Si el mundo fuera un convento todos tendríamos una sola forma de pensar. Tendríamos una sola creencia y una devoción tan grande que no pensaríamos en nuestros propios intereses, viviríamos para y por el otro.
Las guerras acabarían, los ladrones no existirían y todo aquel que nos daña, se extinguiría.
Pero cualquier persona que pensase diferente sería tachado como satánico, como peligroso y la población buscaría erradicarlo. “Eso no es de Dios” “¡Hereje!” “Dios te castigará” “hijo de Satán”
Creo que no estamos tan lejos de que nuestro mundo viva y piense como lo hace una persona cerrada al cambio.
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Los ojos azabaches se elevaron hasta encontrarse con la despectiva mirada del profesor. Éste último le lanzó una mirada de reproche incitándole a contestar la pregunta previamente realizada, la cual el oji-negro no escuchó.
-Lo siento Señor Lee, no prestaba atención a su clase- el aludido bufó mientras hacía un ademán con las manos señalando que seguiría con su clase.
La clase de historia siguió su curso, los estudiantes hacían sus apuntes mientras que el profesor hablaba y se emocionaba al explicar la segunda guerra mundial. Las diferencias de edades entre el profesor y el alumnado eran casi inadvertibles. El profesor Lee Jin Ki le llevaba solamente 5 años al más joven de sus alumnos y la mayor parte del tiempo el profesorado lo confundía, varias veces llegaba a enterarse de todos los chismes de la universidad, tanto de profesores como de alumnos. Como el caso de que la docente de Políticas Culturales, Kim Tae Yeon, había terminado con su pareja, que la maestra de Inglés la estaba pasando mal y recientemente de enteró de un “crush” que tenía alumno con él. Lee Joon, se hace llamar.
La clase finalizó con las campanas resonando. Los alumnos empezaron a guardar sus cosas, algunos más rápido por las siguientes clases y otros más lentos, en señal de que una hora libre se acercaba. Jin Ki comenzó por desenchufar su computador del proyector mientras que los últimos alumnos dejaban el salón.
- Onew, lamento haber estado en otro mundo durante la clase, pero ya sabes que tengo muchas cosas en mente- Jin Ki levantó la mirada ante escuchar su apodo y se encontró con la mirada azabache que le causaba miles de problemas.
- Señor Choi, le recuerdo que no debe llamarme por mi nombre en la Universidad- Le reprochó sin dejar de guardar sus cables.
- ¿De verdad?- preguntó atónito- Pero si no hay nadie en el salón.-
- Minho, Cualquier profesor puede venir a preguntar por el aula y si ve que llevo una relación de “confianza” con un alumno puede ocasionarme problemas-
- Ya si quiera me llamas por mi nombre-
- Minho, ya.- Le encaró- Quiero evitar problemas, así que agradecería que hicieras caso a las recomendaciones de tu profesor y que por favor, presta atención a mi clase-
Con su maletín cerrado y todos los cables en sus respectivos lugares, decidió dejar al azabache en el salón ante la atenta mirada de éste último.
- ¿Vendrás a comer el siguiente viernes?- Pronunció el más joven.
Jin Ki asintió y segundos después desapareció por la puerta del aula 22, del edificio de Ciencias y Humanidades dejando a Minho solo. Unos minutos después el azabache imitó al profesor dejando esta vez el aula sin un alma.
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-¡Eh Putita!-
-¡Princesita!-
-¡Zorra!-
Los insultos y sobrenombres resonaron por todo el pasillo e hicieron que Kim Kibum pusiera sus ojos en blanco, les faltaba poco para aventarle comida y ser completamente unos animales. Era increíble como estando en pleno siglo 21, en Una Universidad repleta de jóvenes con acceso a la información y con “valores”, siguieran ocurriendo estas muestras de burla hacia los homosexuales.
Kibum o “Key” como se hacía llamar, se había declarado gay desde hacía ya un año, después de varias relaciones no fallidas se dio cuenta de que su corazón latía más rápido y se quedaba sin aire por un chico dos años menor que él, Choi Minho.
Aunque el encanto pronto cuando decidió confesarle sus sentimientos y Minho se había encargado de dejarle claro que él no era un Puto Maricón. Los hombres suelen ser bastante crueles cuando algo no les parece.
Después de 2 días toda la Universidad conocía el uno de los secretos más grandes que guardaba Key. No pasó ni una semana cuando ya le gritaban en los pasillos, le dejaban notas en su casillero y se murmuraban todos los “fetiches” que seguramente tenía. Como si el ser Gay significara ser pervertido.
Para empeorar la situación, su tormento apareció al final del pasillo, rodeado de sus amigos- o mejor dicho gorilas- y con una mano tenía envuelta a Yoona, su novia. La chica más sexy de la escuela era novia del chico más apuesto, muchos dirían, la pareja perfecta.
-Oye Key, ¿te gusta por detrás porque no eres competente por delante?- Las risas de Chanyeol, quien estaba a la izquierda de Minho, se escucharon demasiado elevadas. Key sólo quiso pasar de largo pero los amigos de Minho le arrebataron la mochila.
-¿La quieres Key?- Taecyeon le subía y bajaba la mochila a medida que Key se esforzaba por atraparla, su estatura baja no le ayudaba mucho y menos a comparación de Taecyeon.
- Si la quieres debes atraparla- Minho se burlaba y se complacía al escuchar a su “ejército” hacer de las suyas.
Key se estaba haciendo a la idea de que perdería su mochila pero la presencia de un profesor le permitió recuperar su mochila. Pensó en agradecer al profesor hasta que notó que le hacía una mirada de asco pensando que no se daría cuenta. Ser homosexual en Corea del sur no es precisamente fácil.
Key recobró su rumbo a la clase de su profesor preferido, que curiosamente daba su clase favorita, historia.
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Minho arribó a su casa enseguida terminadas las clases, dejó la mochila en la sala y escuchó como su madre preparaba la cena, sin hacer ruido su hijo se acercó y se abrazó al cálido cuerpo de la señora Choi. Su madre pegó un brinquito ante la sorpresa pero sonrió al reconocer los fuertes brazos de su primogénito.
-Hola Madre- Minho se despegó y enseguida sintió helado a la altura de su pecho. Separó una silla de la mesa y se colocó en ella para después sacar su teléfono móvil y avisarle de su llegada a Yoona.
Su madre notó la acción y pregunto por la novia de su hijo a lo que recibió de respuesta “todo bien”, decidió no preguntar más y escuchar los comentarios que hacía su hijo respecto a su día.
Minutos más tarde su padre llegó del trabajo y se sentó frente a él, tocaron unos cuantos temas de política y el Choi mayor preguntó el cómo le estaba yendo a su hijo en la carrera. Como buen Choi estudiaba Derecho y producía un orgullo en su padre.
-Háblale a Seohyun para que baje a cenar- su madre le lanzó una mirada dulce, él únicamente se levantó de la mesa y fue en dirección al cuarto de su hermana.
La música estaba alta tanto que se escuchaba desde antes de subir las escaleras que daban al segundo piso donde se encontraban los cuartos de los más jóvenes de la familia. Abrió y se encontró con la delgada figura de su hermana recostada en la cama tres veces más grande que ella.
-Enana, dice mamá que bajes a cenar-
Seohyun levantó la mirada del libro que leía y asintió, dejó su libro encima de su cama no sin antes asegurarse de dejar un separador en la página donde había quedado su lectura. Su hermano observó los delicados movimientos que hacía la chica e hizo un ademán apurándola a salir.
-Ya voy oppa- Su delicada voz sonó un poco molesta ante el trato.
La chica poseía una belleza angelical, su larga cabellera azabache combinaba perfectamente con su piel pálida y el tono rosaseo de sus mejillas y labios le hacían lucir como una muñeca de porcelana, en tamaño real.
Los hermanos bajaron las escaleras, el mayor enseguida de la menor y mantuvieron esa misma estructura hasta que llegaron a la mesa donde los platos y vasos ya se encontraban en sus respectivos lugares, Minho tomó su lugar a lado de su padre y la Choi menor tomó asiento frente a su hermano y a lado de su madre.
La cena transcurrió tranquila, el Choi mayor preguntaba a sus hijos acerca de la escuela, Minho en 6 semestre de Derecho y Seohyun en el último semestre de Bachillerato, pronta a graduarse. Ambos con buenas notas y el hermano mayor con mucho que platicar, al contrario de su hermana que trataba de callar y daba cortas respuestas a las preguntas de su padre.
- Esta mañana en el despacho un maricón de mierda se quejó conmigo del trato que le dan los otros abogados- comentó el padre
- ¿Por qué cariño? ¿Le tratan muy mal?- preguntó delicadamente su mujer
El señor Choi soltó una risa burlona y arqueó la ceja.
- Obvio mujer, ¿qué esperabas? Si eres homosexual es obvio que nos burlaremos de ti- la obviedad con la que respondió hizo que la menor de la familia bajara la cabeza y siguiera comiendo su cena.
- Cariño- susurró la señora Choi- No hables así frente a los niños-
- No te preocupes mamá, Seohyun y yo tenemos muy claro lo estúpidos que son los homosexuales- Minho añadió para sorpresa de su madre- ¿cómo un hombre puede “fijarse” en otro hombre habiendo tan hermosas mujeres?-
- Eso mismo digo yo hijo-
La cena terminó con el padre despidiéndose para ir a sus aposentos, Seohyun lavó su plato rápidamente e imitó a su padre al subir a su recámara. Minho estuvo a punto de efectuarlo lo hecho anteriormente por sus familiares cuando la suave mano de su madre le retuvo por el hombro.
- Minho, no me gusta que te expreses de esa manera- Minho la miró extrañado.
- ¿Sobre qué?- inquirió
- Sobre los homosexuales hijo, ellos también son personas- No le dio tiempo de terminar su frase cuando Minho rodando los ojos le quitó la mano de su hombro.
- Estoy consciente de que son personas Mamá, pero no es normal-
Su madre se le quedó viendo consternada, exhaló todo el aire que tenía en sus pulmones resignada, su bebé crecía y mantenía unos pensamientos que ella no le había enseñado.
Minho se alejó de su madre no sin antes darle un beso de despedida y una mirada tranquilizadora, a los pocos segundos la señora Choi se quedó sola en la cocina.
- Sólo son diferentes-
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La clase de Historia parecía mercado en lugar de clase, los alumnos hablaban y se aventaban cosas entre ellos, Jin Ki no podía dejar de pensar que parecían bárbaros. El pobre Kibum sentado hasta el frente recibía continuos golpes producidos por bolitas de papel, prefería ignorarlas ya que siempre resultaba peor si se lo comentaba al profesor, algunas de ellas tenían mensajes hirientes que prefirió ignorar.
Minho estaba en su celular y soltaba una que otra risita cuando Taecyeon le señalaba un bolita de papel que estaba destinada a chocar contra el cuello de Key, pero él no participaba en esos ataques.
- Chicos, ¿Podrían prestarme un poco de atención?- La voz de Jin Ki era escuchada por pocos, Key le lanzó una mirada tranquilizadora, pero sintió que su paciencia se iba acabando. -¡Chicos!-
Unos golpecitos en la puerta distrajeron a Jin Ki, al darse cuenta de quien se trataba se pasó las manos por el cabello tratando de calmarse, inhaló y exhaló 6 veces y se paró derecho frente a la clase mientras le hacía señas a la persona detrás de la puerta para que entrase.
Los ojos de Minho se elevaron y una mueca de confusión se implantó en su rostro al ver entrar una figura masculina delgada, portando unos jeans entubados y una playera suelta, la cabellera rubia revuelta y una pequeña sonrisa adornando su fino rostro.
-Jóvenes, quiero introducirles a su compañero que estará de oyente en esta clase durante este semestre-
Jin Ki le lanzó una sonrisa al joven que acababa de entrar y le señaló que tomara asiento. El rubio se dirigió a un costado de Key dónde estaba el único asiento libre y dejó su mochila en el suelo.
Kibum le observó, no estaba vestido como un chico común, tenía una esbelta figura y un gusto bellísimo para la ropa. Su cabellera despeinada le quedaba bien lo único que no le cuadraba eran sus zapatos, por un momento estuvo a punto de decirle que unas botas negras lucirían mejor en vez de esos tennis grises.
-Preséntate a la clase-
El rubio se ladeó para poder observar a sus compañeros y con una voz clara pronunció:
-Mi nombre es Lee Taemin, estaré de oyente en esta clase-
Observó a todos sus-ahora- compañeros y notó que le miraban de muchas maneras, unos con asombro, otros con curiosidad y unos con asco. Ante esta última mirada sonrió dejando ver su dentadura blanca.
-Y soy Gay-