A la precoz edad de cinco los niños no tienen la necesidad de preguntar detalles, gustos e intereses para ser amigos. En esos inocentes tiempos todo era mucho más fácil. Nada era más importante que jugar y pasar el rato, por lo que hacer amigos era algo realmente sencillo. Lo realmente difícil era mantenerlos con el tiempo...
Quince largos años habían pasado desde que ambos chicos se habían conocido. Su amistad había iniciado con algo tan humano y difícil como compartir un juguete y se había solidificado al punto que ninguno podía vivir sin el otro. Ambos eran confidentes, indispensable y su amor y cariño era tan genuino como el que se le puede tener a alguien con el que se comparten lazos de sangre e incluso más. Eran mejores amigos, hermanos.
¿Por que es necesario detallar la hermosa relación que los muchachos habían tenido desde pequeños? para que no quepa duda que algo tan puro, tan genuino, tan especial, puede pudrirse, distorsionarse, romperse y llegar al punto de dudar si aquella relación tuvo cabida en este mundo o si solo fue producto de una imaginación activa.
Todo sucedió cuando ambos ingresaron a la universidad. Pensaron que la elección de carreras distintas no iba a ser motivo para que la relación se viera afectada, por el contrario, el tener cosas distintas que compartir harían de la relación más unida, más entretenida, pero esa ingenuidad les costó caro, la vida no era tan buena y el quiebre entre ambos se vió reflejado a los pocos meses después del ingreso a la universidad.
Naruto comenzó a notar al principio una ligera lejanía. Las visitas a la hora de cenar ya no eran frecuentes, los minutos que pasaban al telefono eran mas cortos y ya no había mucho que contar; los mensajes se reducían y sin dudar las anécdotas comenzaban a ser monotonas. Sasuke jamas habia sido tan inexpresivo como hasta ahora y, a pesar que Naruto era conciente que algo malo pasaba, decidió no ser paranoico y esperar a que las cosas, con el tiempo, volvieran a su lugar.
A pesar de que ambos iban a la misma universidad, no había tiempo para verse las caras. Sasuke nunca estaba en el salon de clases y cuando podía ubicarlo en el receso, siempre estaba rodeado de chicas y chicos. Se estaba divirtiendo aunque el azabache no sonriera. Naruto podía asegurarlo y eso era gracias a la inmensa cantidad de horas que había pasado junto a él desde pequeños.
Sentimientos encontrados. Le alegraba la idea de que Sasuke pudiese relacionarse con los demás, esa era una faceta que incluso Naruto desconocía y eso se debía a que desde pequeño Sasuke nunca había sido muy sociable, lamentablemente no había nacido con el don; y a pesar de que siempre había querido que se relacionara con otros niños, ahora, por primera vez experimentaba las ganas de alejarlo de todo el mundo. Sentía el egoísmo suficiente como para querer tenerlo solo para él y la rabia era tanta que incluso pensó en alejar a todas las chicas que con una obvia necesidad y picardia, se colgaban de su brazo, como si la intimidad entre ellos permitiera ese tipo de roces. A pesar de todo lo que ocurría dentro de él en ese momento, del revoltijo de emociones que tenía en su interior, el rubio no podía dejarse llevar por sus emociones. Naruto era alguien pacífico y jamás recurría a la violencia sin antes buscar la manera de solucionarlo civilizadamente.
Los días pasaban y no le quedaba más opción que mirar desde lejos. Las horas de receso ultimamente era una tortura. En el transcurso de la semana incluso había perdido el apetito y el mal humor se hacía presente debido a las pocas horas en las que podía conciliar el sueño. Necesitaba hablar con Sasuke, necesitaba saber que era lo que ocurría y en el último caso, disculparse con él, aun si no sabia el porque. Toda la situación ya no lo dejaba dormir tranquilo y últimamente pensaba más en el azabache que en comida, y aunque para algunos pudiese sonar gracioso, a él le provocaba una irritación profunda la cual se intensificaban gracias a esa extrema preocupación por parte de sus padres, quienes no dejaban de torturarlo al preguntar cada noche por Sasuke.
Varias semanas habían pasado. Los mensajes y llamadas se habían detenido por completo, ya no habia contacto alguno, asi que despues de una larga lucha interna consigo mismo, reunió el valor suficiente como para encarar a su amigo, si es que aun podia ser llamado de esa forma.
Como últimamente era común, no pudo dormir lo suficiente y sus ojeras eran algo difíciles de ocultar. Hubiese preferido descansar a la hora de almuerzo, pero no quería que todo el coraje que había acumulado por la noche se fuera por algo tan básico como dormir.
Las horas para su mala suerte avanzaban rápido, como nunca. El receso había llegado y con una determinación inquebrantable, la cual probablemente era fomentada por el sueño, se encaminó al patio donde se juntaban los de el area cientifica. A paso firme caminó hacia el azabache. Su estómago comenzó a contraerse y los nervios se hicieron presente. Después de unos cuantos pasos ya no le parecía tan buena idea encarar a su amigo delante de todos; la fantasía que había creado en su mente la noche anterior no se asemejaba en nada a lo que estaba viviendo en ese momento. El problema era que el azabache ya había notado su presencia al igual que sus compañeros y retroceder ahora podría ser el motivo de deshonor, futuras bulas y en casos más extremos, el fin de su carrera.
Su respiración se detuvo al notar como Sasuke avanzaba hacia él junto a todo su glorioso harem de científicos. Su mirada por primera vez en meses se habia cruzado y a diferencia de la cansada pero alegre mirada del rubio, el azabache se veía como si nada. Su mirada era gélida y despectiva, como quien mira a un vagabundo o a un completo desconocido. Un agudo dolor en su pecho le hizo querer correr, pero permaneció firme y cuando estuvieron a una distancia prudente, decidió hablar.
— Sasuke tienes… —
—Correte perdedor. —
No pudo siquiera formular la pregunta y ya estaba siendo desplazado hacia un lado. Las risas retumbaron con fuerza en sus oídos y aunque eso no tenía importancia para el rubio, lo que mas habia dolido, es que el mayor de ambos había seguido su caminar como si nada, permitiendo que sus nuevos camaradas se burlaran de Naruto, apartando la mirada como quien repudia algo con todas su fuerzas. El rubio estaba devastado. Por primera vez experimentó la desesperación que se siente ante una pérdida. Se quedo inerte a la mitad del patio, siendo el hazme reir de los demás mientras en su mente, intentaba no creer en lo que acababa de pasar. No queria asimilar que aquel lazo que con tanto esfuerzo y amor había mantenido por quince largos años había desaparecido y sin siquiera un motivo.
¿Como vivia ahora sin Sasuke?