empezar a afeitar la espesa barba.

—Era un buen hombre, un gran comandante, y.… alguien muy importante para mí - su voz se notaba quebradiza mientras seguía afeitadle el vello facial —Si te preguntas donde está, pues, lo estoy buscando, quiero encontrar a ese hombre... el desapareció hace mucho tiempo y yo quería verlo de nuevo... - cuando termino, aquel hombre quien ya se había dado cuenta que era un elfo le hizo verse frente a un espejo, pero no, nada venía a su cabeza, noto al elfo mirarlo con... dolor.

—Fue mi culpa... yo lo llevé a eso, creí que era lo mejor... además que odiaba verlo así... - noto que aquel hombre estaba llorando —Jamás le dije lo que sentía... aunque creo que ahora.... ahora poder hacerlo.... –sintió su cuerpo acercase a el —Perdóname... perdóname... - se acercó suavemente a él, sintió algo suave presionar sus labios y algo punzante atravesar su corazón —Cullen te amo...

Poco a poco sintió como todo se volvía oscuro y la sangre caía de su boca, pero por un corto momento, reconoció a ese elfo, y estaba tranquilo, al fin sentía alivio.

***

Harding había mandado mensaje a Lavellan para decirle que habían encontrado al comandante, pidiendo lirio en la calles de Val Chevin, y fue inmediatamente, al verlo, sintió una punzada desgarrando su corazón, dolía mucho ver aquel hombre; por quien el elfo solía suspirar en silencio, tan destrozado, y todo por su culpa.

Quería ver si aun había forma de salvarlo, así que dio instrucciones de que lo esperasen en la posada. Tras bañarlo y cortarle el cabello y la barba, pudo ver a lo que ni siquiera era la sombra de quien fue en mejores tiempos el comandante de las fuerzas del Inquisidor, cuando reflejo su rostro en el espejo, esperaba que recordara algo... pero nada.

No había nada que hacer, debía dar paz a quien estaba sufriendo frente a él.

No sin antes pedir perdón, ya que la culpa lo carcomía, y darle un beso, apenas un roce, un ósculo que deseaba dárselo desde hace años, eso distraería a Cullen para poder clavar la daga en su corazón.

Sus lágrimas se mezclaban con la sangre, abrazó el cuerpo ya muerto de su amado comandante en tanto llegaban sus agentes a envolver el cuerpo, para luego ser enviado a Ferelden para hacer el funeral respectivo.

Lavellan mandó una carta a la hermana de Cullen, al fin tendría una tumba podría llorar a su hermano.

Y el también.

End.

 

Notas finales:

Espero que haya sido de su agrado.


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