Allí sentado frente a ese mar quieto, pacifico, tan diferente al estilo de vida que siempre había llevado, lanzo un suspiro de melancolía mientras recordaba como había empezado realmente todo aquello que había cambiado su perspectiva de vida para siempre
* * *
***FLASHBACK***
Era una mañana bastante anormal de lunes para el detective de Danny Williams. Se había levantado a las siete de la mañana porque al parecer su despertador se había averiado. Quiso bañarse pero el agua se había cortado. Como Steve aún no había regresado de su carrera matutina, a él le correspondía hacer el desayuno, por lo que se apresuró a bajar a la cocina. Ya tenía casi todo listo, cuando recordó que Steve le había prometido a Chin que le prestaría unas herramientas que había guardado en la cochera de la casa, pero como seguramente el comandante no lo recordaría, él la llevaría. Hizo los últimos ajustes del desayuno y fue por la caja que le daría a su compañero, fue entonces que recordó que hacía unos días mientras arreglaban el auto de Steve, este había puesto la caja en un lugar alto solo para molestarlo y habían olvidado bajarla
¡Maldición! pensó el rubio. No quería utilizar la escalera porque no estaba en buen estado y ya se lo había dicho a Steve, ¿y que hizo este? Lo ignoro el desconsiderado ese. Avaro. Ahora, pedirle ayuda a ese Neandertal y aceptar su derrota estaba fuera de discusión. Busco con la vista algo que le ayudase a trepar pero no había nada excepto la maldita escalera. Resignado la acerco y después de afirmarla lo mejor que pudo y comenzó a trepar. Estaba llegando al penúltimo escalón cuando sintió un crujido y…
Steve llegaba de correr sus cinco kilómetros diarios cuando un delicioso aroma invadió sus fosas nasales ni bien entro a la casa. Sonrió para sí mismo. Nunca pensó que intentar darle una mano a su amigo sería tan bueno para él. Si bien Danny no era precisamente la persona más saludable a la hora de comer, se esforzaba por prepárale inmejorables manjares cada día, y debía reconocer que a escondida del rubio, él a veces pecaba rompiendo la dieta, aunque claro, eso era culpa del detective. Iba subir a darse un baño cuando escucho un golpe seco que provenía de la parte lateral de la casa y varias cosas caer. En una carrera meteórica subió y volvió a bajar, esta vez con su arma. Sigilosamente se dirigió a la cochera y entro apuntando en todas direcciones. El gato del vecino que siempre se colaba en el lugar salió disparado como si su vida dependiera de ello. Steve iba respirar hondó y bajar el arma cuando escucho un quejido bajo.
- Auxilio – dijo débilmente la voz de Danny debajo de la escalera – Estoy aquí
- ¡Danno! – dijo Steve y corrió a remover las cosas – tranquiló. Ahora te saco – la escalera se había quebrado y Danny en su afán de evitar la caída se había sujetado del armario pero este había cedido y termino cayendo encima del detective. Afortunadamente el estante había chocado con el de al lado evitando que el rubio fuese aplastado completamente
- Tengo atorada la pierna – dijo este
- Tranquilo - insistió el comandante removiendo el estante –, ya está. ¿Puedes ponerte de pie?
- Ayúdame – dijo el rubio y el moreno así lo hizo – ¡Ay! – grito cargando todo su peso en su compañero – ¡no puedo! ¡no puedo!
- Siéntate – dijo Steve – siéntate – y lo ayudo a sentarse para poder examinarlo – llamare a una ambulancia. Te quebraste la pierna
- ¡Todo es tu culpa! – dijo el rubio
- ¿Perdón? – dijo el Marín sorprendido
- Te dije que esa escalera no servía – reprocho el más bajo – Pero claro cómo eres un tacaño de primera…
El comandante respiro hondo ya que no tenía nada que objetar a eso. Saco su celular y solícito una ambulancia, luego se sentó al lado del detective en completo silencio a escucharlo despotricar en su contra mientras pensaba que deberían nombrarlo santo por aguantar las rabietas de ese hombre.
Quince minutos después llegó la ambulancia y atendió al rubio que seguía gritándole cuatro verdades al comandante mientras lo colocaban en una camilla para trasladarlo al hospital. Steve lo acompaño y espero durante horas hasta que una enfermera salió para decirle que ya podía pasar a verlo. Danny miraba por la ventana con su pierna enyesada desde su cama cuando Steve entro a verlo.
- Cállate, no quiero hablar contigo – fue todo lo que el rubio dijo y Steve se sentó en completo silencio en el sofá, sabia de sobra que el mutismo del detective no duraría mucho, y así fue. Tres minutos después escuchó – ¿Solo dime porque no compraste otra maldita escalera o dejaste abajo la estúpida caja?
- En verdad lo olvide – dijo Steve apenado y acercando una silla a la cama – lo siento. No te preocupes yo pagare toda la cuenta
- No esperaba menos – dijo Danny – fue tu culpa
- Di que me perdonas – dijo Steve sonriendo
- No – replico Danny – y mejor vete. Dijiste que verías hoy a Catherine – Steve miro hacia un lado e hizo un gesto con los labios – ¿Qué paso? Y no me mientas
- Peleamos – dijo Steve respirando hondo
- Novedad – dijo Danny irónicamente – ¿Ahora que le hiciste? ¿Se negó a ir a explotar unas cuantas bombas contigo? ¿O te gano y por eso te molestaste? Ya se ¿No mataste un jabalí salvaje con tus manos para su aniversario?
- ¿Aniversario? – dijo Steve intrigado – ¿Qué aniversario?
- ¿Olvidaste tu aniversario, animal? – dijo Danny – no culpo a la teniente por mandarte al diablo
- Catherine no me mando al diablo – replico Steve por lo que Danny alzo las cejas –. Solo se molestó un poquito y dijo que lamentaba tu accidente.
- Muy considerada – dijo Danny sonriendo
- Y que quien se debió caer de la escalera fui yo – dijo Steve dejando caer los hombros – y no quebrarme la pierna sino el cuello
- Jamás creí que ella y yo tuviéramos tantas ideas en común – dijo Danny
- De verdad lo siento – suplico Steve
- ¿Ya te disculpaste? – dijo Danny
- Lo estoy haciendo – dijo Steve –. Sé que…
- Con ella Neandertal – grito Danny
- Ni siquiera lo recordaba hasta ahora – dijo Steve
- Ve a verla – dijo Danny –, pidió permiso para estar hoy contigo
- No te voy a dejar solo – replico el comandante – si Catherine se quiere enojar es su problema – Danny exhalo y miro hacia otro lado – ¿Qué pasa?
- Tengo un mal presentimiento – dijo Danny
- Hey, ¿Qué de malo te puede suceder? – dijo Steve acomodándose a su lado
- Tienes razón – dijo el rubio – lo peor que me pudo pasar ya paso
- ¿Hablas del accidente? – pregunto Steve intrigado
- No – dijo Danny sonriendo
- ¿Entonces? – pregunto Steve
- Ya eres mi mejor amigo – dijo el rubio acomodando su cabeza en el pecho del moreno para acoplarse mejor en la cama
- También te quiero – dijo Steve sonriendo
Hablaron hasta que el sueño los venció a ambos por lo que no supieron de la persona que entro a la habitación y se molestó al ver esa escena
Ya habían pasado tres días del accidente del detective en los que todos sus amigos lo habían visitado, pero sabía que algo no estaba bien, y es que aunque tanto él como Steve le habían llamado a Rachel para pedirle permiso para que Grace lo visitase, la niña no había ido. A ambos aquello le parecía extraño pero por ahora ninguno podía hacer nada. Esa tarde le habían dado de alta, por lo que a eso de las tres, Steve había pasado a recogerlo para llevarlo a casa
- Gracias hermano – dijo Danny cuando estacionaron en el garaje y Steve lo ayudo a bajar
- Te lo debo – dijo Steve sonriendo
- Eso no lo discutiré – dijo Danny
- ¿Tú negándote a pelear? – dijo Steve –, eso sí es nuevo
- Cállate animal – dijo Danny apoyándose en el Marín que solo sonrió
Danny opto por quedarse en la sala mirando televisión mientras Steve preparaba algo para comer. Dado que la culpabilidad de Steve estaba a flor de piel y él sabía sacar ventaja de la situación, consiguió que el Marín le preparase unas hamburguesas tal y como a él le gustaban. Quince minutos más tarde ambos hombres estaban sentados en el sofá de la sala comiendo hamburguesas mientras veían televisión. Steve había dicho que ese día ya no volvería al cuartel, por lo que la maratón de películas seria hasta el amanecer.
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