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Under the rain [MarkJin] por Pato359

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-¿Crees que esto se ve bien?


-Sí... -Jin Young respondía ya casi sin interés.


-¡Esto es serio! Es mi primera cita con Jackson, no puedo ir vestido con cualquier facha.


-Bam, escucha, toda tu ropa es genial, sabes combinarla bien, y Jackson le gustas tú, no tu vestimenta.


-Ya lo sé -torció los ojos, tirando el abrigo marrón sobre la cama, tomando uno de color zafiro. -Pero de todas formas para mí sí es importane.


Jin Young soltó un suspiro, dejándose caer hacía atrás en la cama. Había estado ahí alrededor de dos horas, ayudando a su amigo con su enorme emergencia de moda. A su lado tenía todas las prendas del menor tiradas en un increíble desorden. Decir que había sacado del closet cada una de sus ropas era poco.


Afuera escucho que alguien pitaba. Se asomó por la ventana, viendo que Jackson acababa de llegar, montado en una lujosa moto. Vio hacía él, haciendo contacto visual.


-Tu cita ya llegó.


-Ay, no puede ser -se miro angustiado al espejo.


Jin Young suspiró, acercandose. Giro al menor hacía él. Con una mirada rápida, lo examinó de arriba a abajo. Le colocó un saco de color perla de cuello alto, después le pasó el abrigo café caoba que había desechado antes. Escogió un par de zapatos negros que hacía juego con el pantalón.


-Te ves perfecto -le acomodó el cabello e hizo que Bam Bam sonriera. -Eso, así me gusta. Apúrate, te están esperando.


-Gracias, te debo una gigante -sonrió antes de correr escaleras abajo hacía la entrada. Jin Young lo vio llegar donde estaba Jackson. Recibió el casco que éste le ofrecía, subiéndose tras él, rodeandolo con sus brazos. Ambos partieron, con dirección a quién sabe donde.


Giró sobre sí mismo para encontrar el desastre que habían formado. Lentamente, recogió prenda por prenda hasta dejar todo como lo había encontrado cuando llegó. Sus brazos dolían un poco, al igual que su cuello. Quizá debería irse a casa para descansar.


Dejando la casa cerrada, Jin Young comenzó a caminar en dirección a la suya. Un escalofrío le recorrió el cuerpo cuando una ráfaga de viento pasó cerca. Metió las manos dentro de sus bolsillos, intentando entrar en calor.


Caminando, encontró una cafetería abierta. Su estómago, como si supiera al frente de dónde estaba, gruñó con intensidad, haciendo doler sus entrañas. Quizá algo de comida no haría mal.


El lugar tenía calefacción. Se sintió un poco mejor, recuperando su temperatura normal. Se acomodó tras un hombre, que iba abrazando a su novia mientras le preguntaba qué quería comer. Jin Young los ignoró. Era casi como si todo el mundo alrededor hubiera conseguido pareja, para demostrarle que él estaba muy solo.


No había ninguna chica que le gustara, tampoco algún chico. Siempre se había caracterizado por ser el que daba los consejos para sus enamorados amigos. Él fue quien presentó a Jackson con Bam Bam apenas unas semanas atrás. Otro de sus amigos, Yu Gyeom, le ayudó a organizar su confesión de amor hacía Jung Kook, el que le había robado el corazón.


Suspiró, mientras avanzaba en la fila. De cara al cajero, dictó su orden: un café y un sandwich. El chico asintió, recibiendo el dinero, rápidamente le dio el cambio.


Jin Young esperó por su comida. Apenas estuvo lista, la tomo. ¿Quién necesitaba una pareja cuando sus seres queridos eran felices, él también lo era, y tenía comida? No debería estarse angustiando por cosas tan insignificantes como esas.


Una mesa libre quedó frente a sus ojos. Tomo asiento, sonriendo. El primer mordisco le supo a gloria. El dolor que sentía dentro de él se iba disminuyendo. En cuestión de minutos, lo que quedaba de su comida eran migajas, de su café, unas gotas en el fondo del vaso. Limpió lo que había ensuciado antes de salir del local.


El frío lo estrelló. No sólo estaba helando, también estaba lloviendo. Soltó un quejido, dándose cuenta de que no tenía sombrilla. Su chaqueta no era la más adecuada para ese clima. No debió de hacerle caso a su estómago y debió haber ido a casa primero. Miro su reloj, iban a ser las siete de la noche apenas. Podría quedarse hasta que la cafetería cerrara, al menos si amainaba un poco.


Pidió otro sándwich para hacer que el tiempo se pasara más rápido. Sentado en la misma mesa de antes, dejó que las horas pasaran, jugando en su celular.


Pero la lluvia se hizo incluso más fuerte a las nueve de la noche. Apenas y se veían personas corriendo, intentando escapar de la tormenta.


-Disculpe, señor. Estamos a punto de cerrar -le aviso una empleada.


-Sí, lo sé... es que no tengo paraguas. ¿No habrá alguno que puedan prestarme?


-No, lo siento.


-No hay por qué. Gracias de todos modos.


-¿Y si pide un taxi? Podemos esperar a que llegue a recogerlo.


-¿En serio? Eso sería maravilloso -sonrió. Sacó su billetera para revisar si tenía suficiente.


Por culpa del segundo sándwich, se había quedado sin dinero como para pagar una carrera. ¿Por qué tenía que ser traicionado por su estómago?


-¿Pasa algo?


-Ah, no -sonrió a la muchacha-. Todo está en orden. No se preocupe y siga tranquila. Me iré antes de que usted deba salir.


Cuando la muchacha desapareció de su vista, Jin Young salió del local, corriendo en dirección a su casa, haciendo con sus manos un pequeño techo para protegerse. La lluvia apenas lo dejaba ver por donde era que iba.


Llegó a una intersección donde el semáforo estaba en rojo para los peatones. Chasqueo la lengua, molesto. A ese ritmo podría conseguir un resfriado.


Sobre su cabeza escuchó como las gotas golpeaban con fuerza sobre la tela. Levantó la vista, viendo un paraguas rojo cubriéndolo. A su lado había un muchacho.


-Gracias -le susurró. Había personas realmente atentas.


El semáforo dio verde. El chico lo siguió hasta el otro lado de la acera. Jin Young planeaba despedirlo ahí, dándole las gracias, pero parecían ir en la misma dirección.


-Disculpa... -casi media hora había pasado, el chico seguía ahí a su lado.


-¿Sí?


-¿Vives por aquí?


-No.


-¡Qué! Entonces por qué me acompañas. Lo siento, estoy abusando de tu amabilidad.


-Nunca me pediste que lo hiciera, así que tranquilo. Sólo es algo que quería hacer -le sonrió-. Déjame acompañarte a casa. Me sentiría mejor conmigo mismo sabiendo que llegas a salvo.


Jin Young, algo nervioso, aceptó la propuesta.


Juntos caminaron hacía la casa del menor. En la entrada, pasó rápidamente.


-En serio, muchas gracias por todo lo que haz hecho por mí esta noche.


-No es nada -volvió a sonreír.


Jin Young notó que el brazo derecho del chico, el que no estaba cubierto por la sombrilla, estaba completamente empapado. Se había mojado por manterlo seco.


-Oye...


-Mark.


-Jin Young..., ¿no te gustaría pasar?


-Debo ir a casa.


Se apresuró a retenerlo del brazo.


-Perdón, escogí mal las palabras. Quiero que pases a mi casa. Quédate aquí esta noche. Puedo prestarte ropa.


-No quiero causar molestias.


-Por favor, déjame compensarte. Yo fui la molestia esta noche. No dejaré que vuelvas en este clima.


-Ah... vale -Mark sonrió, cerrando la sombrilla, entrando en la casa.


-El baño queda arriba, puedes pasar mientras voy por una toalla.


-Creo que yo no soy el que está peor -soltó una pequeña carcajada.


Jin Young se miró a sí mismo, calado hasta los huesos. Tuvo que darle la razón y bañarse primero. El agua caliente hizo que sus músculos se relajaran un poco.


-Listo -guió a su invitado al cuarto de baño donde acababa de salir. -Mira, aquí hay un pijama y una toalla. No hay afán -lo dejo solo.


Mientras tanto, esperó en la sala. ¿Debería preparar algo de té caliente? El agua hervía dentro de su correspondiente olla. Añadió algunos pétalos de flores y miel. Era una cura bendita para el resfrío. Cuando Mark llegó, le tendió la taza.


-¿Qué es?


-Té. Espero sea de tu agrado. Sirve para calentarte.


-Oh, que atento. Gracias.


-Al parecer te quedó bien mi pijama.


-Y es calentito. Muchas gracias.


-A ti. No tenías ninguna responsabilidad de cubrirme.


-No, pero me preocupé de que andaras por ahí sin sombrilla. Puedes enfermarte.


Jin Young no pudo evitar enrrojecer un poco. La amabilidad de Mark lo conmovió, calentando su corazón.


-Gracias, en serio. Creo que debió haber sido raro hacer esto por un extraño.


-Tú no eres un extraño para mí.


-¿Eh? -Jin Young se giró a verlo. -¿Cómo que no?


-Ya nos conocíamos de antes, o bueno... yo sí te conocía.


-¿Desde cuándo? -preguntó curioso.


-No creo que recuerdes... pero fue en un día como este hace alrededor de tres años. Hiciste algo muy parecido por mí. Me cubriste para mantenerme al menos unos momentos seco, en ese mismo semáforo. Desde entonces...


-¿Qué?


-Bueno, te he visto. Pasas mucho al frente de la cafetería. Sólo quería darte las gracias y devolverte el favor.


Jin Young se había quedado sin palabras. Se quedó viendo a Mark mientras este tomaba su té. ¿Cómo podía ser una personas tan hermosa?


-Realmente no lo recuerdo... Lamento no haberte llevado hasta casa.


-Eso ya quedó en el pasado. No es necesario traerlo a colación.


Afuera se escuchó un trueno, que hizo sobresaltar a ambos.


-Creo que es tarde, deberíamos ir a dormir.


Mark dejó el posillo vacío en la cocina. Fueron a la habitación.


-Usa la cama.


-V-vale...


Jin Young armó un colchón en el suelo, a los pies de la cama. Llevó algunas mantas que pudieran mantenerlo caliente.


Otro trueno se escuchó. Ambos chicos parecían estar algo incómodos con aquellos ruidos tan fuertes.


-No te preocupes, no pasará nada. Sólo duerme. Verás que mañana todo estará soleado -Jin Young lo intentó calmar.


Mark asintió, acostandose en la cama. Se arropó, dispuesto a dormir. Pero no podía. Era muy incómodo. Los truenos sonaban con más intensidad, más cerca. Su cuerpo tiritaba de frío a pesar de las gruesas mantas.


Mark saltó un poco al notar como Jin Young se colaba en la cama, abrazándolo por la cintura.


-Quizá sea mejor para ambos si dormimos juntos.


Los dos, con el rostro completamente rojo, se abrazaron. Ambos pudieron dormir más cómodamente en compañía del otro. 


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