El sol a media tarde es especialmente molesto para un chico que no ha tenido el mejor de los días, pero es lo de menos. Visitar al que es casi como un hermano siempre dibuja una sonrisa en su rostro, lo quiera o no. Luego de quince minutos de caminata llega a su destino, se detiene ante una puerta y toca de manera algo brusca. Retrocede unos centímetros y se cruza de brazos. La madera cruje anunciando la llegada del otro.
- Buenas tardes-onisan - le sonrió amigable un pequeño.
Él por su parte, frunció el entrecejo y clavó sus orbes en el contrario. Es evidente que no es a quien estaba esperando.
- Ah, mucho gusto soy Aladdin.
- No pregunté.
- Ja ja ja, tienes razón. Lo lamento.
- ¿En dónde está Alibaba?
- Mmm nuestros padres son socios, parece que le consultan respecto a unos negocios.
- ¿No deberías estar ahí también?
- Papá considera que soy algo joven, me falta experiencia. Y como mamá estaba ocupada, me trajo.
- ¿Estás de acuerdo?
- Siendo honesto me gustaría mucho ayudarlo pero temo causarle problemas.
- No lo sabrás si no lo intentas. Bueno, como Alibaba no está me voy - se giró.
- ¡Espera! ¿Cómo te llamas?
- No es tu asunto.
- Pero debe saber que le visitaste.
- Ni al caso mocoso metiche.
- ¡Ungh!
Se fué dejandole con miles de interrogantes.
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...
Dos días más tarde.
Kassim mira incrédulo al mismo niño de la otra vez.
- ¿Te han contratado de portero o en tu casa no te quieren?
- Ja ja ja, no es así. Seguí el consejo que me diste y ahora también me toman en cuenta.
- ¡Es maravilloso! - sonrió entusiasta.
-¿De verdad? - emocionado.
- No.
- Je, eso imaginé. Si estás buscando a Alibaba-kun...
- ¿Por qué más vendría?
- Pues si je. Salió a comprar algunos aperitivos.
- Ese imbécil.
- Pero si gustas puedes pasar y tomar algo. No creo que tarde mucho.
- Tengo cosas que hacer. Además no eres de mi agrado.
- Ni me conoces.
- Y no pretendo hacerlo. Volveré después.
- ¿Me dirás tu nombre?
- ¿No te lo dijo?
- Creo que no es muy honesto enterarme de un tercero si quieres mantenerlo de secreto - con gran seriedad.
- Pues me entretiene dejarte con la duda. Ahí te vez.
Aladdin le siguió con la mirada hasta perderlo en el horizonte.
«- Se puede ser amigo de alguien completamente opuesto. Es muy distinto de Alibaba-kun. ¿Será igual con Judal-kun y yo?»
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...
Tres días después.
- Ya enserio mocoso, comienzo a creer que solo estás fastidiando.
- ¡Juro que no es el caso!
- ¿Y Alibaba?
- Ah... salió de compras con Anise-san.
- Me largo. Ya veré si me da la gana pasarme después.
- A-antes de que te vayas, quería darte las gracias.
- ¿Por qué?
- Tengo un vecino de carácter difícil que a pesar de todo me agrada. Siempre quise hablarle pero... me asustaba un poco que al ser tan diferentes me ignorara.
- ¿Qué tengo que ver?
- Pensé en la relación que tienes con Alibaba-kun y... saludé a ese chico... No puedo decir que somos amigos pero me sonrió luego de decir: "Nos vemos luego enano". Es alguna clase de apodo cariñoso, ¿cierto?
- Te falta demasiado sentido común.
- ¿Lo crees?
- O simplemente eres estúpido.
- Ah...
- No está Alibaba, no tengo motivos para permanecer en este lugar.
- Cuidate mucho.
- Como digas - le restó importancia.
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...
A la siguiente semana, en el recibidor de la mansión Saluja.
- La próxima vez que seas tu quien me abra te daré un puñetazo tan fuerte que escupirás las vísceras.
- ¡Que horror!
- ¿Ahora qué? ¿Se ofreció a cargar las bolsas de una anciana?
- Eso fué ayer. La abuelita le obsequió una naranja.
- ¿Y?
- Trabajo de equipo de última hora. Creo que su profesora estaba de mal humor o algo por el estilo.
- Vendré mañana.
- ¿Por qué no le hablas para que te espere?
- No seas entrometido - emitió incómodo y molesto.
«- ¿Dije algo malo? Mmm me gustaría saber qué para ofrecer una disculpa pero no me lo dirá y tampoco invadiré su privacidad.»
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...
Kassim se mantuvo ocupado en su empleo de repartidor de leche a domicilio. En cuanto se hiciera de un tiempo libre iría a la mansión Saluja. Durante sus viajes en la bicicleta comenzó a hostigarle un pensamiento.
«- Sólo voy para visitar a Alibaba. Entonces, ¿por qué no dejo de pensar en ese extraño mocoso?»
Negó en reiteradas ocasiones.
«- Concentrate en el camino. ¡En el camino!»
Apretó el manubrio bruscamente y continuó entregando el producto lácteo a todo aquel que lo solicitó.
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A la mañana del día siguiente.
Kassim tocó la puerta que ya prácticamente conoce de memoria.
- ¿Si? - un rubio - ¡Kassim que grata sorpesa!
- ¿Está el mocoso?
-¿Uh?
- Aladdin.
- Ah, hoy no. Pescó un resfriado.
- ¿Cómo?
- Creo que no ha dormido muy bien. Algo le preocupa pero por más que le pregunto no me dice. Es muy fuerte y valiente. El problema es que suele guardarse los problemas cuanto es solo un niño.
- ¿En dónde vive?
- ¿Ah?
- ¡¿En dónde maldita sea?!
- ¡Alma Toran número veintitrés!
- ¿Qué esa no es la mansión Jehoahaz Abraham?
- Sip, es su apellido.
El de cabello rojizo no pudo contener una carcajada.
- ¿Qué es tan gracioso?
-Ah, no sé ni por donde empezar. Nos vemos luego.
- Cuando gustes.
- Cuando estés.
- ¡Perdón!
- Da igual.
Durante el trayecto, Kassim va muy ensimismado.
«- Siempre me pregunté por qué alguien como Alibaba aceptó como amigo a un sujeto que proviene de los barrios pobres, y luego la vida me obliga a toparme con el mocoso más rico del país. ¿Quién se burla? ¿Acaso ese que controla el destino? ¿Se te ha ocurrido que puedo romper tu más preciada posesión? No te tocaste el corazón para arrebatarme a Mariam. ¿Es una especie de compensación? Eres terrible para los negocios.»
Llegó al sitio y se congeló en la entrada.
«- ¿En qué estaba pensando? No somos nada. Es más creíble que me corran a patadas.»
- ¿Se te ofrece algo? - una voz femenina a su espalda, se viró.
- Ah... no.
- ¿De causalidad no eres el chico del que tanto habla Aladdin?
La pregunta provocó un extraño calor en su pecho.
- Lo dudo.
- Estoy segura. El que tiene terrible suerte para encontrar a Alibaba.
Los labios del joven se abrieron un poco debido a la sorpresa.
- Está dormido en su habitación, planeaba hacerle un caldo de pollo así que fui de compras - abrió la puerta.
- Mejor en otra... ¡wah!
Casi se va de bruces cuando ella le propinó una potente palmada en la espalda.
- No seas tímido~.
- Gracias.
Sheba le indicó el camino. Tardó un par de minutos en llegar con la bella durmiente.
«- ¿Cómo reaccionará si le llamo así? Me pica la curiosidad, seguro me sonríe no parece muy intuitivo.»
Se enajenó por completo en las mejillas rosadas hasta que este emitió un quejido.
- Mmm... - y abrió los ojos - ¿o-onisan?
- Kassim, es molesto que emplees un término general.
- Lamento lo que dije.
- ¿De qué hablas?
- Lo de llamar a Alibaba-kun ah ah...
- Soy pobre, punto.
- Entiendo ah ah ah...
- Si tanto te cuesta hablar, no lo hagas.
- ¿Lograste ah ungh verlo?
- Si.
- Que bien ah ah.
- Mejor duermete princesa - sonrió burlón.
- ¡¿Ah?! ¡Soy un chico! ¡Cof cof cof!
- Oh - intrigado - tienes tu carácter.
El niño intenta recobrar la compostura pero le toman del mentón y roban un beso. Aladdin le mira perplejo.
- Je, apuesto que es el primero que te da un hombre.
- No. Judal-kun, Alibaba-kun, Kouha-kun y Kouen-ojisan lo hicieron antes.
- ¡¿Pero qué?! - furioso.
- Je je cof cof. Es broma, tenía que cobrarme ah ah.
- Mocoso insolente.
- Onisan fastidioso - sonrió.
- Da igual, hazme espacio.
- ¿Uh?
- Te abrazaré para bajarte la fiebre.
- ¿Funciona?
Se encogió de hombros.
- Es lo que hacia con mi hermana, ahora cállate.
El pequeño pronto se vió protegido en Kassim, su rostro recargado en el pecho contrario pudiendo apreciar el potente latido del corazón.
- Je je je, ¿estás nervioso Kassim-onisan?
- No molestes.
Sheba los encontró media hora más tarde, le pareció una escena por demás conmovedora así que les dejó dormir hasta la cena. Para cuando Kassim despertó las cosas le daban vueltas y el calor se adueñó hasta del último poro en su cuerpo. Los ojos se abrieron en demasía cuando pasó la mano por su frente y la noto fría. Eso que siente, no se debe a que esté contagiado de un resfriado.