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Momentos por fantasma de la niebla

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Yujuuuuu Fantasma escribe aquí, bueno esto es un fanfic original n.n espero les guste. 

Edro: yo no quiero salir >.< me rehusó no, no quiero. 

Milo: vamos no va ser tan feo  

Hashel: no, yo digo que va ser horrible 

¬¬ cállense los tres, claro que no es feo  Milo: me callo T_T 

Edro: no, no llores –se acerca a Milo

Hashel: ves lo que ocasionas –también al lado de Milo –ya no llores, ten –le da una paleta. 

Milo: ñam gracias  

Edro: no, no te la comas tal vez le puso veneno ¬¬ –quitándole la paleta 

Hashel: ¬¬ regrésasela  

Ya no se peleen –agarro la paleta –los tres saldrán en este fic –comienzo a comerme la paleta 

Hashel: o.󅬬 yo tampoco quiero salir, ademas solo será un cacho ú.ú  

Saldrán y ya ¬¬ -lista para golpearlos.

 Edro: esta bien no tienes que enojarte. 

Milo: wuiiiiiiiiii saldré en un fic  

Hashel: u.u 

Edro: T_T  

Bueno espero les guste los dejo.  

Momentos  

Sus ojos miel recorrían el bello rostro de aquel que dormía en sus brazos, la luz de la luna lo alumbraba, haciéndolo parecer un ángel, su bello ángel, por fin después de mucho volvía tenerlo en sus brazos, volvía verlo dormir, acariciar sus cabellos, ver su sonrisa, aquella sonrisa por la cual daría la vida, incluso mataría por ella, sin embargo, cuanto no lo había hecho sufrir, había jurado que se alejaría de él, pero su corazón había flaqueado. Miro su rostro lo había hecho sufrir de nuevo. 

Edro –dijo aquel ángel abrazado a su cuerpo, miro su rostro y recordó la ultima vez que se separo de él. 

Mi niño bonito (1), mi Milo –susurro besando su frente. 

 

Milo, corría, sus ojo azules estaban llenos de lagrimas, su cabello castaño venia mas alborotado que nunca a pesar de que era corto y sus dos hermosos mechones plateados que le llegaban hasta su cuello,  se pegaban a su rostro. No olvidaría jamás aquel bello cuerpo, delgado y frágil, era la ultima vez que lo vería, la ultima y ni si quiera podría acercársele. Edro, observo con sus hermosos ojos color miel, aquella escena, recogió su cabello castaño en una coleta y seco las gotas que resbalaban por sus morenas mejillas, no podía darse el lujo de llorar, menos el, un hombre de 25 años llorando por un niño de 17, ¿Qué tontería no? Sin embargo ya lo había hecho muchas veces. Tomo un lápiz y escribió en una hoja su adiós. 

Ey niño –le dijo a un chiquillo que corría por el lugar.

 Dígame –el pequeño se acerco. 

Te daré un dulce si le entregas esto, a aquel joven –señalo a Milo que estaba parado mirando para todos lados. 

De acuerdo –dijo el niño tomando el papel dispuesto a marcharse 

No le dígas que te mande yo –el niño solo sonrió y se acerco a Milo entregándole el papel. 

Edro se escondió entre los pilares de la estación, para que no lo descubriera, le entrego el dulce al niño y se quedo observando, miro las lagrimas de su niño bonito, como el lo llamaba, estaba llorando de nuevo, pero era lo mejor, asi el jamás lo volveria a lastimar. Vio como dos jóvenes se acercaron a él, uno de 25 años y otro de 21. El de 25 de hermosos ojos rubís y cabello negro, el otro de cabello rubio y ojos grises. No vio más y se marcho, sin decir más. 

 

Miro a su niño de nuevo, quizás alguno de ellos hubiese sido el indicado para Milo, pero el chico había escogido, la verdad se alegraba se ser la persona a la que mas amaba aquel niño, se alegraba tanto, porque aunque muchas veces lo negara, se había enamorado de Milo desde el primer momento en que lo vio, un encuentro muy chistoso para su parecer, se había dado cuenta de que el era especial, desde el momento en que lo había visto

 

Iba caminando hacia la escuela de su hermana, con su aspecto triste y frió que había adquirido apenas algunos meses atrás, traía su cabello suelto y su bien formado cuerpo era cubierto por un pantalón de mezclilla y una camisa negra, si era bastante loco ir por ahí, con aquel frió que hacia sin alguna chamarra, pero la había dejado en su casa. Se detuvo un momento y de pronto sintió la fría nieve bajo su cuerpo y por si fuera poco un cuerpo mas pequeño estaba sobre él

 _ Lo… lo siento –escucho decir a aquel que lo aplastaba, topándose con uno bellos ojos azules, que no lo dejaban de mirar. 

 Ag… deberías tener mas cuidado niño –lo aparto de él y se levanto sacudiéndose la nieve de su ropa - ¿Qué no te enseñaron a ver por donde vas o eres imbecil? 

Oiga no tiene derecho a insultarme, además fue un accidente –aquel niño se iba levantando, pero había vuelto a resbalar– ¡auch! –se quejo.           

Vaya no había conocido gente mas tonta –se acerco a él para después levantarlo.

 No soy tonto –vio como las mejillas del chico se habían puesto rojas, aunque no lo entendía muy bien. 

HERMANO- ay esa voz la conocía - hermano –giro su rostro viendo a la joven que se acercaba, la chica no aparentaba mas de 16 años, de ojos verdes y cabello pelirrojo largo y lacio, piel morena al igual que la de el, estatura media y delgada, la verdad es que era bastante bonita.  

Samia – dijo resignado, que otra le quedaba, ademas no le gustaba como lo miraban los estudiantes, ¿que tenia algo o que?             _

Edro ¿Qué haces aquí? ¡Hace tiempo que no te veía hermanito! –Dijo la chica entusiasmada dirigiéndose a él-¿Niwa? –levanto una ceja mirando atento al chico que lo había tirado, como si no creyera lo que veían sus ojos–hermano ¿Qué le haces? 

Yo… yo no le estoy haciendo nada, solo lo levante –se defendió   

Mm bueno… Buenos días Niwa –vaya asi que ese era su nombre.  

Buenos días Asakura – la saludo el chico, mientras observaba a los dos hermanos. 

¿Y bueno hermano que haces aquí?, no se supone que trabajas hoy –Samia lo miro inquisitivamente.  

Pedí permiso… quería ver como estabas, así que vine –contesto Edro como si nada, aunque bien sabia que le había costado trabajo que se lo dieran, mas ahora con los nuevos sucesos. 

Ya veo –sonrió Samia –esta bien, es solo que creí que tendrías mucho trabajo con lo que ocurrió –y si que lo tenia pero bueno  

Asakura… esto ya cerraron la reja –su platica fue interrumpida por el chico, vaya cosas.  

¿Queee? ¡Diablos! –se quejo su hermana, con muy mal vocabulario, pero después la reprendería por eso–bueno no importa –se hizo hasta atrás para luego dar un salto, logrando así caer del otro lado de la puerta –nos vemos luego hermano… y date prisa Niwa- miro como su hermana corría  

¿Oh? –Lo volteo a ver para ver que quería ahora –esto… me soltaría.  

¿Qué?... ¡Ah si claro! –lo soltó de inmediato, ahora entendía porque todos lo veían. Vio como imito a su hermana cayendo también el del otro lado de la puerta.  

Auch –se quejo porque aunque había caído bien parado, se había resbalado después.  

Que niño tan tonto –dijo sonriendo mientras lo veía partir – ¿Ah?–se sorprendió el mismo, pues hace tiempo que ese gesto no aparecía en su rostro. Es que ese niño en verdad era tonto.

  

Jajaja –Edro comenzó reír, su niño seguía siendo igual de despistado. 

¿Por qué ríes? –pregunto Milo que acaba de despertar por aquella risa, lo miro con ojos somnolientos. 

Por nada… solo recordaba, duérmete ya –dijo parando de reír viéndolo sonriente. 

¿Qué recordabas? –pregunto tapándose mas con las cobijas. 

No crees que andas muy preguntón… duérmete de nuevo –acaricio su cabellos con dulzura. 

Dime –puso ojitos de perro hambriento. 

No y duérmete –ordeno seriamente, pero sin perder esa bella sonrisa. 

Esta bien –dijo cerrando sus ojos, adoraba esa sonrisa. Una de las más bellas que le había visto a su amado Edro, fue la de cuando se reconcilio con su papá. 

Entraron a la casa del papá de Edro en silencio, iban acompañados de Samia la hermana menor de su novio, miro a todos lados al parecer no había nadie en casa. Samia prendió las luces y los invito a sentarse, miro un par de veces a su tierno policía (2), se veía tan serio, pero en sus ojos se mostraba nerviosismo. Lo abrazo dulcemente, no sabia que hacer, no llevaba mucho tiempo siendo novio de Edro. La puerta se abrió y entro un hombre de 50 años bastante conservado, de compresivos ojos verdes y cabello castaño, alto y fornido, muy parecido a su hijo. 

¿Edro? –el hombre mostró sorpresa al ver al joven en su casa. 

Padre, podemos… podemos hablar –Edro se mostró muy nervioso. 

Si claro, vayamos a la cocina –el hombre se veía entusiasmado. Ambos entraron por una puerta. 

Eres un buen chico –le dijo Samia en cuanto Edro y su padre ya no estaban –eres el único que a logrado esto. Muchas gracias. 

No lo agradezcas, es algo que yo quería hacer –dijo sonriéndole a su cuñada. 

Edro no tardo en salir al lado de su padre, su rostro mostraba una gran tranquilidad y una bella sonrisa, sonrisa que siempre llevaría en su corazón. 

Sabes me gusta mucho cuando sonríes –dijo Milo abriendo de nuevo sus ojos –te vez mas guapo –sus mejillas se sonrojaron 

Gracias –beso su mejilla –a mi me encantan tus mejillas rojas –dijo riendo. 

Cállate, estoy  hablando en serio –oculto su rostro en el pechode su novio? Amante?  

Yo también –levanto su barbilla y le dio un suave beso en sus labios. Milo cerró sus ojos sintiendo aquella calidez que apoderaba su boca. Esa calidez que siempre le había gustado y que en muchas ocasiones había sido encontentado con ella. Había una que le  gustaba recordar mucho.

Milo miro el reloj, no llegaba un, tal vez aun estaba molesto por lo sucedido en la mañana, pero él en realidad no había querido romper aquella tasa, miro aquella tasa un par de veces, ¿Qué haría? Si pegarla, pero eso lo molestaría más. No le importo y comenzó a pegarla una a una las piezas que se habían roto. Termino y miro el reloj de nuevo, vaya si estaba muy molesto. Comenzó a preparar la cena, solo esperaba no quemarla de nuevo, como lo había hecho con el desayuno. Dejo en la lumbre calentando la pasta y se dispuso a hacer mas cosas 

Que tonto –dijo mientras partía un par de cebollas haciendo que sus ojos comenzaran a llorar. 

¿Por qué lloras? –Edro acababa de entrar a la cocina y lo miraba atónito. 

No, por nada –miro la tasa que ahora estaba lista para deséela a su novio. 

Es solo una tonta tasa, si traía recuerdos, pero… no llores por eso –se acerco a él mirándole fijamente. 

No, yo lloraba por… -fue interrumpido pues unos labios calidos se habían puesto sobre los suyos y comenzaban a besarlo, con sutileza suavemente –por la cebolla –dijo separándose un poco del beso. 

¿Queee? –Abrió sus ojos grandes y vio la cebolla que estaba sobre la mesa –dejaste que hiciera el ridículo. 

No –dijo mirándolo atentamente –solo te confundiste –dijo dulcemente.

Ja cruel y yo que venia arrepentido… claro eres un tonto –Edro lo miraba como siempre con su mueca de burla. 

No soy un tonto, el tonto es otro por no darse cuenta –inflo sus cachetes como si fuera niño chiquito. 

Yo un tonto, el tonto es el que esta dejando que se queme la pasta –señalo la estufa y el recipiente de donde salía mucho humo. 

Ayy no de nuevo –corrió a apagar la estufa –ya vez fue tu culpa, tu me… -fue interrumpido por otro beso. 

Jejejeje –Milo comenzó a reír separándose de aquel beso. 

¿Qué te parece gracioso? –pregunto Edro con una ceja levantada mirándole atentamente. 

Jeje nada –no paraba de reír y miraba a Edro. 

Nos estábamos besando eh –eso le comenzaba a molestarle. 

Es que, jeje me acorde de la cebolla –lo miro risueño, mientras Edro lo observaba algo apenado. 

Pues cualquiera tiene errores –miro aquella sonrisa y esos ojos azules llenos de vida –y yo he tenido muchos –recordó todas esas veces que había hecho sufrir a su niño. 

 

Yo… yo te amo –Milo estaba confesándole sus sentimientos y no sabia que decirle, él no, no podía corresponderle, no debía.

 Ja, me amas que tontería dices –se mostró frió mirándole de manera cruel, para después darle la espalda –un niño no ama, no sabe que es eso, asi que no me vengas con tonterías de que me amas –Milo abrió los ojos como si no creyera lo que escuchaba. 

Pero es lo que siento –tomo la mano de Edro –mírame… en verdad es lo que siento, te amo desde el primer momento en que te vi. 

Dices puras tonterías –aparto su mano de la suya –el amor es algo que se da con el tiempo –se alejo de él –los niños como tu solo se dedican a jugar las personas, creen que por ser lindos tendrán a quien quieran a sus pies y no. 

No, yo no soy asi, por dios escúchame –Milo se volvió acercar a Edro –dime que es lo que sientes tu. 

Repugnancia, quieres jugar con los sentimientos de Hashel y los míos –lo miro con tanto rencor que Milo retrocedió –apuesto a que ayer le dijiste lo mismo a Hashel, pero sabes conmigo no es igual, tal vez el este enamorado de ti, pero yo no, quien amaría a un niño extremadamente tonto y sobre todo ni guapo es. 

Tienes razón quien me amaría –tomo su chamarra –lamento haberte molestado –sus ojos se llenaron de lagrimas y salio por la puerta de aquel departamento. 

Edro se quedo callado, era lo mejor, el no quería que volvieran a jugar con sus sentimientos, ademas no podía amarlo, no debía, era solo un niño, un niño, su corazón se oprimió al escuchar un grito, se asomo a la ventan. ¿Quiénes eran esos hombres? Miro a una mujer en el piso y su niño estaba siendo secuestrado. Salio de su apartamento corriendo, pero ya era tarde, ya se lo llevaban en una camioneta. 

Milo- grito desesperado –Milo

Esa vez casi lo perdía, por suerte no se había equivocado en que Hashel estaba enamorado de Milo, porque gracias a el lo habían encontrado. Estuvo a punto de llorar, no fue la única vez que casi lo perdía, la vez que lo había engañado también, el se iba ir lejos. 

Me voy –decía Milo en la puerta del apartamento –tu tienes a mi hermano. 

No –Edro lo detuvo con fuerza –pendón, no quise, perdóname por favor –no dejaría que se fuera, no lo perdería de nuevo. 

El te ama sabes, lo he visto en sus ojos –oculto su rostro –Tu estarás bien a su lado y él será feliz al tuyo- abrió la puerta 

No digas tonterías yo te amo a ti –cerro la puerta de nuevo. 

Pero yo a ti no, yo amo a Kamui, asi que déjame ir –Edro lo soltó y dejo que abriera la puerta –me iré lejos con el –salio de la casa dejando a un Edro con lagrimas en los ojos. 

¿Por qué lloras? –pregunto secando aquellas lagrimas de los ojos de Edro. 

Por nada solo pensaba en lo feliz que soy a tu lado –lo abrazo fuertemente pegándolo a su cuerpo, como si con eso impidiera que se fuera de nuevo. 

Sabes te mentí –Edro miro aquello ojos que lo miraban. 

Ah si, no recordaste lo de la cebolla – 

No, en eso no, aquella vez dije que ya no te amaba, pero si te amaba, fue por eso que no me pude ir –dijo Milo mirándole sonriente –lo siento, solo quería ver feliz a mi hermano. 

Tonto –dijo dándole un suave coscorrón. 

Enserio lo siento –dijo, no solo le había mentido ahí, había otra ocasión en la que lo había hecho.  

Asi que vienes por el… mentira vienes por ti, dime que es lo que sientes tu, no me digas lo que siente el, porque eso ya lo se –Edro lo sujetaba fuertemente. 

Yo no siento nada –se separo rápidamente –vine por el, porque no quiero verlo sufrir, es mi hermano, y tu solo estas jugando con él. 

Mientes ya te dije –lo tomo fuertemente de nuevo –tu hermano, el sabia bien lo que yo sentía, eres capaz de sacrificar lo que sientes, por el, él que ni siquiera sacrifica nada por ti, el que se suponía tenia que cuidarte, él que ha tenido todo, amor, cariño y todo, y tu nada. 

Cállate… es mi hermano a pesar de todo eso, lo es y quiero que sea feliz, es por eso que he venido –lo aventó alejándose mas de el –no juegues con el y no lo engañes. 

Dime, ¿Qué es lo que sientes? Dímelo –Edro gritaba molesto. 

Nada, no siento nada –se acerco a la puerta dispuesto a salir. 

Claro, se me olvidaba que solo eres un muñeco, frió, que se acuesta con todos, con Hashel y con Kamui… y quien sabe con… -le soltó un puñetazo. 

Idiota –sus ojos se llenaron de lagrimas –eso es lo que crees, pues cree eso, al cabo que a mi ni me importa. 

No te importa –lo agarro con brusquedad pegándolo contra la pared impidiéndole el paso –si no te importa ¿Por qué lloras?-lo zarandeo. 

Suéltame, me lastimas –sus ojos escurrían un millón de lagrimas, que trataba de contener. 

No –lo beso con salvajidad sin soltarlo, al principio no quería corresponder, pero aquel sentimiento no lo pudo controlar. 

No puedo, no puedo –dijo separándose de el con lagrimas en los ojos –lo siento –salio corriendo de aquel lugar, era lo único que quería huir, huir y dejar eso atrás. 

También lamento haberte lastimado –dijo Milo besando su mejilla y luego sus labios –y que te hayan lastimado 

Cállate –dijo besándolo suavemente –lo hice porque te amo, no me gustaría dejar de verte-lo abrazo, era cierto aquello lo había hecho porque lo amaba, porque no permitiría que se lo arrebataran. 

Milo estaba en el piso, sin energías para defenderse y Engel estaba muy lejos como para ayudarlo y los demás peleaban. Aquel sujeto estaba frente a el con aquellas dos armas, apuntándole, mirándolo con odio, no sabia que hacer, el lugar estaba a punto de caerse, tenia que sacar a su hermana y a los demás pero. 

Lograste quitarme mi imperio, pero yo te quitare tu preciada vida –corrió con aquellas dos espadas.

Edro… Edro –no había podido dejarlo solo ahí, no había podido, no quería perderlo, no quería, asi que se atravesó. 

Yo… te amo… lamento haberte lastimado –dijo viendo aquellos ojos azules, como los amaba. 

No cierres tus ojos, no, no lo hagas, yo también, yo también te amo –fue lo ultimo que alcanzo a oír, porque no aguanto mas y se desmayo. 

¿Cómo me encontraste? –pregunto Edro a Milo mirándolo atento. 

Engel, Kamui, Negi y Ha-san me ayudaron –dijo sonriéndole de forma dulce –no quería perderte. 

Fue una buena forma de demostrarlo –dijo mirando atento aquel bello cuerpo desnudo bajo las cobijas. Las mejillas de Milo adquirieron un tono rojo, a Edro le había sorprendido la forma en que había llegado a su casa. 

Escucho el toquido de la puerta, pero quien podría ser a esa hora, ya era muy noche. Abrió la puerta mirando con sorpresa a la persona que estaba frente a ella, Milo, su Milo estaba ahí, ¿Cómo había dado con el? Traía toda la ropa mojada, pegándosele al cuerpo, lo hacia ver tan lindo. Borro ese pensamiento rápido, no podía pensar en eso, tenia que alejarse. 

No quiero –dijo entrando en la casa sin permiso cerrando la puerta rápidamente. 

¿Qué? –Edro no entendía. 

No quiero ser feliz con nadie mas –dijo acercándosele, Edro retrocedió –porque con la única persona que lo soy es contigo, y no me digas que no puedes y demás cosas y que me vaya, porque no lo haré, me quedare contigo siempre.

Lo siento Milo yo no- 

Dije que no lo dijeras, yo te amo, te amo con toda mi alma –se acerco a Edro con un brillo extraño en los ojos, brillo que jamás había visto antes en ellos. ¿Acaso era lujuria lo que miraba en ellos?-no me iré, te necesito, te deseo, te amo –Milo lo beso con tanto deseo y amor que no podía rechazar ese beso. 

Yo… Milo –cayeron los dos al piso, Milo comenzando a besar aquel bello cuello, mientras sus manos jugaban con el cuerpo del mayor acariciándolo delicadamente –mhh –esas manos lo volvian loco y esos labios también. 

Y bueno ahora estaban ahí los dos totalmente desnudos en la cama, mirando la luna y la tele y recordando momentos, tristes, alegres, de todo tipo, momentos que guardarían por siempre en su mente. 

Edro ¿En que piensas? –pregunto Milo con inocencia. 

En como ocupare la noche –un brillo de lujuria apareció en sus ojos. La verdad esta era la segunda vez que había poseído a su niño bonito. 

¿Jugando? –pregunto con ingenuidad. 

Si jugando –dijo besando la blanca piel del cuello de su novio. 

Nunca me acosté con nadie mas –confeso tratando de controlarse –no podía, porque te amo. 

Yo te amo mas –dijo besándolo con pasión, acariciándolo 

Y en la tele se escucho una voz era la de Hashel, el joven de ojos rubí, y cabello negro, que se las dedicaba a ellos esa canción.  

Para Milo y Edro… que la disfruten –dijo comenzando a tocar junto con su grupo 

Buenos y malos momentos

Hemos vivido los dos

Pero esto no ha llegado a su fin

Porque aun hay momentos

Que quiero vivir. 

Ahhh… es una… una bella canción –dijo milo entrecortadamente al sentir las manos de su policía en su cuerpo y su labios sobre su piel. 

¿Tu crees? A mi me parece que dice la verdad- su mano se deslizo hasta tocar su miembro acariciándolo con suavidad y luego un poco mas fuerte 

Aprisiono uno de su pezones en sus labios mientras la otra mano acariciaba buscaba aquella entrada, introdujo un dedo con suavidad, luego otro dejándolo preparado para el, beso suavemente su boca, mientras entraba en el con  delicadeza, despacio para que se acostumbrara. 

¿En que dice la verdad? … Ahhh  -pregunto Milo moviéndose al sentir aquel placer que lo embriagaba. 

En muchas cosas…mhh… en los buenos y en los malos momentos –comenzó a embestir con rapidez, besando aquel suave cuello, lamiendo cada rincón de este –Ahhh amo tu estreches, amo tu cuerpo adictivo –cada vez mas fuerte. 

Ahhh tienes razón… ahhh… eso es cierto… ahhh Edro –movía sus caderas al compás de las embestidas, disfrutando mas de aquel momento. No aguanto mucho y se vino sobre el vientre de su novio. 

Ahhh Milo –llego al clímax dejando su semilla dentro de Milo –te amo… y la canción dice algo mas cierto, todavía hay momentos que quiero vivir a tu lado –beso sus labios de nuevo con dulzura.

FIN

Explicación de nuemeros

  1. Niño bonito: para Edro un niño bonito es todo aquel, que si bien si es bonito, es demasiado tonto, torpe y todo lo que se parezca eso y necesita que hagan las cosas por el.
  2.  Tierno policía: Edro para nada es tierno, pero sin embargo ese nombre resulto en un comentario sarcástico de una persona, al afirmar que no seria buen novio para Milo.

 Milo: (con una bolsa en la cara) fue muy bonito recordar, aunque me da pensa salir asi. 

Edro: jeje si parece que si  

Hashel: Pues a mi lo único que me gusto, fue la canción y el desnudo de Milo 

Milo: o///o 

Edro: pervertido ¬¬ - abrazando a Milo. 

Hashel: Que?  Solo dije lo que me gusto del fic. 

Edro: ¬¬ -sin soltar Milo 

Milo: n//nU

U.U Bueno esta algo largo y tal vez enredado pero espero les haya gustado, a mi en particular si me gusto n.n, pero no se a ustedes. Asi que favor de dejar sus comentarios, ya sean buenos o malos (claro sin insultos XD)


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