Dos besos.
—¿Quieres salir a algún lado hoy o prefieres que nos quedemos en casa? —Jimin recogía la bandeja ya vacía, mientras YoonGi limpiaba cualquier rastro de comida que pudiese quedar en las comisuras de sus labios. Se encargó de felicitar a Jimin por la comida, pues aunque fuera algo simple, estaba en su punto para la perfección.
YoonGi lo miró—: ¿Tú quieres salir?
—Eso te lo estoy preguntando yo a ti, tontito —Jimin mantenía una sonrisa tierna que iluminaba su rostro, se acercó al mayor para plantar un beso en su sien y luego colocó la bandeja a un lado—. Si no quieres salir está bien, podemos pasar el día en casa.
—Creo que podemos ir a alguna parte —afirmó. Jimin volvió a sentarse junto a él en la cama, y prosiguieron a recostarse uno al lado del otro—. ¿Tienes algo en mente?
—Oí que hay una nueva heladería en el centro comercial que queda cerca de aquí —explicó el menor de ambos, recibiendo unas caricias en el cabello que detuvo—. Se supone que yo debo consentirte a ti hoy.
—Estoy feliz haciéndote mimos.
—Pero esta vez es mi turno, déjame ser. —Jimin comenzó a acariciar de vuelta al mayor por un rato. Sus dedos se paseaban desde las hebras del cabello negro y lacio hasta el cuello, donde volvían a subir para recorrer el mismo camino unas cuantas veces más. También se dedicó a dejar pequeños y castos besos en el cuello de este, provocándole un cosquilleo y una tranquilidad asfixiante—. Deberíamos empezar a alistarnos para ir. —Detuvo sus besos para agregar aquello luego de un par de minutos en silencio. YoonGi estaba a punto de volverse a dormir por lo relajado que se sentía; las sensaciones que Jimin le provocaba eran familiares pero no dejaban de encantarle.
—¿Ahora mismo? —Se quejó YoonGi con la voz ronca—. Esperemos cinco minutos más, me siento en el paraíso.
Jimin sonrió ante aquella corta confesión, sintió que sus intenciones estaban siendo llevadas a cabo y se sentía feliz por hacer sentir bien al mayor.
Y así, entre pequeños besos y mimos, piernas enredadas y calor corporal compartido; pasaron un rato más hasta que Jimin razonó en que se les haría tarde. YoonGi había quedado algo embobado, no bromeaba con lo de sentirse en el paraíso.
Terminó siendo llevado al baño a la fuerza, pues le costaba hacer algo sin que la pereza lo invadiese. Pero después de unos reproches de parte del menor, terminó metiéndose en la ducha a pesar del sentimiento que le había dejado ser consentido por Jimin en la cama.
YoonGi tuvo tiempo para despejar su mente bajo el agua tibia de la ducha y desperezarse: tuvo tiempo para pensar y plantearse las razones de su pareja por hacer de ese día, un día diferente.
¿Podría ser…?
—Jimin —lo llamó una vez salió de la ducha; tenía la toalla enrollada en la cintura y otro pañuelo más pequeño sobre su cabeza, mientras que el menor se encontraba sacando su ropa para ahorrar tiempo. Jimin no lo miró, sólo hizo un sonido con su garganta para indicar que continuara—, ¿Esto es debido a que no pudimos celebrar nuestro aniversario este año?
Jimin dejó su arduo labor de comparar una camiseta con la otra frente al espejo, y miró directamente a YoonGi a través del mismo antes de voltearse para encararlo.
—¿Por qué piensas eso?
—Quizás… —YoonGi tragó saliva, repentinamente sensible por no haber tocado ese tema antes a pesar de que le preocupara cada vez que meditaba sobre ello—, quizás pudiste haberte sentido herido el día de nuestro aniversario, cuando no pude venir a celebrar contigo por un viaje de negocios. —YoonGi suspiró, mirando el suelo con tristeza.
—Yoonie —Jimin se acercó al aludido, rodeando el torso de este con sus brazos y mirándolo a los ojos cuando pudo hacer contacto con ellos—, está bien, no pasa nada. Entiendo que es tu trabajo y estoy orgulloso de que trabajes tan duro. Además —Jimin sonrió con dulzura, estrechándolo más al notar los brazos del otro empezar a rodearle—, recuerda que hicimos una videollamada ese día.
—Tenía muchas ganas de volver a casa, estaba a punto de comprar un vuelo de regreso esa misma noche. —El menor soltó una risa liviana, inclinándose un poco para probar los labios de YoonGi.
—Vamos a pasarla bien hoy, ¿sí? —Apoyó cuando después de unos segundos se apartó del contrario, volviendo a lo que hacía y dejando que el mayor se vistiese.