Las semanas habían pasado demasiado rápido, ahora que Tweek sabía que se irían habían pasado más tiempo juntos. Habían ido al parque de diversiones, al circo, zoológico, al cine, se habían besado hasta quedarse sin aliento. Le hubiera gustado llegar más allá, pero quizá eso empeoraría las cosas, ya que, extrañaría el sabor de su cuerpo, sus sonidos y texturas, provocando que deseara volver a casa antes. Era mejor mantener aquella distancia aún, siendo aún vírgenes, quizá los únicos vírgenes a esa edad. Eran cerca de las cuatro de la tarde, se encontraban en la estación de buses. Faltaba tan poco para que tuviera que subir a uno y así afrontar su destino en Nueva York. La beca que había recibido era muy buena, le darían una habitación compartida donde alojarse, comida y libros. De verdad quería estudiar, tener buenas calificaciones para así poder darle un buen futuro a Tweek. Ese era su sueño, ayudar a su novio en el futuro, porque sin dudas iban a seguir juntos.
Habían hecho una fiesta de despedida, sus compañeros de clase habían ido a darle buenos deseos en el nuevo mundo donde tendría que desenvolverse. Le habían regalado algunas cosas para que se llevara con él, muchos eran útiles de estudio, otros accesorios. Tweek le había dado un collar con un dije que tenía una foto ambos. Lo llevaba consigo colgando del cuello.
Suspiró de manera suave, cerró los ojos dejando que sus pestañas rozaran sus pómulos, al abrirlos tenía los bellos ojos aguamarina del rubio sobre él. Su rostro se notaba preocupado, sonrió levemente para tranquilizarlo. Se acercó tomando su mejilla, era tan suave y la extrañaría tanto.
—No te preocupes, todo estará bien. Tú eres fuerte, ¿Cierto?
—S-Si. O eso creo. ¿No estas nervioso?
—Mucho, pero yo se disimular. —Comentó sonriendo. —Te enviaré mensajes, estaremos siempre en contacto ¿Okay? Y recuerda que mi familia estará cuidando de ti. Si necesitas algo, ve con ellos.
Tweek asintió, no quería dejarlo solo, era una persona demasiado influenciable. Pero tenía que hacerlo, debía crear un buen futuro para los dos y para ello necesitaba esforzarse. Se acercó besando su frente, la hora había llegado y el hombre anunciaba que pronto se irían. Bajó besando los labios del menor, el rubio agarró su sudadera con fuerza intentando retenerlo. ¿Por qué dolía tanto dejarlo? Se apartó mirando sus ojos, este bajó la mirada.
—Chicos. —Anunció mirando al resto.
Clyde, Token y Jimmy estaban ahí para despedirlo. Estaban en grupo aguardando que terminara su melosidad con su novio. Todos habían crecido con ayuda de la pubertad y aún les faltaba seguir creciendo. Se acercó abrazando a Token, este correspondió dándole unas palmaditas en la espalda, como si quisiera tranquilizarlo con eso. Él era una de las personas que más confiaba dentro del grupo, sabía guardar secretos y lo escuchaba cuando discutía con Tweek, usualmente él era un mediador cuando las cosas se ponían feas.
—Suerte, compañero. —Dijo este sonriendo.
Se apartó mirando sus ojos marrón, le dio un apretón de mano para así ir con Clyde. El castaño le sonrió mostrando su dentadura perfecta. Lo abrazó siendo apretado por el otro, acarició sus cabellos con cariño. Clyde era su chico ególatra, creía que era el más atractivo del grupo y pasaba mucho tiempo con las chicas de Raisins. Por ello luego pasaba horas en su casa intentando estudiar un día antes de los exámenes.
—Si ves algunas tetas buenas, manda fotos. —Pidió con un susurro.
Negó levemente con la cabeza, no haría algo así. Se acercó a Jimmy quien seguía usando sus muletas, se acercó abrazándolo siendo rodeado por uno de sus brazos. Su querido hablador y mal bromista.
—Suerte, co-co-compañero. —Su voz sonaba alegre.
Se separó para así mirar a sus tres amigos, tomó la mano de Tweek ubicándolo a su lado.
—Les pido que lo cuiden en mi ausencia. —Pidió Craig mirando a cada uno.
Todos asintieron a su petición, se giró hacia él y así lo abrazó por el cuello acariciando sus cabellos amarillos. Cerró los ojos disfrutando de aquellos últimos momentos a su lado.
—Recuerda cuidar muy bien a Stripe. Es nuestra mascota. —Murmuró para que sólo él pudiera escuchar.
—Bebé. —Corrigió él. —Es nuestro pequeño bebé.
Le dio un suave apretón de hombros y así fue con su familia. Abrazó a sus padres recibiendo consejos, como no dejar de estudiar, ser responsable y todo eso. Se apartó abrazando a su hermana menor, ella lloraba no deseando que se fuera.
—Te llevaremos pastelillos de Tweek. —Dijo ella mirándolo.
—Gracias, Tricia.
Tomó su maleta y así caminó hasta el bus, le entregó su equipaje al hombre que los subía al portaequipaje. Se volteó mirando a todos, Tweek se acercó corriendo abrazándolo con fuerza. Lo apretó con sus brazos, se llevaría el recuerdo de su dulce aroma a café y canela. Llenó de besos su rostro sintiendo la humedad de algunas lágrimas.
—Te amo.
—Y yo a ti. De verdad y mucho.
Revolvió sus cabellos de manera suave, miró a su familia, su hermana le levantó el dedo del medio. Sonriendo también le alzó el dedo siendo seguido por sus padres y luego sus amigos. Le dio un último beso a Tweek y así subió en el bus. Se había marchado con una sonrisa, la cual bajó al darles la espalda. Desde ahora afrontaría una nueva realidad, una en la que Tweek no estaría tan presente. Desde los diez años que estaban juntos, habían pasado cinco años de romance, cuidándose mutuamente. ¿Podría la distancia separarlos? ¿Encontraría Tweek a alguien mejor? La verdad es que lo dudaba, no conocía a nadie en South Park que pudiera lidiar con sus ataques de pánicos, sus nervios y miedos. Al menos no como él.Por ello, sólo él podía, por eso eran novios, porque él podía salvarlo de su mundo de terror, amándolo con devoción en el proceso. La máquina comenzó a andar, miró por la ventana a su familia, sus padres estaban locos y los amaba así, le gustaba la libertad que le daban y la dependencia, ellos confiaban en él y se preocupan por su futuro. La verdad es que amaría que fuesen así los padres de Tweek, ellos no eran muy preocupados y solucionaban todo dando una taza de café.
Se despidió moviendo la mano desde la ventanilla, Tweek lo miraba con una sonrisa en los labios. Formó con sus labios la frase "fuck you, honey" lo cual hizo reír al rubio.