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Lumen // ChanBaek por sneeuwstorm

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Notas del capitulo:

¡Hola! hace mucho tiempo que no me paso por acá, hace más de un año si mal no me equivoco y el motivo de mi aparición es que vengo trabajando en lo que antes era Nordic Liefde, pero que ahora decidí renombrar la historia como Lumen, estoy emocionada e ilusionada con esta nueva entrega(?), he pasado por algunas cosas que me llevaron a borrar todos los fics que tenía publicados pero ya llegó la hora de mi retorno. 


La historia no es exactamente la misma, tiene la misma base de dioses nórdicos, solo que en vez de luchar contra el odio que Baekhyun siente por Chanyeol, existe un mal mayor que deben detener junto a Jongdae uwu espero les guste lo que he pensado para Lumen.


Pienso actualizar una vez por semana, una semana un sábado y la otra un viernes y si no puedo, el día se se corre para no quedarles mal. 

Abril 08, año 1652. Asgard.


La Luna se encontraba en lo alto del cielo, imponiendo su majestuosidad como si no tuviese miedo de caer en las fauces del acechante lobo, esa noche estaba más brillante, el cielo despejado y los pequeños luceros que adornaban su alrededor solo la hacían lucir más hermosa para todos los habitantes de Asgard y Midgard. Máni no se preocupaba por ser observado por un lobo blanco, mucho menos por la rabia que este guardaba en todo su ser, o de que moviera sus patas delanteras mientras miraba fijamente al cielo, gruñendo ante la presencia del cuerpo celeste que creía, se estaba burlando de él en una noche tranquila.


— ¿Puedes dejar de gruñir?


— ¿Puedes dejar de molestarme? —inquirió Hati, tras sentir como las palabras de su hermano resonaban en su cabeza, así que, apartando su vista de la Luna, le dedicó una furiosa mirada.


— Sabes que se enojará si te vas —Sköll rodó en la tierra como si fuera un cachorro, aunque la voz que sonaba en la cabeza de Hati era monótona, porque realmente no le importaba si su padre se enojaba con él, y eso lo sabía muy bien.


— Sabes que a mí-...


La noche, que había estado tranquila, pronto se volvió inquietante. Los pájaros alzaron vuelo y la huida de los pequeños animales no se hizo esperar, como si cada pequeño ser vivo supiera que era mejor mantener la distancia de esa presencia que hizo que Hati y Sköll se mantuvieran atentos a cualquier cambio en el ambiente, muy a pesar de que ambos conocían muy bien a la persona que se acercaba con un sutil sigilo. El taptap de las pisadas llegó poco después de que un pequeño animal chillara y saliera despavorido, Loki se acercó con una gracia que resultaba incoherente en él, Hati podía percibir cada uno de sus movimientos y el leve vaivén de su cabeza que se le antojó ridículo.


El murmullo del viento desapareció por completo luego de una fuerte ventisca que azotó el claro del bosque en el que Hati y su hermano habían estado aguardando a su padre por largos minutos. Verle ahí, en una negrura impoluta le resultó sobrecogedor, no recordaba la última vez que su padre los había convocado, bueno, sí lo recordaba más que bien y no era precisamente un recuerdo que atesoraba con fervor, porque justo había sido el día en que habían capturado al idiota de su hermano mayor.


«— ¿Ven todo lo que han tenido que hacer para retener a mi amado hijo? —había preguntado con una extraña fascinación que Hati no comprendió y que, al voltear a ver a su hermano, supo que Sköll tampoco estaba entendiendo todo aquel circo que estaban montando los dioses de Asgard—. Esas cuerdas no podrán con él mucho tiempo...


Hati no amaba a su hermano, nunca se había acercado a retozar con él de cachorro como Sköll había hecho hace muchísimo tiempo atrás, por lo tanto, el más afectado de aquella puesta en escena no solamente era Fenrir, quien gruñía como el animal indomable que era, sino Sköll, quien admiraba profundamente a su hermano mayor.


— Ustedes deberían ser así de indomables, no debería haber nada que pudiera contra ustedes. Son mis hijos, demuestren que lleven mi sangre corriendo en sus venas».


— ¿Les hice esperar? —la pregunta fue lanzada al aire sin esperar realmente una respuesta, estando una vez frente a los lobos, Loki les dedicó una sardónica sonrisa que hizo que Sköll dejara de lado su relajada posición para estar sentado en sus cuartos traseros al igual que su hermano mayor—. Ya sabrán que no los he convocado aquí porque los extrañara o alguna mierda sentimentalista, tengo una misión para ustedes.


— ¿Cuál? —Sköll, quien se mantenía alerta, preguntó con recelo.


— Traer a Fenrir de vuelta a casa.


Julio 16, año 2017. Seúl.


El sonido del teclado era el único ruido que captaba su atención, aunque era tenue y se mezclaba con la cacofonía de las voces y pisadas que venían de la ajetreada estación de policías, Baekhyun estaba centrado en realizar el informe del caso que habían resuelto aquella noche, no lo estaba haciendo por gusto, sino por una jodida apuesta que le había hecho a su hermano y que, terminó perdiendo, y por consiguiente, escribiendo solo el informe de los hechos que habían sucedido aquel ajetreado día de trabajo. Aunque de cierta forma, no le importaba, prefería hacer el informe en soledad o con la compañía de su hermano, a pedirle a alguno de los chicos que se quedaran hasta esas horas de la madrugada haciendo un papeleo casi innecesario, en vez de dormir un poco (mucho) y así recobrar las fuerzas perdidas.


A lo largo de los años, 365 exactamente, Hati había aprendido a mantener a raya su esencia, trabajando hasta el cansancio, canalizando su odio en arduas investigaciones, y en general, tratando de no ser Hati, sino Baekhyun.


— Byun ¿qué mierda haces aquí? —Baekhyun alzó la vista del informe que ya estaba casi finalizado, fijando así su vista en el Mayor Kim, quien denotaba tanto cansancio como él mismo—. Deja ese informe, házmelo llegar el martes a primera hora.


— ¿Por qué el martes?


— Porque tienes el día de mañana libre, si el lunes te veo por aquí, yo mismo te daré una patada en el culo para que vuelvas a casa —La amenaza llegó a sus oídos como el suave regaño de un padre que odiaba alzarle la voz a su hijo, pero su mirada le dejaba claro que estaba hablando en serio y que no debía tomarse a la ligera sus palabras.


— Entiendo —murmuró guardando el documento en su carpeta correspondiente para luego apagar el ordenador y levantarse de aquel asiento, sintiendo como cada uno de sus músculos protestaba debido al cansancio. Baek tomó el café que tenía en su escritorio, dándose cuenta de que ya estaba helado, así que tomando nota mental de que debía pasar a comprar un nuevo café de vuelta a casa, le dio la cara a su jefe quien le miraba expectante—. Hasta el martes, Joonmyun.


— ¿Dónde quedó el respeto, Baekhyun? —Joonmyun sonrió al preguntar aquello, dando una palmada en la espalda a su viejo amigo—. Descansa.


— Nos vemos, hyung —Baekhyun le sonrió antes de pasarle por un lado y así salir de su segundo hogar, su oficina—. Tú también, ya ve a casa, ok?


— Lo haré.


Tras esa conversación, Baekhyun se despidió de algunos compañeros que se habían quedado trabajando hasta tarde como él, algunos tenían pinta de irse ya a dormir, en cambio otros, como Seulgi, parecía que la madrugada se les iba a quedar corta para hacer todo correctamente—. ¿No deberías irte ya? —Preguntó al acercarse a su mejor amiga, posando sus manos en sus hombros para así descubrir lo tensa que se encontraba la menor.


— Me queda mucho por hacer, oppa —Seulgi miró por encima de su hombro hacia atrás, dedicándole una sonrisa llena de cansancio a Baekhyun, tenía tanto por hacer, aunque quisiera irse a casa, simplemente no podía—. Papeleo y más papeleo, lo peor es que mañana debo alistarme para una redada que se hará a una organización de Trata de blancas.


— Vamos, hermosa. Son casi las cuatro de la madrugada, deja eso para después ¿sí? Yo hablaré con Joonmyun para que no se moleste contigo —murmuró, comenzando a ejercer un suave masaje sobre los tensos hombros de la castaña—. Ve a dormir, mañana necesitarás todas las energías para la redada que harán.


— ¿Tú no estarás, oppa?


— Joonmyun me dio el día libre.


Baek se quedó unos minutos más viendo como la menor organizaba algunos papeles que sus compañeros de equipo se habían negado a organizar, dejándole todo el trabajo a ella sin siquiera preguntar si estaba de acuerdo con esa decisión en la que no se le permitió opinar, no pudo quedarse más tiempo a su lado pues Joonmyun lo volvió a amenazar con darle una patada, pero esta vez en las bolas, si no se iba, por lo que se despidió con un beso en la mejilla de Seulgi y otra palmada en la espalda de su jefe y viejo amigo. Mientras se montaba en su auto y conducía hasta su hogar, Baekhyun era consciente que un día libre solo lo llevaría al tóxico bucle de investigaciones alternas, seguir pistas falsas que lo dejan como en el principio, sin nada estable de donde sostener una verdadera investigación, y quizás por eso, a lo largo de los años le ha dedicado su vida entera al trabajo, tratando de encontrar algo que le llevase a las fauces de su hermano mayor.


Pero todo intento terminaba siendo en vano. Fenrir parecía haberse desvanecido, como si nunca hubiese sido desterrado.


«Julio 16, año 2000. Busan.


El tic tac del reloj era ensordecedor, cada que la manecilla del reloj se movía, su cabeza palpitaba con fuerza y su visión se volvía roja, como la sangre misma. Sangre que se escurría entre sus dedos a cada golpe, a cada sardónica sonrisa y a cada palabra que solo lograba herirle a mayor profundidad.


Había sido traicionado con sonrisas y palmadas en la espalda. Con historias rebuscadas que se había terminado creyendo a la primera solo porque le admiraba, porque el hombre al que ahora estaba golpeando como si la vida se le fuera en ello, había sido su mejor amigo y su mano derecha por tantos años.


— Eres tan crédulo, Chanyeol... —había dicho antes de darle una patada en la que dejó que su verdadera fuerza reluciera, haciendo que Kris gimiera y se privara de puro dolor—. Sigues siendo un niño. —rumió sin aliento, pero con todas las fuerzas para seguir haciéndole daño con sus palabras.


— Yo confiaba en ti —dijo con brusquedad para luego propinarle una patada en la quijada, que se descolocó ante el colosal impacto de su pie—. ¿Eres tan hijo de puta para fingir por tantos años una amistad?


Chanyeol estaba herido profundamente, él en todos sus años en la tierra siempre había visto que los humanos se dividían en tres colores: blanco, gris y negro. Kris siempre había estado en el medio, podía ser el hijo de puta más desalmado y pensar movimientos en el que se pusiera en riesgo cientos de vidas y no le importaba, pero, por otra parte, de forma anónima siempre hacía caridades para sentirse bien consigo mismo o una mierda por el estilo. Chanyeol creyó ciegamente en él, Kris se ganó su confianza a capa y espada, porque él era un hueso duro de roer, había que luchar para poder ser considerado por él un amigo, en el caso de Kris. Mejor amigo.


— Muchos ceros en mi cuenta bancaria, Yeol. Eso compra mi lealtad —Wu trató de reír, pero su risa se convirtió en una constante tos que le quitaba el aliento y le hacía botar cada vez más sangre por la boca—. Quería más, siempre he querido más —murmuró con voz trémula, y fue ahí donde Chanyeol sintió una inefable sensación de volver a esos días en los que hacía destrozos en Asgard, donde retozaba junto a Sköll bajo la iracunda mirada de Hati, quien siempre había querido más, quien nunca se conformaba con poco, pero Hati nunca traicionaría a nadie por más.


Quizás Wu nunca fue gris, siempre fue negro y él no lo supo ver, quien se balanceaba en la delgada línea monocromática con destreza y gracia, en ese momento había susurrado "mátalo" y eso fue lo que hizo, sintiendo como si fuera su hermano el que guiara sus movimientos, dando el golpe mortal cuando Kris lo miró a los ojos, recibiendo una única respuesta por parte de Chanyeol.


— Tantos ceros ahora no tienen sentido si no los vas a disfrutar si estás muerto.


Kris no volvió a hablar, no cuando una bala que no esperaba atravesó su cabeza.»


Julio 17, año 2017. Seúl.


Mientras trazaban líneas plateadas sobre un fondo azul, Chanyeol se mantenía con la vista fija en los autos que entraban y salían de su hangar, cada furgoneta traía un cargamento de armas y municiones que ellos le entregarían a unos rusos, poco amigables, la semana entrante. El sol ardía en lo alto del cielo, haciendo el trabajo más pesado y sofocante de lo que ya era a los hombres que descargaban cada furgoneta y organizaban el cargamento en el sitio designado.


Trabajo a mano, duro y pesado.


— La entrega tendría lugar el miércoles ¿cierto? —la voz de Yixing sacó a Chanyeol de su burbuja, haciéndole volverse hacia el moreno que esperaba pacientemente su respuesta.


— Sí, debes estar preparado. No se sabe que puede pasar en la entrega —informó con voz firme, como siempre—. A dos calles estarás tú, en el edificio A07, nadie sospechará que nuestro equipo médico estará en el sitio menos idóneo para atender a los heridos, si fuese el caso.


— ¿El A07? —la incredulidad de su voz hizo que Chanyeol riera entre dientes mientras se despegaba de la pared y caminaba hasta la mesa azul, en la que Kyungsoo seguía trazando líneas de acción.


— Está acondicionado para ti, no soy inconsciente. Recuerda, es solo la fachada.


Luego de eso, Kyungsoo comenzó a hablar en voz alta de lo que había estado trazando sobre la mesa hasta hace algunos momentos atrás, resultando un plan casi perfecto, demasiado elaborado para su gusto, pero prefirió que Jongin y Minseok alzaran su voz y dieran su punto de vista de la situación. Al cabo de tres arduas horas de discusión, todos salieron satisfechos luego del rumbo en el que Chanyeol llevó la conversación, hasta lograr un plan práctico y fácil de ejecutar solo con cuarenta hombres alrededor de la zona de entrega y otros diez junto a ellos cinco al momento de verle las caras a los rusos una vez más.


Chanyeol caminó entre los pasillos de la base que él consideraba el "comando central de operaciones" hasta el intrincado estacionamiento, que consistía en un sinfín de callejones sin salida que le daban la claustrofóbica sensación de ser un laberinto, construido de tal forma para que la entrada fuera fácil e intuitiva, pero que la salida fuera un dolor en las bolas. Aquel día tenía unas cuantas cosas que hacer antes de pasarse por el cementerio de la ciudad, pero entre vueltas y vueltas, terminó en una larga fila de autos que esperaban encontrar un puesto de estacionamiento vacío en el cual aparcar, al igual que él.


Veinte minutos tomó entrar al lugar y encontrar un puesto, suponía que se trataba de un entierro por la cantidad de personas vestidas de negro, por el llanto y la desolación de todos a su alrededor. Caminando hasta la columna donde se encontraban los restos de Kris, Chanyeol miró a lo lejos la fotografía de una chica, muy joven y hermosa para haber acabado ahí. La ceremonia para la chica transcurrió entre llantos y susurros de consuelo que se daban entre todos tras la valiosa pérdida, él observó unos momentos antes de devolver su mirada a la columna llena de placas y adornos que dejaban los familiares de las personas que se habían muerto ya.


— No eres tan importante para que te traiga flores, ni para que venga en el aniversario de tu traición —susurró, mirando con desprecio el nombre grabado en la placa donde descansaban las cenizas del que, en su momento, fue su mejor amigo. Cada año era así, Chanyeol no iba allí el día que se cumplía un año más desde su traición, aquella fecha nunca fue de duelo para Yeol y su profundo dolor que quedó por aquel perjurio. No importaba el tiempo que pasara, lo que intentó hacer Kris, no tenía perdón ni justificación.


Suspirando, echó una última mirada hacia el tumulto de personas que lloraba a Seulgi de forma desgarradora. Un profundo pesar se apoderó de su pecho por un segundo ante de escuchar un par de voces en su cabeza tan fuerte y claro, que parecían gritos en muy cerca de sus oídos.


— Es mi culpa, es mi culpa... ¡debí insistir más!


— ¡No es tu culpa, Baekhyun! Fue culpa de un desgraciado que ya me encargué de matar. No te culpes, joder, no lo hagas.


— Ella es la mujer más importante en mi vida Jongdae... mi mejor amiga y ahora no está, ella se fue y yo no pude estar ahí para ella.


— Lo sé... pero no tengas remordimientos, no ha sido tu culpa.


Chanyeol contuvo la respiración al darse la vuelta y encontrar a lo lejos los rostros pesarosos de sus hermanos. Tantos años sin verlos, sabiendo de su existencia en aquel plano y no pudiendo acercarse a ellos ni una sola vez por el terror que tenía por saber la razón de su estadía en Midgard.


No estaba preparado para volver a Asgard.


Era momento de salir de ahí, tenía que darse media vuelta antes de que supieran que él estaba ahí...


No quería, joder.


— Fenrir... —el susurro de Hati lo conmocionó, hacía tanto tiempo que no escuchaba su verdadero nombre ser dicho por alguien, pero no podía mantenerse un minuto más ahí, debía escapar de aquel par que dio un paso hacia su persona y por instinto, él dio uno hacia atrás, chocando su espalda con la columna en donde los restos de docenas de personas descansaban en presunta paz.


Pero debía.


— Hati, Sköll... olviden que me vieron alguna vez, por favor. —con un nuevo malestar apoderándose de su cuerpo, se encaminó hacia la salida, sintiendo todavía las voces de sus hermanos resonando en su cabeza. Maldita conexión, maldita necesidad de tenerlos cerca una vez más—. Por favor...


 


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