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¡Sorpresa! por VBokthersa

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¡Sorpresa!
By V. Bokthersa

Katou no tenía ni la más remota idea del día en que estaba. Sí recordaba las fechas, pero no las festividades. Sabía que era febrero, un febrero movido, viajando de locación en locación. Por momentos incluso olvidaba en qué lugar se encontraba.

Su aspecto le ayudaba bastante para papeles fuera de la cotidianidad japonesa. Siendo rubio y alto le ofrecían a menudo personajes extranjeros y eso era bueno para su crecimiento profesional, mas no para su vida amorosa. Generalmente debía dejar a Iwaki en Japón, metido en sus propios asuntos. A Iwaki siempre le ofrecían papeles muy tradicionales.

El staff de la producción pasó a almorzar a un bar. Era lo único abierto en aquel lugar desolado. Miró su celular, la fecha marcaba un “14 de febrero”. Suspiró pesadamente, lo había olvidado y no le envió un regalo a Iwaki. Le envió un mensaje de texto un tanto cursi, diciéndole lo mucho que lo extrañaba. Segundos más tarde, escuchó un celular sonar. No le tomó importancia y ordenó un sándwich y una cerveza. Era lo que había.

Esperaba respuesta de su mensaje, pero esta nunca llegó. Masculló algunas cosas y se alborotó el cabello. Calma, se dijo. Calma, Iwaki-san debe estar ocupado. Pronto lo responderá. Le trajeron su orden y tomó el sándwich, desganado.

Un hombre se sentó a su lado y ordenó “lo mismo”. La voz le resultó familiar. Volvió para la vista y se sorprendió gratamente.

—¡Iwaki-san! —se levantó emocionadísimo y sin pensar nada más, le plantó un beso.

Iwaki lo abrazó y correspondió el beso. Acarició suavemente la espalda de Katou. Amaba esa expresión de felicidad y toda la energía que desbordaba su esposo. Lo amaba y prueba de ello era que lo había rastreado hasta un bar en medio de la nada. Se separó de él, sonrojado y sonriente.

—Supuse que ni siquiera recordarías esta fecha —dijo, divertido—. Así que te traje chocolates.

Le entregó a Katou una caja en forma de corazón. Era un cliché, pero uno muy funcional. Lo notó al ver la expresión de felicidad que se formaba en el rostro de su pareja. Él se sonrojó un poco más por el gesto público que estaba haciendo.

—¡Esto es maravilloso! —exclamó Katou—. Iwaki-san, ¿tú hiciste el chocolate?

—¿Qué crees? —preguntó con una sonrisa reservada.

Katou sonrió mucho más y volvió a besar a Iwaki. Era el mejor día que podría recordar. Ahí, en ese lugar perdido en el mundo, con todo el staff de su película e Iwaki. ¡Iwaki!, el mejor regalo que había recibido nunca.

—Iwaki-san, soy el hombre más feliz del mundo.

Se levantó de su silla y sin que le importara nada más, tiró de la mano de Iwaki para llevarlo a su camerino, el cual estaba en una casa rodante. Iwaki simplemente se dejó llevar. Después de todo, llegó para celebrar ese día en privado con Katou.

 

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Debido a que es un drabble, tendré que repetirlo, por las normas de publicación de Amor-Yaoi XD!

 

¡Sorpresa!
By V. Bokthersa

Katou no tenía ni la más remota idea del día en que estaba. Sí recordaba las fechas, pero no las festividades. Sabía que era febrero, un febrero movido, viajando de locación en locación. Por momentos incluso olvidaba en qué lugar se encontraba.

Su aspecto le ayudaba bastante para papeles fuera de la cotidianidad japonesa. Siendo rubio y alto le ofrecían a menudo personajes extranjeros y eso era bueno para su crecimiento profesional, mas no para su vida amorosa. Generalmente debía dejar a Iwaki en Japón, metido en sus propios asuntos. A Iwaki siempre le ofrecían papeles muy tradicionales.

El staff de la producción pasó a almorzar a un bar. Era lo único abierto en aquel lugar desolado. Miró su celular, la fecha marcaba un “14 de febrero”. Suspiró pesadamente, lo había olvidado y no le envió un regalo a Iwaki. Le envió un mensaje de texto un tanto cursi, diciéndole lo mucho que lo extrañaba. Segundos más tarde, escuchó un celular sonar. No le tomó importancia y ordenó un sándwich y una cerveza. Era lo que había.

Esperaba respuesta de su mensaje, pero esta nunca llegó. Masculló algunas cosas y se alborotó el cabello. Calma, se dijo. Calma, Iwaki-san debe estar ocupado. Pronto lo responderá. Le trajeron su orden y tomó el sándwich, desganado.

Un hombre se sentó a su lado y ordenó “lo mismo”. La voz le resultó familiar. Volvió para la vista y se sorprendió gratamente.

—¡Iwaki-san! —se levantó emocionadísimo y sin pensar nada más, le plantó un beso.

Iwaki lo abrazó y correspondió el beso. Acarició suavemente la espalda de Katou. Amaba esa expresión de felicidad y toda la energía que desbordaba su esposo. Lo amaba y prueba de ello era que lo había rastreado hasta un bar en medio de la nada. Se separó de él, sonrojado y sonriente.

—Supuse que ni siquiera recordarías esta fecha —dijo, divertido—. Así que te traje chocolates.

Le entregó a Katou una caja en forma de corazón. Era un cliché, pero uno muy funcional. Lo notó al ver la expresión de felicidad que se formaba en el rostro de su pareja. Él se sonrojó un poco más por el gesto público que estaba haciendo.

—¡Esto es maravilloso! —exclamó Katou—. Iwaki-san, ¿tú hiciste el chocolate?

—¿Qué crees? —preguntó con una sonrisa reservada.

Katou sonrió mucho más y volvió a besar a Iwaki. Era el mejor día que podría recordar. Ahí, en ese lugar perdido en el mundo, con todo el staff de su película e Iwaki. ¡Iwaki!, el mejor regalo que había recibido nunca.

—Iwaki-san, soy el hombre más feliz del mundo.

Se levantó de su silla y sin que le importara nada más, tiró de la mano de Iwaki para llevarlo a su camerino, el cual estaba en una casa rodante. Iwaki simplemente se dejó llevar. Después de todo, llegó para celebrar ese día en privado con Katou.

 


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