“Italia”
por Yuki
In memoriam R.R.
Los rayos de sol entran por la ventana de vidrios sucios, apenas iluminando el interior del pequeño cuarto de hotel. En la cama, enredado en andrajosas sabanas se encuentra un hombre dormido. Su compañía, reposaba a un costado de la ventana perdiendo la mirada en la calle, en la nada. Silencioso se llevaba el cigarrillo a los labios, y de vez en cuando, acomodaba su largo cabello azabache que descansaba trenzado sobre uno de sus hombros.
El muchacho recorre el cuarto con la vista deteniéndose en el hombre...
“Por lo menos antes me llevaba a lugares bonitos... me da asco, sólo esta ahí tirado, ¡y no hace nada más!”
Cierra lentamente los ojos, lamentándose el cambio, recordando aquellos buenos tiempos en los que solía amarlo, y en los que él solía ser tan amable.« - Bueno, mi amor, ¿qué queres hacer hoy? – preguntaba el hombre tomándolo suavemente por la cintura.
- Podemos... ¿ir al cine?
- Esta bien – afirmaba sonriente mientras le acariciaba un costado al pequeño que apenado había bajado la cabeza - ¿qué queres ir a ver?
- Lo que vos quieras
- Entonces podemos ir a ver... – sonreía con complicidad – Ah! Ya sé! Esa nueva de aventura, ¿qué te parece?
El muchacho sonrojado levanta la vista para encontrarse con la sonrisa de sus amante, asiente feliz mientras le llena de pequeños besitos toda la cara... »
Todo esta igual en el cuarto, lo único que se ha movido fue el hombre sobre la cama que en sueños tantea a los lados para encontrar al moreno que sigue sentado frente a la ventana inmóvil, tratando de mirar a través de toda esa selva de concreto hasta llegar al lugar donde lo espera aquella persona. Suavemente suspira, cerrando fuertemente los ojos...
“Italia tenía razón, no me tendría que haber quedado con él, y la trate tan mal, es mi culpa, perdón, perdón... Italia”Una lágrima se asoma de sus grises ojos, surca su mejilla y aterriza en la desgastada tela de los jeans, aquellos que ya conocen esas lágrimas y tantas otras, aquellos que presenciaron tantas peleas y reconciliaciones, no como esa habitación de hotel.
“Él sólo me trata como a una puta barata, siempre alardeando con sus amigos de lo bien que se siente acostarse conmigo ¿quién se cree que es?... Imbécil, ya estoy harto de esperar, ¿cuánto piensa dormir? No tomo tanto.... me quiero ir...”
« - ¿A dónde....
- A un bar – corto repentinamente.
- ¿Por acá? – pregunto el muchachito al ver por la ventana del auto lo fea que era la zona.
- Si – afirmo tajante demostrando su decisión.
El motor cesó su andar frente a un antro con un letrero en neón rojo que rezaba “Passion”, y el muchacho se percato de que muchos de los bares que estaban por esa zona tenían nombres parecidos, como si quisieran demostrar algo que adentro no esta, o que simplemente en esa zona no se encuentra... o tal vez en ninguna...
El hombre bajó del auto y se dirigió a la entrada, volteándose al ver que su acompañante aún no había bajado.
- ¿No pensas bajar? – pregunto entre dientes, aunque era más una orden.
Como respuesta el joven se acelero a abrir la puerta y salir del auto sintiéndose inseguro e incomodo.
- Entremos – animo con una sonrisa nerviosa, logrando que el hombre lo ignorara y se adentrara primero en el bar.
Era el bar más horrible que había visto en su vida, lo único que había ahí eran almas desperdiciadas de gente a la cual no le interesaba seguir viviendo o simplemente al día siguiente no despertar.
Se acercaron a la barra y el mayor pidió dos cervezas, y el pudo aprovechar el momento para observar a la clientela. Había un grupo de hombres en los asientos a una izquierda de la barra que estaban drogándose, pero su mayor sorpresa fue al descubrir en un rincón a una pareja teniendo sexo, desvió rápidamente la mirada y la dirigió a unos hombres que parecían tratar de convencer a unas prostitutas de irse con ellos. Pero había sido tarde, el mayor lo había descubierto.
- ¿Queres que te lo haga igual? – pregunto desafiante rozando con su miembro el trasero del morocho.
Lo aparto rápidamente de sí de un empujón haciendo que el mayor se derramara medio vaso de cerveza encima. Tomo el vaso que estaba destinado para él y lo bebió, para acto seguido sacar de uno de los bolsillos del jean un cigarrillo y encenderlo, llevándoselo a los delicados labios ante la atónita mirada de su amante y de algunas personas que habían presenciado la escena. Entonces el hombre lo miró detenidamente por unos momentos, y el muchacho comprendió que se estaba aguantando la furia y las ganas de destruirlo, y cayó en cuenta de lo que había hecho.
- ¿Cómo me conoces, eh? – le guiñó un ojo, luego le quitó el cigarrillo de los labios para darle una calada y arrojarlo lejos – sabes que eso me excita
El mayor lo tomó de la cintura y lo apoyo contra sí hasta el punto de hacerle daño. Buscó sus labios y los besó con tanta rudeza que lo hizo sangrar. El morocho luchaba por soltarse. La escena transcurría ante los espectadores que ya no les prestaban atención porque tomaban ese comportamiento como normal.
- Ahora ya nos vamos – dijo el hombre mostrando una falsa sonrisa a los que estaban más cerca.
Lo agarró de la muñeca apretando hasta que sus nudillos se volvieron blancos, mientras que el otro luchaba por soltarse, y lo condujo hacia el auto. »
El sol recortaba las finas facciones de su rostro, deteniéndose a jugar en su nariz y a acariciar sus párpados cerrados. Recordaba todos los momentos que había pasado con Italia, cuando sus padres se aburrían de él y lo dejaban sólo. Entonces él escapaba a la casa de Italia, porque de ella también se habían aburrido, pero él nunca lo haría. Llego a su memoria el día que le dijo a Italia que le gustaban los hombres, y ella con una sonrisa había respondido “¿Enserio? Que coincidencia, a mi también” entonces habían reído. Recordó finalmente todos los cumpleaños que habían pasado juntos, aquellos en los que ella le preparaba una enorme torta de chocolate, tal y como a él le gustaban...
- Italia... – susurro sonriendo amargamente.
« Lo subió al auto tironeándole del brazo, para luego retirar la mano dejando una visible marca rojiza.
Frenó frente a un hotel y bajo del auto obligándolo a bajar también. Lo volvió a tomar de la muñeca logrando nuevamente que el muchacho se resistiera. Entraron y se dirigieron al mostrador para pedir un cuarto. Un anciano los atendió con aburrimiento.
- ¿Puedo ayudarlos?
- Si, queremos una habitación, es que la muñequita ya no aguanta más – afirmó sonriendo mientras que con la mano libre le tocaba el trasero – los hombres son más baratos, usted sabe...
El anciano asintió sonriendo mientras le entregaba la llave. Una vez que escaparon de su mirada volvió a ejercer fuerza sobre el menor arrastrándolo hasta la habitación.
Abrió la puerta de un golpe y lo obligó a entrar, cerrando con llave, para luego guardarla en uno de sus bolsillos. El muchacho luchaba por salir.
- Me quiero ir – rogó con un hilo de voz.
- No te vas a ir a ningún lado – afirmaba mientras le sonreía con ira y deseo.
Lo empujo sobre la cama y se posiciono sobre él para lograr quitarle los jeans, dejándolo sólo con la musculosa blanca y los boxers. El muchacho hizo un intento por recuperar los pantalones, pero estos habían sido arrojados fuera de su alcance. Su amante comenzó a besarlo mientras que una de sus manos se dirigió a la entrepierna del chico, y presionó con fuerza extrayendo de los torturados labios un gemido de dolor que se ahogo en la boca del otro.
- Basta – rogaba mientras era desprovisto de su musculosa.
Con la musculosa le ató las manos a la cabecera de la cama lo que aumento su desesperación y miedo, trato de forcejear pero lo único que logro fue lastimarse.
Con furia comenzó a morder los pezones del menor, raspando con la barba crecida la blanca piel del pecho, arrancando gemidos de dolor de los hinchados labios.
Le quitó el boxer y se alejo del chico, dejándole ver aquella expresión que tanto lo había atemorizado, lo escucho murmurar algo como “hermoso”. Se acurrucó y dejo escapar unas lágrimas mientras que él otro se quitaba la ropa y extraía del pantalón una caja de cigarrillos y el encendedor y los dejaba sobre la mesita de luz.
El menor sintió de nuevo el peso del hombre sobre la cama y al levantar la vista se encontró con la húmeda erección del mayor y con sus sonrisa sádica. Repentinamente le abrió las piernas, ante la sorpresa y el temor reflejados en los grises ojos.
- No, no... no... ¡Basta! – Sollozaba.
Lo penetro sin preparación arrancando un fuerte grito que partió el cielo, pero a pesar de ello, nadie llego a ayudarlo, a pesar que desde afuera se podía oír que lo que sucedía dentro del cuarto no era precisamente una gran expresión de amor.
El joven lloraba sintiendo como lo desgarraba el mayor que resollaba sobre él como un cerdo, gritando y gimiendo, jugando con sus nalgas, mientras que él no sentía placer alguno observaba como el mayor lo masturbaba dañándolo.
Acabó dentro de él y en menos de un segundo ya estaba erecto de nuevo y comenzaba nuevas embestidas más rápidas que las anteriores y más profundas, pero antes de venirse salió de él brindándole alivio momentáneo, que provoco que el muchacho gritará, lo que aprovecho el mayor para introducir su miembro en la boca del morocho y hacerle tragar toda su semilla. Reía al verlo llorar.
Lo penetro por tercera vez, asegurando que era tan estrecho que dentro de él podría alcanzar las nubes, y en medio del placer arañó toda la parte interna de los muslos del menor. Rogó por última vez que lo dejara, y entonces el hombre se hizo a un lado y tomo los cigarrillos de la mesita de luz, encendió uno y lo apago sobre el vientre del muchacho, entonces fue cuando su cerebro decidió que había sido suficiente y se desmayo, dejando su cuerpo a merced de aquel hombre. »
De todas las heridas que le había echo aquella noche ninguna le dolía más que la de su corazón, cuando lo había conocido había pensado que él era el indicado, y cuando le correspondió conoció por primera vez la felicidad. Después de eso se lo fue a presentar a Italia, estaba tan feliz, pero antes de irse, Italia le había dicho que él no era el indicado y que lo lastimaría, entonces el irracionalmente le había gritado y se había ido, desde ese entonces no había regresado nunca a verla.
“ Italia tenía razón... le tengo que pedir perdón. ¿Cuándo fue que todo se arruino?”Por más que pensara el motivo, la razón, el momento, no sabía porque todo se había tornado de esa forma. Recordaba haber huido de la casa de sus padres tras haber tenido una fuerte pelea, y les había jurado nunca regresar. No podía ir a la casa de Italia después de haberle dicho que se iría con “aquel hombre”. En su cabecita, la única solución había sido ir a verlo a él.
« Apareció en la puerta de su departamento y golpeó un par de veces desesperado y entonces vio asomar a su novio tras la puerta que lo miraba perplejo.
- ¿Qué pa...
Pero antes de que pudiera terminar la frase él se le había abalanzado llorando. El mayor intentaba tranquilizarlo para que le explicara la situación... »
Un gemido procedente de la cama lo extrajo de sus pensamientos obligándolo a mirar al culpable. Se levanto rápidamente haciéndole caso omiso al dolor de sus heridas y se dirigió al montículo de ropa del mayor y extrajo de esta el objeto deseado. Luego se dirigió a los pies de la cama ocultado la adquisición entre sus ropas.
- ¿Ya estas despierto? – como respuesta obtuvo un gruñido de disconformidad – Me quiero ir – afirmo el menor con una sonrisa.
- Andate, no molestes
El muchacho permaneció mirándolo unos instantes antes de voltear su vista nuevamente a la ventana.
- Andate – repitió de forma despectiva - ¿Qué hora es? – pero como respuesta sólo obtuvo el silencio de su pareja.
- ¿Cuándo fue que esto se volvió así? ¿Cuándo fue que llegamos a esto? – su voz se iba quebrando con el trascurso de cada palabra – Éramos felices antes... – pero lo interrumpió la colérica voz del hombre.
- ¡Cuando empecé a trabajar 24 horas para mantenerte! Mientras que vos te quedabas tirado en casa todo el día sin hacer nada – gritaba al tiempo que se incorporaba sobre sus ante brazos.
- Si me lo hubieras dicho habría empezado a trabajar – las lágrimas hacían acto de presencia en sus ojos.
- ¡NO! ¡Quería que tuvieras lo mejor! Mi vida es un asco por tu culpa, si por lo menos te hubieras quedado con tus papás no tendríamos problemas con la plata...
- Basta... – imploraba tapándose los oídos.
- ¡Nunca fuimos felices porque nunca te quise! Pobre idiota – se sonreía mientras veía como el muchacho sollozaba a los pies de la cama.
- ¡Basta! – las lágrimas rodaban por sus mejillas y caían en la tela del jean humedeciéndolo.
- Y espero que ya te estés preparando, porque lo que paso acá fue sólo un entrenamiento para lo que va a venir después – afirmo riéndose. Mientras que los labios del menor formulaban la palabra “mentira” – fue tan fácil tenerte y hacer que abandonaras todo.
Entonces a su mente llego el recuerdo de Italia, la había abandonado por la voluntad del hombre al cual odiaba.
- ¡NO! ¡BASTA!
Y eso fue lo último que escucho el hombre, porque acto seguido extrajo de entre sus ropas el objeto que había robado, era un revólver. Salto sobre la cama y apunto a la cabeza del mayor que lo miró asustado, pero antes de que pudiera hacer algo el joven presionó el gatillo y tres balazos dieron fin a su vida.
No hubo tiempo para pensar en lo hecho, guardo el arma y salió corriendo dejando en el hotel el cuerpo del hombre que más había amado. Corrió hacia la casa de cercos blancos mientras que las lágrimas bañaban sus mejillas. De camino desecho el arma y al llegar irrumpió en la casa encontrando a la persona que buscaba sentada en el jardín trasero.
- Italia – las lágrimas se apoderaron de nuevo de sus ya irritados ojos - Perdón
Observó a la mujer que con una sonrisa extendió los brazos hacia los cuales él corrió como un niño pequeño. Se fundieron en un fuerte abrazo que lavó todos los pecados cometidos. La mujer lo separo lentamente besando sus mejillas y limpiando sus lágrimas, decidió que era un mal momento para preguntar que era lo que había ocurrido.
- Mi amor... – decía mientras lo acariciaba – ¿A qué viniste hoy? – preguntaba mientras le sonreía como solía hacer antes de que todo aquello ocurriera.
- A que me cortes el pelo, Abuela – dijo sonriente besando la frente de la anciana.
Se sentó mientras esperaba que la anciana trajera las tijeras. El pensamiento de que todo estaba igual a como él lo había dejado lo ponía feliz.
Vio a la mujer aparecer por la puerta trasera de la casa con un delantal y la tijera en sus manos.
- ¿Puedo preguntar porque te queres cortar el pelo? – pregunto sonriendo acariciando el largo y sedoso cabello. Y le colocó el delantal para que el cabello cortado no se le metiera entre las ropas.
- Para empezar una vida nueva....
FIN
Yuki_1
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¿Qué les pareció? Personalmente a mi no me gusto, y no se si esta bien que se lo dedique a mi abuelo.
El nombre Italia fue en realidad el nombre de una de las hermanas de mi abuelo ^^ lo descubrí haciendo un árbol genealógico hace mucho y desde ese momento que me gusto.
Este es mi segundo lemon... ya le perdi el miedo XD.
Mi redacción esta especialmente mala últimamente... sin mencionar mi ortografía o.o. Yo se que me quedo muy confuso, pero espero que algo hayan entendido XD.Si se preguntan por la edad del chico, bueno, tiene 17, tenia 16 cuando conocio al hombre (sin nombre XD).
Bueno, en mi cuarto hacen unos 1300º C y me estoy friendo, así que me despido para huir a un lugar mejor bajo el ventilador ;)...CHAU!!!!!!!!
¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!! ¡¡¡FELIZ AÑO NUEVO!!! ¡¡¡FELIZ REYES!!!
Espero que la pasen bien y que este año sea mejor que los otros ^^...