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Ragnarök por jashinista

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Notas del fanfic:

He tenido esta idea desde que termine el juego, espero que les guste y se animen a jugarlo es muy recomendable sobre todo por las misiones secundarias, complementa la historia principal.

Bueno, el fic no se trata de cómo después de una tragedia el activo, en ese caso Alduim, quiere conseguir el amor del nórdico sangre de dragón, no, rodeando el romanticismo y esas cosas banales.

Si vienen esperando a ver que un imponente dragón se coja a un pequeño y frágil  humano, me temo que no es para ustedes este fic.

SI en tal caso buscan lo mismo pero con excepción que el humano si parezca hombre con músculos e incluso peludo… de igual manera no es para ustedes, la violación sólo es en el primer capítulo de ahí en más no creo que quede otro contacto sexual.

En fin, ya advertido eso, disfrútenlo.

Notas del capitulo:

Imágenes

Alduim

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Dovhakiin

http://static.alfabetajuega.com/abj_public_files/multimedia/imagenes/alfabetajuega-skyrim-1-261217.jpg

Paarthurnax

https://vignette.wikia.nocookie.net/elderscrolls/images/1/1e/Tumblr_m6rmarrwO11raptg7o1_500.jpg/revision/latest?cb=20120911231953&path-prefix=es

Odahviing

https://staticdelivery.nexusmods.com/images/110/4977054-1344565419.jpg

Odahviing, uno de los seguidores de Alduim, se ofreció a ayudarlo al menos hasta la entrada de Soungarde. Mientras él tendría que abrirse paso por la fortaleza: dos dragones atacándolo al principio seguido de unos Drauner unos pasos más adelante.

Estaba exhausto cuando por fin llegó al portal que lo enviaría directo a Soungarde lo primero que logró visualizar fue el enorme cuerpo de Alduim  volando de un lado a otro  en ese camino lleno de neblina demasiado espesa como para perderse en el dirección hacia el salón del valor: donde muchos guerreros se regocijaban en la celebración eterna.

Cuando bajó la escalera enseguida fue interceptado por un soldado  de los capas de la tormenta explicándole el temor a perderse en el camino, en cómo había llegado al fin de sus días y desde entonces ha intentado llegar al salón hablando y anhelando el gran banquete sin fin.

Las palabras fueron las mismas que le había dicho a cualquiera que se preocupaba por el devorador de mundos, él venía a derrotar a Alduim y acabaría la caza de guerreros caídos. Le ofreció acompañarlo y guiarlo en el camino pero desgraciadamente no llegó ni a la mitad del trayecto cuando fue testigo del cómo el enorme primogénito devoraba esa alma perdida aunque desgraciadamente no había sido esa la única ocasión en la que él fue testigo de aquel suceso trágico.

Al llegar, un puente hecho por el esqueleto de un enorme dragón unía la entrada y el salón  del valor, tan blanco como la nieve y brillante como un séptim. Había un guardia cuidando la entrada del puente y por ende también la del salón, un hombre grande y resistente con armadura ligera. Afirmaba aguardar la entrada por órdenes y dejaría entrar a los guerreros que él creía dignos: pese a que le menciono que él era el sangre de dragón aun así no se apartó, sus palabras fueron claras, ni sangre de dragón, ni un ser vivo lograría pasar no sin antes  vencerlo en un duelo seria digno para cruzar el  puente.

Aceptando la prueba del valor tuvo que desenvainar su espada nuevamente para dar comienzo al combate. Tsun fue el primero en atacar, un golpe con una espada de dos manos algo que lo hizo reaccionar levantando su escudo para bloquear el ataque feroz del guardián pero había sido demasiado fuerte como para descalabrarlo, era fuerte así que rápidamente tirando el escudo con un giro ágil en su propio eje para ahora tomar la espada de una sola mano con ambas   al mismo tiempo que daba un grito de guerra para ahora él atacar, en sus ojos un brillo lleno de valentía  sin apartar su mirada del enorme hombre que no se dejaba intimidar.

El choque  de espadas se escuchaba en un sonido sordo, golpes que bloqueaban y daban con tal de lastimar y matar a su contrincante. Un último golpe logró hacer que se separara de Tsun, sus propias manos temblaban mientras el vaho de su respiración se veía casi como el de un toro molesto.

Dando otro grito de guerra característicos de los nórdicos insertó el golpe y por fin el guardia de la puerta  cayó, demostrándole su valor, lo que era de verdad un sangre de dragón.

Tsun, reconoció la valentía y el coraje, lo dejó entrar. Cruzando el puente de manera rápido pero  de una manera relajada para descansar ya que se venía una pelea aún más fuerte que la de los Drauner  con nombre, antiguos guerreros con el poco conocimiento de la voz, más difícil  que el señor supremo de la muerte o al menos uno de ellos, más difícil que Nahkriin y los Drauner que lo acompañaban: estaba a punto de enfrentarse al devorador de mundos, el hermano mayor, el primogénito  de toda la raza de dragones.

Cuando entró al salón del valor quedó totalmente impresionado por lo que había dentro, un enorme lugar con grandes mesas y un banquete encima de estas: por más que comieran  no se acababan, seguían frescas  y deliciosas,   su aroma, su color todo en su punto exacto para el paladar.

Uno de los guerreros, Ysgramor,  se había acercado a darle la bienvenida aunque eso no duró mucho pese a que estaban enterados de que él era un ser vivo. Indicándole que los tres héroes lo estaban esperando, aquellos guerreros que habían peleado sin miedo contra Alduim a lo cual le habían ofrecido su ayuda que sin dudarlo lo aceptó.

El plan era claro, salir, apartar la niebla  alrededor para así dejar expuesto al devorador de mundos que no esperó a atacar a los cuatro guerreros que venían a enfrentarlo.

—Ven por mi Dohakiin—escuchó la voz de Alduim. Gracias al grito de despejo de cielos pudo, o mejor dicho pudieron apartar la niebla revelando al monstruo que tenían que derrotar.

Haciendo el Thúum  de desgarre de dragón lograron hacerlo caer de los cielos dándoles oportunidad para atacarlo, sin permitirle que escapara como la última vez.

Eran cuatro guerreros, cuatro sangres de dragón contra un poderoso dragón, pese a la desventaja el espíritu guerrero y la sangre de dragón  corriendo por sus venas   los guiaron a una victoria próxima al ver las heridas del Alduim.

—¡No! —gritó el devorador del mundos; dando un poderoso Thúum  que hizo caer unas enormes bolas de fuego  del cielo. Su mirada oscura se fijó en el sangre de dragón a lo cual lo había perseguido hasta Soungarde para derrotarlo y por desgracia lo había hecho así como la primera vez— No caeré de nuevo —habló mientras daba un grito provocando la confusión entre los guerreros, aprovechando esa oportunidad alzó el vuelo no sin antes tomar a Dohakiin entre sus garras y llevarlo con él.

Pese a la altura y que podría morir si el dragón lo soltaba parecía no importarle ya que lo atacaba con lo poco que tenía, en el proceso del  agarre se le habían caído la mitas de pociones, armas y demás que cargaba para sus viajes.

Al estar muy retirados Alduim entró a una de las cuevas arrojando así al nórdico que había secuestrado. Este cayó al suelo mugriento levantando un poco de polvo ensuciando las pieles que formaban su ropa. Sacando una espada de mano al igual que un hechizo de fuego en la otra: estaba decidido a no rendirse y matar a toda costa a Alduim sin importarle salir herido o peor aun muerto.

El enorme cuerpo del dragón negro lentamente caminó hacia el nórdico que este a la vez guardaba distancia. Sólo bastó un suave aliento de fuego para quemar las prendas del contrario, este, desesperado, comenzó a quitarlas con temor a las quemaduras que podría causar.

Le había dado la espalda y cuando la última prenda cayó al suelo volteó a con Alduim para tan sólo notar la cercana de este a su persona y en como en unos segundos tenía su cuerpo aprisionado entre el suelo y el enorme cuerpo.

Claro que el intentar zafarse del agarre era absolutamente imposible pero él era un guerrero, un nórdico, no se daría por vencido tan fácilmente, claro que dejó  de moverse hasta que sintió algo inusual y sobre todo caliente y grande entre sus piernas, no quiso voltear hacia abajo y ver lo que exactamente era pero sabía que no debia de ser bueno para él y su orgullo.

No entendía que hacía o por qué lo hacía pero claro no preguntaría, intentó alcanzar una de las hachas que esa cueva tenia a causa del fallecimiento del que las empuñaba pero claro, la fuerza de Alduim  y la poca libertad que tenia se lo impidieron. Tragó saliva antes de sentir como intentaba torpemente introducir su miembro en el interior del nórdico, aunque por mucho que lo intentara estaba seguro de que esa cosa no entraría al igual que lo sabía el devorador de mundos.

Después de varios intentos fallidos el dragón se había cansado soltando al nórdico que este aprovechó para intentar apartase aunque claro  sólo basto un fuerte pisotón de sus garras al cuerpo  para que no hiciera aquello, después de recuperar un poco las energías que la batalla anterior, las heridas y el intento de aparearse que lo habían agotado.

La respiración pesada del nórdico se mezclaba con la del dragón aunque esta última soltaba un aliento caliente, que en cierto modo le agradaba por el hecho de que se encontraba desnudo y en una cueva demasiado fría. Volvió a tensarse  al sentir de nuevo como Alduim volvía a intentarlo pero esta vez lo había acercado a una de las enormes rocas de la cueva tanto para darse soporte y poder tener aprisionando al nórdico.

Después de unos intentos fallidos más por fin pudo meter al menos la punta aunque tampoco duró mucho cuando ya se encontraba por completo dentro y moviendo sus caderas, la proporción enorme de esa parte y el pequeño cuerpo del nórdico hacía las cosas muy incomodas para los dos pero parecía ser que el dragón no quería detenerse hasta que llegara a la fecundación.

Sus entrañas se desgarraban sin piedad y pese a que podría usar el hechizo de curación aun así el dolor seguiría a flor de piel, parecía ser que poco le importaba que el nórdico muriera mientras era follado. Ambos soltaban solo suspiros,  gruñidos: de molestia y dolor y a consecuencia de eso el sometido no se pudo preparar para  la considerable corrida que el dragón realizó, sintiendo su estómago aún más lleno de lo que estaba a causa de la punta que golpeaba sus órganos  y formaba un enorme bulto en esa parte.

—No caeré tan fácilmente— fue lo último que escuchó antes de sentir la conocida sensación que causaba aunque esta vez un poco más caliente y además solo se concentraba en una parte de su cuerpo, mas específicamente en su abdomen bajo.

Al momento de incorporarse después de un par de minutos notó que en realidad no había rastros del dragón o al menos sus huesos era lo único que quedaba después  de absorber el estado físico de caído: intentó sacar conclusiones del porque no había pasado como anteriormente, dejando atrás sus huesos, quizás se debía al lugar, después de todo estaban en Soungarde ya que era el sitio de los muertos, no queria pensar en eso y mucho menos con ese dolor punzante en su parte baja.

Con dificultad se levantó y caminó con un paso lento y torpe hacia uno de los esqueletos, parecía llevaba una especie de traje de monje, sin importarle que oliera a piel putrefacta lo levantó y se lo colocó encima para cubrir su cuerpo desnudo y así darse un poco de calor, tardando un par de minutos para salir y otros más para encontrar  a los guerreros que lucharon junto a él en contra del devorador de mundos, agradeciéndole lo que hizo y finalmente despedirlo, que en un futuro lejano se encontraran de nuevo en el festín eterno, ya tenía un lugar reservado en la mesa de banquetes del salón del valor.

Finalmente la profecía se había cumplido, su destino estaba hecho así que pudo regresar de nuevo al mundo de los vivos, pensando que regresaría al mismo lugar de donde había partido pero en lugar de eso estaba en la garganta del mundo, y aumentando más su frustración y dolor estaba rodeado de dragones, por un momento pensó que tendría que luchar contra ellos a causa de su líder caído pero mucha fue su sorpresa cuando también encontró ahí a Paarthurnax.

—Lo hiciste Dovahkiin, has derrotado a Aldum —habló Odahviing

Que después de felicitarlo le dio la oportunidad de llamarlo con el grito “invocar Dragón” dando por hecho que le serviría a cierto punto, lo había prometido antes de dejarlo en la entrada de Songarde.

Pese al reconocimiento aun sentía que en realidad Alduim no se había marchado del todo, no lo había derrotado y una prueba clara era que el rastro de su cadáver no había quedado en la cueva, algo estaba mal y temía que fuera por lo que hizo antes de morir. Sus pensamientos fueron borrados al notar la cercanía de un nuevo dragón.

—El Ragnarök— mencionó mientras retrocedía un poco. Al ser escuchado por los demás dragones, Paarthurnax se acercó; el nórdico por inercia retrocedió hasta el muro quedando acorralado y permitiéndole que hiciera lo que fuera que pensaba realizar.

Paarthurnax sopló suavemente en el abdomen bajo de Dovahkiin quien  se retiró sorprendido al dase cuenta del asunto, sabía que el primogénito no se rendiría tan fácilmente pero tampoco lo creía capaz de aparearse con un mortal macho para salvarse: tomando en cuenta que su raza estaba constituida con puros machos aun así era extraño.

—Dovahkiin…—el mencionado alzó la vista hacia el dragón que lo había llamado — Los barbas grises entenderán el asunto. Detuviste a Alduim y es mejor que bajes y goces tu victoria, no obstante  si te sientes extraño regresa de nuevo a alto  hrothgar, ellos te lo explicarán a su debido tiempo.

Y así fue, el héroe de Skyrim regresá de nuevo a su vida, su prioridad, ser tan sólo un simple viajero yendo de posada en posada, un cazarrecompensas que lo movían las monedas de oro  y no le importaba el peligro. No le importaron las consecuencias que conllevaba el apareamiento entre un Dova y un sangre de dragón.

Continuara… 


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