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You’re NOT for me por MarLe514

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Notas del capitulo:

Enjoy ~

 

VI

 

20 de mayo de 2010.

 

Jongin ya tenía diecisiete años e iba al instituto como cualquier estudiante, llevaba materias imposibles como cualquiera, iba en bicicleta, compraba comics, iba a los videojuegos, y veía la televisión.

No era alguien popular y menos con un millón de amigos, después de todo, su personalidad nunca había sido hecha para conversar demasiado y ese problema le había creado una imagen cerrada y moob. Pero estaba bien con eso, no necesitaba un centenar de personas dedicadas a alabarle todo el tiempo, bastaba el hecho de pasar el rato con Chanyeol; un chico de intercambio que venía de Seúl, y no tenía idea de nada. Parecía que las cosa para él no pasaran, y solo vivía el día a día sin prejuicios ni críticas, era alguien muy refrescante. También era bueno en los videojuegos, en los deportes, además era alto y guapo. Estaba seguro que Chanyeol sería alguien muy popular, pero como siempre andaba con él, eso no era posible.

Porque, definitivamente, Kim Jongin no era la estrella del equipo de futbol, de hecho, solo era uno más entre mil, aferrado a su cámara fotográfica haciendo algunas fotos a pedido de la escuela, para los álbumes escolares, tampoco era el hijo adinerado de algún tipo importante, su padre trabajaba como  un humildemente carpintero en el negocio familiar. Vamos, tampoco era el tipo más deseado de la escuela, nunca se había preocupado por su imagen o por verse irresistible y a la moda, usaba unos jeans clásicos de la época, y una sudadera purpura, que posiblemente era su favorita.

 

Era la escuela, ¿qué importaba como te veías?

 

En simples palabras, Jongin era el chico invisible y solitario que siempre cargaba consigo su vieja cámara de fotos.

Nada muy impresionante ¿cierto?

 

Bueno a unos les había ido mucho mejor que a otros. Y todo había seguido perfectamente su curso.

Jongin abrió su loquer y guardó los libros de la siguiente hora, el bullicio cotidiano en la escuela era hasta algo relajante.

Cerró las puertas de la taquilla con su cámara colgando de su cuello, había estado fallando esos últimos días, y el obturador se trababa de vez en cuanto, tal vez debía llevarla a repararla. De todos modos estaba algo vieja. Suspiró empezando a andar. Las paredes estaban casi por completo tapizadas de afiches; El último partido de la temporada, el festival de Primavera, el baile escolar. Tantas y diferentes maneras de tortura social.

—Oh, amigo Kkamjong*, ¿por qué no tomas una foto de esto? — Preguntó en tono divertido, Kris, haciendo una flexión de los pronunciados músculos de sus brazos. Quien además venía acompañado de sus amigos, y con Kyungsoo a su lado. No quería aceptarlo, pero no era un secreto que el pálido era de Kris.

*Kkamjong: kkam es oscuro, tiene ese apodo por su tez morena.

 

El moreno asintió con una sonrisa fastidiada intentando no reaccionar ante ese fastidioso apodo que surgió en los inicios de la secundaria.—Hah, sí claro... buen chiste.—Murmuró sarcástico. Jongin se contuvo de poner los ojos en blanco, solo sonrió forzosamente, mirando un segundo a Kyungsoo, y por un breve instante sus miradas se encontraron después de mucho tiempo, y el maldito… el maldito mismo estremecimiento llegó con él. Solo una mirada bastaba para tener a Jongin a sus pies.

—Déjalo en paz. —Murmuró D.O, cruzando el pasillo sin si quiera darle una segunda mirada a Jongin, adelantándose.

Pero su infantil novio no creyó suficiente. —Como sea, tienes que tomar muchas fotos del partido. Asegúrate de sacar una grandiosa de mí, anotando un touchdown, ¿vale?— Señaló el rubio con una sonrisa boba, ahora pasando su pesado brazo sobre el hombro del más bajito en tono familiar, para susurrarle algo al oído cuando se marcharon. —Si son buenas, tal vez incluso te compre una...—Gritó en tono divertido, desde lejos.

Jongin cerró de golpe su taquilla.

Vaya que si eran la pareja perfecta en el instituto.

El moreno suspiró ignorando el golpe filosófico al pecho, y empezando a caminar hasta su clase. No entendía nada de la vida. ¿Como podías conocer tan bien a alguien y de pronto... hacer como si fueran desconocidos?

El actual Kyungsoo ya no era ni la sombra de lo que él había conocido. Había cambiado tanto que hasta se sorprendía de verlo caminar simplemente por los pasillos. Se había vuelto tan frío, su carisma había casi desaparecido por completo, no sonreía nunca, y siempre estaba rodeado por esos amigos superficiales y frívolos.

Kris, quien era su actual novio y era el capitán del equipo.

Lay y Baekhyun, unos cabezas huecas, que solo se preocupaban por sus propios intereses.

No podía aceptar que Kyungsoo se juntara con esas personas. ¿Como había cambiado tanto? ¿Cuándo paso que no se dio cuenta? Se despeinó al notar que volvía a pensar en el bajo, y se odio un poco por eso.

El timbre sonó indicando la primera hora.

Era extraño, pues aunque intentaba no saber de Kyungsoo, las habladurías en la escuela se lo hacían imposible. Porque cada semana había un nuevo rumor acerca de Kyungsoo, y la mayoría de ellos no era nada agradable de oír. No quería creer en ninguna de ellas pues todas esas historias le catalogaban como una puta. 

Anotó los apuntes de la pizarra en su cuaderno, casi robóticamente. ¿Qué más daba Shakespeare?

Luego de las aburridas explicaciones del maestro de literatura hablar acerca de la época renacentista, Jongin giró discretamente la cabeza hacia el asiento habitual de Kyungsoo y lo halló vacío. Según su cuenta, era la tercera vez que faltaba a una clase en la semana. De alguna manera se imaginaba lo que estaba haciendo. 

Tal vez fumando con su grupo de amigos, o tal vez… teniendo sexo con Kris. Resopló por la dirección de sus pensamientos.

Sabía en lo que el castaño se había convertido, pero ni siquiera escuchándolo de todos, podía creerlo realmente. No quería hacerlo.

Cuando el timbre advirtió el final de la clase, todos salieron como ganado alborotado hacia el campus. Hoy era el gran partido de futbol y no había quien no deseara ir.

El moreno suspiró profundamente, desparramándose sobre su carpeta.

"Dormir... quiero dormir y no despertar hasta Navidad." Deseó cerrando los ojos.

 

—Hey, ¿no iras? — La característica voz ronca de su amigo le hizo mascullar una grosería. —Eres el encargado de las fotografías, ¿recuerdas? — Le informó colgándose la mochila.

Jongin se desperezó. —Sí, sí, ya te oí. —Se quejó levantándose. —Solo espero que esto termine pronto.

Y Chanyeol sonrió, golpeando en el hombro sin razón, porque bueno, eso hacían los hombres para evitarse una profunda y tal vez confusa charla. ¿Verdad?

—Diablos eso dolió.—Se quejó Jongin mirándole confundido.—¿Por qué me golpeaste?

El alto solo frunció el ceño. Tal vez Seúl y Changwon eran lugares muy diferentes.

—No lo sé, solo creí que necesitabas uno.

—Como sea, ya debo ir. —Masculló colgándose su cámara en el cuello.

 

Y así había sido, entró en los camerinos y tomo varias fotos de los miembros del equipo, muchas de ellas eran grandes fotos, también en el campus, de algunas anotaciones, y por último de la triunfal foto del ganador. En todo el alboroto alguien le había encestado un puñetazo en el ojo, y se lo había dejado algo hinchado, pero bueno, ese era el precio que todos los fotógrafos debían pagar.

 

La multitud habían enloquecido por la victoria, las porristas saltaban de un lugar a otro cantando con fuerza, la banda de la escuela también se había lucido, no había estudiante que no celebrara. Y aunque se había prohibido buscarlo con la mirada, lo había hecho, pero no lo había encontrado por ningún lado.

Kyungsoo no estaba presente en el juego más importante de su novio, y aquello le sorprendió.

 

"¿Pelearon?" Se preguntó revisando el rollo de la cámara y cambiándolo por uno nuevo.

 

Kris parecía eufórico con la victoria y con todo el ánimo encima casi le había obligado a ir a su casa para la fiesta de celebración, amenazándole con que también quería unas fotos en ese lugar. Jongin nuevamente se había forzado a sonreír, para un segundo después poner una mala cara. El animado rubio le estaba empapando con su sudor en ese abrazo fraternal.

Demonios ¿acaso no entendía que lo odiaba?

Realmente debía dejar de tratarle como si se llevaran bien... o el intento ese. Nada podía empeorar el día, ¿verdad? Ahora estaba amenazado, increíble.

 

Al final del partido todos se marcharon, y obviamente él hizo lo mismo, fue al estacionamiento y buscó su bici, caminó hasta ella y se puso de cuclillas quitándole la cadena, estaba muy silencioso, y solo en el momento que guardó la cadena en su mochila notó a alguien más a solo unos metros de él.

El moreno se tensó al ver a Kyungsoo fumando, con una expresión algo triste, parecía ido. 

Tragó saliva dispuesto a ignorar su presencia, pero le fue imposible, ya que para Kim Jongin era improbable no preocuparse por Do Kyungsoo, aunque este no lo mereciera.

—¿Estas... estas bien?—Preguntó tartamudeando, y rascándose la cabeza.

“¿Qué estoy haciendo?”

 

Kyungsoo ladeó suavemente la cabeza y cuando notó al más alto se enderezó apagando el cigarrillo contra el muro de su costado, y tosiendo un poco.—Sí.—Dijo desviando la mirada.

El asintió, sin saber dónde mirar, y luego de un largo minuto de silencio abrió la boca.—Ehm, puedo… darte un aventón…—Murmuró con voz trémula cogiendo el manubrio de su bici. —Sí… si eso quieres, claro…

 

“Si, una magnifica forma de perder mi dignidad.”

 

Kyungsoo abrió la boca, pero en ese momento Lay se lanzó sobre él en un abrazo torpe.—¡Te estaba buscando! Baek ya encendió el auto, andando...— Canturreó ignorando por completo la existencia del moreno, que al oír la conversación solo montó su bicicleta y empezó a pedalear, ahorrándose la vergonzosa escena de Kyungsoo rechazándolo. Nuevamente.

 

“¿Por qué demonios hice eso?”

 

 

Cuando llegó a casa se dio una ducha mientras mantenía una conversación con Nieve, contándole todo lo sucedido el día de hoy, incluyendo su incomodo encuentro con Kyungsoo.

—Se veía extraño, parecía que algo le había pasado... algo triste.—Murmuró jabonándose el cuerpo.

Nieve solo aulló en respuesta.

Bueno, estaba dicho, ya eran pasadas las ocho y la dichosa fiesta ya estaba en pie. Se colocó unos jeans y una chamarra, también alistó su cámara.

—Ya vuelvo, mamá...

—¿Qué? ¿A dónde vas?— Preguntó saliendo de la cocina. —¡Oh, Dios, pon algo de carne en ese ojo!

El suspiró.—Una fiesta.—Dijo. —Y esto…— señaló el moratón. —Descuida, no duele.

Ella frunció el ceño.—Espera, ¿habrá alcohol? ¿Drogas? ¿mujeres desnudas?

El moreno puso los ojos en blanco.—Es una fiesta, claro que sí.—Resopló en broma.

—Bien, no quiero alguna sorpresa, así que usa protección.

—¡Mamá!— Gruñó.—Ugh, me voy.

—Te quiero aquí antes del toque de queda. Y cuida el auto. —Le apuntó con su dedo, pero con una suave sonrisa.  

Claro, si tan solo supiera que no podía embarazar a la persona que le gustaba...

 

 

Cuando llegó volvió a sentir como la vida le sonreía mucho a ciertas personas e ignoraba a otras, pues la casa de Kris Wu era tremendamente grande y moderna. Había música buena y fuerte en el estéreo. Gente por todas partes.

Después de un vaso de cerveza y casi tropezar entre tanta gente, Jongin había sacado algunas fotos de la dichosa celebración, pero el humo del tabaco seguía pareciéndole la peor mierda del universo, por lo que subió las escaleras de la lujosa casa, alejándose de la música y todo lo demás, ignoró a la pareja que se besuqueaba en el pie de las escaleras, y cuando encontró la puerta del baño entró. Apoyó su espada contra la madera y suspiró.

Caminó hasta el lavado, dejando cuidadosamente su cámara en un costado y se enjuagó la cara con agua fría. Sentía sus mejillas calientes y el sudor pegotearle el polo en la espalda.

El clima era frío, pero entre tanta gente se sentía mareado por el bochorno.

—Realmente odio a ese imbécil…—Murmuró mojándose el rostro, y recordando la sonrisa perfecta de Kris. —Quiero irme…—Masculló secando su rostro con su sudadera, levantando ligeramente el pliegue de su camiseta, y dejando a la vista sus abdominales marcados en su piel chocolate.

—No sabía que te ejercitabas. —De pronto una voz apagada vino desde la ducha.

Jongin salto en su lugar aterrorizado, ni siquiera lo había notado en un principio.

Cuando logró divisar a Kyungsoo abrazando sus piernas dentro de la bañera, supo que tal vez había entrado al cuarto equivocado, y ya estaba arrepintiéndose.

—Ah… este, lo siento…—Murmuró retrocediendo unos cuantos pasos, algo incómodo. ¿Sería extraño que ahora saltara por la ventana?

 

“Menuda suerte…”

 

Soltó una risita natural y melódica. —¿Por qué continúas disculpándote? — Preguntó con algo de nostalgia, apoyando su mejilla contra su rodilla. Su expresión lucía muy afligida, pero extrañamente, más vivaz. Una característica del Kyungsoo del pasado, que aún le seguía gustando tanto.

Jongin permaneció callado. No sabía que debía decir ahora, no habían tenido una charla decente desde… Joder, ¿desde cuándo?

Ya ni podía recordarlo.

Kyungsoo siempre había estado ignorándole, siempre… despreciándolo en la escuela. Una sensación asfixiante le hizo despertar.

—Ya… debo irme. —Murmuró sintiendo el peso en su pecho. Quería simplemente ir a casa, y seguir con su vida como estaba. Deseaba dejar de ilusionarse como un idiota por todo lo relacionado a Do Kyungsoo.

—Tu… eras genial escuchando. —Dijo de repente, evitando que siguiera. —Recuerdo que lo eras… ahora, ¿puedes escucharme un rato? —Pidió con la voz rota.

Jongin se detuvo frente a la puerta sintiendo la ira, la tristeza y la amargura mezclarse en su cuerpo, cerro los puños con fuerza.

—¿Por qué debería? —Murmuró con el rencor y el dolor bailar en sus cuerdas.

 

“¿Después de todo, pretendes que actué como tu fiel amigo de la infancia?”

 

Pero cuando se giró encarándolo, notó que lloraba, y aquella imagen le partió el alma. ¿Cómo había pasado todo eso? ¿Quién le estaba haciendo llorar? Quería saberlo... pero a la vez, sentía que si lo descubría el único lastimado sería él.

—¿De... debería llamar a Kris?—Preguntó desviando la mirada.—¿A tus amigo?— Inquirió. Posiblemente el pálido necesitase algo de ayuda... y bueno... él ya no era más su amigo.

Kyungsoo negó fervientemente, limpiándose las lágrimas con sus muñecas. Su aspecto era lastimoso, sus ojos parecían apagados y las ojeras oscuras aparecían en sus parpados, pero aun así, frotó su cara con el dorso de su mano, limpiando las gruesas lagrimas que mojaban su rostro. —No los llames, está bien…— Aseguró con una débil sonrisa. —Solo… quédate un segundo.

El moreno encarnó una ceja angustiado. —No luces muy bien, bebiste demasiado… ¿puedes ponerte de pie? — Se acercó algo indeciso tomándole del brazo. Su tacto fue electrizante, pero el moreno se contuvo de demostrarlo en sus expresión.  

Kyungsoo no le escuchó. —Estoy bien, solo necesito verte. Hablar como antes…— Susurró en un hilo de voz.

El moreno frunció el ceño. —Tu y yo no somos amigos. —Le recordó, y aquellas palabras le supieron a basura, pero sintió que era correcto.

Kyungsoo sollozó con fuerza y con la mirada abajo. —¿Recuerdas... recuerdas la casa del árbol?—Murmuró con una sonrisa imperceptible, parecía estar en otro mundo.—Nunca dejamos que mi padre la destruyera. ¿Y el pastel de lodo? ¿Recuerdas... recuerdas el paseo en el coche de tu mamá hacia el súper mercado?

El moreno miró el suelo, sintiéndose agotado. Algo estrujó su pecho fuertemente. ¿Estaba burlándose de él?—¿A dónde quieres llegar?— Murmuró.

Kyungsoo se apresuró en decir.—¡Quiero decir...! Hoy cuando me ofreciste un aventón en tu bici... —Jadeó liberando lagrimas gruesas e incontrolables.

—Hey, no... no tienes que... —Se frotó los ojos con algo de cansancio. —Sé que fui muy estúpido al ofrecértelo. Por supuesto no irías con alguien como…—El suspiró, negando. Oh, por favor, sin lastima. 

—¡No! — Kyungsoo lloró con más fuerza, gritando, intentando hacerle entender. —¡¡Realmente quería subirme a tu bici!! Yo, en serio, realmente quería...—Sollozó ya sin tener control sobre sí mismo.

Jongin lo vio desmoronarse tenuemente cuando intentó ponerse de pie, y rápidamente le sostuvo entre sus brazos, pegándole a su pecho.— H-hey, ¿estás bien? ¿No te lastimaste?— Bombardeó con preguntas y expresión preocupada revisando su estado.

El pálido le observó en silencio, de muy cerca, podía sentir su aroma, y detalló con sus enormes ojos cada línea de expresión en su varonil rostro. Kyungsoo se aferró a su brazo y sin decir nada aproximó su rostro al paralizado moreno.

—Si… e-estas… bien… de-deberías volver…— Tartamudeó sintiendo la proximidad de Kyungsoo. —a… a la  fiest—

Y cuando suspiró sobre su aliento, él juntó sus labios en un suave roce. La explosión de sensaciones le hizo aferrarse más a ese estimulo.

El aroma de Jongin era… tan dulce.

Abrazó su cuello y abrió la boca dando paso a su lengua.

Jongin ni siquiera sabía si era real o un sueño, no tenía idea, sus labios aceptaron con ambición los de Kyungsoo, se embriagó con el roce y cuando la humedad de su lengua acarició la suya, cerró los ojos dejándose envolver por la absorbente necesidad de su calor.

 

"Kyungsoo… está besándome..."

 

Le sujetó de la cintura con fuerza, mientras Soo movía habilidosamente sus labios sobre su boca sedienta, con los parpados cerrados y jadeando débilmente. La pasión se disparó por todos sus poros, estaba caliente, todo su cuerpo ardía en una excitación envolvente y anómala.

Jongin le seguía torpemente el ritmo, mientras retrocedía, haciendo chirriar sus converse contra las baldosa del suelo. Su espalda golpeó la pared contraria, y Kyungsoo empujó sugerentemente su rodilla en su entrepierna.

—Agh…

"Estamos... besándonos... estamos... besándonos”

 

Kai suspiró sobre sus labios, metiendo sus manos ásperas dentro de su camiseta, y rozando suavemente sus pezones. Fue increíble oírle gemir ante su tacto.

Estaba viviendo una fantasía casi surreal. ¿Cómo habían terminado de esa forma?

¿Por qué de pronto Kyungsoo dijo esas cosas y se abalanzó sobre él?

¿Era por qué… estaba ebrio?

 

“No… no puede ser, ¿o sí?”

 

Jongin abrió los ojos y vio de cerca el rostro hermoso de Kyungsoo y sintió demasiada pena. Era obvio que estaba alcoholizado, incluso el sabor de su lengua tenía el amargo sabor de la malta. Negó suavemente, alejándolo con cuidado, y suavidad.

—Espe- ngh, Kyungsoo, espera…— Pidió, con toda la fuerza de voluntad que tenía.

Él lo amaba, lo amaba más que nada y no podía hacerlo de esta manera tan frívola. No quería seguir de esta forma. Porque lo amaba tan estúpidamente, que ansiaba hacerle el amor de una manera muy especial, no en el baño en una fiesta.

—Debemos parar... No podemos... — Jadeó intentando alejarle, porque si él continuaba frotando sus caderas contra su pelvis, seguiría volviéndole loco.

—Ahg… ngh, ¿por qué no…? —Gimió, aun fuera de sí mismo, cuando fue apartado. Tenía los labios hinchados y rojizos, y la mirada nublada a juego de un lindo sonrojo.

 

"¡Porque te amo! ¡Es obvio!"

 

—¿No… quieres? —Preguntó nerviosamente, de pronto, Kyungsoo.

Jongin tomó una gran bocanada de aire y le cogió de los hombros. —¡Quiero! —Aclaró. —Oh, no sabes cuánto espere este momento… pero…— suspiró poniéndose serio. —Yo... no puedo hacer esto contigo. —Masculló, esperando que el pálido no se burlara o lo dejara botado.

 

“No contigo en ese estado. No en la casa de tu novio.”

 

Kyungsoo le soltó lentamente y apoyó sus caderas contra la pared, recuperaba lentamente el aliento perdido. Su cabello estaba completamente mojado por el sudor, y se relamió la saliva de la boca, y tan prontamente un nudo se formó en su garganta acompañado de unas irremediables y vergonzosa ganas de llorar. Su rostro continuaba rojo, y su respiración era tan errática que tuvo que apoyarse en la pared. En su cerebro las palabras del castaño se reprodujeron una y otra vez.

 

El moreno le observó con preocupación. —¿Kyungsoo…? Kyungsoo, ¿me escuchas?

—Tengo… tengo que irme. —Pero el más bajo no le escuchó, se cubrió el terrible sonrojo con una mano, y abandonó la habitación tan rápido como sus entorpecidas piernas se lo permitieron, apartando a Jongin del camino.

“¿Qué demonios estaba pensando?”

 

•———•

21 de Mayo de 2010

 

Ya era mañana, abrió los ojos y aún tenía el mal sabor del tabaco en los pulmones, se había despertado antes que su reloj sonase, con esa canción de The Pistols que tanto le obsesionaba. Se quitó las sabanas de encima y corrió como un loco a la ducha, no tomó el desayuno que preparó su madre, e ignoró su reclamo por aparecer luego del toque de queda.

 

De alguna forma no podía contener su ansiedad, quería ir rápidamente a la escuela, quería ver su rostro. ¿Qué reacción tendría?

 

Ellos se habían dado un beso ayer...

 

Jongin no había hablado con nadie acerca del extraño suceso en la noche. Ni siquiera él mismo lograba comprender del todo.

 

Se colocó unos guantes para el frío, después de alimentar a Nieve, y pedaleó con fuerza su bicicleta rumbo a la escuela. Su corazón estaba golpeando su pecho con fuerza. No tenía idea de por qué, pero había una sonrisa de idiota dibujada en su rostro.

 

Movió el manubrio, pasando velozmente a través de las calles llenas de coches y nieve apilada, pero se detuvo abruptamente frente al cinema de la ciudad. En las carteleras del cine se promocionaba la película "A Propósito de Elly" había oído, por su madre, que era un drama trágico y muy popular esos días. Permaneció unos minutos viendo la fachada del lugar, desde la otra acera, y sonrió ante un pensamiento.

 

"Kyungsoo... ¿vería esta película conmigo?"

 

No quería..., realmente deseaba poder actuar como una persona racional, pero su corazón estaba tan emocionado.

 

Quería creer que las cosas habían mejorado con el pelinegro, que habían retomado su amistad, que volvían a ser cercanos.

 

Negó con una suave mueca alegre y siguió dos calles más, dejando en blanco su cabeza, no valía la pena seguir dándole vueltas al asunto. Cuando llegó, encadenó su bicicleta al poste del estacionamiento y se colgó su cámara en el cuello, cargando su bolso repleto de libros prestados de la biblioteca.

 

Mientras caminaba por los pasillos escuchaba vagamente a todos hablar acerca de la increíble fiesta en la casa de Kris Wu, y lo divertidísimo que había resultado. Inevitablemente, el pensamiento de Kyungsoo llegó a su cabeza, y con ello también la preocupación, pues después de que el más bajo se fuera, Jongin no había podido encontrarlo por ninguna parte.

 

Estaba muy angustiado a causa de él, y las preguntas de si, había llegado a salvo a casa o si se encontraba bien, no salían de su mente.

 

Sacudió la cabeza despejando su mente, guardando sus cosas en su casillero, y en el momento de cerrar su loquer, noto a Kyungsoo cruzando el pasillo. Una sonrisa automática se ensanchó en sus labios.

 

¿Cómo podía verse así de bonito?

 

Suspiró como un idiota apoyando su espalda en la taquilla y sonrió levantando ligeramente su mano en un saludo, pero casi contra todas sus expectativas el pelinegro pasó de largo ignorándole olímpicamente.

 

El sinsabor se instaló en su garganta, pero pronto se consoló diciéndose así mismo, que tal vez no le había visto.

 

La jornada escolar llegó con normalidad, y fue al club de fotografía a revelar unas cuantas fotos en la habitación roja. Ahí se encontró con Jaemin; era una chica tímida a la que también le apasionaba la fotografía. Ambos tenían muchas cosas en común, además de no ser muy habladores.

 

—Esta... salió muy linda. — Comentó casi en un murmullo la castaña, ligeramente sonrojada. No era un misterio para los chicos del club que Jaemin gustaba del moreno.

 

Jongin ladeó el rostro, mirándola, su presencia casi siempre pasaba desapercibida. Sonrió guardando las fotografía en un folder. —Ah... gracias. —Dijo amable, pero la carpeta resbaló de sus manos y algunas fotos cayeron al suelo.

 

Jaemin se inclinó ayudándole, pero de pronto noto una fotografía de Kyungsoo, esta se había mezclado con las de la clase. —¿Esto...?— Preguntó tomándola. Era una fotografía de aquel chico en el campus de la escuela.

 

Kai se la arrebató rápidamente, algo apenado. —Ah, no es... no es nada. —Se apresuró, metiendo sus cosas en su mochila, y saliendo del salón.

 

Los días pasaron lentamente, ayudando a su madre con algunos recados, en su trabajo de medio tiempo con la señora Bum, y en la escuela.

 

Pero desde esa noche no había podido conversar con Kyungsoo nuevamente, y el pensamiento de lo que podría haber sucedido lo estaba matando. Necesitaba hablar con él y aclarar algunas cosas importantes acerca de ellos.

 

Nieve subió a su cama de repente, y recostó su hocico sobre sus piernas, exigiendo algo de mimo, Kai suspiró con una sonrisa, rascándole las orejas

 

•———•

 

El timbre de la escuela resonó hasta dos calles más lejos y mientras más se acercaba a las gigantes puertas de metal, el bullicio estudiantil se hacía más y más presente. Los chicos andando en patín, las chicas más bonitas de la escuela con sus cortos trajes de porristas y todos, viviendo sus vidas y cumpliendo sus roles.

 

"Aquí vamos otra vez..." Pensó algo exhausto de ese mismo ambiente.

 

—Hey, bro!

 

Cuando levantó la mirada, Chanyeol apareció en su campo visual con esa sonrisa brillante que le caracterizaba, levantando su mano en un saludo, pero el moreno le ignoró al divisar tras él, a Kyungsoo, de inmediato su pecho dio un vuelco y sus manos empezaron a sudar.

 

Jongin no apartó sus ojos del pelinegro, quien estaba junto a su pandilla de frívolos. Paso de Chanyeol, que frunció el ceño, siguiéndole con los ojos.

 

—Ay, no. —Sopesó el alto.

 

Kai camino directamente hacia el grupo, preparándose mentalmente para lo que estaba a punto de hacer.

 

Se detuvo a solo unos pasos de los chicos y tragó saliva en ese momento. Había llegado hasta ahí por sus propios pies, pero no tenía idea de que debía decir.

 

Ellos notaron su presencia y se giraron en su dirección. Baekhyun encarnó una ceja. —¿Perdiste algo? —Preguntó de manera presuntuosa.

 

El pelinegro lo observó y sus enormes ojos expresivos se agradaron.

 

Jongin ignoró al chico de delineador y centro su mirada en el pálido. —H-hola... Kyungsoo, quería...— se aclaró la garganta, nerviosamente. —Verás, estaba preocupado por ti, esa vez..., te fuiste tan rápido y no pudimos hablar. —Murmuró, sin poder ordenar correctamente sus pensamientos.

 

Kyungsoo bajó la mirada, mordiendo su labio inferior. Lay y Baekhyun le miraron expectantes y curiosos.—Tu y yo... ¿nos conocemos? —Preguntó con la voz casi en un hilo.

 

—¿Heh...?—Jongin sacudió la cabeza como si no hubiera oído correctamente. Y justo cuando abrió la boca para responder, Kris se interpuso entre ambos, tomando al bajito con algo de fuerza.

 

—¿Qué pasa, Kris? — Baekhyun intentó calmarlo, pero el alto le envió una mirada de muerte.

 

El rubio lucía especialmente furioso en ese momento, algo en sus huesos le decía que debía actuar, por lo que tomó bruscamente el brazo de Kyungsoo. —Vas a explicarme qué demonios significa ese mensaje, ¿entiendes? —Siseó.

 

El pelinegro jadeó tratando de soltarse. —Significa exactamente lo que es.

 

Jongin los miró sin comprender nada de esa extraña conversación

 

El rubio notó su presencia y desvió la mirada, viéndole de soslayo.

 

—¿Qué demonios quieres? —Masculló. —Esta es una conversación privada. —Aclaró imponiendo su altura frente al moreno, que no tenía pensado retroceder. —Piérdete. —Siseó con la mandíbula tensa.

 

Kyungsoo vio alarmado a Jongin y supo reconocer sus intenciones con una sola mirada. —¿Qué haces? Vete. —Le dijo con ojos expresivos, intentando que este se marchase.

 

Jongin no lo escuchó, miró el agarre en su brazo, y notó que lentamente las marcas en su pálida piel  se tornaban rojizas. —Suéltalo. —Dijo en tono firme.

 

Kris arrugó el entrecejo. —¿Qué?

 

Jongin dio un paso más cerca del rubio, cuadrando los hombros. —Dije... Suéltalo.

 

El tumulto de estudiantes que rodearon a ambos chicos, eran incentivados por las conductas agresivas. Todos miraban atentos y comentaban por lo bajo, esperando como mínimo un buen espectáculo.

 

Baekhyun maldijo en voz alta y tomó a Lay dando media vuelta, esto definitivamente se pondría feo.

 

Kris soltó el brazo de Kyungsoo y solo un segundo después tomó con increíble fuerza la camisa de Jongin, levantándolo del suelo. —¿Eres Superman, imbécil? —Kris tensó el agarre. —No metas tus narices en algo que desconoces, bastardo. —Amenazó. —O terminaras arrepintiéndote.

 

Jongin respiró con dificultad, pero se mantuvo firme. —No... te tengo miedo, idiota.

 

—Pues cometes un error. —Kris levantó su puño, pero en ese momento la voz autoritaria de la rectora espantó a todos en el corredor.

 

—¡¿Qué es todo este alboroto?! —Chilló la mujer.

 

El rubio chascó la lengua dejandolo de golpe.

 

Jongin cayó de bruces, soltando un quejido.

 

—¡Quédense quietos! —La arrugada mujer caminó tan rápido como sus tacones número cinco le permitieron, Baekhyun y Lay iban tras ella. —Todos ustedes están castigados. —Apuntó tenazmente con su dedo al moreno y a la pareja. —Una semana en Detención, y no quiero oír ninguna excusa.

 

El rubio maldijo por lo bajo, y cuando la mujer estuvo a solo unos pasos, formuló una encantadora sonrisa en sus labios. —Oh, maestra, realmente no estábamos peleando, solo conversábamos...

 

Jongin redirigió su mirada hacia el más bajito. —¿Estas bien? ¿No te lastimó, verdad? —Preguntó preocupado.

 

Kyungsoo en cambio le envió una mirada fulminante. —¿Qué estabas pensando? —Le reclamó. —No vuelvas a meterte en mis asuntos, nunca más. ¿Oíste? — Y sin agregar más dio media vuelta marchándose.

 

Él ni siquiera pudo responder por el shock.

 

"El... fingió no conocerme..."

 

Chanyeol llegó junto al moreno y le miró compadecido. —Vaya... todo resulto de esta manera...—Suspiró.

 

El castaño se frotó la cara, sintiéndose completamente lamentable.

 

"¿Qué estaba esperando? En serio...

Sólo debería dejar de soñar como un tonto..."

 

•———•

 

En la tercera hora de Literatura Clásica, Jongin supo que los problemas se avecinaban mas rápido que una avalancha, pues una nota amenazante llegó a su escritorio. Leyó el papel y suspiró compungido. Nunca había sido bueno en las peleas a puños, siempre terminaba mordiendo el polvo inevitablemente, no era alguien amante de la violencia, y no la usaba bajo ninguna circunstancia.

 

Miró a los costados con la vaga esperanza de no encontrar a ningún matón esperándole, pero divisó a dos chicos del club de futbol merodear fuera de su salón.

 

"Estoy acabado..."

 

Al sonar el timbre tomó con rapidez sus cosas y salió corriendo, tras él notó a dos tipos más seguirle el paso.

 

—Oh, mierda. — Maldijo, corriendo tan lejos como sus piernas le permitían, pero no tuvo tanta suerte cuando al doblar en la esquina se encontró cara a cara con su destino.

 

Kris le empujó con fuerza mandándolo al suelo. —Cuando dije que no metieras tus narices en esto, realmente estaba siendo considerado. — Hablo en tono serio, quitándose la chaqueta del club de futbol.

 

Jongin se arrastró un poco intentando ponerse de pie, pero el rubio le encestó una patada en el pecho y luego otra en el estómago. —No seas un héroe, vive pacíficamente como un cobarde. No vuelvas a meterte en mis asuntos. —Advirtió. —No me desagradas, en realidad pienso que eres un buen tipo, así que no me provoques.

 

—Maldito... Si le haces algo a Kyungsoo...—Jadeó, sin aliento.

 

Kris puso su suela sobre su mejilla presionando. —¿Kyungsoo? Jah, ¿crees que es tan débil? Él no necesita tu ayuda, perdedor.—Se rió con ganas. —Te daré un consejo. No te acerques a él, o terminaras herido.

 

Jongin tosió sangre. —No... permitiré que lo lastimes...—Masculló adolorido.

 

Kris sopló su flequillo algo irritado.—Recuerda mis palabras... Te estoy haciendo un favor. —Y con ello encestó otro golpe en su cara, haciéndola rebotar contra el suelo.

 

Las luces se apagaron para él luego de eso.

 

•———•

 

Jongin mantuvo la cabeza abajo, tirando al bote de basura la bolsa de hielo que había obtenido en la enfermería. Debía entrar a Detención, para cumplir su castigo, aun caminaba sigilosamente ya que sus costillas dolían y sentía su rostro hincharse cada vez más.

 

"Soy taan lamentable."

 

—¿Qué te pasó en el rostro? —Preguntó el maestro Song, bajando la revista.

 

"Me atacó un enjambre. Me golpee con un poste. ¡Luche contra una padilla! ¿Qué suena menos patético?"

 

Jongin se detuvo abruptamente, y la mirada de todos en el salón se centró en él. También notó a Kyungsoo presente, en la penúltima fila. Sus miradas se encontraron por un segundo, pero el moreno la apartó rápidamente.

 

—No... es...— Titubeó. La enfermera le había dicho que después del antibiótico la hinchazón bajaría.

 

Kris apareció detrás del moreno, pasándole el brazo por los hombros cínicamente. —Se lastimó en la práctica de futbol, ¿verdad, kkamjong? —Alegó con una sonrisa cálida.

 

Kyungsoo vio su ojo lastimado y no pudo ocultar la preocupación reflejada en su rostro.

 

Jongin suspiró avergonzado, y se colocó la capucha intentando cubrir el moretón, apartando el brazo de Kris. —No es nada. —Dijo caminando hacia el fondo.

 

El profesor a cargo de Detención no les prestó mayor atención, y volvió a su revista. —Bueno siéntense.

 

La única silla libre era justo delante de Kyungsoo, y el moreno observó el lugar como si fuera la silla eléctrica. Dejó sus cosas de mala gana sobre la carpeta y se sentó, Kyungsoo mordió su labio inferior de forma indecisa, y cuando decidió preguntarle por su estado, Jongin recostó su mejilla en sus brazos, fingiendo dormir.

 

Luego de unas cuantas horas de películas de los 90's que el profesor Song solía poner para castigar a los chicos, Kyungsoo no apartó la mirada de la nuca de Jongin, estaba preocupado hasta la muerte, sabía que Kris era el causante de ello, y se sentía tan culpable. Mordió sus uñas en un tic ansioso. Por eso le había advertido que no se metiese con él, pero Jongin era tan cabeza hueca...

 

Cuando el bigotudo hombre apagó el reflector escribió el trabajo de debían presentar la próxima semana.

 

Escribir un ensayo de "Las petunias de Otoño" la película francesa que llevaba casi 50 años de antigua. Increíble.

 

Encendió las luces y abrió la puerta soltando un quejido.—Bueno tomen nota. —Alegó en tono cantarín haciendo vibrar su papada. —No olviden el trabajo, y tampoco holgazaneen. —Suspiró arrastrando los pies. —Dejen de masturbarse y lean algo de poesía, válgame... —caminó hasta la puerta y la dejó abierta.—Son libres, mocosos.

 

Jongin abrió los ojos en ese instante y tomó rápidamente sus cosas saliendo primero.

 

Kyungsoo se puso de pie, siguiéndolo. Nunca quiso que el moreno terminase lastimado por su culpa, y ahora se sentía increíblemente responsable. Caminó detrás de él en todo momento hasta el estacionamiento y lo observó en silencio.

 

Sabía que no debía... diablos, sabía que debía hacer como si esa noche en casa de Kris nunca hubiese ocurrido, pero... demonios no podía ignorarlo más.

 

—H-hey... Jongin...—Kyungsoo llamó con voz trémula, la briza congeladora hizo que su tono se quebrace desde que abrió la boca.

 

El castaño no se detuvo al desencadenar su bici, simplemente tomó una gran respiración, ya casi se volvía inmune al dolor.—Descuida, no duele tanto como parece. —Alegó sin verlo siquiera, se colgó la mochila en el hombro y se montó en su bicicleta. Se sentía avergonzado y no quería ser objeto de burla de su vecino y ex-amigo de la infancia.

 

Kyungsoo lo vio alejarse, pero la preocupación le hizo actuar rápidamente colocándose frente a él, impidiéndole avanzar. —Jongin... yo no quería que esto pasara.—Explicó algo incómodo.

 

Kai sopló algo de vaho con una sonrisa triste.—Debí darme cuenta cuando me ignoraste en el pasillo... y cuando fingiste no conocerme frente a tus amigos. —Chasco la lengua mostrándose apenado. —Vaya, debo ser una gran molestia para ti...

 

Kyungsoo tragó el nudo en su garganta, no contradijo nada de lo que decía el moreno, de hecho agradecía que fuera así, porque si Jongin permanecía a su lado, solo encontraría problemas.

 

—Pero, verte tan triste y aparentando que todo está bien... —Tomó una respiración quedándose en completo silencio por un segundo. —Duele tanto, aquí, que simplemente no puedo ignorarlo. —Confesó señalando su pecho.—Perdón por ser una molestia.—Bajó ligeramente la cabeza pidiendo disculpas, y sin esperar una respuesta ladeó el manubrio y siguió su camino.

 

El pelinegro asintió mientras de sus ojos resbalaron un par de lágrimas, que limpió inmediatamente.

 

•———•

 

Jongin entró a casa sigilosamente abriendo con su llave, su madre tarareaba una canción desde la cocina. El golpe en su rostro se había tornado morado y ya imaginaba el escándalo que armaría su mamá. Intento pasar desapercibido pero su plan se fue al tacho cuando, puso un pie en las escaleras, pues Nieve no tardó en olfatearlo y lanzarse sobre él, mandándolo al suelo.

 

—Auch, Nieve, basta... basta. — Kai quiso quitarse al siberiano de encima pero este no dejaba de babearlo.

 

Su padre apareció limpiando sus manos con un trapo y con un diario enrolado en su bolsillo, su camisa tenía partículas de aserrín, lo que evidenciaba que se había pasado todo el día en la carpintería.

 

Jongin le sonrió suavemente desde el suelo con el perro encima.

 

Su madre se asomó con una fuente de estofado y un leve ceño fruncido. —Oh no, el perro se queda afuera cuando... ¡Oh Dios mío! —Dejó la fuente en la mesa y corrió donde Jongin inspeccionando su rostro. —¿Quién te hizo esto?

 

Su padre estiró el cuello viendo como su esposa miraba cada centímetro de Jongin buscando algún hueso roto. El hombre simplemente sonrió. —¿Una pelea? —Preguntó.

 

Jongin se encogió de hombros. —Algo así...—"Realmente solo yo recibí golpes..."

 

El hombre sonrió aún más grande. —¡Ese es mi campeón! —Alegó. —¿Cómo quedaron ellos?—Se levantó del sillón y le despeinó, con buen ánimo.

 

La mujer se enfureció tirando de la oreja a su marido. —Deja de animarlo para estas cosas, ¿es tu hijo un delincuente? —Rezongó.

 

Kai bajó la cabeza con una sonrisa vergonzosa. —Les di una paliza, ellos quedaron irreconocibles. —Mintió haciendo reír a su padre.

 

Su padre soltó una carcajada y su madre le jaló la oreja aún más fuerte.

 

—Comeré más tarde. — Dijo, subiendo las escaleras, con Nieve pisándole los talones.

 

—Espera, pon esto en tu ojo. —Su madre fue por las habichuelas congeladas y se las entregó. —Dios, iré donde la señora Jung a pedirle un analgésico. —Pero su enojo no pudo durar demasiado al ver el aspecto de su hijo. Suspiró y le despeinó con suavidad. —No te metas en peleas. Si ves una situación peligrosa...

 

—Sí, sí, correré en sentido contrario. Ya lo sé. —Murmuró de mala gana.

 

Ella asintió orgullosa. —Correcto.

 

Cuando Jongin fue a su habitación se lanzó sobre su cama y golpeó su almohada tanto como quiso, intentando desfogar su frustración e ira. En esos momentos se odiaba por ser un imbécil. Un gran imbécil.

 

Solo había recibido los golpes como un tonto. Esa semana había sido definitivamente la peor.

 

Más tarde su madre subió a su cuarto con algo de cremas curativas, y recordándole que mañana tenía trabajo con la señora Bum en la tienda de comestibles.

 

Oh, sí, increíble fin de semana.

•———•

 

 

 

Notas finales:

Notas Del Autor:

?Subiré un capítulo por día, durante una semana. Es una historia corta~ 

?Por favor denle mucho amor~ Así que animaré a publicar más rápido. 

By: Alejandra ?


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