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Hot banana por susuyajuzo

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Notas del capitulo:

¡Hola a todos!


Tanto tiempo que no actualizaba. La verdad andaba algo ocupada y con problemas. A parte de que por aquí se me dificulta más publicar. Aun así, si alguien todavia me lee y espera la continuación por aquí, espero que les guste el capítulo. Sin nada más que decir comencemos... 

Cómo saber si eres Roronoa Zoro en Hot banana:

Si aciertas la mayoría; probablemente eres como él.

1.-Tienes el cabello verde.

2.-Te pierdes en tu propia casa.

3.-No quieres admitir que eres gay.

4.-Te excitas con rubias encadenadas.

5.-Tu novia te deja por la misma rubia encadenada.

6.-Tienes un amigo bien sexy que pensará bajarte a la rubia.

7.-Duermes en clase.

8.-Eres un pervertido. 

 


2

—Claro que lo eres, si te pusiste duro... ¡Marimo pervertido!

Zoro se ruborizó intensamente al darse cuenta de la verdad, consiguiendo solo apretarse su "área" con las piernas, casi queriendo desaparecer de la faz de la tierra.

Sanji sonrió con picardía, echándose a reír.

—No digas tonterías estúpida rubia. Y no fue mi culpa, sólo fue la reacción de mi cuerpo —exclamó el muchacho —Además, me vale mierda lo que dices, yo me largo de este lugar.

—Sí sí, lo que digas. Aunque debo decir que aún no llegamos. Y sobre lo otro, no quiero salir en las noticias por la culpa de una alga apestosa que me quiso follar —respondió, levantándose por un momento del asiento. Luego se quitó el gabán negro, traspasando con lentitud la tela de sus brazos, para finalmente dejar a la vista una camisa violeta; arremangada hasta los codos. —Yo jamás haría algo así —hablo Zoro; molesto —Nunca me fijaría en alguien como tú. Debería estar muy loco si algún día lo hiciera. Pero estoy muy seguro de que eso no va a pasar.

En cuanto termino de decir ello, un horrible estremecimiento lo atajo al imaginar su vida al lado de un hombre como él. Visualizando las escenas más locas y descabelladas si lo tuviera como pareja. Entonces, deseo que aquella idea desagradable desapareciera de su memoria. Después se alejo un poco, volviéndose hasta la parte solida de la puerta de salida. Así que intento abrirla con un vago intento, pero esta no cedió.

Acto continuó, Sanji encendió un cigarrillo y empezó a buscar entre sus bolsillos alguna chuchería para entretenerse. Tratándose de una piruleta o golosina. Al igual que un tipo de conversación para con el peliverde. Y seguido de varios minutos; estacionó el convertible, entre los demás automóviles de los residentes de la universidad. Fue así que, frunció el entrecejo y cruzo la piernas; dando por último una calada a su cigarro.

—Ya hemos llegado... —murmuro —Sólo esperó que puedas caminar bien. Con eso entre las piernas me moriría de vergüenza si me ven así las señoritas —espetó, expulsando el humo de sus labios —Pero... para que se te baje, te puedo dar un chupetín...

Roronoa casi se ahogó por la última oración dicha por el blondo. Captándose en la fina capa de su morena piel, un leve sonrojo. Sin embargo, recostándose, con los ojos completamente abiertos; Sanji Vinsmoke dejo escapar un suspiro y comenzó a reír —¡¿Acaso crees que yo?! ¡Eh marimo! ¡No me jodas!... Yo hablaba del caramelo. Para ti, para enfocarte en otra cosa... Se nota que eres muy pervertido. Pero de todos modos me gustaría que trabajaras conmigo.

—¡¿Cómo actor porno?! —anuncio; exaltado.

Con las mejillas pálidas, floreciendo en sus pómulos un color cálido que intensificaba el color de sus ojos; Vinsmoke negó con la cabeza. A punto de darle un golpe por tener una mente tan cochambrosa.

—¡No me refiero a eso marimo! Hablo de ser chofer en las mañanas. —exclamó, pasándose las manos por el rostro —Pero eso se acaba ahora, ya que encontré uno nuevo.

Un suspiro de alivio escapo entonces de los labios resecos de Roronoa Zoro, intentando de nuevo abrir la puerta del auto. Pero, al cabo de un tiempo, sintió al joven de cabello rubio acercarse más de la cuenta. Como si fuera capaz de mirar a leguas su respiración pegarse contra las ventanas, y sus cabellos acariciaran la punta de su nariz; provocando con las yemas de sus dedos el tintineo de sus pendientes.

—Eres un jodido pervertido, pero quiero ayudarte con esto... —susurro en su oído, escuchando el traspase de saliva por la garganta del chico peliverde. Luego, por el estrecho lugar, se posicionó; casi sobre su regazo, colocando su rodilla derecha flexionada, entre el bulto de los pantalones de Zoro. Ejerciendo un sutil movimiento, estimulando poco a poco su erección. Liberando un pequeño gemido ahogarse en su boca, chocando contra su lengua y sus dientes.

—¿Qué estás haciendo maldito cejillas? ¡Alejate de mi! —intento decir, con demasiado nerviosismo. Por consiguiente, en el acto de separación; sus manos gruesas se posaron sobre las caderas estrechas del blondo. Sintiendo la curva que se deslizaba para formar el arco de sus nalgas. Que, por mera inercia, las apretó; acercándose mucho más. Pero, de repente, Sanji lo apartó; liberando el agarre de Zoro. Sonriendo con picardía.

—Sí, sé que estoy bien cachondo, pero no me agarres el culo cuando apenas te acabo de conocer. Además, yo solo te iba ha ayudar a abrir la puerta. Me di cuenta de que tenías problemas para abrirla.

El muchacho hizo una inclinación de cabeza, y aparto la mirada fuera del área de visión del rubio. Instantes después ambos bajaron del coche. Primeramente fue el más joven, comenzando a alejarse. Aunque con la vergüenza a flor de piel, se devolvió por una cosa muy importante. Pero Sanji lo entrego, lanzándolo directo con una patada.

—Marimo-kun, se te olvidaba algo.

—Lo sé... —dijo, pasándose los dedos por la nuca —Y gracias por traerme.

—De nada niño erección —respondió, volviéndose a reír.

Zoro se ruborizó nuevamente, soltando un gruñido de molestia por el mote con que lo había llamado. Sin embargo, recordó también lo que debió traer para su entrenamiento. E inmediatamente, grito y se dio un golpe en la cabeza por haberse olvidado de algo tan importante ¡Como había sido capaz de olvidar sus preciadas katanas en su puta cafetera de mierda! Y lo que más le inquietaba era no poder salir para recuperarlas; a menos que pidiera permiso con su profesor, pero eso era imposible. Ya que había tenido un sinfín de problemas con él.

—¿Qué sucede?

—Nada... bueno... yo... yo olvide mis katanas para el club en mi auto. Y necesito volver por ellas. Es muy importante que lo haga, sino, estoy seguro que perderé otra clase.

—Entonces... si quieres, puedo traerlas para ti. No tengo absolutamente nada que hacer... bueno, algo si, pero será hasta las diez de la mañana —anunció Sanji Vinsmoke, metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón. Tenía la ligera impresión de interés tan fuerte por ese chico. Pero solo era momentáneo.

—¿En serio?

—Sí, lo digo de verdad. Así que ya no me veas con esa cara de culo marimo idiota. Iré por tus espaditas y asunto arreglado. Y como me caíste bien, te deje un regalito para que te masturbes.

Cuando dijo ello, Zoro apretó la mandíbula, y su gesto se hizo aterrador. Para salir de ahí antes de que lo vieran con ese sujeto.

💖

—¿Nami-san, Nami-san... ha visto a Zoro-kun? —preguntó la hermosa Violet, sentándose frente de la chica mencionada.

Se trataba de un joven totalmente encantadora. De tez morena y cabello café obscuro. Sus ojos eran color miel, que, con el atuendo que revelaba su escote la volvían una verdadera belleza. Por otro lado, se encontraba Nami; una muchacha igual de hermosa que Violet. Sólo que su llamativo color de cabello resaltaban su delicada piel blanca y sus ojos ambarinos.

Ahora, se encontraban entre un fuerte ruido procreado por las voces del salón de clases; esperando la llegada de su profesor. Al fondo, se veían varios grupos de alumnos que charlaban de tantas cosas importantes; como riendo por sus estupideces. Y, de cuando en cuando, lanzaban bolitas de papel al igual que unos niños. Uno de ellos sólo soltaba carcajadas y se impresionaba por las historias inventadas por su mejor amigo, que, se daba aires locos de grandeza; proclamándose a si mismo como "capitán Usoop". También, más allá, cerca de la esquina donde parecía un grupo de tipos rudos y bravucones. Se hallaba un sujeto tranquilo leyendo, acompañado de otro tipo pelirrojo, que a cada rato lo molestaba quitándole su gorro blanco moteado.

Después de un momento, la joven se inclinó hacia adelante y se arreglo el cabello. Respondiendo su pregunta —¿Zoro?... No, no lo he visto llegar. Pero no te preocupes, ya sabes como es él. A puesto que se perdió y tardará casi todo el día en llegar hasta aquí. Ese sujeto no tiene remedio —volvió a decir, dándole unas cuantas palmaditas a Violet sobre sus hombros —Sé que ahora te interesa ese bruto porque están saliendo. Así que sólo acostumbrate a esa horrible y tonta maña que tiene.

—Sí —respondió la chica; sonriendo —Gracias por el dato Nami, es que estaba algo nerviosa. —Exclamo. Dejándose caer en la silla de su lugar. Luego, apoyo su barbilla contra el dorso de su mano y se puso a esperar. Mirando de vez en cuando la puerta de la entrada. Para finalmente dar un suspiro esperanzado.


En ese mismo sitio, en otro lado, exactamente en el transcurso de ese periodo


Se aseguró de cerrar la puerta con seguro, abriendo con lentitud la rendija, entró ansioso y apresurado. Una vez ahí se apoyo contra las paredes del cubículo, luego, agachándose; se deshizo de la hebilla de su cinturón, liberando su prominente erección. A continuación, se quedó quieto, creyendo aquello como un acto horriblemente prohibido, pero, en el momento en que sintió el roce de su ropa interior, comenzó a dirigir con dificultad sus dígitos hacia la longitud erguida de su polla. Porque podría asegurar que le dolía como en el infierno, y todo por culpa de ese sujeto con cejas de caracol. Al principio pensó que se trataba de un mero reflejo de su cuerpo, pero cuando se disponía a pisar su salón de clases; comenzó a recordar el aroma adictivo del cabello rubio de Sanji. Su cuerpo, la sensación torneada de su cintura, el color de su piel, el color de sus ojos, incluso el tono de su puta voz. Afuera, oyó las voces de varios chicos ocupando su correspondiente cubículo, incluso también logro escuchar una estúpida platica romántica —de una supuesta novia —para su amigo. Pero estaba seguro que ninguno de ellos sabía que se encontraba masturbándose con los recuerdos recientes de un actor porno.

Fue así que Roronoa Zoro mando todo al carajo, intentando mentalizar su acción como algo no "Homosexual".

Hacia tiempo que no lo hacía, ni mucho menos había intentado tocarse con ver una película erótica. Sin embargo, la curiosidad lo llevo a averiguar acerca del "regalito" que le había entregado el rubio. Y cuando encontró las revistas, les dio una pequeña hojeada; deteniéndose a mirar una imagen tipo bondage. Allí se veía a Sanji atado de las muñecas con esposas, y los pies destacaban con una cuerda aprisionados. Estaba totalmente desnudo, con una venda roja cubriendo sus ojos, pero era capaz de apreciarse la excitación de su rostro. Tenía unas medias obscuras sujetadas a un liguero que descendía desde sus caderas y una chaqueta de cuero dejaba a la vista su tórax ejercitado. Las piernas estaban cruzadas sobre una cama con sabanas escarlata, y a leguas, se derretía en un baño de esperma.

Por ende, en ese escaso descubrimiento, el chico peliverde deseo con ansias probar la piel sudorosa y adictiva que imaginaba con fervor. De hecho, seguía repitiéndose una y otra vez que aquello era una tontería, pero por un lado se sentía en la gloria al desplazar sus carias por todo el prepucio de sus testículos. Los acaricio haciendo un movimiento circular, llevando sus dedos tocar la punta húmeda, haciendo algo de velocidad de arriba hacia abajo para estimular lo hinchado de su pene. Incluso intento hacerlo primero lento, después siguió agitando sus dígitos alrededor del glande. Apretándolo con fuerza hasta la cima y una vez más hasta tocar su bello púbico. Dándose cuenta lo mucho que le encantaría probar una escena sexual con Sanji como su sumisa.

Tan pronto como terminó, salió del pequeño cuarto de baño. Corriendo por todos los corredores al escuchar el sonido de la campana. Pero aun repitiéndose que no era gay, solo había sido una recaída, y que nunca volvería a pasar.

💛

Cuando dieron las nueve de la mañana, Sanji Vinsmoke entró con el estuche de las katanas de Zoro al "Baratie" y de inmediato tomó camino hacia la cocina. Saludo a los cocineros del restaurante, viendo salir del despacho a su abuelo. Un hombre rubio con bigote trenzado, con una mirada seria que lo vigilaba desde que había llegado. Él se planto frente al blondo, guiándolo con un movimiento de cabeza hacia donde se dirigían.

Es por eso que Vinsmoke lo siguió, percatándose de que las preciadas espadas del marimo de mierda eran muy livianas. Y no causaban molestia al trasportarlas consigo. Porque podría dejarlas en el cofre del auto, sin embargo, se encontró con su hermano menor y, le pidió prestado el convertible por sólo unas horas. Obviamente entregándole algo a cambio. Aun así había un hombre que estaba dispuesto a llevarlo.

Su abuelo abrió la puerta, deteniéndose en la entrada para hablarle. Cerrándola de nuevo al obtener lo que quería.

—Tu padre me ha hablado. Dice que no quiere verte por aquí —dijo el mayor, pasándose de derecho. Tambaleándose con su pata de palo.

—Ese tipo esta loco. No puede decirme que hacer o que no hacer. Porque yo se lo dije a él y te lo vuelvo a decir a ti... Puedo cuidarme solo. No importa quien sea yo podre darles su merecido. No soy una princesa a quien tengan que rescatar —respondió, apretando los puños en son de molestia. De alguna manera, aquello lo hacía sentir débil y delicado.

—Estoy de acuerdo con tú padre. Creo que necesitas a alguien que te cuide el trasero.

—¡Que te jodan!

—¡Pues mientras no tengas protección no podrás salir como te de la gana! ¡Así que largo de aquí mocoso! ¡No quiero verte hasta que arregles tus problemas! —Replico Zeff, ignorando las groserías que Sanji le gritaba desde lejos. Pidiendo a sus empleados que lo sacaran de ahí. Tenía una clase que atender.

💚

—Zoro... Zoro... despierta... Sino lo haces, el profesor Kuro te volverá a suspender —susurro Usoop, picándole la espalda. Hasta se atrevió lanzarle bolitas con saliva para que despertara, pero eso no funciono. Pidiéndole también a Nami que golpeara la base de su mesa, y aquello los llevo a los mismos resultados. Preguntándose la razón del agotamiento de su amigo.

Después de la sesión impactante que tuvo, Roronoa Zoro llegó a su salón demasiado nervioso y se contuvo a pronunciar palabra con los demás chicos, incluso con su novia. Que seguramente estaba un poco preocupada. Desde luego, ella lo estaría si la miró con un aire en estado de shock, que la lleno de dudas e inseguridades. Prometiendo que hablaría con él al termino de clases.

Mientras tanto, cuando el profesor se encamino en el pasillo hacia su lugar, un repentino golpe azotó la cabeza dura de Roronoa; despertándolo de su sueño. El chico se levanto de un salto, desconcertado. Puesto que, consiguió mirar su rostro impactado reflejado en los anteojos de su profesor. Siendo uno de los más aterradores en actitud.

—Señor Roronoa... —pronuncio, arreglando las gafas con la palma de su mano —Pero que imprudencia la suya al atreverse dormir otra vez en mi clase. Creo que ya había quedado programada su suspensión si volvía a hacer algo como...

—¿Interrumpo? —dijo un hombre alto desde la entrada, pasando un grueso puro entre sus labios, con una profunda cicatriz surcar entre el puente de su nariz. Llevaba puesto una enorme gabardina obscura y un traje negro muy elegante. Se trataba del director de la institución.

—Por su puesto que no, director Crocodile.

—¿De nuevo Roronoa? —anunció.

—El mismo de siempre, pero... ¿A qué se debe su visita?

Crocodile dio un paso hacia enfrente y llamó al profesor Kuro con un leve asentimiento. Este lo siguió a la salida, para volver unos minutos después. Y, de inmediato, se detuvo al centro, junto con él hombre que lo había llamado. Aclaró su garganta y dijo:

—Por un pequeño problema de la institución, seré asignado a otra clase a partir de mañana. Es por esa razón que el director Crocodile se presento a darme la noticia. Pero también no fue lo único que vino a hacer. Él presentará a su nuevo profesor.

Dicho esto, el hombre pelinegro se hizo a un lado, permitiéndole el paso al futuro maestro que daría las clases desde el día de mañana.

Cuando su rostro fue revelado, por un lado; una ola de gritos proclamados por las señoritas de la clase se escuchó por todo el alrededor de las cuatro paredes. Y, por el otro, los alumnos varones quedaron inconformes por la atención y rostro de niño bonito que se cargaba. Aunque sólo uno entre ellos, pudo escuchar el sonido de su corazón latir con fuerza. Así como incluso se logro escuchar varias e incomodas preguntas a su profesor. Hasta la prometida del protagonista, suspiro al ser captada por la interesante mirada azulada del muchacho. Él se inclino como presentación de todos los alumnos —en especial de las chicas —sonriendo con un ligero rubor bañar sus mejillas. Después se repuso por completo, recitando su nombre.

—Mi nombre es Vinsmoke Sanji. Es un placer conocerlos a todos usted... —habló sin terminar, captando un fuerte llamado de la esquina del aula.

—¡¿SANJI?! —grito Zoro, señalándolo con el dedo.

Desde lo más profundo de lo que él pudiera lograr imaginar, Roronoa Zoro sintió una terrorífica descargar pasar por toda su espina dorsal. Haciendo su mayor esfuerzo por comprender todo lo que le había sucedido en tan solo unas horas, e intuía que estaría a punto de volverse loco si ese sujeto volvía a cruzarse en su camino. Pero ahora, no sólo sería un recuerdo dramático de un mes de enero, sería la agonía de todas las mañanas. Desde la compañía primera de los rayos del sol, hasta la puesta final de los días con cielos azules.

Luego, dejándose caer en borde de su silla, el peliverde empezó a preguntarse la edad de su "profesor", creyendo que tendría aproximadamente la misma que el poseía, aunque eso no sería cierto al verlo tener tanta confianza con sus superiores. Probablemente debería tener unos treinta, pero no lo parecía en realidad. Al final, una oleada de calor atajo sus mejillas, al rememorar una y otra vez el acto tan bajo que había cometido.

Sí, no había la menor duda... se había masturbado con una fotografía de su futuro profesor, pero lo peor de todo es que él era un actor porno.

 


Fin del segundo film

 

Continuará...

 

 

Notas finales:

¡Oh cielos!


Espero que les haya gustado el capítulo. Lo hice apenas, después de volver a leer mis tonterías. Así que me puse manos a la obra y he aquí mi obra maestra (sarcasmo) Y como lo había dicho, esto es una historia sin sentido, solo para entretener por un rato. Aún así, espero que el amor de Zoro y Sanji les llegue al corazón.


Susuya-chan


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