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Sangre de Dragón por vorono

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Notas del fanfic:

KatsuDeku

Los personajes no son de mi propiedad

Au Ending 2 Bnha

 

Notas del capitulo:

Espero que sea de su agrado.

El Primer Dragón

Hay una leyenda que se cuenta de generación en generación entre las familias de los reinos.

Hace muchos siglos, un niño se encontraba sentado a la orilla de un pequeño lago a las afueras del antiguo Reino Rojo, el pequeño lloraba por la muerte de sus padres quienes habían sido asesinados dentro de la ciudad.

Una ciudad llena de lujuria y envidia, contaminada por un rey enfermo que mataba por diversión.

Una mujer de fuerte carácter de firmes músculos y poseedora de unos extravagantes ojos color rubí, rechazó al rey en matrimonio, anunciando su embarazo y su eterno amor por otro hombre, un plebeyo, el rey silencio y dejó que la mujer tuviera a su hijo y una vida feliz dentro de su ciudad, pero, pasaron los meses y el hijo nació, trayendo consigo las mismas facciones que su madre, el rey lo amo apenas sus ojos se posaron en él.

Los años pasaron y el niño cumplió sus diez amaneceres, el rey lo proclamó como suyo, pero su madre se opuso fervientemente.

La madre fue asesinada por los guardianes del rey, falsamente acusada de haber tenido relaciones íntimas con un demonio y haber engendrado a tal belleza inhumana, y el padre fue ahorcado por haber aceptado el hijo de un demonio.

Una vez asesinados los padres, todos los guardias y pueblerinos buscaron al niño, pero este había huido a las afueras de la ciudad.

Ahora el niño lloraba la muerte de sus padres con gran pesar, recordando cada detalle de lo sucedido.

.
.
.

La luna blanca y llena de luz le observaba, y curiosa preguntó:

~
¿Por qué lloras pequeño?
¿Acaso mi luz no es suficiente para tu felicidad?
~

El pequeño niño alzó su mirada
y unos hermosos ojos rubí contemplaron a la luna.

~
Eres muy bonita, pero mi dolor no cesará jamás, pues han asesinado a mis padres y yo nada pude hacer.
...
Ni siquiera darles sepultura.
~

La luna pudo sentir el dolor del niño en su interior, tal belleza dominada por la tristeza y crueldad humana, la luna sabía lo que el niño era, la luna amaba al pequeño, sus hermosos ojos rubís le decían quién era, le decían que ella le pertenecía.

Entonces ella lloró junto al niño y dejó caer dos lágrimas a la tierra, dos lágrimas que descendieron al costado del niño quien al posar sus manos en ellas estás se convirtieron en huevos.

~
Dos de mis lágrimas son para ti, cuídalas, pues de ellas nacerán nuestros hijos, serán tú compañía, te amaran, respetarán y te cuidaran.
...
Cuando tu padre aparezca en el horizonte, yo me abre ido y mis hijos nacerán de su cálida luz.

No llores, pues ya nunca más estarás solo
...
Te amo.
~

Pronto amaneció y el niño no dejó de mirar a la luna hasta que desapareció, el sol padre iluminó su espalda entregándole un cálido abrazo, el chico se volteó y los huevos recibieron su primera luz, quebrándose y dándole vida a los seres llamados dragones.

El niño creció hasta convertirse en hombre, fuerte y robusto, de ancho pecho y firmes huesos, de personalidad fría y tranquila, cruel, pero justiciera, ya entrenado y con sus dos dragones adultos y fuertes como él, montaron vuelo, para dejar huellas en la historia de los reinos.

El rey quien desde su castillo observaba como dos enormes bestias quemaban su ciudad trayendo consigo la extirpación de su sangre se sentó en su trono y ordenó a sus caballeros ir a matar a los dragones, pero antes de que tomarán sus espadas las puertas del gran salón habían sido abiertas y el fuego entró juntos con un hombre cuya belleza e imponencia hizo al rey caer en su trono estupefacto y volver a despertar toda clase de deseos lujuriosos en él.

~
No vayan por los dragones,
lo quiero a él.
¡Tráiganmelo!
~

Gritó con su mano temblorosa, apuntando al hombre, los caballeros de gruesa y firme armadura plateada atacaron ferozmente, pero el hombre a quien atacaban ardía y su fuerza inhumana no les dejaba tocarle.

Ese hombre era fuego,
ese hombre era fuerza,
ese hombre era un dragón.

Uno por uno cayeron los caballeros siendo fácilmente derrotados.

El rey tenía un secreto, espero en su trono que el ser al cual tanto anhelaba se acercará, cada movimiento del dragón era percibido y deseado por él.

El rey era viejo, su platinado cabello brillaba con la luz del fuego, sus abundantes arrugas expresaban su cruel sabiduría y sus oscuras ropas hablaban de su podrida alma, con sus ojos grises observo un diminuto dispositivo que se encontraba a sus pies, lo piso y pequeños dardos se dispararon logrando penetrar la piel del humano.

Sus rodillas tocaron el suelo y su pecho ardió, el líquido entraba en él, su respiración se agitó y su cuerpo no respondió, el rey con un semblante de felicidad se acercó y le tocó, con sus arrugadas manos saco los dardos de su desnudo pecho y lo acarició, tomó sus cabellos dorados y jaló obligando al hombre a mirarle.

~
Cuales hermosos ojos color del fuego posees, cuán hermosa piel color del hielo sostienes.

Un deseo que me fue arrebatado hace años vuelve a mí.
...
Los dioses deben amarme.
~

Con síntomas de deshidratación el joven hombre perdía la conciencia, el rey depositó su débil cuerpo en el suelo recostándose sobre él, con sus arrugados labios y su experimentada lengua saboreo el cuello de piel firme y con su mano se abría camino por la entrepierna del joven.

~
¿Cómo debo comenzar?
¿Qué es lo que le agrada a un ser como tú?
~

El rey era feliz, susurraba, lamia y acariciaba, pero, el rey estaba viejo y su masculinidad ya no funcionaba, ahora maldecía a los dioses, y culpaba al tiempo.

El padre de dragones acababa de cerrar sus ojos, cayendo en un pequeño sueño, un sueño de segundos, en el que veía a su madre luchar, veía a padre acariciarle con sus gentiles manos, sentía el fuego arder, escuchaba murmullos, gritos y llantos.

Todo silencio, una suave brisa en el lago le hizo poner su mirada en la luna, ella le observaba también, deseaba alcanzarla pero el llanto de sus hijos escucho y le despertó.

El hombre recobró sus fuerzas y con una mano del cuello tomó al rey levantándose junto con él, el viejo no podía respirar su lengua estaba fuera de lugar, expuesta, comenzó a sudar y tiritar, sabía que la muerte le acechaba, pero con su último aliento suplicó.

~
Permíteme... escuchar tu voz...
~

Con completa seriedad y calma el hombre presionó aún más el cuello del viejo rey y con su grave voz cumplió el deseo el moribundo.

~
Contigo muere mi odio
y mi venganza.
Contigo cae un reino enfermó
por su rey.
~

Levanto su mano y tomó posesión de la lengua del rey, con un solo jalón arranco desde sus entrañas la lengua dejándola caer junto con el cuerpo.

Por fin estaba en paz, por fin cumplió su objetivo, por fin podría su felicidad entre los humanos.

Había nacido un nuevo rey y sus tierras fueron nombradas
El Reino del Norte, lugar de dragones, amplios campos y montañas ardientes.

Así nació el reinado de los Bakugou, hijos e hijas del sol, amantes de la luna y herederos de dragones.

Esta historia es eterna tal cual es el reinado Bakugou.

 


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