Una gran mansión, el deportivo del año, mayordomos y mucamas al punto del hartazgo, decenas de tarjetas de crédito y una cuenta en el banco a punto de estallar son elementos que conforman la vida que casi todos quisieran tener, a excepción de un hombre que daría cuanto posee por volver el tiempo atrás, corregir todos y cada uno de sus errores. Que sería feliz despertando debajo de un puente y sin un centavo en el bolsillo. El mismo sujeto que sentado frente al escritorio lleva las manos al rostro angustiado.
-Ya no...
Palabras que repite sin descanso, como si pudieran convertirse en alguna clase de conjuro que cambiara su realidad. De pronto suena el timbre del teléfono, aquel que le pone los nervios de punta y recuerda todos sus pecados. Lo toma porque no tiene opción.
-¿Bueno?
-¿Tienes listo el pedido?
-N-no.
-¿Por qué?
-Ya no quiero lastimar a más personas.
-Es algo que debiste pensar antes de ofrecer tus servicios para pagar el tratamiento de tu esposa, ¿o no? ¿Y de qué te sirvió? De todos modos se murió, ingrata mujer.
-¡No hables de lo que no conoces!
-Je, parece que tienes tu carácter. Así deberías ser para todo.
-¡Estoy harto! ¡¿Quieres asesinarme, desaparecerme, torturarme?! ¡Bien! ¡Para lo que me importa!
-A ti quizá no pero, ¿y tú hijo? Mmm acabo de tener una fantástica idea. Lo secuestraré, lo ataré a mi cama y jugaré con él hasta cansarme.
-¡No lo toques! ¡Sólo tiene diez años!-se le cortó la voz por espacio de cinco segundos-Tu ganas, mañana tengo el producto.
-Hablando se entiende la gente mi estimado, más te vale no pasarte de listo.
Jaren colgó el teléfono y dió un pronunciado golpe a la mesa.
-Demonios...
Atrapado por culpa de la necesidad en primera instancia, actualmente por el cariño que profesa a su "bebé".
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...
En una primaria.
El timbre anuncia el final de las clases. Casi todos corren con los amigos para divertirse un rato, antes de ir a casa. Menos un pequeño de inocentes ojos azules y misterioso cabello negro, igual a su padre. Uno de sus compañeros se acerca mostrando su gran sonrisa.
-Vamos a comprar unas hamburguesas, ¿nos acompañas?
-Hoy no, lo siento.
-Ni ayer ni mañana. Anímate, no pierdes nada.
-Papá me está esperando.
-¿Te pega si llegas tarde?
-¡Por dios santo! ¡No!
-Fiu~. Menos mal, ya me estaba asustando.
-De verdad me tengo que ir.
-Lo quieres mucho, ¿cierto?
-Lo amo con todo el corazón.
-¡Que lindo!
«-No dirías lo mismo si entendieras el significado de mis palabras. Estoy enfermo, ya lo sé pero no es algo que pueda detener.»
-Vete con cuidado y recuerda hacer toda la tarea.
-Je je je el único que la olvida eres tu.
-No lo hago.
-¿A no? Pues nunca la traes.
-Me da flojera.
-Cuanto cinismo.
Rieron un poco y finalmente cada quien agarró por su lado.
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...
El niño llegó a casa a la hora acostumbrada, le recibió la ama de llaves principal con una sonrisa.
-¿Y papá?
-Lo lamento joven amo, está ocupado. Me pidió que le dijera que hoy no podrá comer o cenar con usted.
-Ya veo.
-¿Le preparo algo?
-Lo que tengas está bien.
-¿Lo llevo a su alcoba?
-En realidad...
Nia tomó una ducha luego de quitarse el uniforme. Fué a la cocina donde la mujer le extendió una charola, en ella sopa, un filete de pescado con papas además de una gelatina. La tomó y dió un suave beso en la mejilla femenina.
-Gracias.
Para retirarse a comer sentado afuera del laboratorio de su progenitor.
-Buen provecho papá-emitió en un inaudible susurro.
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...
Al día siguiente.
Jaren no tuvo la oportunidad de darle las buenas noches a su hijo ni despedirle antes de partir al colegio pero terminó el trabajo.
-Valió la pena.
Más o menos porque así evita que le hagan daño aunque la culpabilidad no haga más que acumularse en un químico cuyo labor es fabricar droga. Siempre le supo mal pero cuando el banco le negó el préstamo, los amigos y familia le dieron la espalda y se quedó sin trabajo no tuvo alternativa.
Fue a la biblioteca en su hogar y prendió la computadora. Visitó innumerables páginas de colegios privados en el extranjero.
«-Los niños necesitan de sus padres pero a mi lado será infeliz, también podrían haberle daño. De sólo pensar que le lastiman me entra un instinto psicópata. Si pudiera liberarme de esos sujetos matando al líder y llendo a prisión sin duda lo haría. Pero no puedes pelear contra una organización.»
-Ah~.
Pulsó el teclado con cada vez menos entusiasmo, porque cada letra le aleja de Nia. Se perderá momentos únicos, valiosos e irrepetibles de su vida. No conocerá a sus amigos, novia, esposa ni nietos. Dolió. Las lágrimas llenaron sus orbes y salió sintiéndose asfixiado.
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...
-¿Papá?
Le buscó el infante por toda la mansión.
«-Que raro. Se supone que está en casa. ¿Se fué a pasear? Quizá lo hizo sin avisar. De vez en cuando uno necesita espacio y privacidad.»
Fué a la oficina de este y al no hallarlo se giró rumbo a la salida, justo en ese momento sonó el teléfono. El pequeño se cuestionó el proceder, el trabajo de su padre no es de su incumbencia pero, ¿si es él? ¿Tene problemas? ¿Se vió envuelto en un accidente? Cogió la bocina.
-Diga.
-¿Quién habla?
-No doy información a desconocidos. Disculpe.
-Ya veo, eres el mocoso de Jaren. ¿Sabes a lo que se dedica tu padre?-silencio-Veo que no. Elabora drogas.
-No es verdad. Es un buen hombre.
-Parece que no te lo cuenta todo, debe doler.
-No tengo porque hablar con usted, así que...
-Tu madre estaba enferma y no tenía manera de pagar su tratamiento, muy costoso por cierto. ¿Crees que el dinero se da en los árboles?
-Mamá murió. Si es verdad lo que dice no es necesario que trabaje más para ustedes.
-Te equivocas. Es una mina de oro que no dejaré escapar. Lo mejor de todo es que tampoco tiene intención de hacerlo.
-¿Por qué?
-Es un hombre estúpido que gusta de sacrificarse por su familia. Recomiendo que sigas su ejemplo, a menos que quieras recibirlo en una bolsa de plástico, en pedazos.
-No lo haría.
-Jo, no me conoces. Jura que es lo menos que puedo hacer. Por el bien de ambos harás de cuenta que nunca se dió esta conversación. ¿Te quedó claro?
-S-si.
El infante colgó, cayó de rodillas y dejó salir el llanto.
«-Papá. ¿Cuánto has tenido que sufrir?»
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...
Jaren volvió por ahí de las cinco de la tarde, fué directo a su oficina con expresión dolida y sombría. Se sorprendió al encontrarse con el niño en el lugar.
-Menos mal que estas aquí-articuló el hombre-necesitamos hablar de algo muy importante.
-¿Desde cuándo?
-¿A qué te refieres?
-¿Trabajas para traficantes de drogas?
-¡¿Como fué qué...?! Hace cinco años, al enterarme de la enfermedad de Aina.
-¿Por qué no me lo dijiste?
-Me da vergüenza, no quería que te sintieras de la misma manera. Además, ahora que lo sabes estas en peligro, esos sujetos no te tocaron porque no representabas una amenaza, ya...es distinto. Entenderás que tengo razones de peso para mandarte lejos.
-Si.
-Me alegra.
-Pero no quiero y no lo haré.
-¡No es un juego!
-Lo sé. Pero no viviré tranquilo sabiendo que hay malas personas que te tienen en su poder.
-Que estés bien es suficiente para mi.
-Papá...
-Por favor.
-Debe haber alguna manera.
-Quiera que fuera así.
-¿Cuándo me voy?
-La próxima semana.
-Aún si me odias, estaré a tu lado para siempre.
Se marchó conteniendo el llanto. El hombre golpeó la pared con tal fuerza que hirió su puño.
-Algún día te olvidarás de mi, tendrás una familia que te dé lo que yo no. Un ser tan inocente y puro no debería pagar por los crímenes de aquellos que le dieron la vida. Mi estupidez no debe arrastrarte a la miseria.
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...
La situación en casa se volvió incómoda, especialmente porque Nia escapaba en dirección contraria cada que veía a su padre. Este no deseaba que sus últimos recuerdos fueran así por lo que, pasados tres días le arrinconó en uno de los pasillos.
-Nia, estas siendo infantil.
-Soy un niño después de todo.
-Sabes a qué me refiero. Se que no deberías pasar por situaciones como esta y que sin importar lo mucho que pida perdón lograré compensarte pero, si hay algo que te puedo jurar es que te quiero. Eres mi adorado hijo.
-Y tu mi único padre, no me obligues. No soportaré perderte.
-Algún día lo entenderás.
-¿Y si confías en mi? Tal vez tengo la solución.
-Esos hombres son en verdad despiadados, no hay escape.
El pequeño tomó sus manos y le miró suplicante.
-Cree en mi.
¿Cómo decirle que no a esos ojos llenos de esperanza e ilusión? Los mismos que te hacen pensar que la vida es color de rosa. Cometer una estupidez.
-¿Qué haremos?
-Tu no papi, yo.
-Visitar a esos hombres es...
-No será necesario salir de casa.
-¿Eh?
-Espérame en tu habitación por la noche, ¿si?
-Pero...
-Por favor.
-De acuerdo.
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...
Apenas se metió el sol en el horizonte Jaren se adentró a su alcoba, esperando al pequeño. Pasó una hora y nada, dos, tres; cuando el reloj en su pared marcó las once comenzó a preocuparse. Quizá fué a arreglar cuentas con esos maleantes y no lo notó. Se reincorporó de la silla en la que estaba rumbo a la puerta cuando esta, se abrió dando paso al visitante que cerró tras de si.
-Pensé que te habías ido.
-Dije que no saldría de casa, siempre cumplo mi palabra.
-¿Cuál es el plan?
-¿Podemos esperar un poco? Si las cosas no resultan será como decirte adiós.
-Lo lamento. Tienes razón.
-Preparé unas galletas de chocolate, sin importar lo que suceda me gustaría que te acordaras de mi. ¿Las comerás?
-Será un honor.
El hombre cogió la primera y la degustó. Sus orbes brillaron con emoción.
-¡Están deliciosas!
-¿Enserio?
-¡Si!
-Todas son tuyas-sonrió amable.
Jaren no se detuvo a pensar en la extraña mirada de su hijo que se asegura de que trague hasta la última migaja, tampoco en el rechazo de las dos ocasiones en que le ofreció o la temperatura en su cuerpo que parecía aumentar gradualmente.
-Me siento raro.
Dejó el plato a un lado con algunas galletas aún en el.
-¿Necesitas un vaso con agua?
-¿Necesito qué...?
Jaren miró a su hijo como nunca antes. Centró su atención en los labios rosados y carnosos. Lamió los propios pensando en lo mucho que ansiaba probarlos. Sin poder contener el impulso tomó a su hijo de la cintura y lo besó. El húmedo músculo se hizo paso al interior de la boca, para deleitarse con la dulzura del infante. Nia siente que la voz se atora en su garganta. Se ruboriza y cierra los ojos con muchísima fuerza cuando los dígitos de su padre invaden el territorio que abarca su playera y cogen sus suaves pechitos. El niño rodea el varonil cuello con los brazos, deseando más. Lo que siempre soñó y tiene a su alcance. Un instante que pide sea eterno pero no debe prolongarse en bien de la seguridad del hombre que ama. Es cuando este baja el diminuto pantalón y deja el inocente trasero expuesto que Nia le detiene separándole de un empujón. Respira agitado y tembloroso.
-Yo...n-no entiendo que ocurrió-le dice su progenitor consternado.
-Casi me haces el amor.
-¡No!
-Si. Pero no es tu culpa, las galletas tienen una potente droga afrodisíaca.
-Que tienen...¿por qué?
-Espérame el día veintiséis de mayo en el parque de diversiones abandonado. En mi juego favorito.
-¿Qué?
-Te quiero papá.
De todas las cosas que pudieron pasar, Jaren no se esperaba que aquel niño que era su orgullo le apuntara con una pistola, mucho menos que jalara el gatillo. Fué herido en el pecho, en el pulmón derecho para ser exactos. Se desplomó sobre un charco de su propia sangre y no supo más.
-¡Waaaaaaaaahhh!
Salvo el alarido que su pequeño emitió después.
«-No te angusties Nia, ahora todo está bien. Salvaste mi alma. Te quiero, sé feliz.»
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...
Durante la madrugada en la jefatura de policía.
Un hombre contempla con algo de tristeza al niño de mirada zafiro, el pobre no ha dejado de temblar ni llorar.
-Mi padre está muerto.
-Quiero corroborar la información. Según testigos ese sujeto trató de violarte así que intentando detenerle tomaste su arma que se disparó por accidente. Al menos eso dijo el ama de llaves principal y el mayordomo que fue en tu auxilio al escuchar los gritos.
-Papá está muerto.
-No tienes porque sentirte culpable, ese hombre quería dañarte, además el médico a cargo dice que se salvará. Lo que me cuesta trabajo creer considerando las fotografías de la escena del crimen.
-No detective, usted no comprende. Mi padre está muerto, aún si con ello manché su reputación...¡solo quiero que viva tranquilo!
-¿Por qué no me hablas de eso? Tal vez pueda ayudarte.
-¿Puedo confiar en usted?
-Eso depende de ti. Pero si no lo haces, bien podrías arrepentirte.
-No tengo nada que perder de todas maneras...
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...
Un varón de porte elegante camina por el parque de diversiones abandonado, el día señalado, tres semanas más tarde. Hasta entonces le tuvieron confinado en un sitio oscuro del que desconoce su ubicación. Lo único que le dijeron fué: "Es un hombre afortunado, su hijo en verdad lo ama." Andar le cuesta algo de trabajo porque el vendaje en su torso que también sostiene su brazo derecho le resta equilibro. Y lo ve, en el carrusel de espaldas. Se acerca sigilosamente y se detiene a unos cuantos centímetros.
-Así que ahora soy un pedófilo violador.
Emitió con voz severa, el otro dió un brinco pero no se giró.
-No encontré otra solución.
-Siempre he pensando que eres demasiado inteligente y maduro para tu edad pero esta vez te arriesgaste demasiado. Esa noche casi te...
-No me desagrada que tus labios o manos recorran mi cuerpo papá, porque te amo. Seguramente piensas que estoy confundido o que no tengo idea de lo que estoy diciendo pero...
El brazo izquierdo del mayor rodeando su abdomen le dejó mudo. Más aún cuando colocó el mentón sobre el hombro del niño suspirando sobre su cuello, haciéndole estremecer.
-Me salvaste de todas las maneras posibles. Si no te correspondiera sería un completo bastardo. Además qué importa lo que opine la gente a estas alturas, ya todos saben que soy un pedófilo incestuoso.
-¡Perdón!
-Da igual, ese es el antiguo yo, el que murió para el mundo. A partir hoy-le tomó del rostro y besó suave pero lujuriosamente en los labios-soy todo tuyo.
-Mmm...pa ungh papá.
«-Poco a poco, lenta y cuidadosamente, dedicaré todos mis días a ti. Mi amado y deseado hijo.»