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Thirteenth of Apocalypse por camilita4045

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Notas del fanfic:

Historia también en Wattpad: https://www.wattpad.com/story/137261121-thirteenth-of-apocalypse

Si quieren que haga un fic de esto mismo, con todo más detallado, pedirlo en los rws!

Notas del capitulo:

Lamento si queda confuso, espero que les guste.

En un castillo rodeado de espinas, se encontraba recostado en aquel ataúd de rosas blancas, rojas y rosas aquel joven Príncipe bello, sus ojos de color azul oscuro mientras que su cabello se mantiene aguamarina oriental, el cual tiene largo con dos mechones que enmarcan su rostro y un fleco que cubre la mayor parte de su frente.
Su tez es blanca y de rasgos definidos, era perfecto, más bello que una misma mujer.
Sin embargo el joven fue hechizado al sueño de 100 años.

Allí con sus manos sobre su propio pecho, como su fuese cual cadáver, por sus adentros se hablaba a si mismo. 

"¿Y está noche con quien he de soñar?"

En aquel sueño, él se encontraba de espalda, tocando aquellas rosas que tanto amaba y observaba en ese sueño que se encontraba, pues era lo único que podía ver.
Muchas personas llegaban a sus sueños para verlo, prometían volver, salvarlo... pero jamás lo hacían.
Pero ese sueño... fue especial.

En la villa, un joven,  de contextura delgada, piel blanca y cabello de color azul, con sus ojos también son de ese mismo color.
Se encontraba durmiendo, sumido en aquel sueño, donde caminaba por aquel camino de rosas, diviso a aquel bello chico, a ese príncipe soñado, quien al notar su presencia lo observo con sus bellos y temblorosos ojos, los cuales, cautivaron el corazón de este campesino de la villa.
Las mejillas del joven se ruborizaron al igual que las del Príncipe.

- ¿Tú quien eres? - Preguntó el Príncipe 
- Mi nombre... es Manigoldo ¿Y tú? - Preguntó nervioso, aunque no quisiera.
- Albafica... ¿Qué te trae a mi? - Preguntó sin quitarle la vista por ningún segundo.

Allí, el joven no sabía que sucedía, y el príncipe estaba en el mismo estado.
Por lo cual, ambos se acercaron y se tomaron de las manos, observándose nerviosos y sonrojados.

- ¿Sabes qué esto es solo un sueño? - Dijo Albafica con una pequeña voz, pues tenía miedo que terminará, de todos los que fueron allí, era el primero que hacía su corazón latir de esa manera.
- Lo sé... Y quiero que no se termine - Dijo Manigoldo sin quitarle la vista.
- Si sueñas siempre conmigo... y vienes aquí... me harás feliz.

Y así fue.
Todas las noches que Manigoldo dormía, soñaba con Albafica para poder encontrarlo. Cada noche Albafica le contaba todo lo sucedido en su vida, su nacimiento y la maldición de los 100 años.
Esa noche, fue especial, ambos danzaron de placer allí mismo, bajo aquellas rosas quienes fueron testigos del acto de placer carnal. 

"Y aún sabiendo que es un sueño, bailamos con pasión"

Manigoldo se encontraba sin su ropa inferior e interior, al igual que Albafica, la diferencia, era que la parte superior del traje de Albafica estaba abierta.
Los besos de Manigoldo, habían trazado todo un camino desde la boca del menor hasta su pecho, donde allí con lentitud lamió aquellos pezones para luego jalar esos un poco con un leve y tierno mordisco, logrando que el príncipe soltara sus gemidos.
El miembro de Manigoldo, rozaba las nalgas de Albafica, las cuales eran sujetada y apretadas por aquellas fuertes manos que poseía ese joven.

Poco a poco, un dedo bajo para penetrar aquella entrada, que provoco un grito de dolor por parte del peliceleste, el cual fue callado por un beso apasionado y lujurioso.
Con el tiempo, ese dedo fue acompañado por un segundo y tercero, los cuales se movían de varias maneras, desde circulo, tijera, entre otros.

Una vez, esa entrada preparada, dejo de penetrarlo con sus dedos para sustituirlo por su miembro, teniendo la posición de "La flor de loto".
El príncipe al sentir aquel miembro abriéndose paso en su interior, mantuvo aquel beso mientras colocaba sus brazos sobre los hombros del campesino para sujetarlo de los cabellos de su nuca sin romper el beso, el cual era correspondido por el último.
Una vez al estar totalmente adentro del que poseía titulo de realeza, comenzó a moverse levemente, guiando la cadera del príncipe con sus manos para que se moviera de arriba hacia abajo sobre su miembro. Quien al entender aquello, comenzó a moverse.
Aquella danza entre ambos cuerpos fue aumentando cada vez más y más, el miembro de Manigoldo rozaba repetidas veces el punto de placer de Albafica, el cual al sentirlo gemía en voz alta, hasta el momento que aquella semilla fue expulsada en su interior, y la propia entre ambos vientres. 

"Este maldito y demente cuerpo, que se ahoga en un estúpido romance."

Pero ese bello momento... fue roto por aquella mañana, que Manigoldo tuvo que despertar.
Mientras cenaba con su familia, no podía olvidar a aquel príncipe que robó su corazón.

"No puedo olvidarme de ti a quien veo en mis sueños."

Manigoldo todas las noches que quedaban habló con Albafica sobre su ubicación, pues quería saber si era verdadero o era un sucio truco de su mente.

- Estoy encerrado en una torre al norte del bosque, te darás cuenta al ver millones de rosas con espinas venenosas... pero... si dices ser mi amor verdadero, las rosas no te harán daño. - Dijo Albafica aquella noche. 

Y a la mañana, Manigoldo, a escondidas de todos, robó aquel corcel blanco para subirse en ese e irse galopando hacia el norte, directamente hacia al bosque, decidido a ir por su bello príncipe.
Galopó por varias horas hasta que por fin, a los lejos, diviso una hermosa torre blanca, que estaba cubierta de rosas rojas con espinas.
Donde allí, saco su cuchilla mientras bajaba de su caballo blanco para ir hacia esas que cubrían la entrada y comenzar a cortarlas, notando que no tenían aquel veneno, pero si podrían hacerle daño.

Una vez la puerta liberada de aquellas rosas, abrió esa enorme puerta de madera, para adentrarse y observar aquella cantidad de escaleras que daban a su único y último piso. Esas mismas comenzó a subirlas corriendo.
Cuando llego, vio sorprendido aquello.

Su bello Príncipe de ojos de color azul oscuro, cabello aguamarina oriental, largo con dos mechones que enmarcan su rostro y un fleco que cubre la mayor parte de su frente. Con esa bella tez es blanca y de rasgos definidos... igual que su sueño.

Con miedo, pasos temblorosos, sonrío en confianza para caminar firme hacia ese y acercarse a ese ataúd, que formaba un colchón de rosas para su bello durmiente.
Y allí, acercó sus labios para besar a ese joven Príncipe. 

"Y con una promesa de eterno amor yo de tus sueños te liberaré..."

 Logró despertarlo con el beso rompiendo la maldición de 100 años, pero al despertar el príncipe, a pesar de que ese se encontraba feliz, sabía algo estaba mal. Y es que, el príncipe sabía del poder que portaba.

Cuando el príncipe recordó su poder, abrió sus ojos, para derramar lágrimas de esos.

- Manigoldo... - Pronunció el nombre de su amado.
- ¿Qué? ¿Sucede algo? - Preguntó Manigoldo, comenzando a secar las lágrimas que Albafica derramó y simplemente abrazarlo.

"Mi amado... a quien he esperado. Y ahora a mi, El Bello Durmiente..."

El joven Príncipe bruscamente se separó de su amado, para sujetar su vientre con sus propias manos, mientras que su flequillo cubría sus propios ojos. 
Pero cuando alzo su mirada, mostró lágrimas en su ojo derecho, mientras que el izquierdo estaba totalmente teñido de negro, con su iris afilado como el de un gato y de color blanco, el cual ese se movía de un lado a otro, como si tuviera vida propia. De ese mismo ojo, cayeron lágrimas que parecían de alquitrán. 

- ¡YA MATAMÉ! - Le gritó Albafica a Manigoldo.

"El hilo de nuestro destino se enredó." 

Manigoldo, tenía la piel totalmente blanca, sorprendido y petrificado en aquel lugar, mientras veía a su amado de esa forma, entendiendo el porque estaba dormido.
De la espalda de su amado, aquellas patas, que simulaban a las de una araña comenzaban a salir... era un monstruo... ¡ERA SU MONSTRUO! ¡SU BELLO Y AMADO PRÍNCIPE DURMIENTE!

"Y el cruel carmesí todo lo ha de teñir"

"El maldito y demente cuerpo ya despertó."

"Volviéndose en su verdadero ser..."

- ¡Antes de que comience toda la destrucción! ¡Rápido! - Gritó Albafica angustiado. 

A pesar de escuchar lo pedido, Manigoldo no podía asesinar a la persona de la que estaba enamorado, por lo que lo toma en brazos  y corre hacia el balcón que estaba allí.

Mientras lo tenía en brazos, toma una de las manos de Albafica, mientras que de sus ojos caen aquellas lágrimas.
Albafica, quien a pesar de sufrir, cerro sus ojos, dejando que de esos por primera vez se acumularan sus lágrimas y cayeran. Lágrimas de amor verdadero. 
Y allí mismo se tiran ambos  diciendo como última frase que se hundieran nuevamente al mundo de los sueños.

"Para poder estar juntos en nuestros sueños..."

(...)

Varios aldeanos, quienes se percataron de la desaparición de Manigoldo, viajaron junto con la familia de ese para buscar por todos lados... hasta que dieron con aquel lugar.

Allí mismo, se encontraban ambos cuerpos, que manchaban el suelo de color carmesí, la cual formaba una enorme rosa de ese color bajo ambos cuerpos sin vida, los cuales aún portaban sus lágrimas.
Ambos cuerpos se encontraban abrazados, sin embargo, Manigoldo tenía extendida una mano, la cual portaba una rosa blanca, que se teñia poco a poco con la sangre de ambos.

Nadie pudo acercarse a ambos cuerpos, pues, las rosas cubrían todo el lugar, protegiendo ambos cuerpos para que se quedarán allí.

"¿Manigoldo?"
"¿Si?"
"Gracias por liberarme, aunque ahora te tengo encerrado en un sueño eterno"
"Me alegro que sea eterno... así estaré siempre conmigo"

Y aquellas almas perecieron con sus cuerpos.

Fin.

Notas finales:

Espero que les haya gustado mucho! no olviden dejar sus rws!


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