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Wishes of the Heart por RingogoShiroyama

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Seunghyun suspiró pesadamente y se lanzó sobre su cama. Todavía faltaban unas cuantas horas antes de que su mamá y su hermana se fueran a la ciudad, así que podía descansar un rato. Acababa de meter a los animales de regreso en el corral, y el cosechar los tulipanes también era cansado. Agradecía mucho que Jiyong le preparara un desayuno siempre que tenían que verse tan temprano, pues su comida le daba mucha energía. A veces le gustaba imaginar que vivían juntos y Jiyong le preparaba el desayuno todos los días, por eso Seunghyun “olvidaba” desayunar a propósito…

Sonrió felizmente y giró en su cama, quedando acostado sobre su lado derecho. Ya que el viaje a la ciudad era algo largo; su madre, hermana, y la familia de Jiyong, iban a estar lejos por al menos tres días. Eso significaba tres días para estar con su precioso Jiyong. Podría invitarlo a dormir en su casa, o a comer, o a cenar… o tal vez a vivir con él por esos tres días. El solo imaginarlo lo llenaba de emoción. ¿Qué podría ser mejor que vivir tres días enteros con Jiyongie?

Vivir juntos el resto de nuestras vidas.

Oh. Claramente eso era mucho mejor. Pero, ¿podría suceder? Seunghyun lo veía como un imposible. Empezando con que su familia jamás estaría de acuerdo en que él tuviera una relación con otro hombre. Y precisamente por eso llevaba unos cuantos años ocultando perfectamente bien sus verdaderos sentimientos hacia su “mejor amigo.”

Jiyong era la luz que iluminaba sus días. No imaginaba una vida sin él. Y estaba decidido a no serle infiel ni si quiera en sus pensamientos, incluso si eso significaba quedarse soltero por siempre. ¿Cuál era el problema? Viviría en una casita en esa misma comunidad, con sus propios animales y cultivos, viendo a Jiyong tener una familia feliz mientras él sufría por no poder tenerlo a su lado…

Seunghyun soltó un gruñido de molestia y volvió a girar en la cama, quedando de espaldas y mirando el techo. La idea no le atraía mucho. Ver a Jiyongie siendo feliz con alguien más… hacía que le dieran ganas de…

-          ¡Seunghyun!

Se levantó de la cama al escuchar la voz de su mamá llamándolo. Bajó las pequeñas escaleras de su casa y se encontró con ella en la puerta de entrada.

-          Tu hermana y yo ya nos vamos, dile adiós a la familia de Jiyong también.

Su madre le sonrió y salió de la casa, así que Seunghyun la siguió. Afuera se encontró con su hermana, los padres y hermana de Jiyong, y con el mismo Jiyong. Le sonrió y él le devolvió la sonrisa, pero se veía algo desanimado. Tendría que preguntarle si se sentía bien.

Una vez todos se fueron con el cargamento de tulipanes, Seunghyun se acercó a Jiyong y le pasó un brazo por los hombros.

-          Jiyongie, ¿quieres venir a cenar hoy? –Seunghyun sonrió.

Volteó a ver a Jiyong y lo vio sonreírle también, pero algo se veía diferente en él. Desde hace algún tiempo que Seunghyun notaba que el menor tenía momentos en los que se veía decaído, como si algo lo estuviera haciendo sentir triste, pero cada vez que le preguntaba él le respondía que no le pasaba nada, que seguramente solo era cansancio.

-          De acuerdo… ¿Tienes más cosas que hacer hoy? –Seunghyun asintió– Yo solamente debo alimentar a los animales.

-          Entonces ¿te parece si nos vemos a la hora de la cena?

-          Claro.

Jiyong le sonrió nuevamente y se soltó de su agarre para regresar a su casa. Definitivamente algo era diferente. Esa sonrisa no alcanzaba sus ojos.

Una vez que Jiyong estuvo dentro de su casa, Seunghyun se dio la vuelta para dirigirse hacia su molino. De ahí tomó una cubeta y salió de nuevo, con dirección al lago. Cuando llegó, hundió la cubeta en el agua y la sacó completamente llena. La cargó y comenzó a caminar hacia su casa.

Sin embargo el rostro de Jiyong no salía de su cabeza. ¿Qué era lo que le pasaba? Normalmente él era alegre y feliz, pero en los últimos días se veía bastante decaído, a veces muy distraído y su sonrisa no era la misma de antes. Pero si Jiyong no quería hablar de eso, Seunghyun no podía hacer nada.

Vació el agua de la cubeta en el contenedor en su cocina y volvió a salir a buscar más, soltando un suspiro.

Quería que Jiyong estuviera feliz de nuevo, pero no sabía cómo lograrlo. Quería ver sus hermosos ojos brillar otra vez. Quería escucharlo reír como antes. Llevaba varios años tratando de ocultar sus sentimientos lo mejor posible, ¿cómo podía tratar de hacerlo feliz sin que se notara demasiado que estaba enamorado de él? Cargó la cubeta llena y de nuevo caminó hacia su casa. Las ideas que tenía para hacer feliz a Jiyong no eran nada sutiles. Tenía ganas de abrazarlo y no soltarlo nunca, de llenarlo de besos y decirle que todo estaría bien, que él lo protegería de cualquier cosa… pero eso sería casi como una confesión, y Seunghyun no podía confesarse. Además, ni si quiera tenía la certeza de que eso hiciera feliz a Jiyong. Tal vez solo lo haría molestarse con él.

Vació la cubeta nuevamente y volvió a salir. Cargó agua tres veces más hasta que por fin pudo subir a su habitación a descansar un poco.

Tomó los recortes de periódico que escondía debajo de su cama y se lanzó sobre ella para quedar mirando el techo, luego levantó su brazo y observó el recorte de una foto en blanco y negro de Seúl, la capital de Corea del Sur. El sueño de Seunghyun era irse a la capital y estudiar arte, y así algún día poder ir a Seúl y también a París. No le molestaba su vida en el campo, pero a veces deseaba haber nacido en la ciudad, junto a Jiyong. Tal vez así no tendría que ocultar sus sentimientos por él.

Su familia recibía el periódico diariamente, y gracias a eso Seunghyun había notado que su madre y su hermana estaban totalmente en contra de las relaciones entre personas del mismo sexo, al igual que la familia de Jiyong. Y entonces, Seunghyun pensaba que lo más probable era que Jiyong pensara igual que su familia. A veces se imaginaba cómo podría ser su vida si viviera en la ciudad. En los periódicos salían noticias de personas del mismo sexo que se casaban. Si ellos hubieran nacido en la ciudad, tal vez podrían ser más libres. Tal vez Jiyong también podría enamorarse de él.

Se quedó un rato observando el recorte y pensando en lo mucho que le gustaría ir a estudiar en la universidad. Apenas tenía 20 años, tenía una vida por delante y aunque amaba el campo, su más grande sueño era estudiar arte.

Cuando volvió a mirar el reloj, ya era hora de que se fuera a realizar sus tareas. Se levantó de la cama y salió en dirección a la casa de una pareja de ancianos japoneses que vivían no muy lejos de ahí. Seunghyun los había conocido tres años atrás, y se había ofrecido a ayudarles con la recolección de sus flores cuando vio que para ellos era muy difícil. Y aunque se había negado rotundamente a recibir dinero a cambio, la pareja le insistió tanto que al final tuvo que aceptar. Desde entonces Seunghyun los ayudaba con la recolección y ellos le ayudaban dándole una pequeña cantidad de dinero, la cual él guardaba secretamente en su habitación. Esperaba algún día fuera suficiente para poder al menos irse de vacaciones a Seúl.

Al llegar a la casa de la pareja lo estaba esperando un enorme plato de sopa, al cual no pudo negarse. Una vez terminó de comer, se puso a realizar su trabajo. Tardó unas tres horas en terminar de recolectar las flores de los ancianos, y ellos a cambio le dieron una naranja y algo de dinero. Seunghyun les agradeció y se fue de regreso a su casa. Ya casi era la hora de la cena así que apenas entró se fue directo a la cocina para arreglarla. Seguramente Jiyong ya sabía que la invitación a cenar incluía que él prepare la cena. Seunghyun no era tan inútil, sabía prepararse comida por sí mismo, pero le encantaba lo que Jiyong hacía para él.

Una hora después, alguien tocó la puerta de su casa. Seunghyun la abrió con una sonrisa, sabiendo exactamente quién era. Jiyong estaba de pie del otro lado, con una pequeña sonrisa en los labios.

-          Hola Jiyongie.

-          Hola Seunghyun. ¿Estás listo? Traje algo de pasta y verduras.

-          ¡Genial! –El mayor sintió que se le hacía agua la boca mientras veía a Jiyong pasar a su cocina.

Se la pasó observándolo cocinar todo el tiempo. Le hacía increíblemente feliz tener a Jiyong en su casa, como si vivieran juntos. Le encantaba pasar tiempo con él y realmente quería hacer algo para verlo alegre como antes.

Cenaron la deliciosa comida de Jiyong entre risas, pues Seunghyun hacía todo lo posible para hacer reír al menor. Su sonrisa era preciosa y si tenía que vivir diciendo tonterías para que Jiyong riera, él estaba dispuesto a hacerlo. Cuando terminaron se despidieron y Jiyong regresó a su casa. Seunghyun había querido pedirle que se quedara a pasar la noche; pero por alguna razón al final no lo hizo, así que se acostó él solo en su cama y trató de dormir. Al día siguiente tenía mucho trabajo.

 

Eran aproximadamente las seis de la mañana cuando Seunghyun despertó. Él no solía despertar tan temprano, pero decidió levantarse de una vez e ir a ver a Jiyong, tal vez podría ayudarle con el desayuno. O solo mirar su perfección mientras le preparaba el desayuno.

Después de tomar un baño y arreglarse un poco, salió en dirección a la casa de Jiyong. Sin embargo se detuvo antes de llegar, pues alcanzó a ver a alguien sentado debajo de uno de los árboles que estaban entre su casa y la del menor. Seunghyun se acercó lo más rápido que pudo al notar que ese alguien parecía estarse limpiando las lágrimas.

-          ¿Jiyongie? –Dijo cuando estuvo frente a él y pudo verlo a la cara. En efecto, era Jiyong. El menor le regresó la mirada y Seunghyun inmediatamente se sentó a su lado y lo tomó de las manos– Jiyongie, ¿qué pasa? ¿Por qué lloras? ¿Estás lastimado? ¿Te pasó algo? ¿Alguien te hizo algo?

-          No, no –Jiyong soltó una de sus manos del agarre de Seunghyun para limpiarse las lágrimas que caían por sus mejillas–. No pasó nada, estoy bien.

-          Estás llorando, claramente no estás bien.

Jiyong desvió la mirada y no dijo nada más. Seunghyun espero por unos momentos, pero al ver que Jiyong seguía mirando hacia otra parte, comprendió que no iba a decirle nada; así que soltó un suspiro y simplemente lo abrazó. Luego de unos segundos sintió los brazos de Jiyong rodearlo también.

Se quedaron así un rato, Seunghyun tratando de hacer sentir mejor al menor. No lloraba audiblemente, pero Seunghyun sabía que lo estaba haciendo pues podía sentir como su cuerpo temblaba ligeramente. ¿Qué era lo que lo había hecho llorar? Su corazón se estaba estrujando dentro de su pecho, ¿cómo iba a ayudarlo si no sabía qué le pasaba?

Después de lo que para Seunghyun fueron horas, Jiyong por fin dejó de temblar. Con cuidado el mayor lo separó de su cuerpo y tomó su rostro con ambas manos para limpiar suavemente los rastros de lágrimas que quedaban en sus mejillas.

-          Yongie… ¿qué pasó? –Seunghyun trató una vez más, pero Jiyong simplemente negó con la cabeza– ¿Alguien te hizo algo? –Volvió a negar– ¿Te amenazaron para que no digas nada?

-          No…

-          Si te amenazaron no tengas miedo de decírmelo Jiyongie.

-          No, no pasó nada…

-          Pero estás llorando… dime cómo te puedo ayudar…

-          No…

-          Vamos Ji, soy tu amigo, necesito que me lo digas para poder-

-          ¡No Seunghyun!

Seunghyun dejó de hablar en cuanto Jiyong le gritó. Ambos se quedaron callados, el mayor sin tener idea de qué hacer o decir. Jiyong le había gritado. Jamás le había gritado antes. A veces se enojaban y peleaban, pero nunca se habían gritado. Lo vio levantarse, darle la espalda y caminar en dirección a su casa, así que él también se levantó y lo siguió. Tal vez si intentaba una vez más…

-          Jiyong… –Lo llamó. El menor se detuvo, pero no se dio la vuelta.

-          No, Seunghyun. No puedes ayudarme –Su voz sonaba triste pero molesta. Seunghyun frunció el entrecejo. ¿Cómo que no podía ayudarlo?–. Ni tú ni nadie puede ayudarme.

-          ¿Qué…? ¿De qué estás hablando? ¿Por qué no puedo ayudarte? –Estaba comenzando a enojarse él también. ¿Qué demonios era lo que le pasaba para decir que nadie podía ayudarlo?– Solo tienes que decirme qué te pasa y entonces-

-          No. No puedes hacerlo.

Seunghyun se quedó callado, sintiendo como las palabras de Jiyong se clavaban en su interior. Él no quería su ayuda.

-          Bien. Como quieras.

Se dio la vuelta y caminó de regreso a su casa, con una clara expresión de molestia en el rostro. ¿Por qué Jiyong actuaba tan extraño? Primero estaba llorando y después se molestaba con él por querer ayudarlo. ¿Acaso querer ayudar era algo malo? Por supuesto que no.

Seunghyun entró a su casa azotando la puerta y fue directamente a su habitación. Se lanzó a la cama y quedó boca abajo, mirando hacia la pared y sintiendo una mezcla de enojo y frustración con Jiyong.

 

 

Notas finales:

Creo que perdí un poco mi capacidad para escribir más o menos bien en este capítulo jajaja

Pero el siguiente está mejor lo prometo ;___;

Espero les haya gustado~


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