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Miraba la luna desde la ventana por dark kirito

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Notas del fanfic:

Escrito en el móvil, errores son sin querer. Muchísimas gracias a Yayoi y a todos los que leen por el apoyo :3.

Notas del capitulo:

Escrito en el móvil, errores son sin querer. Muchísimas gracias a Yayoi y a todos los que leen por el apoyo :3.

- Oh por dios... Oh por dios... ¡No puede ser!


Hay días buenos, unos no lo son tanto, los malos, los peores y los que le siguen. Cuando por la noche vas a dormir no imaginas despertar en un cuerpo del sexo contrario. Bien, nuestro protagonista es optimista, seguro que hay una razón convincente que explique porque tiene un par de pechos y la ausencia de su "pequeñín". ¿Le han secuestrado y jugado un poco con su cuerpo? Mira la zona del pantalón, si fué el caso se les pasó la mano. Camina de un lado a otro de la habitación intentando recordar. Nada.


- ¿Qué ocurrió?


Ayer miraba la luna desde la ventana. "Me gustaría encontrar el amor". Suspiró y se metió a la cama. Hasta ahí todo bien. ¿Y después?


- Agh...


El sostén le estrangula, es como un aparato moderno de tortura y se pregunta por qué las mujeres lo usan, y más aún, ¿por qué tiene la necesidad?


- ¿Levanta y separa?


Se encoge de hombros y niega varias veces con la cabeza. No es el punto. ¡Ayer no había senos en ese lugar! Frunce el ceño pues pesan y provocan que se encorve. Ya no posee su elegante porte inglés. Pronto siente la necesidad de ir al baño pero apenas se sienta en el trono, echa algo de menos y no tiene ni la menor idea de como usar lo que hay en su lugar. Ya sea vergüenza, terror o adaptación su vejiga le dió un descanso. Toma una ducha de agua helada para despertar y corrobora que no está en un sueño. Quince minutos más tarde su alma simple le ayuda a llegar a la resignación. El universo conspiró en su contra y le volvió chica. No puede ser tan malo.


Llamaron a la puerta de su habitación, abrió y se encontró a una señora de expresión severa.


- Arréglate que tienes cliente.


- ¿Eh?


Y ahí empeoró el problema. El destino no tuvo suficiente con hacerle mujer, sino que además...


- ¡¿Soy una prostituta?!


Corrió al armario y echó un rápido vistazo a las prendas.


- Lo soy.


Emitió en tono perturbadoramente bajo. ¿Qué opciones tiene? ¿Escapar? Podrían asesinarle si un grupo le retiene en contra de su voluntad.


«- Bien, primero debo hacer un viaje de reconocimiento. Si encuentro alguna abertura ¡adiós!»


Se puso el primer conjunto lleno de encajes, listones y lo más rosado que pudo encontrar. Ató su largo cabello rojo en dos coletas que reposan a los costados, delineando los bondadosos pechos. Salió en busca de la señora de antes y esta le miró extrañada.


- Ay mija, que no se note tu profesión.


- ¿Uh?


Un par de jovencitas pasaron a su lado dejando escapar unas risillas venenosas. Vestidas con elegantes trajes sastre.


«- Lo que traigo iba debajo.»


Agachó la cabeza avergonzada y siguió a la mayor, no hay tiempo para enmendar su error. Se adentró a una habitación llena de objetos que en su vida ha visto. Cogió un "pepino" de cuero, arqueó una ceja.


- ¿Para qué es?


- Ay por favor, como si no supieras. El cliente llega en unos minutos, es de buena familia. Eso significa servicio completo. Si pide algo lo haces, ¿te quedó claro? - asintió - Si se pone pesado el gas pimienta y la pistola de descargas eléctricas están donde siempre. Me voy.


- S-si, gracias.


Tomó asiento en el lecho y se cruzó de piernas recargando las manos sobre la sábana, las que comenzaron a sudar por los nervios.


«- Aquí estoy y tendré sexo con alguien... sexo... ¡es mi primera vez y no quiero! ¿Qué eso no lo vuelve...?»


Se levantó y corrió a la ventana dispuesta a saltar por ella, apenas colocó el pie en el borde se abrió la puerta dejando entrar a un sujeto que cerró con seguro tras de si, sellando su destino.


«- ¡Rayos!»


- ¿Qué haces? - le preguntó este de lo más casual.


- Realizo algunos estiramientos para no sufrir un calambre ja ja ja.


«- ¿Esa voz chillona es mía?»


- Ya veo.


El sujeto fue directo a la cama, poniéndole de nervios.


«- ¿Y ahora?»


- ¿Esta cosa tiene control?


- ¿Uh? T-te refieres al vibrador o...


- A la televisión.


- ¿Vas a ver un video porno?


- Las noticias.


«- En algún punto me perdí.»


- ¿Sabes que soy una... chica de la vida difícil?


- Si.


- Ah, no es por ser insistente pero... ¿no tendremos sexo?


- No, pero si gustas darte placer sola no me opongo.


- ¿Te gusta mirar?


- No pero tampoco voy a interferir.


- ¿Para qué has venido? Ah... ¿es posible que no te guste mi cuerpo? ¿Estoy gorda? ¿Tengo celulitis? ¿El papel higiénico se atoró en mi trasero?


Se contorcionó y giró sobre su eje al estilo de los perros que siguen su cola, ganándose una risa suave del otro.


- El único problema aquí son mis amigos. Insisten en que debo dejar de ser virgen, que estoy muy viejo para no tener experiencia y demás. Me trajeron más a la fuerza que otra cosa pero no pienso hacer una estupidez.


«- Las mujeres no son de mi estilo.»


- Forzado... - pensativa.


- ¿Ocurre algo? Si necesitas ayuda.


- Si, no... no lo sé. Es que ah~ dirás que estoy loca pero anoche era un chico y hoy... tengo pechos y soy prostituta. Si te soy honesta tengo miedo, no quiero que me violen pero... ¿y si esto es una especie de mafia? - sus orbes se llenaron de lágrimas - No quiero amanecer flotando en el río.


-¿Cómo te llamas?


- N-no lo recuerdo.


El hombre le cogió de la muñeca con algo de brusquedad.


- Vamos con la señora que me recibió, parece que es la encargada.


Llegaron a la sala y la encontraron bebiendo vino.


- ¿Qué tipo de lugar es este? - preguntó el cliente con seguridad.


- Uno en donde se vende el amor.


- Esta muchacha me gusta, ¿sería posible llevármela?


- Es un colectivo, por lo tanto es libre pero hay cuota de penalización.


- ¿Cuánto?


- Diez mil dólares.


Los billetes fueron puestos en la mesa produciendo un golpe seco.


- Gracias por el servicio.


- Cuando quiera mijo.


El cliente cubrió a la chica con un largo abrigo.


- Vamos a casa.


- No tengo...


- A la mía.


- ¡Pero... !


El sujeto bufó, la cogió y echó al hombro haciéndole sonrojar. Subieron a un hermoso deportivo azul.


- ¿Y tus amigos?


- Que los muy imbéciles se vayan a pie o pidan un taxi.


- Gracias - las pupilas se cristalizaron - gracias.


- Argot.


- ¿Cómo?


- Me llamo Argot, mucho gusto.


- P-puedes decirme Johana.


- Es un placer linda Johana.


La jovencita aún duda que lo sea pero su corazón late como el de una quinceañera.


~_~_~_~_~_~_~_~


...


Johana tomó una ducha en su nuevo hogar, cepilló su largo cabello escarlata y pudo apreciar sus enormes ojos zafiro. Algo en todo eso le parece y no familiar. Se puso una playera que le queda como carpa de circo y tomó asiento en el comedor.


- Es el día libre del ama de llaves, espero que no te moleste la comida sencilla.


- Oh no, al contrario.


- Prometo que mañana te compraré ropa.


- No es necesario.


- Quiero hacerlo.


- ¿Por qué me ayudas?


- Me agradas. Mi vida se ha visto plagada de gente hipócrita, pero tu... eres la primera a la que no parece importarle mi opinión. Como si te diera igual que piense que estas loca.


- Patán - molesta - y tal vez lo estoy.


Guardaron silencio hasta que Argot colocó un par de platos con un filete de res y puré de papa además de jugo de naranja.


- ¿No qué era sencillo?


- Lo metí al microondas, no cocino, mi nana si.


- ¿Nana?


- Mis padres murieron hace mucho.


- Lo lamento.


- No sientas pena. Dolió y no lo niego pero estoy mejor.


Johana miró los cubiertos de plata con recelo.


- ¿Eres mafioso o algo así?


- La herencia fué bondadosa.


- Ya veo.


- Además me encargo de los negocios familiares.


- ¿Y son?


- Tres bancos.


- ¿Cuántos años tienes?


- Diecinueve. ¿Y tú?


- Adivina.


- Veintiséis.


- Ah pues muchas gracias por el nulo tacto.


- De nada - sonrió.


Ella no dijo más, se dedicó a comer y luego se fué a dormir. Sin embargo Morfeo no le acogió con gentileza, dió varias vueltas en la cama víctima de numerosas pesadillas. Hasta que, aterrada fué en búsqueda de su benefactor. Se adentró en la alcoba sin tocar.


- Argot...


Le llamó, este que revisaba algunas facturas la miró.


- T-tengo miedo.


- Supongo que es natural. Terminé por hoy. Descansemos.


Hizó un ademán para invitarle al lecho y una vez lo hizo le abrazó protector.


- Dulces sueños Johana.


- Gracias Argot.


«- ¿Cuántas veces lo he dicho ya?»


La linda muchacha roncaba cinco minutos después. El hombre se embriagó con el dulce aroma a lavanda y también durmió, como nunca en mucho tiempo.


~_~_~_~_~_~_


...


El sol dió en el rostro de Johana despertandole.


- Mmm.


Se giró un poco encontrándose con el rostro de su benefactor. Tan sereno y varonil a la vez, con un hermoso cabello negro y ojos zafiro igual a ella. Sus labios, no tiene manera de describirlos pero le atraen y sin poder contener el impulso posa los suyos con suavidad.


- ¡Waaaaaahhhhh!


Gritó el otro al sentirse profanado por un mocoso poco después.


- ¿Q-quién? ¡¿Johana?!


- ¿De qué te sorprendes? ¿No me reconoces?


- ¿T-te has visto al espejo?


- No.


El mayor le señaló uno en la pared. La chica se miró y quedó perpleja.


- ¡Volví a ser chico! - contento.


- ¡Ese no es el problema! ¡Tienes como diez años! - cubrió su rostro con las manos - Soy un secuestrador.


- No. Tú me ayudaste.


- Lo que hice es ilegal. Ah, no es momento para pensar en eso. Tus padres deben estar preocupados - cogió la computadora portátil.


- ¿Qué haces?


- Busco reportes de niños desaparecidos. Debo llevarte con tus padres.


- ¡Pero no quiero!


- Es lo correcto.


- ¿Según quién?


- No es mi intención herirte. Eres un buen chico, me divertí como hace años no lo hacía. No me entusiasma devolverte pero si hiciste eso con mi corazón en un sólo día, tus parientes deben vivir un suplicio.


El infante se tiró al piso resignado, dejando salir las gotas saladas y abrazandose a si mismo.


- Que raro.


Dijo Argot media hora más tarde.


- ¿Q-qué ocurre?


- Revise en todas las bases de datos en más de una ocasión y nada. No hay niños desaparecidos que coincidan con tu descripción.


- ¿Todas?


- Soy un hacker, lo que tampoco es legal además de muchas cosas y eso. Eché un vistazo a las actas de nacimiento, registro civil, hospitales pero no hay rastro alguno de ti.


- ¿N-no existo?


- Eres muy real. Tal vez algún orfanato que se fué a la ruina, es triste pero ocurre. Si es el caso no hay pistas de el.


- ¿Entonces...?


- Si aún quieres, esta será tu casa.


- ¡¿Enserio?!


- Si.


- ¡Que bien!


- ¿Quieres desayunar Johana?


El pequeño frunció el ceño.


- Ahora es extraño.


- ¿Qué te parece Johan?


- ¡Es perfecto je je je!


«- Me alegra haberte sacado de ese lugar.»


Tomaron los alimentos ante la curiosa mirada de los empleados de la mansión y más tarde fueron a comprar ropa y demás productos. Volvieron a casa por la tarde.


- ¿No tenías trabajo?


- Te sorprenderían las cosas que pueden hacerse desde el móvil.


- Ah~ eso hacías. Pensé que era un tipo de adición.


- Eres más divertido.


El pelirrojo agachó la cabeza, queriendo esconder sus mejillas carmín.


Días como ese se hicieron comunes en su rutina, estrechando de esa manera su relación.


~_~_~_~_~_~


...


Un par de semanas más tarde.


Johan camina por un largo corredor admirando las pinturas que cuelgan en la pared, embelezado, completamente absorto por lo que tropieza con un mueble y tira un aparentemente costoso jarrón. Traga saliva sonoramente, recoge los pedazos y los echa debajo de una alfombra persa que cruje cuando Argot le pasa encima.


- ¿Qué ha sido esta vez? - divertido.


- ¡Lo lamento! No fué mi intención, es que los cuadros son tan bonitos.


- Conocía los riesgos de tener a un niño en un lugar así, no te estreses. A ver - tomó las pequeñas manos entre las suyas - te cortaste.


- Estoy bien.


- Podría infectarse. Vamos a limpiar.


Argot le ayudó a lavarlas, le puso agua oxigenada y pomada además de algunos curitas.


- Listo.


Para finalmente dar un beso galante en el dorso que le puso cual tomate.


- G-gracias.


- Un placer. Ahora ve a jugar.


- S-si claro.


- Ah espera. Me gustaría saber si quieres estudiar.


- Me asustan los colegios, creo que no soy muy normal. No sé como explicarlo.


- Puedo ser tu tutor, también me educaron en casa.


- ¡Sería estupendo!


El mayor acarició con ternura la cabecita infantil.


- Siempre tan entusiasta.


«- No tienes idea de lo mucho que has cambiado mi vida. Dices que te salvé pero es al revés. Sería bueno adoptarte, pero es algo que prefiero hacer más adelante. Sin documentos será complicado y no quiero aturdirte.»


- Anda, ve a jugar al jardín.


- ¡Señor! - el jardinero que recién llega - ¡alguien tiró el rosal!


- Me pregunto quién fué.


Johan tragó duro por segunda vez en el día, luego le alzaron y echaron al hombro.


- Parece que hay más sitios por revisar.


- ¡No! ¡Eres un chismoso! - el empleado.


- ¡No pensé que fueras el responsable!


- ¡Si claro! ¡Los adultos mienten!


- ¿Yo también? - Argot.


- No.


Se aferró con sus manitas al elegante saco ajeno.


~_~_~_~_~_~_~_~


...


Algunos días más tarde.


Johan se ha dormido en la biblioteca luego de que la lección le dejara el cerebro como engrudo. Sin embargo unos murmullos le hicieron despertar, no así producir ruido.


- Maldita sea, estaba tan cerca de cumplir mi objetivo. El líder quiere esta mansión pero ese idiota no la venderá. Solo muerto será posible pero con ese mocoso es todo más difícil. ¿Y si lo enveneno? Si, adora su jugo de naranja, así lo haré.


Johan se paralizó de terror. Quería correr para poner en alerta a su... lo que sea Argot de él pero negó considerando que podía ser fruto de su imaginación al estar adormilado.


«- ¿Como verifico?»


- ... adora su jugo de naranja.


- ¡Eso es!


~_~_~_~_~_~


...


Así, todas las mañanas Johan se las arreglaba para interceptar el desayuno de Argot, robar su jugo y reponerlo con uno "limpio" para evitar sospechas. Durante tres meses no pasó nada por lo que llegó a la conclusión obvia: Lo imaginó todo. Su inocencia no le permitió anticipar que la dosis era muy baja. Aún así continuó haciéndolo.


Hoy hace algunas operaciones en el cuaderno mientras acompaña a Argot en su despacho. Todo iba muy bien al inicio pero, con el pasar de los minutos los números comenzaron a tornarse borrosos hasta convertirse en puntos demasiado brillantes. Cerró los ojos que talló impetuosamente.


- ¿Te sientes bien? - el otro preocupado.


- No, todo me da vueltas y la luz me molesta. Iré a dormir.


Se levantó pero de cuanto lo hizo se tambaleó de izquierda a derecha hasta desplomarse al suelo.


- ¡Johan!


Argot se aproximó y le cogió en brazos. Le llamó varias veces pero no contestó puesto que ha sufrido un desmayo. El adulto no se la pensó dos veces para meterle al auto y llevarle al hospital. Prácticamente se mordía las uñas por el nerviosismo. Se "clavó" en el asiento y juntó las manos a modo de plegaria.


«- Debes despertar, no imagino mis días sin ti. Escuchar tu voz se volvió algo natural, vital para mi.»


- Johan...


«- Soy un estúpido, ¿cómo te descuidé tanto? Si el dueño del hospital no fuera amigo de la familia no te hubiesen internado porque aún no arreglo tus papeles. Aún hay tantas cosas que necesito decirte, enseñarte, darte.»


- Deseo que seas muy feliz.


Alrededor de media hora más tarde se presentó ante él un médico.


- La vida del niño no corre peligro pero tardará un poco en despertar.


- ¿Fué grave?


- ¿Tienes enemigos?


- ¿Eh?


- ¿Es así?


- Rivales comerciales pero enemigos como tal no creo.


- El pequeño fué envenenado y no por un producto de uso casero. Quien lo hizo tenía toda la intención y conocimientos para asesinarlo.


- ¿Qué...?


~_~_~_~_~_~_~_~_~_~


...


Johan advierte una agradable calidez en su mano. Aprieta los ojos para luego abrirlos lentamente.


- Argot... mi voz suena un poco extraña.


- Es por...


«- El lavado estomacal.»


- No te preocupes por eso. ¿Cómo te sientes?


- Me duele mi pancita.


- Perdón...


- ¿Por qué te disculpas?


- Se supone que te protegiera, no que te pusiera en peligro.


- ¿Por qué me desmayé?


- ¿Recuerdas haber ingerido algo extraño?


- ¿Extraño? ¿Como qué?


- Mmm, algo que usualmente evitarías.


- No.


- ¿Nada?


- Bueno... - haciendo memoria.


De esa forma Johan le dió los pormenores y si bien Argot contó con la entereza suficiente para no ponerse en evidencia, la sangre le hirvió por completo. Más tarde pediría a un amigo de confianza que investigara el asunto e hiciera pagar a la responsable. No tocaría el tema con Johan de nueva cuenta, no lo vale.


~_~_~_~_~_~_~


...


Una semana fué más que suficiente para que dieran de alta al pequeño. Cuando volvió a la mansión le recibieron con grandes sonrisas y uno que otro regalo no muy costoso de parte de los empleados, pero que atesoró en el corazón. Argot le llevó en brazos a su habitación aún cuando insistió en que podía hacerlo por su cuenta, no quería más sorpresas. Le recostó en la cama y cubrió con las sábanas.


- Gracias - emitió con su inocente voz.


- Soy quien te las da. Muchas gracias.


- ¿Por? - anonadado.


- Mejorar, iluminar y salvar mi vida. Por tantas cosas en realidad que no podría enumerarlas todas.


- Yo lo haría todo por ti. El día que robé un beso ocurrió algo raro y hoy sé que te quiero mucho. Me gustaría recibir otro ja ja ja imposible. ¿Qué verías en un niño pobre, sin familia y que nada puede ofrecer? - contuvo las lágrimas.


- Enamorarse de un niño es ilegal.


- Lo sé.


- No eres pobre, mi dinero es tuyo.


- No es verdad.


- Tienes familia, a mi. Mañana mismo vamos con el mejor abogado para registrarte con mi apellido.


- ¿Quieres que sea tu hijo?


- Me voy a ir al infierno pero no. ¿Sabes? Incluso siento el fuego eterno sobre mi piel, debe ser eso.


- Eres una buena persona.


- Fijarme en ti no me convierte en una. Pero... - le tomó del mentón para depositar un beso - te amo Johan.


Los labios del infante se separaron sin emitir sonido, el corazón casi estalló de felicidad.


- Es ilegal y si nos descubren iré a prisión. Y con mucho gusto porque no me avergüenza aunque eso me convierta en un pervertido, cerdo o demonio. Lo único que lamento es arrastrarte a todo esto.


- ¡No me has obligado!


- Me pregunto qué tan cierto es eso.


- ¿Estás seguro de querer a alguien como yo?


- Si - susurró a su oído.


- Mmm.


- Ansío tomar lo que por imbécil rechacé el día que te conocí. Aunque este cuerpo me gusta más.


Deslizó la mano por el pecho completamente plano, en reiteradas ocasiones, haciendo sonrojar al pequeño que emitió un quejido.


- Argot, hazme tuyo.


- Eres muy joven y no quiero lastimarte. Además, el que es de tu propiedad soy yo.


- ¡Oh!


El mayor capturó los labios infantiles, luego el cuello y clavícula. Le saboreó como si no hubiese un mañana, dejando algunas marquitas coquetas, arrugando las sábanas en el proceso pero siempre marcándose un límite. Tiene todo el tiempo del mundo para disfrutarle, y no solo su piel sino la maravillosa compañía que le da.


Miraba la luna desde la ventana. "Me gustaría encontrar el amor". El astro realizó el milagro y envío un ángel. Quien pidió el deseo fué Argot.

Notas finales:

Mmm pues quizá es mi imaginación pero siento que últimamente no hay mucho shota original, no seré la mejor escritora pero quería aportar un poco al fandom. Solo recordando que esto es ficción y pues eso XD. Espero que les haya gustado aunque sea un poquito y de antemano gracias por darle la oportunidad :3. Hasta otra compañeros de vicio!


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