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Ya eran las dos de la mañana. El furor habia pasado y ahora estaba más tranquilo el ambiente. Aunque igual de animado. Sus amigos y compañeros de trabajo parloteaban mientras otros intentaban no quedarse dormidos. Una sonrisa surco en sus labios al ver a lo lejos a su novio sonreír mientras le seguía la conversación al novio de uno de sus amigos.
El joven pelinegro apoyado en el hombro de su novio parecía llorar y reír al mismo tiempo. Al parecer alguien habia tomado de más. Vio con detalle como el peli morado se acercaba y se disculpaba con kagami mientras se llevaba a su novio como un costal de papas. Al parecer serían los primeros en abandonar la fiesta.
Se alejó de la conversación a la cual no estaba poniendo atención desde un principio y fue por su novio. Se notaba un poco aburrido y un tanto incómodo.
—Ven vamos a dar una vuelta.
Su pelirrojo sonrió y dejo su vaso con jugo en una de las mesa.
Este año, el año nuevo lo habían celebrado en grande. Reservar un lugar a la orilla del mar junto a amigo y compañeros de su trabajo habia sido una buena decisión. Pudieron ver los fuegos artificiales en primera fila.
Su primer abrazo y mejores deseos se los habia dado a su amado, las palabras sobraron pero sabían que ambos deseaban lo mismo. Una vida siempre juntos era suficiente, con sus pros y contras pero siempre juntos.
Aomine apretó su mano y al notar que estaba fría se arrepintió de ello. Lo mejor sería ingresar a la casa o irse a la calidez del hogar que los esperaba.
—Está bien no hace tanto frio. La vista está muy bonita para desperdiciarla. —ambos seguían caminando por la arena. Daiki miro el mar y el reflejo del cielo en él, sin duda algo hermoso de admirar junto a su pareja en su primer día del año. Pero…
—No puedo permitir que te refríes —dijo queriendo hacerlo entrar en razón. El moreno se detuvo y lo miro atentamente a sus ojos rojizos. Sonrió queriendo hacer uso de su poder de convencimiento pero fallo al notar la sonrisa hermosa de su pareja.
—¿No quieres sentarte y mirar el primer amanecer a mi lado? — estaba siendo obstinado. Su petición era irresponsable, pero le gustaba más ver la preocupación y cuidados de su amante.
Aomine sonrió, se sentó en la arena y situó a su pareja en frente para mirar ambos esa luna en su punto más alto.
—Tentador pero no, solo un momento — dijo dando un beso tierno en su hombro al momento que rodeaba su cuerpo. Sus manos se abrasaron con cariño y cuidado alrededor de su estómago.
Kagami sonrió y apoyo su cabeza en el hombro de Daiki.
—Sera un buen año
—Claro que sí, este año te tendré a mi lado desde el primer día—Aomine lo apreso más a su cuerpo al sentir una suave pero fría brisa en su rostro.
—¿A qué te refieres? — preguntó al notar que su comentario parecía tener más de un significado.
—Quiero que vivas conmigo— Kagami se separó y se ladeo un poco para ver su novio con rareza. ¿Acaso se habia vuelto loco? —hablo en serio.
—¿No crees que es muy pronto?
—¿Pronto? Llevamos siente meses saliendo, voy bastante en serio — su mirada se enserio un poco molesto.
—No te enojes, también soy serio, deberías saberlo. Te moleste hasta que me prestaste atención, así que no te atrevas a insinuar que no soy serio con respecto a ti.
La sonrisa de Aomine volvió aparecer, era muy cierto, su novio 11 años menor se le habia cruzado en su camino hasta que le fue imposible ignorarlo. Rechazarlo de la manera dulce hasta la más cruel parecía no causarle efectos. Él solo quería una oportunidad. Una oportunidad que su joven pareja supo aprovechar muy bien porque ahora no se imaginaba una vida sin él. Las razones de que fuera menor y para peor hombre dejaron de importarle de un día para otro.
—¿Entonces?
Kagami, estaba feliz, no podía negarlo. Pero seguía pensando que era muy pronto. Tampoco era tan sencillo para él, recién este año comenzaría su primer año de universidad. Y tenía un trabajo a medio tiempo que usaba para los gastos de comida u otras cosas necesarias como costear el agua y la luz. No se preocupaba por arriendo pues su padre le habia dado un departamento cuando quiso quedarse en Japón. Si se iba a vivir con Daiki tendría que informárselo a su padre.
Daiki al ver que su pareja pensaba rápidamente lo abrazo con fuerza.
—De verdad quiero que vivas conmigo, no voy a privarte de nada, hablare con tu padre si es eso lo que te preocupa… —lo alejo un poco — te lo dije, voy en serio. Pienso hablar seriamente con tu padre.
Kagami le correspondió el abrazo y dejo de pensar.
—No estará feliz
—Me lo imagino, su hijo fue robado por un viejo como yo, quizás quiera matarme.
—No eres viejo —kagami vio directo a sus ojos y beso sus labios, ambos comenzaron a darse un beso profundo y lleno de cariño. — y no creo que lo tome tan mal — lo que lo asustaba era que a su padre le sorprendiera más el hecho que Daiki fuera mayor a que fuera otro hombre.
—Eso lo veremos, por ahora solo quiero saber si vivirás conmigo
El rostro de kagami fue alzado entre sus manos, sus mejillas se encontraban frías y su nariz estaba roja y de su boca se podía ver su aliento volverse vapor. Aomine beso sus labios sintiéndolos fríos también nuevamente.
Cuando termino de besarlo vio esos ojos cristalizados y una sonrisa maravillosa en su rostro mientras asentía. Volvió a juntar sus labios de manera casta, luego besos sus mejillas y mordió juguetonamente su nariz.
—¡Vamos entonces! — dijo alzando la voz y ayudando a levantar a su pareja de la arena.
—¿A dónde?
—A inaugurar nuestro nidito de amor —Daiki lo atrajo de su mano y beso su frente.
—¿Inaugurar?
—Ya sabes… nuestra cama — le susurro lo último a oído, causando un lindo sonrojo y un ceño fruncido.
Eso era un descaro del porte de un país, la cama de Aomine tanto como la propia ya la habían inaugurado hace bastante y varias veces. Aomine se carcajeo por el reproche en su mirada.
—No es lo mismo — dijo serio pero con una sonrisa tranquila en su rostro — Será nuestro primer día del año juntos. Nos amaremos hasta el amanecer —le decía acariciando su mejilla — en el lugar que compartiremos desde el día de hoy y para siempre ¿notas la diferencia?
—¿Estas romántico no? — el moreno rio
—Solo por hoy, es un día especial para mí y mi chico.
Ahora fue el turno de kagami de reír, se soltó de su abrazo y tomo de su mano. Tenía razón era un día especial. No habia esperado Que Aomine le pidiera algo así, sobre todo pensando en lo difícil que le habia resultado que el moreno lo aceptara. Pero como siempre su amante no dejaba de sorprenderlo.
—¿En qué piensas? — preguntó Aomine al percatarse de su sonrisa, ambos caminaban de regreso por la orilla de la playa.
—Solo estoy feliz
Aomine sonrió y se posiciono detrás de él, costo un poco pero ya dado unos cinco pasos lograron sincronizarse para caminar de esa manera abrazados. Ambos con la esperanza de llegar pronto a casa.
Porque Aomine tenía razón, ir a su departamento ahora estaba acompañado de otra sensación. Ahora todo sería diferente. Ambos deseaban desde el fondo de su corazón que dicha felicidad los acompañara por lo que quedara de vida
Y como lo habían deseado…
con lo bueno y lo malo,
pero siempre juntos.
Fin