I
“Turquoise”
Estoy a unos cinco metros de él, pero aún no lo nota. Desde mi escondite puedo ver toda su figura completa y ese extraño color de cabello que lo hace más interesante y difícil de olvidar. ¡Definitivamente quiero ser su amigo!
La idea lleva en mi mente poco más de una semana, desde que lo vi de casualidad en los pasillos de la universidad. Ese día el chico tenía problemas con su casillero, al parecer no abría. Intente acercarme a ayudarlo, cuando lo vi golpear la superficie de metal con fuerza y, por arte de magia, abrirlo.
Patricio, mi mejor amigo, me dijo que era un estudiante de intercambio, por lo desorientado que estaba el primer día de su ingreso. No supe más hasta que la curiosidad me ganó y fui corriendo a buscar a Sandy, mi buena amiga interesada en la política e hija del director de la universidad. Tuve que rogarle para que me diera información.
Valió la pena, ahora se su nombre, dónde vive y un montón de cosas sobre él.
¡Ah! ¡Esperen!
No crean que por eso soy un acosador. No, señor. Sólo quiero formar una amistad, nada más.
— ¡Hey!
— ¿Eh? —la voz de Perla me hizo saltar del susto y voltearme lo más rápido que pude.
—Hola Bobby —sonrió con dulzura, parecía feliz.
—Hola Perlita —Me fue imposible no devolverle la sonrisa—. ¿En qué puedo ayudarte?
—E-Ehm... Quería darte tu agenda, la olvidaste en la anterior clase —dijo tímida y algo sonrojada. Sacó de su mochila un cuaderno y me lo tendió.
— ¡Oh! Muchas gracias —lo recibí agradeciéndole. Esa chica es tan gentil y servicial, a pesar de comportarse con tanto nerviosismo cuando esta frente a mí. ¿Por qué se comportara así? Si no muerdo ni nada parecido...
—No es nada, nos vemos Bob —se puso de puntitas para alcanzar mi cuello y abrazarme, me agache un poco para corresponder el abrazo, ya que soy bastante alto, y luego verla irse apresurada.
Devolví mi vista al joven de cabello turquesa, sus ojos color rojo oscuro me estan mirando. ¡Dios! Aunque no sea un gesto de enfado o disgusto me siento inquieto por el simple hecho de no detectar emoción alguna en su semblante.
Creo que me esta inspeccionando, ¡Rápido! ¡Disimula Bob!
—Hey... —susurre como estúpido, él no podía escucharme desde allá, alce una mano en señal de saludo y le dedique una sonrisa para disimular los nervios.
Fui ignorado completamente.
Bueno, quizás tendré que esforzarme para que por lo menos me devuelva un saludo.
— ¡Oye, Bob!
— ¡Patricio! —le vi llegar a mi lado y pasar un brazo por mis hombros de forma amistosa. Yo hice lo mismo. Qué bueno que tengamos igual estatura.
— ¿Todavía lo espías?
— ¡Shhh! Puede escucharte.
—Lo dudo... En fin, ¿Ha pasado algo emocionante con tu nuevo amigo?
—Lo salude... —incluso yo mismo note el tono de decepción en mi voz—.. ¡Y él no me devolvió el gesto!
—Ah... Bob, relájate —intentó animarme—. Seguro es algo reservado, es normal que no haya querido saludar a un extraño.
— ¿En serio?
Mis ánimos de nuevo se encuentran en las nubes, sonreí aliviado y mire a Vladislav. Mantenía ese gesto neutral e indiferente mientras leía un libro sentado en una mesa de la cafetería, de repente un pelirrojo corpulento de piel bronceada se sienta a su lado y le revuelve los cabellos.
Me dio un ataque de no sé qué que no pasó desapercibido para mi amigo.
¿¡Cómo se atreve!? Es decir, ¿¡Cómo puede hacerle eso así como así!? Creí que no tendría amigos... No me disgusta que no sea un asocial sin amigos, pero sí me desagrada que no sea yo el primero en romper su burbuja de aislamiento... ni tener el privilegio de acariciar su cabello. ¿Cómo se sentirá acariciar sus hebras? Debe de ser agradable al tacto, con olor a flores o a shampoo.
Aunque puedo tomar ventaja de esto y acercarme primero al pelirrojo, así llegaré a él y seremos amigos. Y será fácil, ya que algo me dice que he visto al pelirrojo en algún lugar...
¡Ajá! ¡Es hijo de los amigos de mis padres!
Ok, ya tengo la primera parte del plan...