Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El que te dediques a cuidar niños no indica que los entiendas por dark kirito

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Magi pertenece a Shinobu Ohtaka-sama. Escrito en el móvil, errores son sin querer. Muchas gracias a Yayoi y a todos los que leen por el apoyo.

Notas del capitulo:

Magi pertenece a Shinobu Ohtaka-sama. Escrito en el móvil, errores son sin querer. Muchas gracias a Yayoi y a todos los que leen por el apoyo.

Un niño de ocho años mira con fascinación un programa animado que trata de un marino que por coincidencias del destino tiene su mismo nombre. Sus mejillas se colorean de rojo debido a la emoción, es casi como ser el protagonista de tan maravillosas y alocadas aventuras. Nada en el mundo le apartaría de ello a no ser el timbre que suena en este instante. Se pone en pie y corre a la puerta cual rayo pero su madre le gana y recibe al invitado.


-Lamento mucho el haberte llamado cuando tienes examen, seguramente necesitas estudiar pero mi esposo y yo tenemos una reunión de emergencia en la compañía.


-No te preocupes Ezra-san. Bien puedo dar un repaso por la noche.


-No sé que haría sin ti. Eres el niñero más confiable del mundo. ¿Has pensado dedicarte profesionalmente a ello?


-Sería muy divertido pero no lo creo. Quiero ser arqueólogo como papá y mamá. Mmm aunque también me gusta contarle a los niños las historias que escucho y aprendo. Tal vez pueda hacer ambas.


-Me parece muy bien. Estas en tu casa. Sinbad, ¿eh? Pensaba que venía detrás de mi.


-Seguro está revolviendo su colección de muñecos de acción. Escogiendo el adecuado para hoy, me sorprende su gran intuición.


-Será muy famoso algún día. Te dejo, debo ver como van las cosas con Baldr.


-Si, claro.


El joven subió las escaleras, recorrió un par de pasillos y encontró la puerta de su destino abierta.


-¿Se puede?


Como respuesta recibió el animoso movimiento de un pequeño trasero, su dueño prácticamente se sumerge en un cofre.


-¡Lo encontré!


Alzó victorioso la figura en su diestra, corrió hacia el mayor y se detuvo a pocos centímetros mostrando su gran y traviesa sonrisa.


-Hola Sinbad.


-¡Te extrañé mucho Aladdin!


-¿Eh? Pero si vine la semana pasada.


-¿Enserio?-se ruborizó y bajó la mirada-Para mi fué mucho más tiempo.


El joven acarició con ternura la cabecita, sonriendo con dulzura y complicidad.


-Me ocurre lo mismo.


Una risita nerviosa escapó del infante. De unos meses para acá su corazón late rápidamente, su pulso se descontrola por completo, las mariposas vuelan en su pancita e incluso alucina a colores pero es algo que solo le ocurre en compañía de su niñero y no atina con la razón.


-¿Deseas escuchar la anécdota de hoy?


-¡Si!


El de ojos dorados entregó el muñeco al otro, luego se desparramó boca arriba en el suelo colocando las manos en su mentón para contar con un punto de apoyo. De inmediato se perdió en las palabras de Aladdin, bien podría jurar que hace magia; por si fuera poco...


«-Tiene una voz muy bonita.»


Hora y media más tarde el par se encuentra a solas en la enorme casa que más parece mansión. Y la pancita de Sinbad ha gruñido cual monstruo legendario haciéndole sonrojar además de obligarle a fingir demencia.


-Mmm-el de zafiros-tengo hambre, ¿me acompañas a ver que hay?


-¡Si!


-Je je je ¡pues vamos!


Ya en la cocina el mayor abre la nevera encontrando muchos ingredientes pero nada que pueda ingerirse de inmediato. La decepción se pinta en el rostro infantil.


-Que mal, parece que a mamá no le dió tiempo. Podríamos ordenar algo en la pizzería de Jafar y que luego paguen.


-O podríamos hacer algo juntos.


-Ah...no sé cocinar.


-Yo sip. Papá me compartió algunas de sus recetas. Mmm debe ser algo sencillo-pensativo.


-Y rápido.


-Ja ja ja.


Aladdin fué a la alacena donde halló un paquete de palomitas instantáneas.


-¿Eh? Es muy aburrido-el infante.


-Es de mientras, para evitar un desmayo por el hambre.


-No soy tan penoso-intentó hacerse el fuerte.


-Lo sé, es por mi. Quiero evitarte la molestia.


-¡Jamás lo serás!


-Pues muchas gracias.


Las metieron al microondas tres minutos, una vez listas les pusieron harta salsa que al niño le cayó de pelas pero que enchiló de sobremanera al niñero que bebió cuatro vasos con agua.


-Ah~ -suspiró aliviado.


-¿Qué sigue?-emocionado.


-¡Lasagna!


-La, ¿qué?


-Es un platillo que lleva carne.


Aladdin llenó una olla con agua que puso a calentar, cuando hirvió echó las placas de pasta, una por una y las colocó en un platón agregando un poco de aceite de oliva para que no se pegaran. Con Sinbad frió cebolla, tomate, perejil, ajo y la carne. Fueron por un molde de considerable tamaño y colocaron una base de pasta, luego el relleno, salsa de tomate y crema repitiendo el procedimiento hasta casi llenarlo.


-Y ahora el toque final ¡el queso!


Aladdin abrió la bolsa de parmesano rallado, el que Sinbad cogió con sus manitas y lanzó descuidadamente sobre su obra de arte. Lo metieron al horno y en sólo siete minutos ya tenían que comer. Para cuando Aladdin lo llevó a la mesa Sinbad ya tenía platos y cubiertos listos. Apenas el infante lo probó se ruborizó.


«-Ni lo que prepara mamá me sabe tan bien. ¿Es porque es un gran cocinero o existe otra razón?»


El resto del día se la pasaron de aquí para allá. Sinbad iba detrás del otro como el bebé patito que sigue a su mami, algo que sacó más de una sonrisa a Aladdin. Aunque también hay un sentimiento que crece en el niño que le admira embelezado.


«-Algún día voy a crecer, quiero caminar a su lado y no a su sombra.»


Sueña con ser el semejante de tan fantástica persona.


El fuerte crujido de algo llamó la atención del par. Miraron en todas direcciones hasta encontrar la causa de ello y que se traduce en un librero que, al romperse una de sus patas va rumbo al indefenso niño que se paralizó por la sorpresa.


-¡Sinbad!


Un portentoso estruendo, polvo, libros y una que otra decoración destrozada. Sinbad tiembla sin control protegido en brazos de Aladdin, respira agitado.


-¿Estas bien?


La voz amable del hijo de Solomon le devolvió a la realidad.


-S-si, ¿y tu?


-Genial.


Ambos tomaron asiento en el piso.


-Habrá que decirle a tus padres que revisen los muebles, parece que la humedad hechó a perder algunas partes-silencio-¿qué te molesta?


-Si no fuera por ti...


-Es normal tener miedo.


-No es eso.


-¿Entonces?


-Estoy muy lejos, jamás lograré ser como tu.


-Las personas tienen diferencias que les ayudan a complementarse mutuamente.


-Pero-sus ojitos se llenaron de lágrimas-quiero ser tu compañero. Alguien confiable a quien puedas pedir ayuda o consejo. No comprendo muy bien es solo que...no y...


-Toma todo el tiempo que necesites para decirlo. No tengo prisa.


-No estoy del todo seguro pero a lo mejor me gustas-desvió la mirada-no es el sentimiento que tengo por mamá, papá o mis amigos es diferente, es la primera vez. ¡No estoy jugando! ¡En verdad eres muy importante! Algún día seré mayor y ¡encontraré la manera de quedarme contigo para siempre! Me siento muy triste cada vez que te vas. Algunas veces me da mucho miedo pensar que podrías no volver.


Aladdin tomó las manitas entre las propias con suavidad y sonrió.


-Ni todos los demonios, marcianos, piratas o bandidos nos alejaran. ¿Sabes por qué?-negó.


El niñero besó su frente.


-También te quiero. Je je je.


«-Sinbad aún es muy joven para corresponderme como imagino pero no importa. Ah, ¿cómo me pasó?»


-¿De qué te ríes Aladdin?


-De un chiste que algún día te contaré. ¿Me visitarás en prisión?


-¿Eh?


-Ahí me llevarán por enamorarme de ti.


-¡Oh no! ¡Entonces olvida lo que dije!


-Nunca.


-¿Por qué?


-Me hace muy feliz saberlo.


-Te causaré problemas.


-Es imposible.


-¿De verdad?


-Sip.


-¡Que bien!


Sinbad se levantó rápidamente, salió al patio y gritó a pleno pulmón:


-¡Mi niñero me hizo un bebé!


-¡¿Cómo?!


Si Aladdin hubiese meditado con más tranquilidad las cosas y se hubiese tomado el tiempo de platicar con Sinbad, sabría que sus padres le dijeron que con un beso se firma la carta que se envía a la cigüeña, y que esta deja al bebé en la puerta. Recién salido del horno. Y con ello una importante lección: el que te dediques a cuidar niños no indica que los entiendas.


«-Sospecho que eso de la prisión es una posibilidad muy real pero valdrá la pena ja ja ja.»

Notas finales:

Hasta la proxima¡¡¡¡¡¡


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).