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Sábado, 4 de noviembre por RingogoShiroyama

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Notas del capitulo:

Resumen:

Seunghyun llega a casa pasada la media noche, después de haber trabajado todo el día hasta tarde. Al día siguiente despierta muy cansado, pero Jiyong le da una dulce sorpresa.

Seunghyun abrió los ojos para encontrarse de lleno con la puerta de su casa.

Había estado parado frente a ella por los últimos cinco minutos, con los ojos cerrados. Estaba tan cansado que había contemplado el quedarse a dormir ahí, de pie, pero ya era pasada la media noche y seguramente Jiyong se estaría preguntando dónde estaba.

Jiyong.

Seunghyun sonrió cerrando los ojos de nuevo. Su Jiyongie, esperándolo del otro lado de la puerta. Aún no se acostumbraba a esa sensación de felicidad que inundaba su cuerpo cada vez que su cerebro le recordaba que vivía en la misma casa que Jiyong. Abrió los ojos una vez más y miró hacia su lado derecho. Ahí estaba la bicicleta de su Jiyong, encadenada a la reja de la casa. Ninguno de los dos tenía automóvil, pues la casa en la que ahora vivían les había salido un poco cara, y no les alcanzaba para tener un carro. Pero a ninguno le importaba. Jiyong tenía su bicicleta y Seunghyun sus pies, así que estaban bien con eso.

Volvió a cerrar los ojos, soltando un suspiro de felicidad. Su vida era completamente perfecta al lado de Jiyong. El estar metido casi todo el día en esa oficina valía la pena solo por saber que en la noche iba a volver a estar en los brazos de su lindo Jiyongie. Y estaba seguro de que el menor tenía esa misma clase de pensamientos, pues él trabajaba en una librería de tiempo completo, así que el único tiempo que tenían para verse era en las mañanas y en las noches, además de los fines de semana y días libres. Pero Seunghyun era feliz con eso. Estaban ahorrando para poder tener una buena vida en el futuro, juntos, y eso era más que suficiente para motivarlo todos los días. Sin olvidar los besos de su lindo Yongie por supuesto.

De repente una brisa de aire frío dio de lleno en la cara de Seunghyun, causando que abriera los ojos de golpe. De nuevo se había quedado pensando parado frente a la puerta. Si se quedaba ahí a esa hora y sin la ropa adecuada probablemente tendría un resfriado. Con pereza Seunghyun metió la mano a su bolsillo y sacó las llaves. Abrió la puerta, entró a su casa y cerró detrás de él.

Dio unos cuantos pasos y de inmediato escuchó una canción conocida que venía del cuarto que compartía con Jiyong. Seunghyun sonrió. Su Jiyongie de verdad estaba despierto esperándolo, y viendo una de sus películas favoritas. Seunghyun reconocería esa canción donde fuera, gracias a las mil veces que Jiyong lo había obligado a ver la película con él. No había duda de que estaba viendo Harry Potter.

Dejó su maletín y su saco en el sofá y caminó silenciosamente hacia el cuarto. Subió las escaleras lo más despacio posible para no hacer ruido, y lentamente asomó su cabeza por la puerta de la habitación. El televisor estaba prendido y, sentado en la cama, Jiyong veía la pantalla con los ojos medio cerrados.

-          ¿Jiyongie? –Seunghyun se acercó a la cama y se sentó justo en el momento en el que Jiyong enfocaba su vista en él.

-          ¡Seunghyun! –El menor saltó sobre él y lo abrazó. Seunghyun sonrió y lo sostuvo por la cintura– ¿Dónde estabas? ¿Por qué llegaste tan tarde hoy? –Los ojos de Jiyong luchaban por no cerrarse y sus labios tenían un adorable puchero.

-          Salí tarde del trabajo amor –Seunghyun acarició suavemente el cabello de Jiyong–. Gracias por esperarme pero te ves muy cansado ahora mismo. Hay que dormir ya, ¿de acuerdo?

-          Está bien… –Jiyong cerró los ojos y en un segundo comenzó a quedarse dormido.

Seunghyun sonrió con ternura al verlo. Con cuidado lo alejó de su cuerpo y se fijó en su ropa. Jiyong ya tenía puesto su pijama, eso facilitaba mucho las cosas. Lo acomodó debajo de las sábanas y lo arropó en su lado de la cama, para luego ir a alistarse para dormir. Una vez se cepilló los dientes y tuvo puesta su pijama, apagó el televisor y se metió en la cama al lado de Jiyong, abrazándolo y quedándose dormido casi al instante.

 

Cuando Seunghyun se despertó, Jiyong no estaba a su lado.

Mientras se desperezaba recordó que era sábado, y sus ganas de quedarse acostado otros cinco minutos se esfumaron por completo. Los sábados y domingos eran los días que podía pasar con su Jiyong. No iba a desperdiciarlos por nada en el mundo.

Se levantó de la cama y dio un gran bostezo. A juzgar por la luz de la habitación, seguramente todavía no era medio día. Arrastrando los pies, Seunghyun salió y bajó hasta la sala. Se sentía cansado del día anterior. Su jefe realmente lo había hecho quedarse hasta muy tarde, pero al menos le había prometido pagarle esas horas extra.

-          ¿Jiyongie? ¿Dónde estás? –Seunghyun llamó y siguió arrastrando los pies hasta llegar a la cocina.

Estaba vacía, igual que el resto de la casa. Al parecer Jiyong había salido. Los labios de Seunghyun formaron un puchero. ¿Por qué su Yongie lo había abandonado en sábado? Eran los días que tenían para estar juntos, ¿cierto?

De repente una loca idea cruzó la mente de Seunghyun.

-          Oh no –Sus ojos se abrieron como platos y salió corriendo a buscar su teléfono celular– ¡¿Será que hoy no es sábado?! P-pero… ¡Jiyong siempre me despierta si me quedo dormido! ¡Y yo lo despierto a él! ¡No puede haberme traicionado de esta manera!

Seunghyun llegó a su habitación y tomó el teléfono entre sus manos, desbloqueándolo y mirando la pantalla fijamente.

Sábado, 4 de noviembre.

El pánico que había crecido en su interior desapareció al instante. Era sábado. ¿Entonces dónde estaba Jiyong? ¿Por qué se había ido tan temprano? Apenas eran las 8 AM.

-          Jiyongieeee.

Seunghyun soltó un quejido y se dejó caer en la cama, cerrando los ojos. Su cuerpo estaba muy cansado. Si Jiyong hubiera estado en la casa, lo habría obligado a acostarse de nuevo con él para dormir abrazados un rato más.

Lentamente el sueño fue ganándole. Todavía no estaba dormido, pero tampoco estaba completamente despierto. Podía escuchar el silencio de la casa, recordándole que su hermoso novio lo había abandonado. ¿Por qué se había ido? Si quería salir podría haberlo despertado y hubieran ido los dos juntos. A Seunghyun no le importaba, con tal de pasar el día junto a Jiyong soportaría valientemente el cansancio de su cuerpo.

Pasaron unos diez minutos en los que Seunghyun continuó viajando entre la consciencia y la inconsciencia, hasta que el sonido de la puerta de la casa cerrándose lo hizo reaccionar. Se levantó con los ojos cerrados y volvió a caminar fuera de la habitación arrastrando los pies.

-          ¿Jiyongie? ¿Eres tú? –Dijo mientras bajaba las escaleras, aun con los ojos cerrados y agarrándose de la pared para no caerse.

-          ¿Seunghyunnie? –La voz de Jiyong llegó hasta los oídos del mayor, causando que abriera los ojos justo en el momento en el que terminaba de bajar las escaleras.

Jiyong estaba parado en la entrada de la cocina, con una cajita mediana en las manos. Seunghyun parpadeó y ladeo la cabeza, mirando la cajita y sin decir nada más. Su cerebro estaba intentando saber qué era lo que había ahí dentro, pero las palabras no salían de su boca. Sentía que si cerraba los ojos una vez más iba a caer dormido en la mitad de la sala.

-          ¿Seunghyun? ¿Te sientes bien? –Jiyong habló con un tono de voz algo preocupado. Seunghyun levantó la mirada y vio que su novio lo estaba observando como si creyera que se podía desmayar en cualquier momento.

-          Claro. Solo tengo sueño. Mucho sueño. Pero no importa, dime qué hay en esa caja. ¿Por qué saliste tan temprano en sábado? Me hubieras despertado para ir juntos.

Jiyong ladeo la cabeza y frunció el ceño, pero esa expresión solo duró un segundo, pues de repente sus labios formaron una de esas sonrisas que le encantaban a Seunghyun.

-          Mírate Seunghyunnie. Estás tan cansado que ni si quiera sabes qué día es hoy. Mi pobre bebé –Jiyong se acercó sonriendo y le apretó la mejilla.

-          ¿Ah? –Seunghyun levantó una ceja– Claro que lo sé. Hoy es sábado, lo revisé en mi teléfono. Dime qué traes ahí.

-          Oh, esto –De repente la sonrisa de Jiyong desapareció. Bajó la mirada y llevó sus ojos hasta la cajita en sus manos–. Lamento no haber podido comprar algo más grande. En realidad ayer no me dio tiempo y quería que fuera una sorpresa cuando te despertaras, además… los pasteles eran algo… caros –Lo último había salido en un susurro, pero Seunghyun lo había escuchado perfectamente–. Feliz cumpleaños, Seunghyunnie.

Jiyong abrió la caja, dejando ver un panqué de tamaño mediano, esponjoso y muy apetecible a la vista. Los ojos del mayor se ampliaron. Era verdad. Ese día era su cumpleaños. ¿Cómo es que no se había dado cuenta al ver la fecha en su teléfono?

-          Yo… –La voz de Jiyong interrumpió sus pensamientos– te compré esto también. Es por eso que no me alcanzó para el pastel…

De la nada Jiyong le extendió una bolsita de regalo en una mano, mientras con la otra seguía sosteniendo la cajita del panqué. Y su mirada seguía clavada en el piso.

Seunghyun sonrió tiernamente y tomó la bolsa, para luego dejarla con cuidado en el piso y tener las manos libres para acunar el rostro de Jiyong.

-          Jiyongie –Los ojos de ambos se encontraron y Seunghyun sintió que su corazón explotaba de amor una vez más por el chico que tenía frente a él–. No necesito que compres un pastel caro. Este panqué es más que perfecto, porque está lleno de tu amor –Las mejillas de Jiyong se volvieron rojas, pero sus labios formaron una enorme sonrisa–. Gracias Jiyongie.

Seunghyun soltó el rostro del menor para tomar el panqué, caminar hasta la mesa y dejarlo encima. Podrían disfrutarlo juntos en un rato más. En ese momento lo único que Seunghyun quería probar eran los dulces labios de su Jiyong.

 

Notas finales:

Espero les haya gustado! :)

 


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